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De espaldas

Ya era hora


Mi último viaje a Madrid en tren fue sumamente desagradable. Quizás peque de
Mi último viaje a Madrid en tren fue sumamente desagradable. Quizás peque de exagerada. Pelín desagradable. No más. En realidad, recuerdo que me cabreé sobremanera. ¿Por qué? Sencillo y lógico -al menos a mí me lo pareció-: acudí en dos ocasiones al vagón de la cafetería y salí de allí con un nuevo perfume corporal, regalo de Renfe -si es que soy desconsiderada... -, amén de que mis ojos adquirieron ese color rojizo que los hace tan atractivos.

Hoy entra en vigor la prohibición de fumar en todos los trenes de Renfe con un trayecto igual o inferior a cinco horas de recorrido. Ya era hora, de verdad. Resulta sumamente desagradable que la gente fume en espacios tan cerrados. Y lo digo yo, que soy fumadora ocasional, de las que disfrutan con un cigarrillo cada cierto tiempo, después de una comida, en casa, tomándome un café. El caso de los trenes me parecía inaudito: los vagones de fumadores y no fumadores estaban separados, pero para acceder a la cafetería, en la que sí se podía fumar, era necesario pasar antes por el de fumadores, con lo que de estar en un espacio libre de humos, pasabas a meterme de lleno a una suerte de chimenea constante.

Puedo comprender que para los fumadores enganchados -y lo son la mayoría-, este tipo de limitaciones sean vividas como una persecución carente de fundamentos de peso, pero creo que no es cierto: existen motivos más que suficientes para restringir el consumo de tabaco en los espacios públicos, sobre todo, porque está sobradamente demostrado que un fumador pasivo, a la larga, acaba padeciendo las enfermedades propias de uno activo sin ser él el responsable de su deterioro físico.

Reitero, ya era hora. Es más, lo que no termino de entender es la limitación de las cinco horas. No se fuma y no se fuma. Sin más. Quizás sea muy tajante, lo sé. Pero entre un fumador y un no fumador, a mi modo de ver, siempre primarán los derechos del que no es adicto.

23 comentarios

Bambolia -

Por cierto, que después de leido lo escrito, da la impresión de que se me haya conminado a callar, y no es el caso, por supuesto, :-)

En mi casa se fuma, pero procuro no hacerlo en los lugares en los que sé que puedo molestar. Sólo se trata de eso, nada más.

Bambolia -

Bichito, no me sirve lo de que es una polémica que en Cuba o el Nepal no se daría... eso es tirar balones fuera, y un argumento muy al uso cuando, en realidad, no se está hablando de eso. Me recuerda sobremanera a cuando los actores se manifestaron contra la guerra de Irak y los conservadores les saltaron al degüello porque no se habían manifestado contra ETA y a favor de las víctimas del terrorismo... una cosa no quita la otra.

¿Acaso, por ejemplo, defender la causa de que desaparezcan las corridas de toros es una estupidez porque existen problemas en el mundo mucho más importantes?

No se trata de pseudo progreso y no voy a sentirme culpable por vivir donde vivo: no soy responsabla -al menos, hasta donde yo sé- de los grandes problemas universales y no se trata de que cada vez que pretenda defender una causa que entiendo justa, haya de callarme la boca porque a la vez no enarbolo la bandera de los Derechos Humanos cual Juan de Arco.

No estoy diciendo que no se fume, sólo que no se fume en ciertos lugares porque somos muchos y se ha demostrado que es muy perjudicial.

¿Te subirías a un vehículo conducido por un borracho? La probabilidad de darte una leche sería muy elevada. Seguramente, no lo harías.

Kew, el pueblo siempre se ha alimentado de opio. Eso sí, presentado de diversas formas y maneras, y en muchas ocasiones, argumentar que se trata de una forma de desviar el tema es una muy buena manera de no dar una respuesta a la cuestión planteada.

Insisto, no se trata de arremeter contra los fumadores, sino de proteger a los que no fuman. Son posturas diametralmente opuestas.

Kiri -

De delegados de Sanidad nada. Cada uno que se machaque a si mismo como le dè la gana, pero que no imponga el machacamiento a los demàs.
A mì este tema no me aburre porque es la enèsima versiòn de tener que tragar por cojones lo que otro te imponga,en este caso humo de tabaco.
Y en fin, como que no.¿Por què habrìa que admitirlo?. ¿Se derivarìa de ese tragar algùn beneficio para alguien? No: sòlo alimentar una adicciòn, y las adicciones se curan. Y, si uno no se la quiere curar, pues hace muy requetebièn, pero que no perjudique a los demàs.
No hace falta derrochar energìa para estar en contra del tabaco en lugares pùblicos y cerrados. Para mì vale con el sentido comùn.
Y tampoco, sin ànimo de polemizar ya que a mi entender la cosa està bien clara, creo que el negarse a tragar humo de tabaco tenga relaciòn alguna con que se defiendan o no otras causas.

Kewpiesa -

A mi modo de ver, creo que el asunto está perfectamente ideado para que pensemos en las pequeñas idioteces del día a día y dejemos de molestar por lo verdaderamente importante.

Es maravilloso que todo el mundo esté ocupado.

bichito -

S., más allá de romanticismos (que, esos sí, cultivo casi siempre en privado), me gustaría que en esto, como en todo, se prescindiese del maximalismo y empezásemos a vivir en un mismo espacio de cesiones y entregas

esta polémica, que, lo confieso, me aburre y en la que no tengo más que decir, sería impensable en, digamos, Cuba, Etiopía o Nepal

el progreso, el seudo progreso, nos hace, tengo la impresión, sumamente bobos (me incluyo)

lo importante no son los humos, ni las drogas, sino la capacidad de disfrutarlas

comunión, cuerpo de cristo, esas cosas que hemos olvidado para hablar de trenes

Bambolia -

Bichito, sigue fumando, me parece perfecto. De hecho, yo fumo. Pero no me parece lógico -mi lógica quizás te resulte ilógica, pero a mí me sirve- que en espacios públicos y cerrados esté permitido el consumo de tabaco.

No me sirve lo del pescado ni lo que escribiste ayer sobre el material cancerigeno con el que se aislan los convoyes de Renfe. No estamos hablando de eso -creo-. Si nos ponemos a ésas, habría que plantearse hasta por qué no se prohibe el alcohol o la mantequilla cuando se sabe que su consumo elevado produce problemas cardiovasculares.

Espacios públicos y cerrados, j.a., nada más. Que cada cual luego haga de su capa un sayo, pero en los lugares comunes, donde existe todo tipo de gente, es de cajón que se prohiba. ¿Acaso tú fumas cuando vas en un vagón del metro? ¿Acaso fumas cuando entras en un hospital para visitar a un enfermo? ¿Acaso cuando estás en casa de una persona a la que acabas de conocer te enciendes un cigarrillo, sin tan siquiera haberle preguntado si puedes hacerlo?

No lo entiendo, de verdad. Parece que el hábito de fumar tenga una estela bohemia, como de marchamo romántico... y nadie dice que el que lo quiera sentir así, no lo sienta, pero en su casa o en la de los amigos, no en un vagón de tren en el que hay sentadas cuarenta o cincuenta personas más.

Bambolía -

Todavía recuerdo, hace ya quince años, cuando mi padre fue ingresado por pulmonía doble. En la sala de respiratorio no había camas con lo que a él y a otro enfermo en idénticas circunstancias, los llevaron a la de traumatología. Lo de que los enfermos fumasen en los hospitales ya estaba prohibido pero no se controlaba en exceso. En la habitación había dos enfermos más que fumaban alrededor de dos paquetes diarios. No hubo forma humana de hacerles entender que aquello era una barbaridad y argumentaban que ellos no tenían la culpa de que en el hospital no hubiese sitio para que los de la pulmonía estuviesen en el lugar que les correspondía... ¡manda cojones! La situación se puso tan tensa que casi llegamos a las manos, porque tanto mi padre como el otro señor cada día estaban peor. A la semana -ojo, una semana- los cambiaron a una habitación aislada en cardiología. No habían pasado ni doce horas y mi padre y el otro enfermo ya no tenían fiebre...

Sé que es un caso aislado, pero, al menos a mí, me viene muchas veces a la cabeza. Por ejemplo, Odalys lo ha de pasar francamente mal, y eso no me parece justo...

Bambolia -

En los trenes también se podría, Gru, si dejasen el vagón de fumadores el último o el primero, según se mire, y la cafetería la incluyesen dentro de la prohibición. La cuestión pasa, a mi modo de entender, por si es justificable el gasto económico que eso supone -el que en cada viaje que se realice, se dedique un espacio en concreto a los fumadores- cuando con prohibirlo el problema se soluciona. No sé, es que dándole la vuelta a la tortilla una se plantea que por qué no se alegran de que, al menos durante cinco horas, no van a fumar, con lo que eso reduce el número de cigarrillos al día... Es buscarle el lado bueno al asunto, y no el verlo como algo negativo.

Kiri, para mí que todo se circunscribe a la dificultad de controlar el deseo de fumar: es lo que tienen las adicciones, que no se pueden -o es muy difícil- razonar, y como no caben razones, prima el hecho de que parece que se esté avasallando a los fumadores, cuando resulta que es al revés, o al menos, hasta hace nada, era al revés.

bichito -

me complace el autonombramiento de tantos delegados vocacionales del Ministerio de Sanidad

espero que la misma vehemencia sea empleada contra, digamos, el consumo de pescado Mediterráneo contaminado por mercurio o la lectura del diario El Mundo, prácticas ambas muy malas para uno mismo y quienes le rodean

sigo fumando

Kiri -

Lo que pasa es que hay gente que tiene de hobby dar por saco.
Cuando dejen de fumar como carreteros en espacios públicos y cerrados, empezarán a tocar la zambomba en los conciertos, por ejemplo.
Claro, en los conciertos no les van a dejar tocar la zambomba porque los van a poner de patitas en la calle al primer intento.
Cosa que a nadie sorprendería, y eso que tocar la zambomba no jode los pulmones del de al lado. El mundo tiene unas prioridades muy raras con eso de las permisividades y las prohibiciones.
Yo fumaba un paquete y medio al día y lo dejé porque me hacía daño y se lo hacía a los demás. Si yo, que no soy supermán ni siquiera Dios, lo dejé, los demás también pueden.
Digo yo, vamos.
Y si no, pues nada, a tocar la zambomba, pero en círculos íntimos como Aznar.

Gru -

Me refiero a que en el avión está prohibido fumar porque es un caso de fuerza mayor: ni siquiera se pueden abrir las ventanillas. En los trenes sí se puede, aunque no en los de alta velocidad. Además, en los aviones, salvo en los de dos pisos, (que a lo mejor sí tienen compartimentos para fumar) no es tan fácil aislar las zonas por vagones como en un tren. En el caso de los trenes yo creo que sí se pueden aislar los vagones de formas que los fumadores no molesten al resto de viajeros y por ello no veo necesaria la prohibición.

Me refiero con ello a que está bien que se prohiba fumar en muchos sitios y cuando no hay otra alternativa para proteger a los que no fuman, pero si se puede encontrar una alternativa, mejor.

Bambo -

No se trata de saludables vidas, bichito, sino de que tú tragues el humo de otros porque esos otros no han pensado que sus chimeneas particulares pueden ser molestas. No se trata de no dejar de hacer una cosa porque otra se sigue consintiendo, no.

Si puedes viajar en avión mascando chicle, ¿qué diferencia existe? No lo entiendo. ¿Por qué es tan difícil asimilar que no se trata de atacar, sino de modificar ciertos comportamientos que, en espacios cerrados, pueden resultar perniciosos y molestos a un número elevado de personas? Es que en Renfe el vagón de los fumadores no estaba aislado, y la cafetería era común... yo fumo y a mí eso me molesta mucho, mucho, mucho. Si quiero tragar humo, déjame al menos que elija dónde y cuándo, pero no en todas partes.

Bambo -

Lo que no termino de entender es lo que dice Gru de los largos recorridos: si cuando se viaja en avión está terminantemente prohibido y existen viajes transoceánicos de más de cinco horas y lo aguantan... ¿por qué ha de ser distinto en un viaje en tren, por ejemplo, o en autobuses, que eso sí que es insoportable? Los ataques de ansiedad pueden aparecer, pero si para el avión eso no se tiene en cuenta...

Lo ideal sería habilitar un espacio para el fumador al que no se tuviera acceso por parte de los no fumadores, pero eso, a mí, no me parece prioritario.

Me explico: en mi trabajo hicieron una encuesta porque pretenden que para mayo la prohibición de fumar sea total en todas las dependencias, hasta en los despachos de los altos cargos. Cuando tuvieron los resultados los dieron a conocer a la prensa y en un artículo se contaba que el concejal delegado de la materia en cuestión pretendía habilitar un cuarto en cada planta para que los fumadores tuvieran un reducto en el que poder resolver sus "crisis adictivias". A mí esto me parece una barbaridad porque ya hay problemas en el edificio por falta de espacio y otras necesidades más urgentes a las que hacer frente, como la de crear una sala-comedor en la que uno pueda quedarse a comer los días que ha de hacer las horas obligatorias del turno de tarde -y eso creo que están obligados por ley-. A mí me parece más lógico atender primero esa necesidad que la de los fumadores reprimidos. De todas formas, la teoría es una y la práctica otra: no hay más que ver la peli "Smoking room"... recomendable al cien por cien.

bichito -

¿y cuándo fumar es vivir?

admití los viajes en avión sin humo (también sin atenciones, es curioso que ambos recortes se produjesen al tiempo: fumar y comer deben ser hermanos de sangre)

no me quejo, mastico mi ansia como un chicle, me hundo en esa solidaridad que, dicen, todos debemos para los otros

qué saludables vidas llevamos ahora, ¿verdad?

tan lejos, tan lejos de la vida

el veneno siempre al lado, el humo del tabaco no

(sin mencionar la absurda circunstancia de viajar en tren, es decir, avanzar hacia la muerte, hacia poniente, hacia dónde sea, sin poder, al tiempo, frecuentar la espiral y la toxina del tabaco)

(aunque sí la del asbesto, igualmente cancerígena y prohibida por nuestros socios occidentales, que emplea Renfe para aislar sus convoyes)

¿venenos de primera y venenos de segunda?

no viajaré en tren

ellos se lo pierden, yo también

Bambolía -

La cuestión, Odalys, pasa por concienciar al fumador de que con su adicción no sólo se está perjudicando a él -que es muy libre de hacerlo- sino a mucha más gente, y esa gente no es responsable de la irresponsabilidad de un tercero. Creo que el fumador habitual, el que está enganchado, se pertrecha en el derecho a hacer con su vida lo que le venga en gana y a que él, como ciudadano, ha de poder hacer uso de sus libertades en el momento en el que lo desee, sin más limitaciones que las que marca la ley para conseguir una convivencia más o menos civilizada.

Para mí que no ven como algo malo o negativo el daño que le puedan hacer a los demás, que les controla el poder de su adicción y eso les hace revolverse contra los que pretenden que los sitios públicos y cerados estén libres de humo -al menos, del de tabaco, que parece ser el más perjudicial-.

Fumar es placentero, pero el que lo diga yo no sirve de mucho porque tengo la inmensa suerte de disfrutar cada cigarrillo que me fumo como el que se toma una copa de Rioja Gran Reserva y no estoy enganchada al tabaco. No hay motivo para perseguir al fumador o para que éste se sienta como alma en pena, pero sí que hay motivos para hacerles entender que hasta ahora han tenido una inmensa suerte porque no existían limitaciones en los espacios y que ahora toca aceptar el que las haya.

Odalys -

Pues... de acuerdo con Ciri, aunque no al punto de perseguirlos pero sí de que no se pueda fumar en ningún sitio; si es tan placentero ¿no será mejor buscarles otro tipo de entretenimientos?
Soy asmática y es de lo peor cuando estando en crisis ni siquiera la propia familia se limita de echarte el humo en la cara.

No le deseo eso a nadie pero si por un minuto el fumador pudiera sentir en su pellejo el malestar que le produce a otros, tal vez tendría más cuidado.

Hasta para bailar es un caso, cuesta buscar sitios donde tengan lugares al aire libre o no muy contaminados porque luego sale uno oliendo a nicotina por una semana. Crear espacios y que la gente los respete pudiera aliviar el asunto.

Gru -

A mí me da un poco igual, pero es porque no suelo usar medios de transporte en los que la gente fume. En los aviones está prohibido (menos mal). Pienso que con poner el vagón de fumadores aislado para que no se tenga que pasar por el para ir a la cafetería y se ahumen a gusto los fumadores está todo solucionado. Prohibir que fumen durante tantas horas -si no es por causa de fuerza mayor como en los aviones- puede ser tremendo para un fumador a niveles de ansiedad.

Yo entiendo que se prohiba fumar en muchos sitios donde se molesta a los no fumadores (yo no fumo) y a los niños y personas ancianas, que son los que sufren más las consecuencias del fumador pasivo, y estoy totalemnte de acuerdo con ello, pero hay sitios donde sí se les puede dar un respiro a los fumadores. Todo es cuestión de organizarlo bien.

Bambolia -

No te apures, Ciri, que a mí no me gusta fumar en la cama. Y tampoco me gusta fumar después de la jarana sexualmente festivalera. Cuando hablaba de que cada vez soporto menos esa costumbre me refería a que no me gusta que la habitación de dormir huela a tabaco... Manías de ésas que se van forjando a medida que una se hace viejita y quisquillosa...

No fumo casi nada. De hecho, no compro nunca tabaco porque un paquete me dura semanas enteras. El sábado pasado por la noche salí y sino recuerdo mal, cayeron cuatro cigarrillos. Desde entonces no lo he vuelto a probar: el domingo era olerlo y aborrecerlo. Espero que algún día me pase lo mismo con el alcohol, :-P

Ciri -

Ahí sí que transijo. Ya se sabe que en el amor y en la guerra todo vale. Lo que me molesta es la gente que fuma continuamente. El cigarillo postocoito es poquita cosa. Mientras fumas, yo podría ir duchándome, para acabar de eliminar los restos de fluidos :-D

Bambolía -

¡Leñe, Cirilio! ¡Qué contundencia la tuya! Eso sí que es ser fundamentalista y lo demás son tonterías... ¿no podré fumar en la cama después de nuestros revolcones cibernéticos? Mira que si no puedo me lo voy a tener que pensar seriamente... -otra de las coas que, a medida que pasa el tiempo, me van desagradando más... me refiero a lo del cigarrillo tras el polvete-.

Ciri -

Tengo unas ganassss de que no se pueda fumar en ningún sitio... Me parece justo y necesario perseguir al fumador. Soy un cruzado, un fundamentalista, un radical de la causa anti-tabaco. En algo tenía que salirme la radicalidad. No puedo ser tan moderado para todo.

Bambo -

A mí me cuesta creer que a la gente fumadora no le molesten ciertas situaciones que se dan con el consumo de tabaco: lo que cuento de la cafetería del Alaris era vergonzoso, no se podía estar allí. Y eso no me parece justo. No digo que se persiga al fumador, porque eso resultaría incongruente, partiendo de la base de que el tabaco es legal, pero sí que debería de existir un mayor nivel de concienciación por parte del consumidor, porque el ejercicio de su derecho está perjudicando a terceros. Tengo la impresión de que, al ver que cada vez está más controlado/restringido, muchos se revuelven como si los estuvieras tratando de estigmatizar, y eso, al menos en mi caso, no es así. Sencillamente, no me gusta oler a tabaco cuando no he sido yo la que ha decidico fumar y tampoco me apetece echar mano de colirios cuando permanezco más de una hora en una oficina de trabajo.

Gracias por el enlace, Elisa, :-)

Elisa de Cremona -

Pues sí, uno peca de exagerada muchas veces... yo fumo, pero no puedo soportar que la gente en lugares absolutamente cerrados como las oficinas o los espacios entre los carriles del tren se ponga a fumar!!! me descompone, además de eso, el sacar apenas se babajan del autobús el cigarrillo con cara de velocidad y ponerse a fumar a las 8 de la mañana y pasar como si nada tirándo el humo con absoluta displicencia, sin pensar que a alguien que está al lado le molesta!!!!!!!!!!!!!!
mmhhh soy muy exagerada, lo asumo... y eso que fumo.. te imaginas cómo sería si no lo hiciera..qué asco!
BUeno, te he agregado a mi blog
un beso