¿Mande?
Así titula hoy Maruja Torres su columna de opinión en el periódico El País:
"Hay entre los presentes algún maldito presunto terrorista que, durante los presuntos interrogatorios necesarios para la seguridad de los presuntos Estados Unidos, realizados en presuntos países terceros amablemente disponibles, haya sufrido presuntos abusos psicológicos o físicos dignos de ser calificados como presunta tortura según las disposiciones del Departamento de Estado redactadas en agosto de 2002, y firmadas al año siguiente, que otorgan al presidente Bush Jr. plenos poderes en materia de presunto interrogatorio?Pausa para respirar.
¿Hay entre los presentes algún jodido hijo de puta que haya merecido que su presunto interrogador le someta a tales presuntos abusos por la causa de la seguridad que, finalmente, el resultado haya sido de presunta pérdida de miembro o de presunta muerte, con lo cual sí podríamos hablar de presunta tortura en caso extremo, según las mencionadas disposiciones?
Pausa para pensar."
Texto íntegro del artículo. La frase final es más que un cierre contundente: es un puñetazo dialéctico dirigido al estómago.
3 comentarios
Ana* -
Gracias, Bambo.
Bambo -
\"¿Hay entre los presentes algún maldito presunto terrorista que, durante los presuntos interrogatorios necesarios para la seguridad de los presuntos Estados Unidos, realizados en presuntos países terceros amablemente disponibles, haya sufrido presuntos abusos psicológicos o físicos dignos de ser calificados como presunta tortura según las disposiciones del Departamento de Estado redactadas en agosto de 2002, y firmadas al año siguiente, que otorgan al presidente Bush Jr. plenos poderes en materia de presunto interrogatorio?
Pausa para respirar.
¿Hay entre los presentes algún jodido hijo de puta que haya merecido que su presunto interrogador le someta a tales presuntos abusos por la causa de la seguridad que, finalmente, el resultado haya sido de presunta pérdida de miembro o de presunta muerte, con lo cual sí podríamos hablar de presunta tortura en caso extremo, según las mencionadas disposiciones?
Pausa para pensar.
¿Hay algún repugnante prisionero clandestino en pelotas, con capucha, cadenas y perros y leones como compañeros de celda, y botellas y palos en el culo (todo presunto) que, mientras estaba siendo presuntamente interrogado, en un exótico país de moral torturante relajada, para contribuir a la seguridad de Estados Unidos, recordara por un casual la presunta escala que hizo en el aeropuerto de un bello paraje español de incomparables litorales (presuntas playas tiene Mallorca, ya lo cantaba Bonet de Sanpedro, o ayyy, Canarias, cómo te siento, versión de la Pradera)?
Pausa para el rasgar de vestiduras.
¿Hay entre los presentes algún imbécil que pretenda convencernos de que la Convención de Ginebra y los convenios internacionales sobre el trato de los prisioneros de guerra, así como contra la tortura, son antiamericanos, ya que atentan contra la seguridad del actual Gobierno de EE UU, el más americano del mundo, que se pasa por el forro los derechos humanos y cuanto haga falta?
Pausa para el crujir de dientes.
Por último, ¿hay algún superviviente o testigo o investigador o confidente que pueda aportar pruebas lo bastante sólidas como para que los proamericanos de Gore Vidal y Noam Chomsky dejemos de sentirnos acosados?
Pausa para esnifar Fósforo Faluya.\"
Ana* -