Milagros navideños
Existen. Sí. De verdad. Y además, de verdad de la buena -ya sabéis, la mala es para ejercer de roja recalcitrante-.
La prueba palpable y evidente de que lo de Fátima, al lado de lo que me ha ocurrido hoy, es pecata minuta:
"Con relación a su escrito de fecha 15 de diciembre de 2005 en el que manifiesta su queja por la organización y falta de información para (...), lamentamos las molestias ocasionadas y solicitamos sus disculpas..../... a la vista de su solicitud la Coordinación del Centro, adopta las medidas oportunas y se va a colocar un cartel informativo al respecto para evitar malosentendidos y esperas innecesarias.
Lamentamos los inconvenientes derivados de esta situación y quedamos a su disposición."
Lo que he entrecomillado es parte de una carta que he recibido hoy, 26 de diciembre: ya digo, los milagros existen. Y hablo en plural. Porque en esta respuesta confluyen varios actos, situaciones, o circunstancias que carecen, al menos para mí, de explicaciones racionales, lógicas y cabales.
Primer milagro: La rapidez en la respuesta. La queja la planteé el pasado 15 de diciembre, por la mañana. Para llegarme hoy, lunes 26 de diciembre, debió de salir de su lugar de expedición, más o menos, el 22 ó como muy tarde, el 23 de diciembre.
Segundo milagro: Me dan la razón. Increíble, pero cierto.
Tercer milagro: Me piden disculpas. Más increíble todavía.
Cuarto milagro -y a mi entender el más relevante-: el organismo ante el que presenté mi reclamación es una entidad pública. No se trata de una empresa privada que, bajo el lema de "el cliente siempre tiene la razón" se hace eco de mis descontetos y me dora un poquito la píldora para tenerme contenta, no. Me responden desde un departamento dependiente de la Agencia Valenciana de Salud: mi queja tenía que ver con una descoordinación lamentable del servicio de toma de muestras análiticas del Centro de Salud al que pertenezco.
Insisto: esto sí que son milagros y no los que hablan de apariciones marianas en cuevas, ramas de árboles y paredes de viviendas.
6 comentarios
Bambo -
Me alegra verte. Veo que tienes nueva versión de tu casa: luego actualizaré mis enlaces.
Una cubertería de 133 piezas es mucha cubertería, quillo... de las de colocar en un cajón del mueble librería del comedor, diseñado ex profeso para la ocasión: terciopelo rojo y ajustes para encajar los tenedores, los cuchillos, el cucharón de servir la sopa, etc.
Sí que es raro, sí, :-D
anticuario -
Bambo -
No creo que le hayan largado una bronca, ni de lejos, pero se la merecía, por grosera, maleducada e irreverente.
Ana* -
Bambo -
A la noche, que ahora, recién desayunada, creo que me sentaría fatal. Un día de estos he de probar a desayunar con cava, para variar un poquillo y pillar un pequeñuza cogorza a las diez de la mañana... El mundo al revés, oiga usté.
El escrito llevaba sello de registro general de salida del 21 de diciembre. O sea, que por una vez en la vida, y sin que sirva de precedente, alguien en la administración ha cumplido los principios en los que supuestamente se sustenta sin más dilación:
"Las Administraciones públicas sirven con objetividad los intereses generales y actúan de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la Constitución, a la ley y al Derecho."
Art.3.1 de la ley 30/92
Voy a por un café...
Fili -