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De espaldas

Miseria

miseria


Vuelvo y vuelvo y vuelvo. Esto sí que es duro. Sí. Ahora mismo intento poner orden en este caos. En este miedo tan atroz. Ha conseguido paralizarme. Ahora lo sé. Pánico a asumir responsabilidades, pánico al dolor, pánico a sentirme atada. ¿Cuándo se ha operado el cambio? Después de tanto tiempo, después de años y años esperando... A tener valor, a enfrentarme a su fuerza. Creía que lo había conseguido.

No soy capaz de organizarme, de ser efectiva, de tratarla con cariño. Por mi boca salen sapos y culebras. Es como el juego del ratón y el gato: tantos años me he sentido perseguida que ahora soy yo la que quiere cazar. Ahora me aprovecho de su debilidad. ¿Cómo no he sabido darme cuenta de la magnitud que estaba alcanzando esta rabia latente? ¿Cómo no me he percatado de la tiranía? ¿Cómo no me he rebelado? ¿Cómo? Es cierto eso de que siempre se ve la aguja en el ojo ajeno y no te molesta la viga en el tuyo. Completamente cierto.

Esta noche tengo que quedarme con ella. He de pasar la tarde y la noche en el hospital. A estas alturas he descubierto que no he sabido cortar a tiempo. ¡Me he dado tantas disculpas! ¿Cómo corto el cordón umbilical, cuando más atenciones necesita? Me ahogo, es lo único que sé. Le tengo pánico a convertirme en su sombra. No quiero, no quiero, no quiero.

¿Qué me está pasando? ¿Dónde quedan mis buenas intenciones, mis propósitos de darle cariño, de cuidarla, de pasarle todo por alto? Salto como un lobo herido. Me dicen, sin ni tan siquiera atacarme y me revuelvo mordiendo. ¿Cómo soluciono esta situación? ¿Dónde está la culpa, si es que la hay? ¿estoy huyendo de mi cobardía echándole toda la porquería a ella? ¿cómo puedo ser tan jodidamente débil?

Miro la foto y sé que la miseria es algo parecido a mendigar. Muy parecido.

La fotografía es de Carlos Rausa

3 comentarios

Bambi -

Lo sé, Apos, lo sé. Soy consciente de que meterse el dedo en el ojo no es sano, aunque sólo sea por no tener que ir después al oculista. Pero es que ayer por la mañana estaba bloqueada. Paralizada por el miedo. Hacía tiempo que no me pasaba algo así. Hace un rato que he vuelto del hospital, y salvo un pequeño enfrentamiento, he aguantado el tirón bastante bien.

Como tantas otras veces, se trata de actuar y no de pensar. De hacer y no de padecer.

Sé que la revisión sentimental la haré yo, y tendré que hacerla partiendo de la base de que ella no la hará jamás, a partir de ahora, al menos. En su momento sí que se miró el ombligo y creo que no se gustó demasiado. Como me está pasando a mí. Ella se estancó. Espero no hacerlo yo.

Apostolic Product -

Yo también sentí una inmensa rabia hace años.Y también me sentía mal por sentirla, claro, pero esa rabia tenía su causa. Y las circunstancias, muy duras, como las tuyas, no me permitían actuar de otro modo. Por una parte, me sentía obligada a reprimir mis sentimientos, y por otra, me daba tanta rabia el tener que reprimirlos que me hacía mucho daño a mí misma.

Cuídate mucho y no te hagas tanto daño.

Besos

Apostolic Product -

Creo, Bambi, que te exiges demasiado. Si esa rabia existe es por una causa y el hecho de que no haya sido solucionada no tiene que ver con esos fallos de los que te acusas. El entorno y las circunstancias también han influído mucho. Y es cierto que no somos tan fuertes, pero es que los seres humanos no somos fuertes y tampoco tenemos por qué serlo. No, no eres todo eso tan negativo que dices sobre ti. Eres un ser humano, con ciertas dificultades (como tenemos muchos) para poner en su sitio sentimientos contradictorios, miedos, traumas, deseos, rabias.