Presunción de inocencia
En ocasiones como ésta, una no tiene más remedio que recordarse a sí misma, cual ejercicio para la recuperación de un amnésico, que en el artículo 24 de la Constitución española, se recoge, como derecho fundamental, entre otros, el de la presunción de inocencia.
Y esto ¿por qué? Sencillo: porque después de escuchar a Juan Maeso responder, ante una pregunta del fiscal, que si tiene hepatitis C, es porque "algún enfermo me ha contagiado a mí", no cabe otra que pensar que este hombre es un cínico de mucho cuidado y no sabe, ni de lejos, lo que es tener un mínimo de vergüenza. De rebote, la pretensión de objetividad que una pueda tener con respecto a este asunto se diluye.
Me viene a la cabeza una frase -ni idea de quién la dijo o quién la escribió, caso de que sea cita literaria- de "no sólo hay que ser bueno, sino parecerlo", porque tengo la impresión de que el anestesista inculpado no la ha oido pronunciar en su vida...
Hoy, el desafiante Maeso se ha atrevido a cuestionar la correcta instrucción de la causa, y no contento con eso, ha reconocido que en algunas ocasiones, llegó a poseer el don de la ubicuidad -cito-:
"Según el fiscal, en 1993 hubo coincidencia y duplicidad en la actuación en seis ocasiones; en ocho en 1998; 11 en 1995; 38 en 1996 y 34 en 1997. En todas ellos, Maeso estaba de guardia en el hospital público pero consta actividad suya en el centro privado, donde en algún día llegó a practicar entre una y tres anestesias en intervenciones quirúrgicas. Maeso afirmó que podía ser compatible su actividad en los dos centros "con celeridad, no con aceleración" y que se puede hacer, insistió, "con celeridad, rapidez y haciendo las cosas bien".
Que digo yo que si la cosa se toma con humor, seguir las declaraciones del médico omnipresente, puede llegar a ser hasta divertido... Sino fuera porque tengo una amiga a la que contagió, hasta les rogaba a los de los muñecos del Guiñol que lo colocasen como prota en una historieta dedicada a las aventuras y desventuras de los descendientes de Pinocho.
Triste, muy triste.
6 comentarios
Bambolia -
Pero de todas las bravuconadas que está largando, la que más miedo da, por ser él un médico y saber de lo que está hablando, es la de cuestionar la importancia de la hepatitis C y de los enfermos que existen declarados... Eso es una burla cruel y gratuita.
Bielka -
Bambolia -
Lo mejor vieno después cuando afirmó que su resistencia física era tan grande que había sido capaz de conducir durante 48 horas seguidas, sin parar, sin consumir cafeína y sin el pertinente acompañamiento de un copiloto para sustituirle.
La empresa "Fantasmas Reunidos, S.A.", que se dedica a gestionar los pases de sus trabajadores en distintos castillos medievales de media europa debería contratar a este hombre-todoterreno para que, en alguna cena de alto postín, de estas que se dan en casas de campo y similares, apareciese como el invitado que es capaz de vanagloriarse de las "hazañas" más increíbles...
Lo dicho, un sinvergüenza.
Bambolia -
1. No obstante lo dispuesto en los artículos anteriores, los sentenciados que hubieran cumplido la edad de 70 años, o la cumplan durante la extinción de la condena, y reúnan los requisitos establecidos, excepto el haber extinguido las tres cuartas partes de aquélla o, en su caso, las dos terceras, podrán obtener la concesión de la libertad condicional.
El mismo criterio se aplicará cuando, según informe médico, se trate de enfermos muy graves con padecimientos incurables."
Y no me extrañaría nada que, llegado el caso, siendo como ahora ha dicho que tiene la hepatitis C pero que no se siente enfermo, alegaría esta enfermedad incurable como motivo para irse de rositas...
Integridad es la palabra. Pero creo que este señor no sabe lo que significa.
Bambolia -
Ana* -