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De espaldas

De atracos y rehenes

El lunes, 5 de abril, una sucursal del Banco Popular en Alicante fue la protagonista de un desagradable incidente. Quizás, ni tan siquiera fue la sucursal la protagonista... No. La verdad es que el protagonista fue otro: un delincuente con numerosos antecedentes penales. Y fue protagonista porque hizo algo para hacerse notar -porque sino, que me digan a mí cómo se distingue a un delincuente de una persona sin antecedentes policiales, yendo por la calle-. Entró en la citada sucursal a eso de las nueve de la mañana con la intención de atracarla -porque en realidad, se quedó en un intento de atraco, no en un atraco- y como vio que lo habían pillado, se atrincheró en el local y retuvo a varias personas para poder presionar a la policía, ya que llevaba armas y una granada.

El final ya se conoce: fue capturado cuando huía en la moto que le facilitó la policía como resultado de la negociación que mantuvieron para que entregara a los rehenes que todavía estaban en su poder a las 9 de la noche. Las fuerzas de seguridad calcularon las posibles salidas que el delincuente podía tomar y las cubrieron todas esperando a que éste llegase por una de ellas.

De la noticia se supo desde primeras horas de la mañana -nada extraño por otra parte-, pero lo chocante, al menos desde mi punto de vista, fue que un redactor de Telecinco habló con el atracador -desconozco quien se puso en contacto con quien- y esto posibilitó que esa conversación (audio) se facilitase como una información más que ampliaba la cobertura de la noticia.

El captor se quejó de que la policía no le daba lo que él pedía y de algo que, aunque en el fichero de audio no se escucha, roza el esperpento: de que las cervezas que le habían facilitado, junto con los bocadillos, no eran de su gusto...

A ver si encuentro la información al completo -me refiero al texto íntegro de la conversación-, porque desde luego, se necesita sangre fría para algo así. Aunque visto lo visto, el asaltabancos es una pieza de cuidado, :-(

Addenda 10:50

El texto no lo he encontrado, pero sí una noticia en la que se refiere que el asaltante pidió una determinada marca de cerveza. Digo yo que puestos a pedir, pues que no quede ¿no?.

Hasta su padre se desplazó desde Madrid para hablar con él y convencerlo de que lo mejor era que se entregase. En casi toda la información facilitada después de su apresamiento, se dice que su mayor obsesión era no volver a la cárcel.

Addenda 11:00

Destaco otro párrafo de otra información:

"Para empezar, el secuestrador solicitó comida y una cerveza, además de un gramo de heroína para “matar el mono”. Los bocadillos llegaron, la cerveza, aunque sin alcohol también, pero la droga, según la policía, no. Pero un agente tuvo que regresar a la puerta del banco con otra cerveza, la marca exigida por Iván, con alcohol. "

3 comentarios

Fri -

Sí, tienes razón. Yo creo que ese tipo de información, pone aún más nerviosos a los familiares.

Bambolia -

Recuerdo aquel secuestro. Creo recordar que las maestras les estuvieron diciendo a los niños en todo momento que era un juego. Ya ves... pobre gente...

A mí me sobrecogió escuchar al atracador el lunes por la tarde. No sé, me dio la impresión de que era poco serio. Puede que me equivoque, lo sé. Pero no puedo entender qué aporta ese tipo de información. Si los familiares de los rehenes estaban pendientes -que lo estarían, seguro- se asustarían más si cabe, porque una persona que habla con esa tranquilidad, con ese "a ver lo que va a pasar..." no inspira confianza.

Fri -

Lo de la intromisión contínua de la prensa en estos casos me da grima. La verdad es que una cosa es estar informados, que es necesario, y otra hacer un espectáculo mediático de todo, lo que convierte en protagonistas a esta gente.

Hace unos años hubo un caso muy grave por aquí (yo estaba entonces a unos 20 km. de donde ocurrió elasunto). Un perturbado entró armado (con granadas y armas de fuego) en una guardería y secuestró a veintinueve niños y sus cuidadoras bajo la amenaza de matarlos y hacer explotar la guardería. No recuerdo bien lo que pedía exactamente, pero, entre otras cosas, quería ser entrevistado por cadenas de televisión. Al final, después de un secuestro de más de 24 horas en el que los padres y familiares estaban aterrorizados, la policía se hizo pasar por una cadena de tv e introdujeron en la cámara un minifusil. Cuando salió para ser entrevistado le dispararon y quedó herido, por lo que pudo ser detenido.

El caso es que la prensa protestó mucho por el desenlace porque dijo que esa actuación policial podía afectar a los periodistas que, en el futuro, entrasen en contacto con cualquier otro secuestrador durante un secuestro.

Me cabreó esa reacción de la prensa porque el perturbado en cuestión era un tipo muy violento que violó incluso a una de las cuidadoras durante el secuestro. Parecía que les importaban más los derechos de la prensa que los de las personas secuestradas.

Es complejo llegar a una conclusión sobre el verdadero papel de la prensa en algunos de estos casos.