El carro de la compra
Siempre voy a comprar con el coche. Al menos, eso procuro. Me han insistido hasta casi la extenuación con que para mi cuello no es bueno que acarree peso, y menos, en bolsas. Así que o bien voy a la tienda y luego me lo traen a casa o bien hago la compra y luego la meto en el coche, aunque en línea recta, desde el supermercado a mi casa, no haya más de 400 metros.
Hoy he caido en la cuenta de que al ser sábado, me iba a ser imposible aparcar delante de casa al volver del súper -una boda tras otra, como si fuesen churros; a las diez y media ya he visto los primeros invitados pasearse por debajo de la ventana-, por lo que, en un principio, he optado por dejar el aprovisionamiento de mi despensa para la tarde. Pero, pero, pero... he ido a casa de mis padres para ver si necesitaban algo y al contarle a mi madre lo del coche me ha dicho que por qué no me llevaba su carro de la compra y luego se lo devolvía. De repente se me han venido a la cabeza una multitud de imágenes: cuando era muy jovencita y me encantaba que fuese sábado para comprar en el mercado municipal. Me llevaba una lista y me iba con el carrito, toda orgullosa de ser capaz de manejarme entre los tenderos y los vendedores. No sé, me creía que porque mis abuelos maternos tuvieron durante muchos años un puesto de fruta y verdura en el mercado de Convento Jerusalén, a mí nadie me iba a engañar ni me iba a ofrecer lo duro por lo maduro -lo gracioso es que jamás en la vida los vi vendiendo; cuando yo nací ya se habían jubilado los dos-.
Le he dicho a mi madre que sí, que me parecía una idea estupenda. Y allá que me he ido con el carro de la compra, buscando las aceras con sombra durante todo el trayecto. No puedo asegurar con certeza la última vez que me dediqué a esto de la intendencia sobre dos ruedas, pero no me extrañaría que hubiesen pasado más de 20 años.
Después de subirlo a estirones durante los tramos de escalera que llevan a mi casa -es un primero, poca cosa-, y de pegar dos o tres resoplidos por el esfuerzo, cuando he llegado a la cocina y he comenzado a sacar las cosas, se me ha ocurrido hacerle una foto al carrito. Una tonteria como otra cualquiera... pero es que una no se siente todos los días como si tuviera 17 años recién cumplidos.
10 comentarios
Bambolia -
El perro está hoy un poco aturullado. Pa mí que no se explica qué hace su ama metiéndolo y sacándolo del coche cada dos por tres -día de elecciones, dos viajes al municipio donde trabajo, otro a casa de mis padres-. Despistau, el pobrecico, y con este calor que cae como si fuese el juicio final... :-( Horror de los horrores.
Ant -
Ni idea... o que guardas los cuchillos en un cajón... jajajaja... cachis, claro son tomates cherry, no tomates baby... baja salto mental, jajajaja... Hmmm, es muy difícil apreciar mucho más en la foto... me dejao los ojos de investigador privado para ver cosas... agh... y no se ven cuchillos, al menos yo... jajajaja... en fin... caso resuelto: Carne para perro, ajah! Investigaremos al cánido. :-)))) Si es que hoy tengo el día tonto-tonto-tonto... :P
Bambolia -
Bambolia -
Jajaja, Ant, qué bueno!!!
Mi frigo es muy bajito. Me queda a la altura de la barbilla, para que te hagas una idea.
Te digo en lo que has acertado: Fresas, tomatitos cherry, el producto de lavadora es suavizante, sí señor. Lo que crees que es pan de molde es un paquete de 2 kg de comida para perros, :-D y no hay huevos: es una bandeja de pechugas deshuesadas.
De tu valoración: como fruta, ensaladas, poca carne y algún que otro sandwich (digamos que, como máximo, entre diez o doce al año). Casi, casi pleno total. Los cuchillos no los ves porque están al lado de la bandeja azul, en la parte de la derecha. ¿Eso significa que tiendo a esconcer mi lado de descuartizadora en ciernes? :-P
Ant -
Hmmm, fresas, pan de molde, huevos (¿?), tomates baby, bote de...hmmm... producto de lavadora, quizás suavizante quizás...hmmm... dentro del carro una barra de pan con bolsa de plástico...
A la vista cucharas y utensilios de plástico o metal... ningún cuchillo, ergo...
Perfil psicológico: Comes frutas, ensaladas...poca carne y alguna que otra vez algún sandwich...
El Caso del Carro de la Compra se complica... :-)))))
Aquistamos -
Bambolia -
Esta vez es la perspectiva. De hecho, mi frente se queda a la altura de los agarradores del armario y mido 1,60. Es un buen título para una novela, que conste, jajaja. Mira, ahorita mismo estoy con "El misterio del cuarto amarillo" de Gaston Leroux... ¡cómo me gustan las intrigas!
Ant -
Pos verás, calculando una estatura media-media... el estante justo encima de las tazas colgadas, no queda hiper-mega-super alto???? O esto si es cosa de la perspectiva? (Parezco "Poirot en el caso del carro de cocina", jajajajaja)
:-P
Bambolia -
Lo del peso por las escaleras es lo mínimo: igual que si voy con el coche, he de subirlo luego. El problema de que te lo traigan a casa es que has de pagar 650 pelas por el viajecillo de marras, y claro ,si cada vez que compras haces eso, se te va una pasta gansa en eso. Sólo me lo traen a casa cuando compro mucho "botellerío": leche, agua, lejía, suavizante, etc. Aprovecho y cargo con las cervecillas y esas cosas.
Pregunta, pregunta, que a mí se me da bien eso de darle a la lengua... escrita, me refiero, :-P
Ant -
¿Y no has cargado con peso con el carro por las escaleras?
¿No es mejor que el super te traiga la comida a casa?
Preguntón estoy, cornio... :-P