Incidente en el ascensor
Está claro que al igual que las moscas van a la miel, yo debo de tener algún tipo de efluvio no controlado con el que atraigo a todas aquellas personas que tienen un cable suelto.
Hace un momento las he pasado canutas -bueno, no tanto, pero he de exagerar un poquito por aquello de dar algo de lástima-: estaba esperando el ascensor en la planta baja. Mientras llegaba, se han ido sumando a la espera unos cuantos compañeros y nos hemos puesto a conversar. Nada fuera de lo normal, exceptuando que había una mujer, justo delante de la puerta de uno de los elevadores, farfullando por lo bajinis. No se le entendía, pero tenía toda la pinta de estar quejándose de algo o de alguien. Ha llegado uno de los ascensores y, justamente, no era el que la señora "guardaba" con tanto recelo, sino el otro, por lo que nos hemos ido introduciendo tal cual estábamos en el vestíbulo, sin un orden determinado. Digo yo que a la mujer no le ha tenido que hacer demasiada gracia porque se me ha quedado mirando y me ha espetado, sin venir a cuento, algo parecido a "eres la peste, puta". Por supuesto, se ha cuidado mucho de que la oyesen. Sólo una compañera se me ha quedado mirando con cara de alucinada, como diciendo "¿ha dicho lo que creo que ha dicho?".
A renglón seguido, y viendo que, después de preguntar en voz alta a qué piso iba cada uno -a veces supones que un compañero vuelve al suyo de origen y resulta que no, con lo que es mejor no dar nada por sentado- no iba a recibir respuesta por parte de la mujer, me he replegado a un lado y entonces ella, con un exabrupto, le ha dado a la tecla del 2 y me ha soltado un "cerda" que si hubiese un libro de récords sobre insultos, seguramente estaría en los primeros puestos de la lista por la intensidad y el tono que ha empleado al pronunciarlo.
Llegados al segundo piso ha decidido no bajar y ha seleccionado el de la planta baja, con lo que ha demostrado que de tonta tenía más bien poco: el mío era el último con lo que para volver al principio, tenía que venir conmigo hasta el final y a partir del cuarto nos quedábamos solas. En este piso, la compañera que ha escuchado sus cariñosas palabras, antes de abrirse las puertas, se ha dirigido a mí: "oye, ¿has ido ya a ver a Mª José, que antes te ha llamado porque tenía una duda?". Lo he pillado al vuelo, vamos. Me he salido con ella y ya en el rellano, la hemos oido -y esta vez a grito pelado- maldecirme y sentenciarme: "Hasta que no te mate no pararé, hijaputa".
Todavía estoy flipando a colorines porque no sé a cuento de qué ha venido el numerito. Una piensa que ya está acostumbrada a estas cosas, sobre todo si, con anterioridad, has estado casi cuatro años en la oficina de Información y te han llegado a decir que te esperaban a la puerta con la caja de cinc abierta, pero es mentira. Te deja descolocada.
Sé que parece una batallita de las del abuelo Cebolleta, pero es que la peña está muy del revés...
Hace un momento las he pasado canutas -bueno, no tanto, pero he de exagerar un poquito por aquello de dar algo de lástima-: estaba esperando el ascensor en la planta baja. Mientras llegaba, se han ido sumando a la espera unos cuantos compañeros y nos hemos puesto a conversar. Nada fuera de lo normal, exceptuando que había una mujer, justo delante de la puerta de uno de los elevadores, farfullando por lo bajinis. No se le entendía, pero tenía toda la pinta de estar quejándose de algo o de alguien. Ha llegado uno de los ascensores y, justamente, no era el que la señora "guardaba" con tanto recelo, sino el otro, por lo que nos hemos ido introduciendo tal cual estábamos en el vestíbulo, sin un orden determinado. Digo yo que a la mujer no le ha tenido que hacer demasiada gracia porque se me ha quedado mirando y me ha espetado, sin venir a cuento, algo parecido a "eres la peste, puta". Por supuesto, se ha cuidado mucho de que la oyesen. Sólo una compañera se me ha quedado mirando con cara de alucinada, como diciendo "¿ha dicho lo que creo que ha dicho?".
A renglón seguido, y viendo que, después de preguntar en voz alta a qué piso iba cada uno -a veces supones que un compañero vuelve al suyo de origen y resulta que no, con lo que es mejor no dar nada por sentado- no iba a recibir respuesta por parte de la mujer, me he replegado a un lado y entonces ella, con un exabrupto, le ha dado a la tecla del 2 y me ha soltado un "cerda" que si hubiese un libro de récords sobre insultos, seguramente estaría en los primeros puestos de la lista por la intensidad y el tono que ha empleado al pronunciarlo.
Llegados al segundo piso ha decidido no bajar y ha seleccionado el de la planta baja, con lo que ha demostrado que de tonta tenía más bien poco: el mío era el último con lo que para volver al principio, tenía que venir conmigo hasta el final y a partir del cuarto nos quedábamos solas. En este piso, la compañera que ha escuchado sus cariñosas palabras, antes de abrirse las puertas, se ha dirigido a mí: "oye, ¿has ido ya a ver a Mª José, que antes te ha llamado porque tenía una duda?". Lo he pillado al vuelo, vamos. Me he salido con ella y ya en el rellano, la hemos oido -y esta vez a grito pelado- maldecirme y sentenciarme: "Hasta que no te mate no pararé, hijaputa".
Todavía estoy flipando a colorines porque no sé a cuento de qué ha venido el numerito. Una piensa que ya está acostumbrada a estas cosas, sobre todo si, con anterioridad, has estado casi cuatro años en la oficina de Información y te han llegado a decir que te esperaban a la puerta con la caja de cinc abierta, pero es mentira. Te deja descolocada.
Sé que parece una batallita de las del abuelo Cebolleta, pero es que la peña está muy del revés...
17 comentarios
Bambolia -
Aysss, :-)
Harlem -
Bambolia -
Gracias, me quitas un peso de encima. Harlem... ¿tú mujer es peligrosa? :-P
Harlem -
Aber -
La verdad es que hay gente paranoica que coge unas peloteras que resultan totalmente incomprensibles para aquellos que aún conservamos algún conato de equilibrio psicológico.
A mí también me pasa lo del bloqueo. No puedo concebir que a una persona le de por ahí, que pierda los estribos y empiece a insultar a diestro y siniestro. No me cabe en la cabeza que anden por ahí personas que alberguen esos odios.
Bambolia -
Pos no sé, chaval. Yo preferiría que no me pasasen, la verdad. Y es cierto que parece que tenga algo en mi "aura" que atraiga a cierto tipo de gente con los cables cruzados, porque no es la primera vez, no.
Oz quejoso -
Bambolia -
Una vez, en una verbena, por la noche, hubo un conato de alterado en la barra en el que se vio involucrado uno de mis primos -que ya estaba viviendo con su chica, ojo, que de niño no tenía nada-. La típica historia de los maduritos pasados de rosca que ven a una mujer y pierden los papeles con lo de los piropos groseros. Cuando vi que le estaban levantando la mano, salí corriendo hacia allí y me puse en medio de los dos -del idiota y de mi primo-. Me costó "recuperarme" dos días: fue una reacción tan instintiva, tan asombrosamente "loba que protege a sus lobeznos" que no daba crédito, después, a ese descubrimiento. Estuvieron a punto de darme a mí, pero en ningún momento pensé en eso.
Bambolia -
Hubo un tiempo en el que me asusté muchísimo por haber perdido los papeles en dos ocasiones. Hasta llegué a pensar que me estaba volviendo loca. Me explicaron, después, que en absoluto, que era mucho más normal de lo que creía y que los sentimientos reprimidos son mucho más peligrosos. Todavía recuerdo lo mal que lo pasé cuando me di cuenta de que no había podido controlar mis reacciones: una cosa es no saber y echarse a llorar y otra muy distinta es una explosión de ira.
Enfinssss, que nunca dejarán de sorprenderme ciertas cosas.
Mr.BSO, no, no. Ni de lejos... vamos, que si la vuelvo a ver cruzaré los dedos delante de ella, en plan exorcista, jajaja.
La verdad es que nunca me habían llamado hijaputa -obviando, claro, el significado real de la expresión- a la cara, tiene su aquel...
Bambolia -
Lo de saber controlar los miedos creo que tiene algo que ver, sí. Y sobre todo, cómo estés en el momento en el que te pasa algo así. Por ejemplo, en las dos accidentes que he tenido conduciendo, en ninguno me puse mal ni me desmoroné ni le grité a los otros, siendo que en los dos casos eran los culpables, ni nada parecido. Luego, me he visto en ocasiones, casi como una energúmena porque me han adelantado en raya continua y casi me voy a la cuneta o por haberme cerrado o por quitarme la plaza de aparcamiento cuando estaba esperando a que saliese el coche que la ocupaba. En algunos de esos momentos he llegado a perder los papeles y me he convertido en una gritona, alterada y poco eficaz.
mr.BSO -
¿a quién le has robado un novio? confiesa
mmm
[qué momentazo]
[qué envidia, a mí nunca me pasan esas cosas]
:-S
ganso -
Pero bueno cómo carecía de toda lógica, pues mira por un oido entra y por otro sale.
Además , vamos no te veo a ti metida en una bronca ni de coña.
Has estado muy bien, a palabras necias oidos sordos.
Un cuacks de gansito. :)
Fri -
Lo cierto es que lo que te ha ocurrido hoy es una situación un tanto deconcertante, que bloquea por lo absurda e inesperada.
Yo no sé lo que hubiera hecho, pero es posible que me hubiese quedado igual que tú.
Lo de las reacciones es complejo, y es posible que tenga que ver con terrores de infancia y de cómo uno aprende a menejar el terror desde niño. Si uno, de niño, cuando ha tenido miedo no ha visto una solución a ese miedo por parte del apoyo de los adultos, puede hacer una regresión en la misma situación y quedarse paralizado. Al menos, esa es mi opinión.
A mí me aterrorizan las serpientes, por ejemplo, y todavía recuerdo la de veces que me he quedado paralizada frente a una de ellas. Hace años, incluso, la moda era llevarse a las pitones a las discotecas para enseñarlas, y anda que no pasé yo pánico viendo a aquellos bichos, aunque estaban controlados.
Bambolia -
Suelo ser brillante, sí, muy brillante... pero delante del espejo, y sin presiones. Si algo me hace mucho daño o me descoloca sobremanera, me quedo en blanco, y me desmorono: se me llenan los ojos de lágrimas y ahí se acabó todo. ¡Me da una rabia!
Eso sí, si lo que me provoca es ira, entonces no, pero si me pilla desprevenida o el desaire -si es que lo es- es de alguien a quien aprecio mucho, me caigo con todo el equipo.
Y mira que he intentado "ensayar" y practicar en eso de controlar las reacciones, pero para mí que hago algo mal.
Bueno, bueno, seguro que hay algo -¿lo bien que le doy a la brocha gorda cuando pinto? jajaja-
Anaijim -
No sé si te consuela saber que yo soy igual de paradita que tú en situaciones como esta. Eso sí ,se me ocurren reacciones y respuestas maravillosas, pero siempre cuando ya han pasado. Pero bueno, alguna otra cosa buena tendremos, digo yo :-S.
Bambolia -
Y lo malo es que para estas cosas soy poco "eficiente": me quedo bloqueada y no reacciono. Posiblemente, no habría salido del ascensor sino llega a ser por mi compañera. Aysssss, que tontica que soy.
Fri -
Si que hay gente que anda muy mal, por desgracia. La podía haber tomado con cualquiera la tipa, pero te tocó a ti. Menos mal que tu amiga te echó un cable.
Uno nunca se acostumbra a estas cosas, creo que no.