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De espaldas

Tengo una cita

Con la agenda de números de mi móvil. Va camino de ser una tradición. Si alguien no sabe de lo que estoy hablando, tan solo decir que hace un año escribí una anotación en esta bitácora titulada Pequeña pervesión navideña. Creo que no hace falta añadir nada más.

La botella de cava está preparada. Y antes de marchar de casa de mis padres, he buscado en el enorme cajón del mueble en el que se esconde una cama plegable, las tres agendas que todavía tenía allí guardadas: nombres de compañeras de la escuela, de mis diez, doce e incluso catorce años; algunas mayúsculas para esconder nombres de chicos por si un eventual "oteador" quería averiguar si entre mis amistades existía algún candidato a novio oficial...

Haré un pequeño repaso. El gesto se lo merece. Después de la segunda copa, comenzaré a darle al botoncito de la izquierda del móvil para borrar unos cuantos nombres. Salud mental. Ante todo y sobre todo, salud mental.

Brindaré por aquellos que me abandonaron hace ya mucho tiempo y a los que yo todavía no he sido capaz de abandonar. Seguro que hoy, después de "robarles" mi abrigo, se sentirán, sin saberlo, sin tener noción de qué les está ocurriendo, un poco más desangelados. No me preocupa demasiado: podrán comprarse nuevos chaquetones forrados de cariño, aprecio o consideración -según los gustos, ¡qué menos que poder elegir!- a partir del 7 de enero, fecha oficial del comienzo de las rebajas. No voy a ser muy despiadada: tan solo van a permanecer desprotegidos un par de semanas. Poca cosa para el tiempo durante el cual yo les he sido fiel en mis aprecios.

Dentro de poco, menos de una hora. Hoy sí que me voy a vestir de gala. La ocasión lo merece.

¿Alguién se apunta?

"El Mesías" de Haendel os estará esperando.*

*La foto: Mujer Llorando (de la Serie Give Peace a Chance or Have a Nice War) por Dellacroix & Dellfina

13 comentarios

Bambo -

Fidel es mi padre, Sponge.

¿Qué tal todo?

Sí, hay que aceptar que las historias se acaban y que las amistades, como bien dices, se disipan. Quizás por eso nunca haya sido persona de grandes amigas o amigos, de amistades de rompe y rasga, de ésas que se ven por ahí -para mí que tienen mucho de ficción y de necesidades temporales, de dependencias casi absolutas, como las que se generan en algunas parejas amorosas-, en las pelis y en las novelas, que son capaces de soportar casi cualquier inclemencia vital. Me cuesta creer que, siendo como somos animales que nos movemos por ciertas conveniencias, y que vamos evolucionando a razón de las circunstancias, algunos afectos permanezcan inalterables... porque el querer, el amar, el apreciar también necesitan de cambios, de estrategias, de negociaciones...

Sponge -

Hola guapa, me ha gustado mucho la historia de tu abuelo, de la que deduzco que Fidel, o es tu padre o es un tío tuyo.
A mí también se me ha caído mucha gente de la agenda. Hay números de los que me ha costado mucho desprenderme, pero que al final acabas reconociendo que no vas a volver a usar nunca y, aunque duele, hay que aceptar que las historias se acaban, las amistades se disipan y la vida te va llevando hacia otras personas. Y no sirve de nada sufrir o amargarse por eso.

Bambo -

Igualmente, Delfín, :-D

Quizás, la solución -si es que se necesita una solución- pasa por plantear la \"limpia\" como se hacen los expurgos en los archivos... Considerarlos activos durante una temporada, después dejar pasar un prudente tiempo de inactividad, y definitivamente, quedarse con lo valioso, lo que se considera documentación de carácter histórico... Carácter histórico. Sí, a veces he pensado si alguien llegará a considerar importante conservar, como recuerdo, cosas que para mí, sí que tuvieron o tienen importancia.

Anoche recordé un descubrimiento que hice hace algunos años, en nuestra casa de Linares, cuando estábamos vaciándola porque la iban a rehabilitar. En la parte superior de la chimenea -que en realidad era una cocinilla económica, de las de leña- en un rincón, justo pegado a la pared -no era visible; el escondrijo se aprovechaba de una rebaba de la escayola- había una pequeña peonza y una vieja agenda, de hojas amarillentas, con anotaciones hechas a lápiz.

Me quedé perpleja, porque parecía estar allí desde hacía mucho tiempo. Y seguro que fue así, porque al saber de quién era, no tuve ninguna duda: su propietario fue mi abuelo paterno. Había anotaciones sobre venta de cereales; viajes a Tortosa y algún canje de terneros y ovejas con masoveros de masías cercanas a la población. Casi al final, en una hoja aparte, anotó -entrecomillo, pero no es literal; escribo de memoria-: \"Hoy, 30 de diciembre de 1935 ha nacido mi hijo Fidel\".

Él vivió un año más: desapareció en Pozoblanco, en el frente, cuando lo enviaron a buscar munición.

Agendas... ya ves.

Delfín -

Como decían antes, Sic transit gloria mundi. Si supiéramos de nuestro paso por la agendas ajenas seguramente nos formaríamos una idea más completa de nosotros mismos. Pero no hay que ponerse dramático. El siglo XXI es el siglo de la superpoblación, en todos los órdenes. También en las agendas hay más muchedumbre que nunca y de vez en cuando es conveniente una buena limpia.

Feliz nuevo año, Bambo.

Bambo -

Ya tienes motivos para el trote cochinero de hoy, :-D

Ana* -

Ya. Glub.


El turrón es que me lo regalaron, tampoco te creas que me entusiasma.

Bambo -

Sí, yo en ese detalle no había caido: ¿de cuántas agendas habré deaparecido?

De unas cuantas, seguro. Y lo que sí que es cierto es que habrá más de un borrado/elimiando por confusiones, ausencias o problemas no dados a conocer -como nos pasó a Eri y a mí-.

Ana, que la San Silvestre te queda a la vuelta de la esquina, quilla...

Bambo -

Ya llevo tres copas. He borrado unos cuantos números: importantes, sólo dos. Y he estado a punto de borrar otro, pero sería como cargarse, en un solo gesto, algo así como "Sueño de una noche de verano", y estando el invierno recién comenzado, los recuerdos, si se les desnuda de la dañina melancolía, provocan bienestar.

No me gusta el turrón, Ana*. No lo he probado todavía. De hecho, no he comprado nada, ni para las visitas. El caso es que con el cava me hubiera venido bien unos trocitos de tarta de manzana o algo parecido...

Ana* -

Pues sí que es casualidad lode Delfín. Me ha dejado pensando en las agendas de las que me he caído...

voy a por otro trozo

Ana* -

Sé que debería hacerlo también, y sin embargo...

¡me estoy poniendo hasta arriba de turrón!

Bambo -

Y hablando de casualidades... No soy la única: en mi alias dejo un enlace a un artículo de JMR -Delfín- publicado en Festina Lente...

Bambo -

Casualidades y confusiones, Eri.

Me alegra saber de ti. Ya sé que es difícil ponerse en contacto contigo; al menos, ahora. Cuando puedas y como quieras, al menos, di hola de vez en cuando. Tus palabras serán bienvenidas.

Cuídate mucho, por favor.

Un beso

Ericillo -

Tenía pensado empezar dándote un tabarrazo, pero al abrir tu página y darme en la frente el tema del móvil y tu salud mental(aquella costumbre, que por otra parte te copié)pues como que sigo creyendo en las casualidades.Sabes que te dije que borré tu número. Pero para qué engañarte; hoy he entrado sólo para desearte otra vez lo mejor del mundo, como otras veces lo hice por aquí.
Yo no me olvido de mis cariños, aunque me enfade: algo bueno tendría que tener.

Siempre digo que existen las casualidades, y contigo he tenido ocasión de comprobarlo algunas veces. Así que por esos viejos tiempos pienso seguir en la onda que deja tu estela.
Mis mejores deseos.