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De espaldas

El Brujo, sí pero no


El viernes por la noche acudí hasta L'Alculdia -cerca de Valencia- para ver a Rafael
El viernes por la noche acudí hasta L'Alculdia -cerca de Valencia- para ver a Rafael Álvarez "El Brujo", uno de mis actores predilectos. No sé si es que esperaba demasiado de él; seguramente. La cuestión es que a medida que iba avanzando la representación, me embargó una sensación similar al "dejà vu" francés: verlo en escena era como tener delante de sí a parte de sus personajes anteriores. Y eso no me gustó. Porque el espectáculo, ideado para conmemorar sus veinticinco años en los escenarios, no es un "remix" de todos los anteriores -al menos, eso entendí yo-, sino una nueva creación, en la que debería de haber afrontado su papel como monologuista olvidándose de las peculiaridades de los personajes que anteriormente interpretó. No supo desprenderse de los registros heredados, por ejemplo, de El ávaro, de El Lazarillo de Tormes, de El Arcipreste -los tres que yo he visto- y mientras se paseaba por el escenario, su andar era deslabazado -no venía a cuento de nada-, torpe y su voz, en algunos momentos, se elevaba hasta extremos desagradables.

En pocas palabras: sobreactúo. Un poco de comedimiento no le habría venido nada mal, pero que nada mal. La contención es importantísima cuando uno, para transmitir una idea, un mensaje, no se apoya en elementos externos, sino que se centra en lo que es capaz de decir a través de sus gestos y de sus palabras. Es difícil, lo sé, pero una espera que un actor como Rafael Álvarez "El Brujo" tenga, desde hace ya tiempo, aprobada esa asignatura con matrícula de honor.

No pude evitar el compararlo con Jack Nicholson, que sabiéndose un buen profesional, ha acabado creyéndose un genio. Y eso, la verdad, es un error de apreciación importante, porque posiblemente sean genios los dos, pero es algo que ha de pensar el público, no ellos.

Por cierto, y aunque parezca mentira, me gustó lo que contaba y en algunos momentos, cómo lo que contaba. Pese a mis reparos, sigue resultando entrañable y su voz y su dicción son portentosas -algo que se agradece sobremanera, si se tiene en cuenta que algunos jóvenes actores españoles parece que hablen con la boca llena de mazapán-.

5 comentarios

Bambolia -

Fe de erratas: no es "Compañía de Teatro Clásico Nacional", sino "Compañía Nacional de Teatro Clásico", que aquí sí que importa el orden de los factores...

Bambo -

Con todo, El Brujo me gusta: es, como dice Jesús, un actor "característico", peculiar. Y eso es algo que se consigue con el tiempo, un trabajo a largo plazo, que se va gestando poco a poco. Quizás sea su forma de interpretar, tan marcada, tan ¿exagerada?, la que llene los teatros. Además, su aspecto físico ayuda mucho: tiene unos rasgos muy contundentes, difíciles y creo que él cultiva más todavía ese aspecto tan de andar pisando fuerte. Sólo con verlo con ese pelo a lo medio afro, medio Einstein, una tiene la impresión de tener delante a una persona un tanto atípica, fuera de las clasificaciones más convencionales.

Bambolia -

¡Ay, Jesús! En mi vida he puesto los pies en un escenario y jamás creo que lo haga. Sólo soy espectadora. Y como tal, seguramente, erraré bastante en mis apreciaciones porque carezco de una sólida cultura teatral, pero bueno... últimamente estoy por la labor de darle valor a mis impresiones aunque éstas no coincidan con la mayoría, como es el caso: si os pasáis por el apartado de la pág. de El Brujo sobre las críticas, fliparéis a colorines. Lo ponen por las nubes... aunque claro está, sería de estúpidos el colgar las malas críticas. Sigo dándole vueltas a lo de la contención: cuando la fuerza interpretativa recae en lo que se dice y cómo se dice sin apoyos externos, lo más sencillo es cargar las tintas en los gestos y en las entonaciones, y por eso quizás me desilusionó tanto, porque no esperaba que él cayerá en ese error -por lo menos, para mí lo es-.

De todas formas, insisto, es una apreciación personal, sin más y no soy muy de fiar: la semana pasada leí la crítica que hizo Eduardo Haro Tecglen al "Hamlet" de Eduardo Vasco, el actual director de la Compañía de Teatro Clásico Nacional y me quedé despagadísima: todo lo que a él no le gustó me gustó a mí. Y claro, Haro Tecglen sabe de teatro, y sabe mucho, más bien, sabe muchísimo.

Gru, la impresión que causa una voz grave, con fuerza, en un escenario, es increíble: es como si el actor se estuviera metiendo en tu cabeza para que las palabras pronunciadas resonasen durante más tiempo.

Gru -

Ha sido poseído por los personajes, entonces.

Creo que ser actor,un buen actor de estos que te ponen el vello de punta, es un ejercicio de esquizofrenia y al final pueden acabar un poco tocados. Y las voces de buen actor de teatro, esas voces que salen del diafragma me flipan.

Jesús -

Los Artistas se ensimisman a veces. Y los artistas llamados caracteristicos mucho más.
Lo que si me sorprende es tu comentario. Sin ver la obra puedo presentir que lo que dices es justo, medido, revela un buen conocimiento bambi. ¿ Para cuando te podremos compartir emulando a la Xirgú ?.