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De espaldas

Parecidos razonables



Cada mañana paso por delante de una empresa de instalaciones eléctricas, que está situada en la planta baja de una antigua casa de las que por aquí se construían a principios del siglo pasado. Muchas de ellas, en la actualidad, están deshabitadas y se han tirado los tabiques que separaban las habitaciones para conseguir un espacio diáfano, ya sea para alquilarlo, por plazas, como garaje, o para que, como es este caso, se instalen pequeños negocios.

Hasta hace bien poco, la puerta solía estar cerrada a esas horas, pero con la llegada del buen tiempo, el dueño del negocio, comenzó a dejarla abierta de par en par. El primer día que me di cuenta, al mirar hacia dentro de la planta baja -me puede la fascinación que tengo por las casas viejas, por los azulejos con los que alicataban las paredes desde el suelo hasta la mitad...- observé que habían construido un establo. Me sorprendí, porque hace ya tiempo que por aquí no se ven animales de carga, salvo los que poseen los aficionados al tiro y arrastre, por lo que pensé que, posiblemente, el electricista era uno de éstos. Una semana más tarde, en el establo había un caballo, y , esa misma tarde -de vuelta a mi casa-, un pony. A este último es al que, a partir de entonces, he visto más veces. Y esa asiduidad es la que ha hecho que me familiarizase con su "rostro": algo había en él que me resultaba chocante.

Hoy, de sopetón, he sabido en qué consistía esa particularidad que me ha tenido, de alguna manera, desorientada. El hombre estaba, cuando he pasado por delante, a la entrada del negocio, en actitud relajada, con las manos cruzadas a la espalda. En segundo plano, justo detrás de él, el pony agitaba su cabeza mientras emitía un relincho. Puede que parezca una exageración, pero la verdad es que, si es cierto eso que afirman sobre que los animales acaban pareciéndose a sus amos -bueno, lo dicen de los perros...-, éste es un caso evidente: cara alargada, estructura osea muy marcada, flequillo rubio pajizo, cayéndole en greñas enmarañadas sobre los ojos, dientes grandes y enorme sonrisa con asomo de encías incluidas.

¡Uysss! Ahora que caigo, también ha podido ser al revés: que la metamorfosis la haya sufrido el amo y no la mascota... :-P

Se me va la olla, lo sé. ¡Qué le vamos a hacer!

8 comentarios

Aber -

Ya te gustaría parecerte a Zas en lo perro del descanso y de la siesta de seis horas, my darling. Lo del parecido derivado de la estrecha convivencia se me antoja similar a la cuestión del huevo y la gallina. No se sabe en qué momento uno se parece al otro o el otro a uno. ¿Ves como se me va la olla?

Bambolia -

Duda existencial de primera magnitud:

¿Me parezco a Zas? ¿O es Zas el que se parece a mí? -bueno, eso son dos dudas, pero una va implícita en la otra-.

Otrosí digo: el pony de la foto es el próximo regalo que pienso hacerle a mi vecina de enfrente, en Linares, para que lo ponga encima de la televisión.

Voy a tumbarme, a ver si perreo un poco, :-P

La affaire agarrada a una escoba -

La verdad es que es de risa, :-)

Lo de la escoba es verdad: no la he agarrado, me ha agarrado ella a mí; al menos hoy, que voy más tiesa que la torre de Pisa antes de que se volviese vaga por inercia...

Necesito un cuello nuevo y unas cervicales recién horneadas.

Si pudiese pillar a la desgraciada que me dejó así, le iba a dar yo de sus despistes unas cuantas dosis ¡hijaaaaa p***!

Ea, que estoy con la almohadilla cervical y la otra en las lumbares, que al final, al tener la columna "rectificá", me duelen también las del culete... arggggggggggg

Está claro que este affaire, amor de mis entretelas y de mis sueños pecaminosos, va viento en popa, :-P

Uysss, me voy con Zas, a ver si vuelvo a ver al cara de pony y sigo fijándome con más detalle.

Más noticias, en el avance informativo de las siete de la tarde.

Así son las cosas, así os las he contado.

Aber -

Jolines, cariñín. Ahora vengo aquí y veo que te he respondido en mi blog de notas con una referencia a les printemps también. Los astros se conjuran a nuestro favor.

Bambolia -

Ganso, no me lo puedo creer... :-P

Aber, cielín, que será la printemps y esas cosas... o no.

Voy a ver qué decías el domingo, creo que algo de mensajes en postales -a mí no me parece tan descabellado, que conste-.

Aber -

En serio, que se me va. Lo he escrito en una entrada del domingo.

Aber -

A mí también se me va la olla últimamente, ¿será contagioso, mi affaire? ¿O es que empezamos a parecernos?Hum...

ganso -

jajaj, es verdad, eso...bueno yo no creas...un poco cara de ganso, ya tengo..jajaj
Un saludico.