Silencio, por favor
Esta tarde me ha tocado pasarme cerca de hora y media en el centro de salud, esperando mi turno para que me visitase mi médica de cabecera -o de familia, como se llaman ahora-. Tengo un resfriado de esos que te dejan fuera de juego durante tres o cuatro días: congestión nasal, ojos llorosos, tos... Nada fuera de lo habitual.
He pillado un cabreo importante, y no precisamente por tener que pasar allí tanto rato, cuando supuestamente, el sistema de citas se creó para que no existiese acumulación de enfermos a la puerta de la consulta -es algo a lo que no le doy demasiada importancia: mientras me atiendan como es debido, esto es, como a una persona y no como al enfermo nº X al que le tocan tres minutos, prefiero esperar-: ¿por qué la gente no apaga los móviles en sitios así? ¿por qué aquello ha de asemejarse a una sesión vespertina de discoteca en la que la música para el chunta-chunta fuese toda a base de tonos y politonos para móviles?
No lo entiendo, de verdad. En el habitáculo en el que yo estaba -el lugar es un enorme pasillo, separado por mamparas- éramos alrededor de veinte personas. He contado doce llamadas de teléfono. Y ya no sólo ha sido los tonos del ring-ring de los móviles, sino las conversaciones que han venido después: ¿Acaso la gente no sabe lo que es la intimidad? ¿Acaso a mí me importa algo el saber que la mujer del que está a mi lado lo está esperando para cambiarse de ropa e irse, cuando él acabe la gestión, a comprar no sé que mueble para el comedor de su casa? ¿Acaso nadie tiene en mente los carteles aquellos que había antaño en los ambulatorios y hospitales, en los que se veía a una enfermera recordándole a los presentes lo de "Silencio, por favor"? ¿Acaso no es lógico pensar que detrás de esas endebles puertas hay médicos trabajando y pacientes esperando ser tratados sin distracciones innecesarias?
Cada vez estoy más convencida de que soy un bicho raro. Me supera.
6 comentarios
Sponge -
En cuanto a lo de los móviles en hospitales, etc., en realidad las radiaciones que produce un sólo teléfono no son capaces entorpecer a un aparato, pero muchos juntos sí. Es como si tiramos un papel al suelo, uno solo no ensucia mucho, pero si todos tiramos...
Bambo -
Sí que es cierto que hoy en dia existe mucho ruido. Y creo que todos entendemos el concpeto de ruido -al menos, el lingüístico-. Pero aún con todo, y siendo cierto que muchas veces es mejor hablar menos y pensar más... una palabra en un mar de silencio puede salvar una historia... de amor, de desamor, de amistad, de fraternidad...
Lo del centro de salud y demás pasa por lo que yo entiendo por educación, por puritito civismo, por no molestar al que tengo enfrente, o al lado, o detrás de mí. No pido prohibiciones, sino algo más de consideración: esa dejadez en las formas, en las maneras de tratar al otro, me superan.
Seré prejuiciosa, lo asumo, pero una persona que va por la vida dejando constancia por donde pasa, aunque sea algo completamente innecesario, de quién es y de cómo se llama, me provoca dentera, sin más. Cuanto menos cerca la tenga, mejor que mejor.
Stephan -
En cuanto a la situación del centro de salud, imagino que no es lo mismo que un hospital y las medidas antimovil no serán estrictas. Imagino que se podría hacer una ley o algo alegando delito contra la salud pública el hecho de poder bloquear aparatos médicos. Al igual que puedes ir a la cárcel por hablar en un avión....por qué no en un hospital, al menos en urgencias, se me ocurre.
Bambo -
Sería una buena medida, la verdad. Porque los carteles con la prohibición del uso de móvil sí que están colocados, y además, son visibles, que no pueden decir que no se han enterado...
En ciertas situaciones, y salvo fuerza mayor, lo lógico sería apagarlo. Anoche estuve curioseando en la red y en Italia, creo recordar, han tenido que prohibir su uso en las iglesias... que ya les vale. En Francia les ha tocado hacer lo mismo en las escuelas. Aquí, si no me confundo, es potestad del consejo escolar de turno el decidir dónde los pueden o no pueden emplear los alumnos -e imagino que los profesores, porque lo lógico sería que fuese igual para todos-.
Sinfo, hay mucho escandaloso suelto, pero mucho, mucho, mucho. Como ejemplos, los forofos futboleros cuando van a la ciudad del equipo contrario; los espontáneos cantaores de todos los males del mundo mundial en Semana Santa...
Cuando queráis, hacemos una lista, que seguro que nos salen hasta de debajo de las piedras. En cuanto al sentido de la estética, la cosa se reduce a tres bloques: los que se asemejan a Bienvenida Pérez; los que aplauden a María Jiménez y por último, los discípulos de A.R. de la Prada. ¿Dónde quedamos el resto? En la inexistencia de la estética, que no es lo mismo que carecer de ella... Estoy de un profundo hoy que me asusto a mí misma.
Bueno, se me olvida un bloque aparte, fuera de toda categoría o \"indexación\": los que beben Soberano, que según el último anuncio que he visto hoy en la prensa, son tan machos que no necesitan que una esteticista les haga la manicura: ellos solitos se la hacen a base de morderse las uñas durante el tiempo que dura el partido de fútbol en el que juega su amado equipo.
sinfo -
Una primavera sin resfriado es como un jardín sin flores.
Dicha la gilipollez, me sumo a lo que dices de los móviles. No, la gente no tiene sentido de la intimidad. Ni de la estética.
Bueno, no toda la gente, pero a los escandalosos es, claro está, a los que más se les oye.
Bielka -
Y sí, mucha gente no se da cuenta de hasta qué punto puede ser molesto el móvil y si se da cuenta no les importa. No lo apagan en ningún sitio, como si fuera un derecho que nadie les puede quitar.
Qué te mejores, Bambo. Qué fastidio de resfriados.