De acoplamientos, cópulas y recetas de cocina
Soy masoca, lo reconozco. Si no fuera así, no se entendería cómo soy capaz de perder el tiempo leyendo 'cosas' como ésta:
"...El acoplamiento de estos órganos sexuales es lo que proporciona el mayor acercamiento naturalmente posible entre los productores de los gametos. Al acto de este acoplamiento es a lo que se llama copulación (cópula, coito, unión o relación sexual, ídem carnal, ídem conyugal, acto matrimonial, etcétera). Mas si la cópula fuese sólo este acto mecánico que hemos descrito, es seguro que su finalidad, la perpetuación de las especies, quedaría incumplida. Es por esto por lo que el Creador, que nada hizo imperfecto, dotó a los seres vivos del apetito sexual, vinculando su satisfacción a la realización del acto procreativo. Sin el cebo de la sexualidad, es imposible concebir a personas serias realizando un acto tan simple. Entrando en juego el factor libidinoso, pierde el simplismo para convertirse en una función trascendente y compleja. De su trascendencia sobre la compenetración espiritual de los esposos ya hemos hablado; de su complejidad es preciso que digamos algo, pues son muchos los factores anímicos y coprorales que en ella intervienen, y el desconocimiento de cómo actúan puede ser motivo de errores, de insatisfacciones y de disarmonías, que tienen una gran repercusión sobre la dicha conyugal.
Uno de estos factores es la apetencia. En la génesis de este apetito ya vimos que intervienen estímulos internos y excitaciones que nos entran por los sentidos. Estas excitaciones exteriores pueden ser, a veces, tan poco gratas que inhiban el impulso interno. Por mucha hambre que se tenga, ante un plato de carne nauseabunda son pocos los que la sacian. Tome nota la mujer de este dato y comprenda el porqué del atractivo de su aseo personal. Tome nota el hombre y se explicará los fracasos en sus intentos de "conmover" a su mujer. Esta, bastante más exquisita y exigente que el varón en cuestiones de amor, es sumamente sensible a la acción de estos factores inhibidores (falta de enamoramiento, conducta torpe o brutal, suciedad corporal, etcétera, del varón).
Sin este requisito previo del apetito, el fisiologismo del acto conyugal no puede ser correcto. La apetencia no sólo dispone el ánimo para sacar provecho del acto, sino que prepara adecuadamente los órganos que lo han de realizar. Bajo la influencia de la excitación que precede a la cópula, los genitales de la mujer adquieren la suculencia y la lubrificación necesarias para que la función no resulte molesta, y los del hombre, la turgencia precisa para que sea posible. Es un error, muy difundido entre los hombres, iniciar la cópula sin haber logrado antes la disposición de ánimo y la preparación orgánica necesarias en la mujer para que el acto sea completo. Obrando así, queda, de ordinario, insaciada la mujer, sin alcanzar el acmé del goce sexual (voluptas, orgasmo). Esta insatisfacción priva al varón de parte del goce que le pertenece y repercute desfavorablemente sobre la salud de la mujer y sobre la dicha conyugal. No hay que achacar siempre a la frigidez (frialdad) de la mujer lo que muchas veces es falta de pericia en su esposo.
Otro de los factores que influencia muy desfavorablemente la apetencia sexual es el hastío. La monotonía en las comidas acaba por cansar; la rutina y la falta de variedad en la manera de realizar la cópula termina con el interés por ella y, lo que es peor, con el entusiasmo, con la ilusión, con la compenetración y con el amor, que siempre debe existir entre los cónyuges. No tengo por qué repetirte la advertencia que te hice al hablarte de la insatisfacción sexual como causa de desavenencias conyugales.
La mujer que quiere, sin necesidad de recetario de cocina, sabe evitar el cansancio que a su esposo le produce la monotonía en las comidas que ella dispone o confecciona; la mujer que se lo propone, sin necesidad de fórmulas amatorias, aprende ese arte difícil de las amantes, cuyo único secreto radica en saber evitar el hastío y el desabrimiento en el tálamo nupcial. Es muy expuesto buscar información sobre la conducta que ha de seguirse a este respecto, ya que la espontaneidad y la improvisación son, precisamente, los mayores enemigos de ese hastío. Querer imitar a alguien es exponerse a caer en obscenidades, que pueden costar la estimación y el cariño del esposo.
El acto carnal culmina en una conmoción voluptuosa de todo el ser, que en el varón coincide con la emisión de semen (eyaculación). Mediante ella se verifica una verdadera siembra (inseminación) de gametos machos sobre el cuello uterino (hocico de tenca) y sus vecindades.
¿Consejos higiénicos en relación con la cópula?
Si has querido entenderlos, ya te he dado los más importantes, pero debo insistirte en que ninguna medida puede resultar más higiénica, más saludable y provechosa para la salud del cuerpo y del espíritu, que su realización con arreglo a las normas de la sana Moral. Todo fraude hecho a la Naturaleza, en estos momentos en que con tanta fuerza reclama sus derechos, es vengada indefectiblemente y, tarde o temprano, tiene su sanción. Más adelante te explicaré cómo."
Extraído del maravilloso y estupendísimo libro "Antes de que te cases", del Dr. Clavero Nuñez, Edición de 1961 -corregida y aumentada-.
Y ahora viene el explicar el porqué hoy se me han cruzado los cables de esta manera. Es fácil:
Entre la redacción del libro al que pertenecen los párrafos anteriores, fechada en octubre de 1946 y hoy, por ejemplo, han transcurrido casi sesenta años. Tal pareciera que para estos señores de las sotanas y los alzacuellos, a la vista de cómo piensan y cómo se expresan, el tiempo se hubiera detenido hace ya bastantes décadas.
7 comentarios
Bambo -
Para mí que mentan a la Naturaleza porque no les cabe otra, pero date cuenta de que les horroriza tanto el admitir que una hombre y una mujer dándole al fornicio no se diferencian en nada de un perro montando a una perra, admiten que la libido o apetito sexual sea algo necesario para que el acto en sí adquiera algo de transcendencia... es tan alambicado el asunto... jaajajja.
Pobres mujeres... Vivir sometidas a este tipo de miedos y castraciones mentales tuvo que ser muy frustrante.
La última respuesta del entonces cardenal Ratzinger -la entrevista se la hicieron en 2002- no tiene desperdicio:
"P: Palabra clave: crecimiento de la población. A la Iglesia se le reprocha que, con su rigurosa política de prohibición de medios anticonceptivos en el Tercer Mundo, está provocando graves problemas que llegan hasta la auténtica miseria.
R: Esto es un completo disparate, por supuesto. La miseria se produce por la quiebra de la moral, que antes ordenaba la vida en las organizaciones tribales y en la comunidad de los cristianos creyentes, excluyendo de ese modo la enorme miseria que contemplamos hoy. Reducir la voz de la Iglesia a la prohibición de los anticonceptivos es un desorden grave basado en una visión del mundo completamente trastornada, como demostraré enseguida.
La Iglesia predica sobre todo la santidad y la fidelidad del matrimonio. Y cuando su voz es escuchada, los hijos disponen de un espacio vital en el que pueden aprender el amor y la renuncia, la disciplina de la vida recta en medio de cualquier pobreza. Cuando la familia funciona como ámbito de fidelidad, existe también la paciencia y respeto mutuos que constituyen el requisito previo para el uso eficaz de la planificación familiar natural. La miseria no procede de las familias grandes, sino de la procreación irresponsable y desordenada de hijos que no conocen al padre y a menudo tampoco a la madre y que, por su condición de niños de la calle, se ven obligados a sufrir la auténtica miseria de un mundo espiritualmente destruido. Por lo demás, todos sabemos que hoy la rápida propagación del sida en África está provocando justo el peligro opuesto: no la explosión demográfica, sino la extinción de tribus enteras y la despoblación de muchas regiones.
Por otra parte, cuando pienso que en Europa se pagan primas a los agricultores por matar a sus animales, por destruir trigo, uva, frutas de todo tipo, porque al parecer ya no se puede controlar la superproducción, me parece que esos sabios ejecutivos, en lugar de aniquilar los dones de la creación, harían mejor en reflexionar cómo conseguir que redundasen en provecho de todos.
No generan la miseria aquellos que educan a las personas para la fidelidad y el amor, para el respeto a la vida y la renuncia, sino los que nos disuaden de la moral y enjuician de manera mecánica a las personas: el preservativo parece más eficaz que la moral, pero creer posible sustituir la dignidad moral de la persona por condones para asegurar su libertad, supone envilecer de raíz a los seres humanos, provocando justo lo que se pretende impedir: una sociedad egoísta en la que todo el mundo puede desfogarse sin asumir responsabilidad alguna. La miseria procede de la desmoralización de la sociedad, no de su moralización, y la propaganda del preservativo es parte esencial de esa desmoralización, la expresión de una orientación que desprecia a la persona y no cree capaz de nada bueno al ser humano."
¿Desde cuando un condón sustituye a la Moral -así, con mayúscula-? En todo caso, lo que hace es prevenir un embarazo no deseado y la transmisión de ETS.
Si Dios existe, para mí que ha de estar sumamente enfadado con esta panda de energúmenos apocalípticos que están desvariando en su nombre.
Bielka -
En la naturaleza el sexo no tiene mística ni espiritualidad ni amor entre esposos, así que no sé porque hace referencia el libro a la naturaleza, si en la naturaleza el matrimonio no existe. En fin, misterios.
Bambo -
"...pero debo insistirte en que ninguna medida puede resultar más higiénica, más saludable y provechosa para la salud del cuerpo y del espíritu, que su realización con arreglo a las normas de la sana Moral. Todo fraude hecho a la Naturaleza, en estos momentos en que con tanta fuerza reclama sus derechos, es vengada indefectiblemente y, tarde o temprano, tiene su sanción. Más adelante te explicaré cómo"
Tela, tela, tela... Cuidadín ocn lo que hcemos que siempre hay un ojo que nos mira, :-/
¡Qué triste!
A cuidarse, Sinfo, que eso duele, duele, duele, :-(
Besotes, guapa.
sinfo -
Tienen una obsesión desmedida con el tema, de verdad.
Voy a endrogarme.
Bambo -
Bambo -
Lo flipante del asunto es ver cómo el autor incorpora al acto de la procreación la idea del apetito sexual, para desvincularnos de la "animalidad" que posee el acto de la cópula.
Por otra parte, al menos reconoce que la mujer tiene derecho a alcanzar el clímax... A resaltar: la charla sobre cómo ha de comportarse la esposa en el tálamo nupcial para que el marido no se vaya de jarana con otras -creo que parte del capítulo en el que el ginecólogo de marras habla de esta circunstancia está en otra anotación de hace tiempo-: ha de procurar entretenerlo, pero ¡ojo!, si no sabe, que lo intuya, que se deje llevar, pero que no pregunte a nadie no sea que le digan que se ponga una liga roja y un picardías y por ello esté cometiendo un pecado mortal...
No me extraña que las mujeres de la generación de mi madre se escandalicen ahora con ciertos comportamientos...
Fili -