Va a parecer que tengo fijación con "20 minutos", pero es que los responsables de este periódico digital -no sé si sale así en la versión impresa de hoy- son muy "cañeros" -coloquialismo al canto, que no van a ser ellos los únicos,-.
Cuando he visto la foto de Letiz(c)ia Ortíz con el circulito rodeando su barriga he soltado una carcajada. He pensado "esto es de traca". Y lo es, indudablemente. Como si no supiéramos donde se sitúa la matriz de una mujer... ¿Qué pretenden que observemos si por lo que han dicho la gestación no llega a los dos meses? ¿Lo bonita que es la falda tableada?
Podemos estar contentos: se acabó el oir hablar de las conspiranoias sobre el 11M; se acabó el oir hablar de la inmigración ilegal y de los gravísimos problemas que ésta acarrea; se acabó el oir hablar de la imposibilidad manifiesta de gran parte de la población para adquirir una vivienda digna; se acabó el oir hablar del maltrato a la mujer... Se acabaron, en definitiva, los dolores de cabeza generados por el precario estado de esta España que dicen que se resquebraja: tenemos pan y circo para una larga temporada. ¿Qué más podemos pedir?
Sí, podemos pedir más: de hecho, no hace falta que lo pidamos. Lo tenemos ya; servido en formato televisivo en la cadena pública española, ésa que pagamos entre todos. ¿De qué estoy hablando? De la caspa más casposa que existe, de la indecencia moral, de la desfachatez superlativa. ¿Más pistas? La primera: mujer contratada para mover el esqueleto en un programa-concurso sobre bailes de salón, se llena los bolsillos haciendo ostentación de lo mucho que mola ser considerada una "nietísima" chim-pón. La segunda: hombre contratado para hacer el ridículo vestido de chándal y conocido en los ambientes del famoseo por haberse casado con la bailarina a tiempo parcial.
Resolución a los enigmas:
Carmen Martínez Bordiu, concursante de "Mira quién baila"
José Campos será profesor de educación física en un reality
Se habla de la memoria histórica, de que a todos aquellos que murieron represaliados por uno u otro bando de la guerra civil española, les sea devuelta su dignidad a través de un merecido reconocimiento aunque bien mirado, los fallecidos poca dignidad pueden recuperar a estas alturas de la vida...-. Que nadie se olvide de lo que pasó para que no se vuelva a repetir; que los cadáveres que yacen en las cunetas de infinidad de carreteras secundarias, reciban una sepultura acorde con sus creencias; que desaparezcan de los lugares públicos todos aquellos monumentos o recordatorios que, en su momento, se colocaron para ensalzar los valores de un régimen dictatorial...
Se habla tanto... y justo esos mismos -al menos una parte de ellos; por desgracia, la más visible y a la que se le debe de exigir, per se, un extremado cuidado en estos asuntos- que más hablan para que el olvido no nos lleve de nuevo a situaciones similares, contratan a la nieta del señor que acaudilló el alzamiento contra el orden establecido y que mantuvo a este país bajo su férreo e inhumano mandato durante varias décadas, para que los pardillos de turno la podamos ver los lunes, a partir de las diez de la noche, en La Primera de TVE. Sí señor, eso es congruencia y lo demás son tonterías...
Quizás se me podría echar en cara que Carmen Martínez Bordiu no tiene la culpa de lo que hizo su abuelo y quien me argumentase de esa forma, tendría toda la razón del mundo. Aún así, es que esta señora y toda su familia viven hoy por hoy a costa de lo que Franco robó a todos los españoles y no se cortan un pelo a la hora de manifestar públicamente lo bueno-buenísimo que era el gallego de voz gangosa. También se me podría decir que el premio del concurso va a ir a parar a una ONG -¡qué solidarios somos todos! con el dinero ajeno-. Pero lo cierto es que la ex-duquesa de Cádiz no mueve el esqueleto gratis.
Cuando escucho a algunas personas quejarse de que viven en un país rancio y anquilosado, fuertemente enraizado en la cultura de la peineta, la bata de cola y la pandereta, me enfado. No me gusta ese reduccionismo. Mejor dicho: no me gustaba. Hoy por hoy he de reconocer que, para nuestra desgracia, son muchos los que se alegran de que el periódico "El Mundo" haya comenzado un coleccionable sobre el franquismo y el Nodo: unos documentos gráficos que, dicen, nos van a hacer recordar qué fue lo que realmente pasó durante aquellos tristes años. Será verdad... sobre todo, porque el Nodo no es susceptible de ser cuestionado...
Si alguien tiene el gusto de desquitarse de tan grotesco surrealismo, dejo información sobre dos lecturas -ficción- muy, pero que muy recomendables -jesús, muchísimas gracias por ponerlos, literalmente, en mis manos-:
Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.
El vano ayer, de Isaac Roja.
Son duros, aviso. Al menos, a mí me lo parecieron. Pero diría que resultan imprescindibles para calibrar hasta qué punto puede llegar a degradarse lo que conocemos comunmente por "la sociedad".