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De espaldas

¡Total! Por un poquito más...

En dos días me han repetido esa frase, que ya casi es una expresión común, al menos cuatro veces, pronunciada por distintas personas.

¿Y a qué se refiere siempre? A cuestiones económicas. ¿Acaso podría ser de otra manera?

Sirva un solo ejemplo para explicar por dónde voy: estaba hablando de que, si no ocurre nada anómalo, para el año que viene pretendo jubilar mi coche –ya tiene 21 añitos... ufff, qué viejito es- y comprarme uno de segunda mano, poniendo como precio límite, alrededor de los 5000 euros, más o menos. Cómo no, mis interlocutores me dijeron: “¡Total! por un poquito más, te compras uno nuevo!”.

Y claro, es ahí cuando yo me pregunto si ese poquito más, a final de mes, no puede suponer la gasolina de tres semanas, o la comida para siete u ocho días o el pago de uno de los recibos trimestrales de agua y basura.. y ya digo, me lo pregunto y cuando me respondo –porque a veces hasta consigo responderme- con un “no, niña, que no puede ser, que ese poquito más no es un poquito trivial, irrelevante, sino un poquito vital, trascendente”, llego a la conclusión de que, una de dos -¡cuántos dilemas se me plantean últimamente!- o yo soy una mala gestora/contable/administradora de mi sueldo –que todo puede ser- o el resto de los mortales que me acompañan en este devenir diario -¡ja! toma ya pedazo de pseudo frase pedante- disponen de una liquidez sin límites ni fronteras a la que yo, de momento –todo se andará... ¿ande estás, Primitiva de mi alma?- no tengo acceso ni de lejos.

El martes estuve de visita –de éstas que vienen impuestas por la agenda familiar, muy en la onda de “¿qué va a decir tu tía si no vas a ver a su bisnieto?”- en casa de una jovencísima pareja, que recientemente han sido padres. Les regalé un conjuntito de ropa y ellos me devolvieron la atención con un par de “Total, por un poquito más...” y una visión de lo que para ellos supone, hoy en día, asumir responsabilidades y su forma de plasmar ese “Total, por un poquito más”: una casa en propiedad –los pipiolos tienen 20 años-, un sofá de diseño, una tele de 33 pulgadas, cerca de un millón de pesetas en muebles, y un coche de menos de un año –era nuevo cuando se compró... ¡por supuesto!- que uno de ellos incorpora al patrimonio familiar. Por descontado, trabajan ambos, con contratos que se renuevan de mes a mes: ella de dependienta en una tienda de fotografía y él como operario en un almacén de chatarras.

Cuando me marché, tras de mí se vino la impresión de que algo mal había hecho yo en mi existencia para tener 38 años y continuar viviendo todavía de alquiler, con un coche de 21 años y una televisión de 14”, un colchón con cojines haciendo de sofá y un cabezal de cama heredado.

Luego, lees cosas como ésta e intuyes que, seguramente, los banqueros han de estar encantados con esta fiebre/feria de las apariencias... ¡Qué lástima!

14 comentarios

Bambolia -

Eso decía yo antes, Ciri, y de verdad de la buena, que a veces, el no confiar en nuestra propia destreza, nos cierra puertas sin ninguna necesidad. Recuerdo este verano pasado, uno de los días que estuve en Almagro, que salió algo lluvioso -tan extraño en julio, en La Mancha- que decidimos ir a ver un museo naval que hay en un pueblo, Viso del Marqués, relativamente cercano -sí, en medio de la ruta de El Quijote, un museo en el que se guarda el archivo de la Marina española-. El placer que me supuso conducir por aquellas carreteras desoladas, con escasísimo tráfico, con un calor que se escapaba desde el asfalto y que no casaba demasiado con el cielo plomizo, oscuro... fue inmenso. Ese casi deambular, ese casi detenerse a contemplar un campo de trigo, una plantación de olivos... ¡qué gozada, de verdad!. Todo un privilegio.

Lo malo es lo del seguro y el mantenimiento del vehículo, sí, pero la independencia que te genera bien vale pagar algo de dinero -si se tiene, que otra cuestión bien distinta es si no se puede afrontar el gasto mensual-.

El juego lo dejo para luego, que estoy con una historia de la ley de protección de datos que me tiene liada.

Ciri -

Pues yo no tengo carnés ni coche ni nada de eso, porque nunca me ha hecho falta. Eso sí, llegará un día en el que lo necesitaré y me pegaré de cabezazos contra la pared. Ahora que con mi sueldo no podría sostener ni los gastos de mantenimiento de una mountain bike. No digamos ya el coche, las letras, el seguro, la gasofa, las averías, etc. Es una fuente de gasto que no me daría la gana asumir. Creo que a algunos nos pasa al revés, somos adultos que jugamos a ser niños... de ahí que me resista con todas mis fuerzas a la política extendida del endeudamiento, el coche, la hipersupermegatele y esas cosas. Yo, a lo mío. Ir tirando.

Por cierto, mejor que no me habiliten para conducir ni nada de eso, porque sería un peligro público, no por exceso de velocidad, sino de torpeza. Os invito a jugar al jueguecito que veréis al pinchar en mi alias, seguro que me ganáis, aunque a decir verdad yo lo pongo muy fácil ;-) ¡Aparcar: la guerra de sexos!

Bambolia -

Eso tendré que hacer, Odalys, decirles que me lo paguen ellos... Ya verás que conducir no es tan complicado: yo me saqué el permiso hace casi cuatro años y no lo había hecho hasta entonces porque pensaba que era una negada por aquello de que, al ser zurda, me confundo cuando me indican "a la izquierda, a la derecha". Ahora resulta que me gusta mucho conducir, :-)

Gru, has resumido a la perfección lo que ocurre: la hiperfacilidad para conseguir financiación casi para cualquier cosa ha desvirtuado/malogrado más de una economía familiar. La gente ajusta tanto el presupuesto que, ante cualquier eventualidad, el equilibrio se rompe y se va todo al traste.

Lo de las ayudas de la gente que se tiene alrededor es increíble: parece ser que los padres tengan la obligación de montarles el pisito a los niños, por poner un ejemplo... y son ellos los primeros que, ante el caprichito del niño-adulto de tener una televisión de 33 pulgadas -completamente prescindible- le dicen: tú cómprala a plazos, que si un mes no puedes pagarla, ya lo arreglaremos nosotros... no sé, que será envidia, quizás...

Estoy por institucionalizar una fiesta civil, similar a la del bodorrio, para cuando un adulto decide irse a vivir solo: a ver si así, al entregar la invitación con el número de la cuenta bancaria, para hacer el regalo, me aumenta el saldo positivo y me monto una casita hiper-mega-fashion, con todas las comodidades habidas y por haber.

Gru -

Estoy de cuerdo contigo, Bambi, y con Kiri, y con Odalys. También con Eri, aunque habla de su coche.

Antes, la gente evitaba endeudarse, pero ahora se ha creado una espacie de paraíso de riqueza artificial un tanto engañoso. Muchas personas creen que lo normal es vivir al límite del crédito. El problema es que : ni necesitan tantas cosas, ni son ricos, aunque lo crean así. Cuando se caen del castillo la hostia suele ser espectacular.

En las sociedades mediterráneas suele haber otro factor, y es la solidaridad de famililares y amigos, lo que hace que uno se lance a lo loco porque sabe que alguien va a estar ahí echándole una mano (aprovechamiento de los demás puro y duro). En las sociedad centroeuropeas es el estado el que subsidia y ayuda, creando una clase de subsidiados que no siempre son capaces de actuar con responsabilidad (también se aprovechan de los demás pero de forma indirecta y a través de los impuestos). Dos ejemplos que son la misma cosa: hay un momento en el que no se pueden pagar todas las letras de aquello que parecía tan imprescindible y que, a lo mejor no lo es. El mercado los consume.

Odalys -

Chicos, no hablen de que se atrofia lo que no se usa, que me entra la preocupación... pasa igual con el cuerpo? :)))
Bambi, es que tengo que darte unas clases para responder a eso de "Total, por un poquito más...", cuando te pase, pregunta tú "y quién lo va a pagar? tú?... encantada!". A mí me ha funcionado cuando me tratan de controlar para gastar más en algo que ni siquiera me gusta. Oye que la gente para la economía ajena, se pinta sola.
Yo ni siquiera sé manejar así que de autos ni hablo, ahora quiero ver cómo le hago pero me temo que soy un peligro al volante, ya les contaré.
Y sobre deudas, el artículo está muy bien pero es algo en la cabeza. Por ejemplo, tengo una amiga que si ve a un hombre en un carro nuevo dice: "ese tiene billete", mientras yo pienso que a lo mejor está presumiendo y entre letras de auto y casa, apenas le debe quedar algo para divertirse o incluso tendrá las tarjetas al límite. Para mí es fundamental dormir en paz y para eso, no tener deudas me es vital.

Bambolia -

No te quejas, Eri. Es contar lo que te ocurre, que es distinto. Además, sigo en mis trece, quejarse no es malo sino se abusa y se pretende con ello que el resto de la gente esté siempre pendiente.

Es que si has estado sin usarlo es normal que el coche se "estanque", por decirlo de algún modo... lo de la dirección asistida es flipante: cuando pillo el de mi padre aparco en un pis-pas... de la otra forma, acabas haciendo músculo, :-)

ERi -

Pues yo ya he dado de baja el mío Bambi, taba mu bien de motor, pero los 16 años se notaban en carrocería y sobre todo en ese volante que me ha dejado otra vez hechos polvo los tendones de los brazos -ves, ya me estoy quejando :). Es que ya llevaba aparcado sin cogerlo bastante tiempo, por este problema tendonero- pues éso que este verano espero tener uno de dirección asistida y aire y airbags y...bueno no muchas cosas más que no tamos pa derrochar.

Bambolia -

Que yo no digo que no esté para disfrutarlo, :-) es más, yo no me caracterizo, precisamente, por ser una persona de éstas que están ahorrando en plan hormiguita y tal... lo que me tiene un poco ¿anodada? ¿atontada? es cómo algunas personas, por no privarse de ciertas comodidades, son capaces de asumir riesgos económicos que, a todas luces, derivarán a números rojos o a una imposibilidad manifiesta de pago -ufff, cómo se nota que llevo desde que he entrado oyendo hablar en lenguaje administrativo-. Pues eso, que no entro a valorar cómo se gasta o en que se gasta el dinero, sino en cómo se gasta o en qué se gasta cuando no se tiene o existen una condiciones familiares que no son muy halagüeñas... vamos, que, cuando menos, es una temeridad el embarcarse en ciertas compras -absolutamente prescindibles- cuando se acaba de tener un bebé y la situación laboral es inestable o precaria, como se quiera llamar.

A lo mejor es que me da envidia... no sé: será que a los que nos vamos a vivir solos, nadie nos monta el piso... ni los papis ni los amigos, cuando la cosa deriva en bodorrio...

Va a ser que sí, que van a ser celos, sí... :-)

Jesús -

Pues yo conozco a una que todo lo que gana se lo gasta en el supermercado...vamos, que tiene la piel reluciente como la piel de un magnifico haiga...

Vero -

Pues yo tengo extrañísimas relaciones con el dinero... a veces aparece no sé de dónde, no sé cómo, y puedo darme bacanales derrochones que recuerdo con nostalgia y casi desconcierto en mis meses de racionar los cigarrillos y comer pan de la semana anterior y tallarines con huevo...
en fin, que está pa' disfrutarla... mientras se tenga y se pueda, que viene a ser "casi" lo mismo.

Bambolia -

Sí que hubiera estado bien, sí,:-)

Lo de la dirección asistida es impepinable y el aire acondicionado, pos también. Las demás cosas, como los elevalunas y el cierre centralizado y chorradillas varias, pos como que me da igual: soy muy básica para las florituras y después de andar por ahí con el mío, creo que cualquier cambio a mejor, lo notaré como algo casi increíble... aunque es gracioso, las incomodidades de mi "fiestecita" no las noto, estoy acostumbrada. Esta semana ha pasado la ITV y el técnico, por tercer año consecutivo, me dijo que ningún otro coche me iba a salir mejor que ése y que lo cambiaría por desidia, no porque no no funcionase, porque es muy fuertote, :-)

Aun con todo, lo aguantaré un añito o un poco más, y luego lo cambiaré, que ya toca.

Después de escribir la anotación le estaba dando vueltas al asunto de los gastos mensuales de la familia de la que hablo, y sinceramente, se me escapa el entendimiento... no veo cómo pueden hacer para vivir con tanto recibo para pagar mensualmente y mantener a un recién nacido. Hay situaciones quue me resultan claramente peligrosas, y una de ellas es la de dos adultos recién salidos del cascarón jugando a las casitas...

Kiri -

Un millón cuatrocientas mil, quería decir, no un millón cuatrocientas. Hubiera estado bien la rebaja, je je.

Kiri -

Lo de la fiebre de las apariencias es cierto, y la noticia que enlazas no me sorprende ná de ná.

Kiri -

Yo me compré uno nuevo pero pequeño, un Hyundai Athos. Está muy bien para aparcar y total, pa dos que somos...
Costaba un millón cuatrocientas pelas, lo que me supone 124 € de letra. Estoy contenta, va muy bien.
He ido con él a viajes larguitos y no ha dao ni pizca de guerra la criatura. Lo tengo hace cuatro años y pico.
Lo que sí te recomiendo, Bambi, es que el que te compres, nuevo o de segunda mano o como sea, lleve dos cosas: aire acondicionado y dirección asistida. Dos comodidades nada superfluas.