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De espaldas

Maleducado

Grosero, estúpido, pendenciero... Id añadiendo unos cuantos adjetivos descalificadores, por favor, que necesito desahogarme y la mala leche me ha estado bloqueando durante toda la mañana.

Dos días llegando tarde al trabajo por culpa de un conductor maleducado y prepotente. Me explico: alrededor de mi casa están construyendo tres viviendas. Una a la izquierda, otra a la derecha y otra en la acera de enfrente, a unos 30 metros de distancia. Eso supone que, casi constantemente -salvo por la noche o de madrugada-, la calle esté ocupada por camiones y maquinaria necesaria en la construcción; por descontado, a las molestias típicas de estas obras hay que añadir las de los entierros casi diarios -porque los familiares y amigos del finado que acuden al servicio fúnebre, lo hacen, la mayoría, en sus coches y como no hay espacio para todos, los aparcan encima de la acera bloqueando el paso de los peatones- y los clientes de la farmacia, que si está de guardia, también recurren a detener sus vehículos donde no toca. Resultado: encontrar un lugar en el que se pueda aparcar sin que te caiga una multa es altamente improbable. Pero a veces, con un poco de suerte, y dependiendo de la hora a la que llegues a casa, la situación es menos "dramática" -¡exagerá que soy!- y hasta puedes dejar el coche sin miedo a que venga la grúa y se lo lleve.

El domingo pasado tuve la fortuna de coincidir con un vecino que se marchaba y allí que me fuí con mi troncomóvil. Ayer por la mañana, pertrechada con el paraguas, el bolso, el abrigo en una mano y las llaves del coche en la otra, llegué hasta él y me di cuenta de que no podía salir porque un soplagaitas de tres al cuarto había dejado su vehículo delante del mío, y además, con el freno de mano puesto. Era una Renault express y llevaba dentro material de construcción, por lo que deduje que debía de pertenecer a alguno de los operarios de las obras cercanas. Me tocó ir de una en una preguntando a los trabajadores por el dueño del furgón. Al final, y después de casi un cuarto de hora, apareció su propietario y me dijo que me esperase, que lo que estaba haciendo no lo podía dejar a medias...

No grité; lo juro por el niñito Jesús, por la Virgen, los Santos y el Espíritu Divino. Me limité a recordarle, todo lo educadamente que pude, que ése no era mi problema y que su obligación era la de mover el coche en ese momento, que ya estaba perdiendo mucho tiempo por su falta de respeto. Digo yo que no me tuvo que tomar muy en serio porque me dejó con la palabra en la boca, se giró y volvió a su faena. Lo intenté dos veces más y ni caso. Cuando ya iba a llamar a la policía, vino uno de sus compañeros con unas llaves en la mano y lo movió. Le di las gracias y me marché. Tuve la tentación de entrar antes a la obra y decirle al energúmeno que era un impresentable pero me lo pensé mejor y no quisé montar más follón.

Hoy por la mañana, a la hora de costumbre: mi coche aparcado en la misma zona, pero esta vez en cordón -ayer era en batería-. Justo al comienzo de la calle, sin llegar a tocar la raya amarilla que se deja en las esquinas para que los vehículos puedan girar sin problemas. Llego y me veo la furgoneta de marras delante de mi cochecillo, estacionada en la zona prohibida y tan pegada al mío que era imposible sacarlo de allí. Lo primero que he pensado ha sido en que el asunto tenía toda la pinta de ser premeditado. He vuelto a la obra y al requerir al zoquete para que me dejase espacio para salir, me ha dicho que si yo no era capaz de sacar el coche de allí era mi problema. Por descontado, su tono despectivo ha sido reforzado con el típico comentario machista de tres al cuarto: "¡cómo vas a sacarlo, si todas las tías aparcáis de oido!". Increíble pero cierto. Esta vez la mala leche me ha podido y he recurrido directamente a la amenaza: "O mueves tu cacharro de donde está o llamo a la poli para que te multe por aparcar en raya continua; tú verás, chaval" -el tonito era en plan sorna, con retintín, pero los nervios se me notaban... me superan estas situaciones-. Gracias a sus compañeros, al final, ha acabado quitando la Renault.

Esta tarde me voy a estacionar tres calles más abajo, lo juro. Hay tipos que no saben vivir sin amargarle la vida a los que le rodean y lamentablemente, a mí me ha tocado padecer a uno de esos dos días seguidos. Lo que tengo claro es que a la próxima, ni preguntaré: una llamadita a la policía local y a san joderse, aunque paguen justos por pecadores.

8 comentarios

Bambo -

Para mí que a la próxima -que la habrá, seguro-, llamo directamente a la grúa, sin más.

No creas que fue autocontrol: tuvo que ver más el pánico a no mostrarme firme ante un machista recalcitrante y el miedo a que me acusaran de quejica intransigente...

Gente grosera y maleducada, a la hora de conducir, la hay a patadas, pero tengo la impresión de que la segunda vez el impresentable fue buscándome las cosquillas porque sabía que a quien le estaba bloqueando el vehículo era a una mujer.

Fili -

A la segunda oportunidad, yo hubiera llamado directamente a la poli. Fijo. Yo es que para esto soy muy taimado y tengo muy mala leche. Suelo llamar a la urbana cuando veo un coche aparcado en el paso de cebra. Es algo que me jode cantidás.

Bambo, felicidades por la conjunción de autocontrol y contundencia. Chapeau.

Bambo -

Eso digo yo, que le den las llaves a otro, que al paso que va la burra se van a enemistar con medio barrio, :-/

Ahora viene cuando digo lo de "tú no me has visto a mí aparcar, colega"... Sobre todo, cuando has conducido durante cuatro años un vehículo sin dirección asistida...

Stephan -

hola!
venga Bambo, que seguro que te dejo un hueco por el que cabía un tanque!...no, es broma!
bueno, a veces el destino nos pone delante alguna lamentable forma de vida para poner a prueba nuestra paciencia. El pobre no tendrá educación alguna, estará pasando una mala racha o vete a saber. Lo que tienen que hacer sus compañeros es tener más vista y darle las llaves a otro.

Bambo -

Genera mucha impotencia, de verdad... y de la impotencia a la pérdida de papeles, va un paso. A este tipo de situaciones les tengo pánico, porque sé que no sé controlar la rabia que me provoca la desfachatez de ciertos personajillos de dudosa o nula educación.

Aspi, espero que al menos no tengas más tropiezos en lo que resta del día, :-/ Hace tiempo llegué a la conclusión de que si me planteaba lo de las visitas por compromiso como si se tratase de una mera actuación teatral, podía ser hasta divertido: verse a una misma sonriendo hasta la extenuación y diciéndose para adentro "que te las vayan dando, peaso correveidile" da mucho de sí... Una sale a la calle, después de la visita, con la sensación de que si hubiese estado Tarantino a su lado, llevaría en ese momento, bajo el brazo, la estuatilla de un Óscar a la mejor interpretación de visita vespertina.

Gracias, Delfín, :-D Igualmente. Para mí que la furgoneta es de su jefe y que, como se dice vulgarmente, "se la suda". Lo que tengo claro es que la próxima vez que aparque en ese tramo de la calle, antes de salir, me asomaré a la ventana y ya acudiré al coche -si es que el tipejo la ha vuelto a hacer- habiendo llamado a la grúa; por aquello de ahorrar tiempo.

Bielka, me alegra verte. Deduzco que la cosa ya anda mejor, :-D

Para mí que el soplagaitas es el prototipo del macho ibérico al estilo Torrente: "por mis cojones que esta tía llega tarde al curro y mientras tanto, 'la' vacilo un poco".

Menos mal que sus compañeros no le han seguido el juego y un par de ellos hasta estaban avergonzados... Señal de que algo está cambiando, :-D

Bielka -

Pues sí, llamada a la grua y que se joda. Nada de miramientos. Y lo que jode, más que la infracción en sí es el ninguneo con el que te tratan, como si fueras tú la que te tienes que callar y aguantar porque al tipo se le ha puesto en los cojones aparcar donde no debe.

Delfín -

Bambo, no merece la pena dedicar tu primer 'post' del año a un tarado. Mañana, como dice Aspi, telefonazo a la grúa y que le zurzan. Claro que igual no le importa, si el vehículo es de la empresa. Feliz 2006

Aspi -

Bambo, yo quisiera tener tu capacidad para verbalizar el cabreo.
Hay días en que los subnormales salen a la luz todos a la vez, como champiñones idiotas del País de las Maravillas Idiotas. Hoy, para mí, es uno de esos días.
He dicho cuatro cosas en el momento, pero sé que encima me reconcomeré yo, murmurando conmigo misma, y no sacaré nada en claro.
Y todavía me queda por delante la tarde, y tendré que hacer una visita de cumplido que no quiero hacer a alguien que me es totalmente indiferente.

En fin, que sí: que llames a la policía y que se lo lleve la grúa al gilipollas ese. No sólo a la furgoneta, a él también. A todos los que son como él: que se los lleven a un desguace, a ver si tienen algún órgano aprovechable para quien lo necesite, porque de otra utilidad carecen.