La ablación a la vuelta de la esquina
Llevamos ya varios días viendo y leyendo sobre las torturas que los soldados -americanos en su mayoría- que invadieron Irak el año pasado han aplicado a los presos iraquíes en una cárcel, que en el pasado cercano de Sadam, ya era siniestra. Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que a uno de los rehenes civiles norteamericanos que los grupos extremistas de este país tenían secuestrados, lo degollaron y decapitaron mientras se rodaba un vídeo en el que él estaba hablándole a un hipotético público sobre su familia. Como justificación a esta atrocidad, los terroristas han afirmado que esta ejecución responde al "ojo por ojo, diente por diente", en relación a las torturas mencionadas más arriba.
No creo que una se pueda inmunizar ante tanta barbarie, es imposible. Aunque la lejanía consigue que la vivencia de estos despropósitos se sienta de otra manera... parece irreal, por decirlo de alguna forma. La información acaba convirtiéndose en una nebulosa en la que se confunden las fuentes, lo informado, lo real y lo que se ha intentado manipular. Y no alcanzo a vivir esa repugnancia e indignación con la intensidad con la que podría hacerlo si eso mismo estuviese ocurriendo aquí, a cuatro quilómetros de mi casa. Puede parecer una crueldad, o que ando escasa de compasión o de sentimientos o de conmiseración... no sé, creo que es un mecanismo de defensa: ante tanta incongruencia, sólo cabe ponerse el escudo y distanciarse. Pero... pero... existen situaciones de vejación humana que no nos son tan ajenas, que no resultan tan lejanas. Están aquí, al ladito de casa, y resulta sorprendente ver la pasividad con que estas situaciones se dejan pasar de largo: me estoy refiriendo a la práctica de la ablación del clítoris. Parece que sea algo que aquí, en España, no ocurra... de hecho, la ablación no se realiza en territorio español, desde luego; pero la circunstancia de que las niñas a las que se les realiza sean residentes en este país, es motivo suficiente como para que se les intente proteger y se persiga, penalmente, a los responsables de su educación.
Ya no se trata de velos ni de no practicar deporte en la escuela por no emplear la indumentaria requerida, no. Se trata de mutilar a unas niñas por el mero hecho de que son mujeres con unos órganos sexuales, que aparte de ser reproductores, pueden producirles placer. Y eso es mucho más importante que cualquier otra cuestión, tiene prioridad absoluta sobre el cómo y cuándo se ha de integrar el inmigrante en las escuelas españolas.
No creo que una se pueda inmunizar ante tanta barbarie, es imposible. Aunque la lejanía consigue que la vivencia de estos despropósitos se sienta de otra manera... parece irreal, por decirlo de alguna forma. La información acaba convirtiéndose en una nebulosa en la que se confunden las fuentes, lo informado, lo real y lo que se ha intentado manipular. Y no alcanzo a vivir esa repugnancia e indignación con la intensidad con la que podría hacerlo si eso mismo estuviese ocurriendo aquí, a cuatro quilómetros de mi casa. Puede parecer una crueldad, o que ando escasa de compasión o de sentimientos o de conmiseración... no sé, creo que es un mecanismo de defensa: ante tanta incongruencia, sólo cabe ponerse el escudo y distanciarse. Pero... pero... existen situaciones de vejación humana que no nos son tan ajenas, que no resultan tan lejanas. Están aquí, al ladito de casa, y resulta sorprendente ver la pasividad con que estas situaciones se dejan pasar de largo: me estoy refiriendo a la práctica de la ablación del clítoris. Parece que sea algo que aquí, en España, no ocurra... de hecho, la ablación no se realiza en territorio español, desde luego; pero la circunstancia de que las niñas a las que se les realiza sean residentes en este país, es motivo suficiente como para que se les intente proteger y se persiga, penalmente, a los responsables de su educación.
Ya no se trata de velos ni de no practicar deporte en la escuela por no emplear la indumentaria requerida, no. Se trata de mutilar a unas niñas por el mero hecho de que son mujeres con unos órganos sexuales, que aparte de ser reproductores, pueden producirles placer. Y eso es mucho más importante que cualquier otra cuestión, tiene prioridad absoluta sobre el cómo y cuándo se ha de integrar el inmigrante en las escuelas españolas.
17 comentarios
Bambolia -
Eri, se trata de eso, de que pasen los años y de que puedan ver otras cosas, de que reciban información al respecto que venga desde otras fuentes, no solamente la familiar, que ésa, seguro que no les beneficia en nada.
Ericillo -
Pero esperemos que cuando pasen algunos años, ellas estén tan integradas en la cultura occidental y entonces no quieran entender el tema de la ablación.
Saluditos
Fri -
Hoy he leído otra noticia sobre un juez catalán que ha impedido la salida del país de tres niñas gambianas hasta que cumplan la mayoría de edad para que no sean sometidas a la ablación. Yo creo que es una buena medida.
Bambolia -
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=19562&pIdSeccion=19&
Ahora, la Federación de Asociaciones de vecinos se desdice y niega haber denunciado los cuatro casos de ablaciones de clítoris en niñas de colegios valencianos.
¿Tan irresponsables son en la Federación de AAVV? No me lo trago...
Tengo la sensación de que se han encontrado, de repente, sin el apoyo suficiente...
Muy fuerte...
Bambolia -
http://www.labutaca.net/films/2/follame.htm
La temática es distinta, pero sí que es cierto que la marginalidad de los ghettos tiene una difícil solución.
Fri -
Fri -
Y una educación personalizada, a medida de cada una de las culturas que vienen como emigrantes, es imposible, hay que buscar un estándar común, que no sea ofensivo para nadie, pero que tampoco esclavize a las necesidades de las diferentes culturas, que esa es otra.
Yo creo que muchas familias de emigrantes, son capaces de adaptarse bien a la sociedad occidental si lo que esta les ofrece es, en efecto, una vida mejor. Pero si se ven encerrados en ghetos con gente de su propia etnia y en condiciones miserables, en las que no tienen una vivienda ni un trabajo digno, se aferrarán más a sus tradiciones como defensa. Y es eso lo que suele ocurrir.
Cuando tienen una vivienda, un trabajo digno y se los trata como seres humanos son más capaces de ver los "valores" occidentales porque les resultan positivos, y ahí sí pueden estar más receptivos a aceptar desprenderse de parte de su "cultura".
Creo que este asunto, muy complejo, en condiciones de marginalidad no tiene solución.
Pero ese relativismo del que hablaba Aber es el que no me gusta porque es un arma de doble filo. En Francia, muchos intelectuales han dejado de lado los malos tratos a las mujeres de ciertas etnias porque "es su cultura y hay que respetarla" sin embargo, protestaban cuando se trataba de mujeres occidentales.
Bambolia -
Por lo que lo lógico sería acudir a una regulación del supuesto -ya está contemplado en el código penal- y a una persecución del delito, para frenarlo ahora, en la actualidad, y por otra parte, insistir en la vía educativa, para que estas niñas que ahora han sufrido la ablación del clítoris no se lo realicen a sus hijas, llegado el caso.
En la prensa, hoy, se dice que no existe denuncia presentada ante la fiscalía, por lo que no se sabe a ciencia cierta si las situaciones de las que se está hablando, lo son en realidad... aunque tengo la sensación de que esto es algo similar a lo de los malos tratos, que a ver quién es la guapa que denuncia...
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=19233&pIdSeccion=16&
Fri -
En nuestra sociedad también hay muchos occidentales que se niegan a hacerles transfusiones de sangre (en caso de extrema gravedad) a los hijos porque su religión se lo impide. Y ahí tiene que intervenir la ley de los derechos humanos. Porque los padres se ponen bien cerriles.
Realmente es un problema muy difícil de erradicar, nada sencillo. Pero una ley clara y efectiva de protección del menor puede ayudar.
Bambolia -
Salvando las distancias y la situación ¿cuántas mujeres han existido y existen que todavía creen que son merecedoras de malos tratos, simplemente porque la presión psicológica que han ejercido sus agresores sobre ellas así se lo han hecho creer? Muchas más de las que desearíamos. Y siempre se recomienda que ésa es la primera barrera a saltar: la de hacerles ver que son personas válidas y que no merecen ningún castigo.
Son las propias madres de estas niñas las que consienten las ablaciones. Y eso es muy jodido...
Fri -
Y creo que ante ciertas prácticas no vale ponerse en el lugar del otro, porque es posible que el otro no se ponga en el tuyo.
Aquí hay casos, por ejemplo de médicos musulmanes que cuando hacen un diagnóstico no se dirigen a la mujer para contarle lo que le pasa (ni aunque esta no sea musulmana), sino a su marido. Son médicos educados aquí y posiblemente sean muy religiosos, no sé.
Sin embargo, yo tuve un dentista árabe educado en Alemania que era, aparte de encantador, el mejor dentista que he conocido nunca, y hacía su trabajo sin preocuparse si por su cultura es a mi "dueño" a quién había que comunicarle mis empastes.
Aber -
Bambolia -
"La condena se hace desde el desconocimiento o con argumentos que no son compartidos o no son relevantes para las destinatarias. Hay que partir de sus propias justificaciones y entrar en el terreno de la interpretación del fiq para quienes lo justifican por el Islam (es importante profundizar en la línea de M. C. Moreira); partir de sus propias concepciones de limpieza y de belleza; de su interpretación de la salud y la enfermedad; de su escala de valores respecto al papel de la mujer y a la importancia del matrimonio, etc. En caso contrario el diálogo no existe porque no se comparten las mismas metas y los mismos valores.
Las afectadas no reconocen a quienes intervienen la legitimidad para juzgar asuntos que consideran internos. En este caso la intervención es vista como una injerencia colonialista que busca destruir la propia cultura y por tanto la reacción es defenderla y conservarla.
"
Completamente de acuerdo en el empleo del lenguaje tan asexual, cuando precisamente, se está hablando de un hecho que sólo le ocurre a las mujeres...
Aber -
La circuncisión y la ablación buscan extirpar esas partes que nos acercan al otro sexo, quizás para tener las cosas más claras y dejarlas en su sitio.
Sea como sea, la circuncisión masculina y la ablación del clítoris no tienen nada de comparable, aunque sólo hablemos de palabras. Para que ambas se asemejaran, sería necesario extirpar el glande del hombre en alguna parte o en su totalidad. Así está la cosa. De los términos que se dan en el artículo, siempre me ha parecido más acertado el de "mutilación genital femenina", puesto que recoge las formas de extirpación del clítoris, del prepucio, de los labios menores e incluso la práctica de la infibulación.
Aber -
Para complicarlo más, está el relativismo cultural en occidente, que defiende precisamente el hecho de no tomar medidas contra la ablación de clítoris por respeto a las costumbres propias de otras culturas.
En mi opinión, ningún relativismo cultural (muy propio de la sociedad políticamente correcta que ha parido el Fòrum 2004) puede justificar tamaño pisoteo de los derechos humanos, el derecho a la integridad física, el derecho a elegir, a dar la opción de vivir el sexo en toda su plenitud.
Aber -
Aber -