En el bar
Escuchado en uno de los bares de Linares, hace dos días, mientras tomaba una tisana de manzanilla:
Fulanita:
Yo no soy racista, pero oyes... es que, fíjate tú, han entrado al bar y sin cortarse un pelo, han venido a donde yo estaba pidiendo en la barra y me han rodeado... y eso sí que no, que a mí me dan no sé qué, que no me gusta verme entre tanta gente extraña.
Menganita:
Pues yo sí que soy racista, qué quieres que te diga... que es que en Puerto-I-Sant de los Desconciertos ya no se puede ir por la calle de tanto moro que hay, que hasta mi hijo me lo dijo el otro día... a mí me tienen harta.
Fulanita me miraba esperando que yo me solidarizase con su malestar. Menganita me miraba esperando que yo corroborase que el mundo ya no es el que era y que, a poco que nos descuidemos, nos sacarán de nuestras tierras -ja, ja y ja- a patadas.
Miré a ambas, levanté la taza para dar el último sorbo a mi manzanilla y mientras forzaba una hipócrita sonrisa, me bajé del taburete y les di las buenas noches. No me pesa no haberles respondido: ciertas situaciones es mejor evitarlas. Y una conversación de barra de bar suele estar más cerca de los sentimientos primarios que de la razón -el porqué, no lo sé, pero es así-.
A ellas les da miedo lo desconocido. A mí me da miedo lo que pueden llegar a pensar algunas personas que conozco. Sobre todo, porque hacer gala de que se es racista es tan... no encuentro la palabra. Lo cierto es que a mí me da pánico cómo se ve la paja en el ojo ajeno y no se ve la viga en el propio.
3 comentarios
Sponge -
Con lo del comentario, pues creo que tienes razón, que la gente mayor tiene miedo a lo desconocido, pero de esto tenían que estar ya saciaos y curaos de espanto, porque es lo que les ha tocao cuando eran jóvenes a muchos de ellos. Pero es que de lo malo no te acuerdas nunca. Dicen que el cerebro es selectivo por autoprotección, que descarta los recuerdos negativos y guarda los positivos, por eso no recuerdas nunca las desgracias tan intensas como cuando realmente sucedieron. No sé, en cualquier caso, a mí me sigue asombrando que todavía haya gente que crea que existen personas de primera, segunda, o incluso tercera categoría. Mi "celebrito" no lo comprende.
Bambo -
Ufff, estoy espesilla... anoche me acosté a las tantas-tantísimas y ahora me cuesta razonar -me cuesta mantener la cabeza en el sitio... joío güiscacho... qué malo es pa tó, sobre todo para la resaca, :-D -
Sponge -