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De espaldas

Disgustos

Modelos escuchimizadas

Insistente. Lo sé. Pero es que, cuando veo el despliegue periodístico con el que se cubre un evento de este tipo, me da grima: casi todos los diarios tienen un especial dedicado al certamen, en el que se muestran fotos y más fotos de famélicas mujeres andantes, a mayor gloria, ya no de los modistos y diseñadores más conocidos, sino de los fabricantes y comerciantes de productos dietéticos.

Por favor, que alguien me diga dónde se ha dejado esta mujer las caderas.



O que diferencia existe entre los brazos de esta otra y un par de palillos.



Ya no se trata, solamente, de que la mayor parte del vestuario que se muestra en estos desfiles no va a salir de los espacios que los diseñadores reservan para colgar el muestrario de sus colecciones, no -y sino, que se lo pregunten a Aghata Ruíz de la Prada,a ver cuantos de sus extravagantes modelos son empleados por mujeres de doble jornada laboral, esto es, la casera y la profesional-. Se trata de que lo que es alabado, jaleado y aplaudido en una pasarela, es tratado en los hospitales, en las clínicas, como una enfermedad grave de malnutrición. No tiene demasiada lógica, la verdad.

El colmo del despropósito



Majaderos.

Majaderos y estúpidos.

Majaderos, estúpidos y reaccionarios -sí, reaccionarios; aunque parezca mentira-.

¿En que puto país vivimos?

¿Cómo una persona que ha sido elegida por el pueblo -estoy convencida de que sus votantes, ahorita mismo, han de estar maldiciendo la hora en la que respaldaron su candidatura a través de una papeleta; y si acaso no lo están haciendo, este jodido mundo está cada vez más patas arriba- para que hable por él, para que lo represente, es capaz de perpretar semejante fantochada?

Además de irrespetuosos, habría que añadirle que lo de "Reina y dama de las fiestas" huele a rancio desde quilómeros de distancia. Majaderos y carpetovetónicos. Una combinación peligrosa. ¡Madre mía...!

El rosario

Parece ser que no es necesario desempolvar muchos informes:


Era de prever. Lo de Roquetas de Mar iba a traer cola. Tanto es así, que el ministro Alonso, el de Interior, ha ordenado que se investiguen las muertes ocurridas en los cuarteles de la Guardia Civil desde 1996.

Parece ser que no es necesario desempolvar muchos informes:

Un juez ve indicios de tortura en la actuación de tres guardias civiles. Y no, no estamos hablando del caso de Almería -que el titular dice bien clarito "un juez", no "una juez"-. Se trata de otro que iba rodando y rodando y rodando, de aquí para allá, desde el año 2000, momento en el que ocurrieron los hechos.

Tengo la impresión de que van o quieren buscarle todas las cuentas al rosario. Para que las culpas de las presuntas torturas se repartan entre el gobierno anterior y el actual. Que ya puestos, está muy mal intentar darle la bofetada al último que llega...

Es vergonzoso, de verdad.

Ahora todos nos ponemos las manos en la cabeza, alarmados porque en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado existan personajes de baja calaña que empleen la tortura y los malos tratos para hacer su trabajo con "efectividad": se ve que a estas alturas de la película, iniciado el mes de agosto, casi ninguno de nosotros recuerda que en mayo pasado, Amnistía Internacional, publicó su informe anual sobre la violación de los derechos humanos por parte de un elevadísimo número de países, y que entre este listado de infractores, se encontraba y se encuentra España.

No pretendo hacer leña del árbol caído, ni mucho menos insistir en la idea de que no existe ningún poli bueno, porque es mentira: por mi trabajo, durante casi cuatro años, estuve en contacto diario con muchos policias locales y hay muchos, por no decir la mayoría, que son muy conscientes del trabajo que realizan y de dónde están sus límites. Eso sí, yo haría una clara diferencia entre las generaciones antiguas -los que se formaron y trabajaron a finales de la dictadura- y las nuevas remesas: no hay color entre unos y otros -para desgracia de los primeros y de los ciudadanos que han de tratar con ellos-. De todas formas, sobre este asunto en particular, Sponge se ha explicado mucho mejor que yo en los comentarios de una entrada en la bitácora de Ciri. Por lo que no insisto más en ello.

No tengo ni idea cómo puede acabar esto, sobre todo, si se tenemos en cuenta la alarma social que ha suscitado la muerte del agricultor almeriense: lo del sexagenario descamisado al estilo Alfredo Mayo, con pistolón en la manom es muy, pero que muy preocupante. Lo que sé seguro es que no me gusta en absoluto la reacción del gobierno. Lo del buscar, a la desesperada, entre las inmundicias de antaño no catalogadas todavía, basura que huela peor que la que ellos están fabricando ahora, denota que están perdiendo el Norte -aunque estas reacciones ya las han tenido con anterioridad-, y lo que es peor, están mostrando lo poco adultos -hablando de política- y serios que pueden llegar a ser: lo de "y tú más", lo empleábamos de niños, cuando nos señalaban el babero manchado de barro, para reprendernos por nuestra falta de aseo personal. Será cosa de la higiene -mental-... seguro que sí.

¡Justicia! ¿"Ande" estás, que no te encuentro?


Respuesta: Porque la justicia se ha tomado vacaciones. No existe otra explicación coherente.
Duda existencial: ¿Cómo santas narices se explica que a un señor, que conduce un vehículo a toda velocidad sin tener el carnet que lo habilite para ello; que atropella a un viandante; que lo deja tirado en la calzada sin socorrerlo hasta que éste, desgraciadamente, fallece; que sale huyendo y que, más tarde, para su barbarie no sea descubierta, es capaz de aceptar que imputen la comisión del delito a su hermano durante seis meses; lo condenen ahora SÓLO a dieciséis meses de cárcel?

Respuesta: Porque la justicia se ha tomado vacaciones. No existe otra explicación coherente.

Y encima tendremos que conmovernos porque Farruquito se ha emocionado cuando ha conocido el contenido de la sentencia...

Francolandia



Hay cosas que resultan incomprensibles. Lo sé, no descubro nada nuevo. De hecho, y sirva como ejemplo, los mandamases de la ICAR están todos los días intentando vendernos la moto con sus dogmas de fe, y aunque parezca increible, existen personas que les hacen caso y se tragan mentiras de magnitudes desproporcionadas. Valga como referencia la de que la madre de Jesús le concibió por inspiración divina, sin ser desvirgada.

Ya digo, para que luego los gurús de la información de masas, se despiporren -literalmente- cuando un casposo sin más luces que las de las bombillas que le alumbran cuando, por la mañana, se afeita en su cuarto de baño, aparece en un medio televisivo diciendo que ha sido abducido por los marcianos y que ha convivido con ellos durante cuatro años, con todo lo que eso conlleva: desde fornicar con seres con siete orificios hasta leer "El Quijote" en sentido inverso, con la finaldad de averiguar el mensaje secreto que Cervantes, en un ardid sin precedentes -ya hubiese querido Dan Brown estar a su altura- en la literatura mundial, quiso transmitir a la Humanidad para que ésta fuese capaz de sobrevivir a la deblacle del Juicio Final -eso es esoterismo y no lo que vende J.J. Benítez-.

Retomo tras la disgresión, que hoy tengo las neuronas un poco más flojas de lo normal: decía que hay cosas que resultan incomprensibles. Ya he puesto un ejemplo en el primer párrafo. He aquí otra muestra de estupidez supina. Se necesita ser mezquino, de verdad.

No me cabe en la cabeza cómo es posible que una persona con dos dedos de frente -o sea, con cordura y raciocino suficiente para comprender el concepto de genocidio y crímenes de lesa humanidad- sea capaz de aplaudir, valorar y querer perpetuar las tropelías que durante casi cuarenta años cometió Francisco Franco.

Lo digo completamente en serio: deberían poner unas cuantas cargas de dinamita y hacer estallar por los aires el Valle de los Caídos. Y antes de todo eso y para que se destruyesen a la vez, haber retirado de las plazas, parques y lugares públicos españoles, todos y cada uno de los elementos "decorativos" creados al efecto de engrandecer la figura del dictador. Y que no me vengan con lo de la memoria histórica y demás argumentos similares: la historia ha sido, fue; no es. No se puede cambiar, ni tan siquiera borrar -aunque algún ex-Grapo de nombre piadoso, procure reescribir los hechos amparándose en un revisionismo historiográfico que da grima-.

Dicen que el tiempo cura todas las heridas y posiblemente sea cierto. Pero lo que sin duda también es cierto es que no existe suficiente distancia histórica como para que reacciones y comportamientos como los de estos -y por desgracia, otros muchos- francomaniacos resulten inocuos. No todas las opiniones se pueden respetar.

Por descontado y en esta ocasión, el/mi buen talante se ha ido por el mismo sumidero por el que a los empresarios mallorquines promotores de esta aberración turística se les coló la integridad moral.

Devuélveme mi "ADO"



Ando ofendida. Y digo ando porque, en realidad, cuando me ofendo, necesito caminar para aplacar mi ira. Por lo que la imagen es casi, casi, literal. Será que llevo mucho tiempo sin escuchar la radio. O quizás que mi atención ha estado dedicada, en estas últimas semanas, a menesteres más gratificantes. Ya digo... ejem... no lo digo yo, que lo dice Bustamante, y el problema no es que lo diga este hombre de gestos desmesurados y sentimientos verbeneros de tres al cuarto -¿a que se nota que lo amo intensamente?-, sino que lo que dice, o lo que canta, lo destroza. Se necesita mucha desfachatez para convertir un asesinato lingüístico, perpetrado con premeditación y alevosía, en un ¿hecho? cultural de enjundia popularesca -peaso de expresión altisonante-.

La prueba del delito:


DEVUÉLVEME LA VIDA

Hace tiempo que no escribo lo que siento,
Hace tiempo que te busco y no te encuentro.
Hace tiempo que no para este tormento,
Será que nuestro amor se lo llevo el viento.

Hace apenas me juraste amor eterno,
Me dejaste, fue un eterno sufrimiento.
Ya me voy acostumbrando a este desierto,
En medio de la noche, buscando tu cuerpo.

[[[ESTRIBILLO]]]
Devuélveme la vida que me la has quitao, (que me la has quitao, que me la has
quitao)

Devuélveme la vida que me la has robao, (ay ay ay que me la has robao)
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor,
Que se me ha cerrado con tu amor y no se como abrir!

[[[ BIS ]]]

Nadie sabe como duele este silencio,
Nadie llena este vacío tan inmenso,
Los minutos se me pasan sin saberlo,
Será que nuestro amor se lo llevo el viento!

[[[ESTRIBILLO x 2]]]

He vivido dando vueltas sin sentido,
Tras la huella que dejaste en mi camino,
Atrapado en una falsa realidad,
Que no encuentro mi conciencia, que no puedo despertar!

Hace tiempo me juraste amor eterno,
Me dejaste, fue un eterno sufrimiento.
Ya me voy acostumbrando a este desierto,
En medio de la noche, buscando tu cuerpo.

[[[ESTRIBILLO x 2]]]

Devuélveme la vida….


Estoy por plantear una demanda judicial. Es que es la única manera, de verdad. En estos casos el diálogo y el talante zapateril sirven para bien poco. Y si acaso no se puede denunciar a este triunfito gritón y saltarín por merendarse las normas gramaticales en aras de conseguir, en la letra de su canción, una rima de pésimo gusto, al menos, que algún fanático guardián del buen uso de la lengua española -¿quién dice que no pueda existir una congregación de Caballeros de la Orden del Dardo en la Palabra?- se dedique a perseguir al ultrajador, por doquiera que vaya, reclamándole la devolución -cuantiosa a estas alturas del verano- de todas las terminaciones verbales que se ha metido en los bolsillos, en pos de una mal entendida economía lingüística.

[Por cierto, que a mí lo de "ADO" me da cierta grima... ¿será porque "ADO" es una expresión de contabilidad -al menos en la municipal- que significa, autorización, disposición y reconocimiento de la obligación económica? Seguro.]

15 días contigo



Cuando acabó la película me di cuenta de que estaba llorando. Ni tan siquiera de ese detalle me había percatado. Un par de lágrimas. A veces, no es necesaria más muestra de dolor. En realidad, al menos en mi caso, no se trató estrictamente de dolor, sino de recuerdos.

La producción cuenta la historia de dos marginados, un hombre y una mujer. Iguales vistos desde los ojos del espectador -y no me refiero al que acude al cine, sino al ciudadano, al viandante, al comerciante que desde la supuesta altura moral que le otorga su estatus social, los contempla como si fuesen animales de zoológico-, pero distintos en cuanto a su forma de afrontar la vida: Rufo está acabado, sin ganas de luchar e Isabel saca fuerzas de donde no las tiene con tal de pelear y enfrentarse a un destino bastante oscuro -más, aquí.

Drama social, dicen que se llama. Un nombre acertado. Al menos, en este caso: un barrio marginal de Sevilla, un yonqui, una ex-convicta, una pensión de mala muerte, un comedor de mendicidad, un soportal para dormir, unos cuantos ejemplos de comportamientos que reflejan la prepotencia de ciertos sectores sociales... Contado así, tal pareciera que lo siguiente a escribir es recomendar a los futuros espectadores, que acudan provistos de dos o tres paquetes de pañuelos de papel, por si acaso. Pero no es necesario; no cae en el recurso fácil de mostrar a los protagonistas como almas en pena, sino más bien al contrario: los dignifica.

No soy objetiva -si bien lo pienso, nunca lo soy... no se trata de hacer justicia-, más bien, bastante subjetiva: ya digo que me trajo recuerdos, y no muy agradables, por cierto. Sobre todo, al final. Pero vi retratado a un familiar en la figura de Rufo, en sus gestos, en sus palabras, en su aparente pasotismo y dejadez. En julio hará un año que se fue. Por eso lloré.

Yo, si fuera alguno de vosotros, no me la perdería.

Divina hipocresía



¿Se puede ser más hipócrita? Me da en la nariz -y en el cogote, y en la garganta, y en el pálpito existencial- que es imposible alcanzar tamaña cota de desfachatez.

La imagen pasará a la Historia, sin lugar a dudas. Pero no porque vaya a ser considerada un referente social de la época, sino por ser un ejemplo magnífico de la baja o nula catadura moral de los que aparecen arrodillados en primer plano. Se necesita tener cuajo y entereza para adoptar esos aires de "yo no he roto un plato en mi vida" y además, colocarse la máscara de pena ad infinitum.

Por lo que vi anoche en las noticias, los componentes de la delegación estadounidense tuvieron tiempo hasta para repetir los rezos, que como letanía mortuoria, se escuchaban en el recinto sagrado. Seguro que no tenían nada que ver con la particular oración que Maruja Torres dedica hoy, desde su columna en El País, a este esperpento mediático en el que se ha convertido el engranaje que remueve hasta los cimientos más afianzados de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Copio y pego -que hoy estoy vaga para poner enlaces-:


Oremos


Quede constancia de las proclamas y gritos de adhesión, previos a todo desahogo: mi respeto a los creyentes, a su dolor y, sobre todo, mi rendida fascinación ante la capacidad que el Vaticano posterior a Fellini sigue teniendo para montar un espectáculo de fuste (Cecil B. de Mille también e, inevitablemente, Coppola; cientos de machos o varones, con faldas carmesíes y elegantes tocados, en escena, sin truco digital), y por el olfato que las masas han desarrollado para detectar el reality show de estos tiempos por antonomasia, del que son a la vez objetivo y parte. Me rindo ante la fusión del poder terrenal y el querer espiritual, o viceversa.

Dicho lo cual, oremos.

Contra los ciegos embates multitudinarios de la emoción única, contra la excitación masiva, contra la irracionalidad sentimentaloide que preside lo mismo comitivas de homenaje que linchamientos, oremos. Vivan los médicos de Leganés.

Contra la obscena exhibición del sufrimiento y del sacrificio, contra el mantenimiento de la respiración a toda costa y por todos los medios, contra el rechazo a los paliativos del dolor que hasta la ley regula, oremos. Vivan los médicos de Leganés.

Contra los intentos de borrar la herencia del laicismo en este mundo, y dado que este mundo es lo único de que disponemos los laicos; contra la sobrevaloración de la bondad dispensada a cambio del reino de los cielos, por encima de la solidaridad humana pura y simple, oremos. Vivan los médicos de Leganés.

Contra las prohibiciones de preservativos que, en las zonas más vulnerables, convierten la enfermedad del sida en una verdadera pandemia, contra la natalidad desbordada y la maternidad irresponsable, contra la ceguera con que los adolescentes son lanzados a una castidad sin fisuras que les aboca a una sexualidad indefensa, oremos. Vivan los médicos de Leganés.

Contra las cazas de brujas, los intentos de regresar a la oscuridad medieval, la sumisión de la mujer, la eterna vara de castigo elevada sobre la alegre realización genital, oremos. Vivan los médicos de Leganés.

Contra la falta de caridad encubierta por los alardes escenográficos y las avalanchas de piedad turística, recojámonos y oremos. Y que vivan los médicos de Leganés.

Una de reivindicaciones costumbristas

Nunca terminaré de entender a los nacionalistas, sobre todo, porque sus posiciones siempre me han parecido excluyentes, nada conciliadoras. Y eso, al menos a mí, me da un poco de yu-yu. O estás conmigo o eres mi enemigo. Maniqueísmo, creo que se llama. Pero, mira por donde, hoy ando un tanto cabreada con los medios de información por algo que, visto desde fuera, podría catalogarse como “orgullo nacionalista herido” –anda que no tiene su aquél eso del orgullo sujeto a un territorio en particular- y desde mi posición, vendría a ser una reivindicación costumbrista, sin más.

Aviso: el asunto es una perogrullada del veinte... Se trata de que año tras año, en los informativos de todas las cadenas nacionales, cuando llega el domingo de Resurrección, se hace una mención expresa a la costumbre catalana de comer la Mona de Pascua –un bollo con forma de animal o similar en el que se coloca, generalmente en el centro, un huevo duro pintado de colores chillones- obviando, siempre, que es algo que también se realiza en la Comunidad valenciana, al menos, en Castellón y Valencia. Vamos, que de niña, cuando lo de ir al pueblo a pasar los cuatro días de la Semana Santa era una odisea automovilística y tocaba, por tanto, quedarse en la ciudad, nos íbamos a las orillas del nuevo cauce del río Turia a comernos la mona, a saltar a la comba y a volar las cometas –esto último siempre lo hacían los chicos y a nosotras nos negaban la posibilidad, ni tan siquiera, de intentarlo-. Ayer estuve pendiente de lo que se decía en las noticias, ya que el lunes es festivo en ambas comunidades autónomas, y más de lo mismo...

Y el ninguneo no acaba ahí, no –ahora comienza a resaltarse la vena de mi sien, hasta se notan las palpitaciones... ufff, el cabreo me está consumiendo-: cuando los presentadores de los informativos dan alguna noticia relacionada con el gobierno catalán, no dicen “Generalitat catalana”, no. Se limitan a pronunciar “Generalitat”, sin añadirle la procedencia geográfica, como si hubiese una sola... Pos como que no, oigan ustedes, como que no. Que Generalidades, existen, que yo sepa, al menos dos: la catalana y la valenciana.

Claro, que no sé de qué me asombro. Si cuando se hace referencia al gobierno de la nación española, en contraposición al autonómico, lo llaman “gobierno central” y se quedan tan panchos... Luego pasa lo que pasa, que la gente de la calle, de tanto oír lo de la centralización del poder, no se cree que las autonomías sirvan para algo. Hace relativamente pocos días, en una rueda de prensa con no sé qué ministro y un alto cargo del gobierno catalán, en la que se daba cuenta de los avances logrados para la reforma del Estatuto de Cataluña, era el propio ministro el que decía algo así como “desde el gobierno central...”.

¿A estos señores les ha explicado alguien lo que es la descentralización y la desconcentración de los poderes públicos? Si la memoria no me falla, estos conceptos están regulados en los artículos 148 y 149 de la Constitución Española, incluidos en el título VIII, “De la organización territorial del Estado”. ¿No era ése el título que más controversia está generando de todos los que quieren reformar? No me extraña, porque ni los propios políticos saben distinguir entre gobierno estatal y gobiernos autonómicos... que no, hombres, que no, que no es gobierno central porque los autonómicos no son descentralizados, que la descentralización supone que la titularidad sigue siendo del órgano que delega... y me parece que tanto los catalanes como los vascos –por citar a los que más ruido hacen- lo que quieren es tener todavía más competencias exclusivas, que no delegadas...*

Y a este testamento al más puro estilo panfletario, mis amigos le llaman “tostón de aspirante a tertuliana”.

Verdugos de la moral

Dicen que la ira, a veces, enmudece a quien la siente. No sé si habrá sido ése mi caso esta mañana, pero lo que tengo muy claro es que, sino ha sido ira lo que he sentido cuando he leido que una mujer ha sido condenada a 150 latigazos por ser adúltera en los Emiratos Árabes Unidos -ese país oriental tan amigo de USA-, al menos, sí que ha sido rabia, mucha rabia. Tanta, que durante un rato no he sabido qué decir. Sé que no es un hecho aislado; sé que ocurre día sí y día también. Pero me indigna que en un país tan bien avenido con los americanos imperialistas -y digo bien, sólo con esa parte de América regida por los de las cincuenta y dos estrellitas- se cometan tales tropelías de manera legal, institucionalizada y reglada. Ahí es nada. Tanto afán de Bush por llevar la democracia a los países oprimidos por crueles dictadores y ni un solo rechazo o presión para que en las naciones de las que se abastece de petróleo, no se vulneren los derechos humanos más elementales. Hipócritas fariseos, sí. Aunque eso es algo que ya se sabía ¿verdad?. ¡Qué triste!

Hace un ratillo he entrado en la página de Eduardo Haro Tecglen y cuando he comenzado a leer la columna de opinión de hoy me ha sorprendido que enlazara el asunto del que acabo de hablar en el primer párrafo con este otro. Y me ha asombrado porque, si bien una vez finalizado el texto, se ve a las claras la relación que existe entre ambos asuntos, a priori, y al menos a mí, jamás se me habría ocurrido relacionarlos.

Hay dos formas, al menos, de culpar a los demás, por delitos o pecados inexistentes: una es la denunciar, sin arrobo ni vergüenza, dando nombres y apellidos y creyéndose valedores de las buenas costumbres, y otra es la de tirar la piedra y esconder la mano. Como dice Haro Tecglen no existen tantas diferencias entre la una y la otra."

La Nueva Inquisición



Que digo yo que ya está bien... Que ya está bien de que la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana para más señas, actúe como dama ultrajada y ofendida porque una firma francesa de ropa haya lanzado una campaña publicitaria basada en una fotografía en la que se ofrece una visión un tanto ¿morbosa? del cuadro "La Santa Cena" de Miguel Ángel.

Respetar, respetar y respetar. Ese parece ser el lema. No se puede dañar u ofender la creencia íntima de una parte importante de la sociedad. Bien. Hasta ahí la cosa hasta parece razonable. Me pregunto qué habría pasado si en lugar de ser una campaña publicitaria, el responsable de la irreverencia hubiese sido un artista, por ejemplo, de la talla del desaparecido Andy Warholl y la fotografía se hubiese colgado de una de las paredes del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, y no en vallas publicitarias de grandes dimensiones.

Destaco un párrafo de la noticia que no tiene desperdicio:

"Los abogados de la iglesia argumentaron que trivializar los actos que constituyen el fundamento mismo de una religión es un insoportable acto de violencia moral. Marithe et Francois Girbaud tiene tres días para quitar los afiches de la campaña."

¿Insoportable acto de violencia moral? ¿Mande? Entonces... ¿cómo calificamos a la prohibición del uso del preservativo como medida preventiva para el contagio del sida? ¿acaso serviría la palabra genocidio?

97 quilos de prepotencia y chulería



Ya están aquí. Por desgracia para mí, claro. Y para alegría de, al parecer, la mayoría de los valencianos. Dejaré mis odios y manías a un lado e intentaré ser objetiva. A ver si lo consigo... aunque me resulta difícil, la verdad. Y si bien lo pienso... pos como que no. Mi intento de tolerancia ha durado no llega a dos frases. Y es que hay cosas que me desrizan los rizos sin necesidad de champú específico ni suavizantes capilares.

Por ejemplo, el ver como miles de mujeres disfrutan haciendo el papelito de monas de feria –soy despectiva, lo sé, pero es que me puede todo este regionalismo trasnochado-, desfilando por las calles, cual sonrientes modelos de pasarela, al ritmo de Paquito el Chocolatero, engalanadas con recargados vestidos del siglo XVIII y peinadas con rocambolescos moños, al más puro estilo de la Dama de Elche. Quizás sea una forma masiva de ensalzar el look de Paquito Clavel y sus amigos y yo ando despistada, o tal vez se trate de los primeros balbuceos de una nueva tendencia en la moda femenina, en plan retro.

A lo que iba, que me perdí por los cerros de Úbeda: la última gracieta de estos valencianotes de pro, a los que les da por tirar petardos a cualquier hora y por cualquier motivo, sin comprobar antes si hay gente alrededor a la que pudieran molestar, ha sido o es, mejor dicho, la pretensión de hacer explotar una carcasa de 97 quilitos de ná. Vamos, una minucia; una cosa simbólica, por decirlo de alguna forma. Porque ya se sabe que en tierras de la Comunidad valenciana la pólvora es una tradición muy arraigada, y la existencia de esa costumbre es justificación bastante para que a cuatro descerebrados les dé por creerse los artificieros del Tedax y Rita la Cantaora –perdón, Rita Barberá- vaya detrás de ellos aplaudiéndoles la idea, por aquello de que la alcaldesa de Valencia ha de mediar, en lo posible, para que sus ciudadanos hagan realidad sus sueños y deseos más “patrióticos” – yen este caso se trata de una majadería de tomo y lomo-, aunque con ello se vulnere la legislación y se contradiga lo opinión del Ministerio de Industria. ¿Acaso no es ésa la labor primordial de un alcalde?

Si tantas ganas tienen de saber qué se siente al escuchar explotar una carcasa de 97 quilitos de ná, que se saquen unos cuantos billetes de avión con destino a Bagdad y que a la vuelta, nos cuenten...

El lolailo festivalero



Mi miedo era infundado. Sí. Como vaticinadora oficial de esta mi casa, no valgo un pepino. Aunque los pepinos, estos días, andan caros, caros, caros. Es lo que tiene el tiempo, que cuando menos te lo esperas, te llega una helada del copón y te jode la cosecha -cada vez soy más bien hablada, lo sé-.

Anoche estaba cenando en casa de unos amigos y lo pasé francamente mal. No pude seguir la gala porque son tan intelectualmente vanguardistas que no tienen tele: y no es que no puedan por cuestiones económicas, es que ellos no ven la caja tonta -soy borde, lo sé, pero es que ciertas actitudes, cuando se defienden con argumentos despreciativos, me superan-*. Con lo que me he tenido que enterar de quién ha ganado la selección final para representarnos en el próximo Festival de Eurovisión a través de la página de Televisión Española: Son de sol, con la canción Brujería.

En las noticias de ayer sábado, a las tres, hicieron un pequeño resumen de las canciones que competían, y lo que pude ver de esta "Brujería" es como para echarse a correr y no parar hasta haber conseguido la distancia suficiente como para que la vergüenza ajena sea sólo una mera ficción. De puritita pena, de verdad. Eso sí, es algo mejor que la de las Supremas, que ya es algo.

*Ando a la greña con la gente que sólo sabe hablar de la mediocridad de los que ven la televisión porque se emite, sobre todo, telebasura, y luego te enteras de que están leyendo a Pérez Reverte, que no digo yo que sea malo, pero desde luego, no deja de ser un producto puro y duro de la mercadería literaria más aventajada. Y no, no vi el viernes la gala ni tampoco las hubiera elegido como diversión para pasar las dos noches del finde, pero ése es otro cantar...

Me vigilan



¡Qué disgusto más grande, madre! ¡Pero que disgusto! Estoy que no quepo en mí y eso que es difícil no hacerlo, con todo el espacio que existe entre mi esqueleto y la carne que lo cubre...

Me vigilan. Sí. Me vigilan y yo sin ir a hacerme el tinte, como Dios manda. Con estos pelos que el Supremo que otorgó como gracia divina: una gracia muy parecida al resultado capilar provocado por meter los dedos humedecidos en un enchufe de corriente eléctrica.

Esta mañana, al entrar en la página de las estadísticas -sí, sí que lo hago, ¿qué pasaaaa?; me resulta curioso ver los lugares desde los que me visitan; una no es mujer viajada, pero ¡qué leches!, al menos, que la viajen a una...-, me ha chocado ver una entrada de Unilever, Reino Unido, y no porque los de la antigua Albión se dignasen a asomarse por estos lares, sino por lo de "Unilever": me sonaba de algo pero no he conseguido recordar de qué. Hace un rato he vuelto a cotillear, pero esta vez en la sección del Nedstat titulada "De dónde", y me he encontrado con lo que se ve en la imagen de arriba.

Nada más y nada menos que cinco visitas, en un día, de J.Walter Thompson. ¿Y quién es este señor? Pues no es un señor físico, más bien es una entidad jurídica: la agencia publicitaria responsable de la campaña de "Rubias contra morenas". Y Unilever es la empresa que fabrica el champú Timotei, el producto mágico que hará a las rubias más Mae West y a las morenas, más Pocahontas.

¿Por qué he tenido el, sin duda, dignísimo honor de ser vigilada por los becarios -digo yo que esas labores las harán los recién llegados- a cargo de J.Walter Thompson? Intuyo, sólo intuyo -en realidad, siempre quise dedicarme a investigadora privada, pero a lo único que llegué, en mi ámbito laboral, fue a que me llamasen La Lobatona, título no demasiado honroso, la verdad-, o mejor dicho, deduzco, que se debe a que hace unos días escribí sobre la magnífica idea que los publicistas habían tenido para promocionar las bondades del Rey de los Champús.

Estoy preocupada. Es más, creo que ni tan siquiera siento el cuello de mi camisa, y eso ya es para asustarse. ¿Me bombardearán con spam para vengarse de mi penosa crítica? Espero que no. Muy al contrario, deberían de ponerse en contacto conmigo para hacerme llegar unas cuantas muestras gratuitas del champú, a ver si así consiguen ablandarme: es sabido que mis opiniones generan tendencias -vamos, que no está bien que yo lo diga, pero vengo a ser la Gurú de los Guruses más Guruses del Mundo Virtual- y yo, si me agasajan como me merezco, en un plis-plas cambio de chaqueta y donde dije digo digo Diego y a las dos horas tengo a media blogosfera aplaudiendo mi pericia diplomática.*

*Juro por el niñito Jesús que las setas alucinógenas se las regalé a un amigo este fin de semana pasado.

Las ideologías del mal

No se me ocurre otra palabra para calificar la última manifestación espiritual del Papa Juan Pablo II que ésta: PATOCHADA.

¿Cómo una persona en su sano juicio es capaz de equiparar el holocausto nazi a la legalización o despenalización del aborto?

Copio un extracto de la noticia, porque no tiene desperdicio el razonamiento en el que se basa el cabecilla de la ICAR para hacer semejantes reflexiones:

Para explicar cómo, desde su punto de vista, fueron posibles las atrocidades del nazismo y los regímenes comunistas, el Papa se remonta a la Ilustración. Según Wojtyla, «las ideologías del mal están profundamente radicadas en la historia del pensamiento europeo» y cita expresamente a Descartes, por su «pienso, luego existo». Para el Papa, ahí nace la preponderancia de la racionalidad que después conducirá a los totalitarismos y sus terribles consecuencias. Es decir, que «el hombre decida por sí solo lo que está bien y lo que está mal». De este modo, opina Wojtyla, un Tercer Reich elegido democráticamente decide el exterminio de personas. Y el Papa añade que «aún continúa el exterminio legal de seres humanos concebidos y no nacidos, decidido por parlamentos democráticos». También cita las «fuertes presiones» al Parlamento europeo para que legalice las uniones homosexuales. Tras el nazismo y el comunismo, Wojtyla identifica en estas medidas «una nueva ideología del mal». Juan Pablo II incluye en las «corrientes de anti-evangelización» el divorcio, el amor libre, la anticoncepción y la eutanasia. Tras reseñar que estos 'enemigos' operan con grandes medios financieros y en grandes centros de poder, concluye: «Es legítimo preguntarse si ésta no es otra forma de totalitarismo, falsamente oculta bajo la apariencia de democracia». Este es el diagnóstico actual del Papa, repetido cuatro veces en distintos capítulos, que propone volver a colocar a Dios como centro moral y «volver a Santo Tomás de Aquino».





Addenda 9:35 h.

Acabo de ver que el famosísimo cardenal Ratzinger aclaró ayer, en la presentación del librito de marras, que lo de poner en el mismo plano el aborto y el holocausto nazi ha sido un error de interpretación:

"El Papa no pone en el mismo plano el Holocausto y el aborto, sino que llama la atención sobre las tentaciones permanentes de la humanidad, que no es inmune al peligro del mal, aun viviendo en sistemas liberales", aclaró Ratzinger. La comunidad judía alemana había puesto el grito en el cielo ante esa supuesta comparación.

Ya puedo dormir tranquila.

¿Dónde está el límite?

Flipo a colorines. A colorines y a burbujitas, si es posible. No puedo entender qué

Flipo a colorines. A colorines y a burbujitas, si es posible. No puedo entender qué
Flipo a colorines. A colorines y a burbujitas, si es posible. No puedo entender qué tienen en la sesera los dirigentes de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana -en adelante, ICAR... ¡qué intelectual me ha quedado esto último!- que les hace tratar a un anciano enfermo de la manera en la que lo están haciendo.

Anoche, en un informativo televisivo, contaron que como el Papa está mejorando de la gripe que padece estos días, sus asesores ya han comenzado a programarle actividades para la semana entrante. Y no contentos con organizarle la agenda para la semana que viene, ya están pensando en que le van a hacer rezar el Angelus públicamente el domingo, por aquello de tranquilizar a toda la Cristiandad, que parece ser que los fieles seguidores de la ICAR están muy preocupados porque intuyen que el señor que besa los suelos en señal de humildad pero que prohibe el condón porque fornicar sin procrear es pecado, se les va a ir para el otro barrio en un suspiro.

No me caen bien los católicos recalcitrantes, no me caen bien los defensores de una ideología social que no se sostiene por ningún sitio, no me caen bien los que, aun estando en contra de todos sus postulados, los favorecen por aquello del qué dirán y por supuesto, no me cae bien el máximo representante de todo este tinglado mediático-económico con estado territorial propio. Pero el hecho de que no me caiga bien no supone que me parezca correcto lo que sus colaboradores están haciendo con este señor: el circo de Roma, tan famoso en sus tiempos, está de nuevo en funcionamiento y encima, su mayor atracción es la cabeza visible en la tierra -¡ja! el del cielo está en paro- de esta Iglesia que se autocalifica como perseguida.

¿Dónde está el límite?

Falleritas de mi vida



Sé que ya no es posible, y por esa razón, estoy triste, muy triste. No puedo evitarlo. Sé que nunca jamás en la vida podré ostentar el título de Fallera Mayor de Valencia, y eso, como poco, supone un desencuentro entre mi realidad de zapatillas de ir por casa y mis fantasías de diva per secula seculorum, y la verdad, aquí la moza no está en estos momentos para soportar muchos más desencuentros. ¿Cómo haré, entonces, para superar este difícil momento, ahora que tengo la certeza de que nunca podré pasearme haciendo ostentación de ser la máxima representante de la belleza valenciana?

No, hoy todavía no me he bebido el café edulcorado con gotas de alucinógenos, aunque parezca lo contrario. Esto que cuento es completamente cierto. Estoy desconsolada. Creo que tendré que llamar a mi terapeuta y pedirle una visita de urgencia –pobres ellos, lo que han de soportar...-.

Comienzo por el principio: hace poco más de un mes se dieron a conocer los nombres de las que, durante el ejercicio fallero 2004-2005, serán las responsables de hacerles ver a los valencianos y a los que no lo son, lo chachi-piruli que resulta el patriotismo valencianista más recalcitrante. En resumidas cuentas, se supo quienes iban a ser este año las falleras mayores de Valencia –y lo digo en plural porque hay dos, una infantil y otra “mayor” o adulta, que sería más correcto-. Y claro, yo no estaba entre ninguna de las elegidas –ahora es cuando viene una sonora carcajada; porfaplis, no cortaros y reíros a mandíbula batiente- porque mi capacidad para desenvolverme, peinada al estilo churrigueresco y ataviada con tanto bordado de hilo de oro y cintas de raso multicolor es nula o casi nula -y porque jamás me he presentado, detalle creo que relevante-.

Este año ha habido una novedad importante en el proceso selectivo. Para darle empaque al tinglado festivalero, existe un órgano de gobierno, nombrado por la máxima responsable de la ciudad de Valencia, o sea, Rita Barberá, alías Rita la Cantaora, llamado Junta Central Fallera que se encarga de gestionar todo lo referente al mundo de las fallas en la capital de la provincia. Una de sus mayores prioridades es la de realizar la selección de las falleras mayores, porque aunque a posteriori, una se pregunta cómo es posible que siempre sean elegidas hijas de acaudalados empresarios o profesionales liberales con renombre, esto no es más que una mera coincidencia, ya que el procedimiento es limpio, transparente y por supuesto, democrático. Vamos, ya quisieran muchos partidos políticos que sus elecciones internas se resolviesen con tanto rigor –no sé si mortis o no mortis, aunque por el aspecto de alguno de los componentes del jurado, de rancia presencia, lo del rigor mortis seguro que no estaría de más-.

A lo que iba –está visto que lo mío no es perderme por los cerros de Úbeda, sino por los de toda las serranías habidas y por haber-: hablaba de una novedad, y lo cierto es que esta vez se han superado a sí mismos –me refiero a los miembros del Jurado-. Han ideado una serie de pruebas, del tipo situaciones inesperadas y similares, en las que se ha valorado la capacidad de las candidatas para desenvolverse y para resolverlas con soltura. De verdad de la buena, que las situaciones recreadas son de una trascendencia tan vital, que no me queda otra que preguntarme si las mujeres adultas que se han presentado a esta elección tienen dos dedos de frente o por contra, se saben nacidas para figurar y no aspiran a más en la vida... Un ejemplo:

“«A una niña de la comisión se le ha dejado siempre desfilar vestida de torrentí. Y este año, además, en la falla hay un transexual que quiere ir de valenciana. ¿Cómo resolvemos ambos dos casos?».”

A destacar: el reportaje fotográfico que se puede ver a través del primer enlace que he puesto. Está casi al final de la página, pero es impagable el rostro de felicidad fingida de las dos elegidas para este año. Y por supuesto, el montaje de las instantáneas de las dos elegidas atendiendo a la llamada de la alcaldesa de Valencia, para comunicarles el nombramiento, es total.

¡Qué tristeza más grande me embarga!

Pdta. La de la foto es la Fallera Mayor de Valencia 2005

No es justo

No es justo, no es justo, no es justo...

Llevo siete años pagando un alquiler porque ni de lejos me puedo comprar una casa pa'mi solita -bueno, sería para mí y para Zas, pero los perros, por ahora, no trabajan a cambio de un sueldo con el que luego poder contribuir a sostener la economía familiar-. No sé cuánto más tendré que esperar para dar el gran paso o si podré darlo alguna vez en mi vida -en realidad, lo que no sé es si me apetece endaudarme hasta la médula para luego estar, en los ratos de ocio, mirando lo bonitas que son las paredes de mi casa porque el salario no me dé para más dispendios-, pero por de pronto, he de esperar a tener la plaza en propiedad, y la cosa va para largo, porque visto lo visto... el día que consiga meter la cabeza en esta Santa Casa -hasta de eso tengo serias dudas- me tendrán que reconocer cuatro trienios de golpe -porque a los interinos no se les paga antiguedad, lleven el tiempo que lleven... bué, yo me lo descontaré en lo que ahorro en conexiones a internet-. Ilusa de mí, pensaba que entre las subvenciones y lo que desgrava la adquisición de una vivienda en propiedad, era algo que iba a poder asumir económicamente -ya digo- dentro de unos años: ¡ja! Ahora llega el Gobierno con las rebajas de enero, y eso que estamos en noviembre.

O sea, que lo mío es ir a contracorriente: cuando todo el mundo compra, yo alquilo, y cuando los que manejan los presupuestos nacionales deciden que hay que favorecer el alquiler, yo tengo pensado el comprar. Con lo que, cuando hubiera podido comprar, no he podido hacerlo porque los señores de la administración pública en la que trabajo se han saltado la legislación y no proveen las plazas como reglamentariamente está previsto, y cuando tenía previsto hacerlo, no no podré porque no recibiré ayudas públicas en forma de rebajas fiscales...

Lo que más me jode del asunto -sí, jode, con todas las letras- es que tengo un par de amigas que se compraron sus casitas hace siete u ocho años, y llevan todo ese tiempo cobrando una devolución media de la declaración de la renta cercana a los 3.000 euros anuales -quinientas mil para aclararnos-, cuando sus viviendas no son de VPO... vamos, que el Estado les ha ayudado a comprarse unas residencias de más de 180 metros cuadrados, más terraza -en el caso de una-. Resumiendo: pura envidia, la verdad. Porque así yo también me compraba una casa y después me iba de vacaciones un par de veces al año...

No es justo, snifff!!!

Por cierto, no tengo ni idea de si está bien o mal, de si económicamente es algo lógico o ilógico, de si es una forma de paliar el desfase brutal en los precios... (en Valencia capital, al ladito de la Ciudad de las Ciencias, se paga el metro cuadrado a 3.000 euros); de todas esas cosas no sé absolutamente nada. Sólo me quejo de que no sé cómo lo hago pero nunca llego a tiempo a todas estas cosas de la ayuda pública...