Desavenencias amorosas
Dicen -yo es que no tengo experiencia en esas lides... :-P - que uno de los motivos más recurrentes en los enfrentamientos entre parejas amorosas que ya llevan un tiempo conviviendo, es el provocado por cuestiones económicas.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que, si se extrapola la situación a relaciones no amorosas, la cosa se vaya de madre, por decirlo de alguna forma. Y si cabe alguna duda, que se lo pregunten a Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, que recientemente decidió redecorar la plaza del Ayuntamiento con unos cuantos ejemplares del Árbol del amor y ahora vienen los de la oposición municipal pidiendo explicaciones por el encarecimiento injustificado en el precio de cada unidad de tan candorosa ornamentación.
Un ejemplar de los arbolitos que han generado las desavenencias locales:
Por cierto, siempre he pensado que lo mejor para no tirarse a la larga de los pelos por culpa del dinerito, es lo de las cuentas separadas para gastos no comunes. Ahora que... lo mejor de lo mejor, cada uno en su casita y si es posible con algunas decenas de quilómetros entre medias, :-)))
Con estos antecedentes, no es de extrañar que, si se extrapola la situación a relaciones no amorosas, la cosa se vaya de madre, por decirlo de alguna forma. Y si cabe alguna duda, que se lo pregunten a Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, que recientemente decidió redecorar la plaza del Ayuntamiento con unos cuantos ejemplares del Árbol del amor y ahora vienen los de la oposición municipal pidiendo explicaciones por el encarecimiento injustificado en el precio de cada unidad de tan candorosa ornamentación.
Un ejemplar de los arbolitos que han generado las desavenencias locales:
Por cierto, siempre he pensado que lo mejor para no tirarse a la larga de los pelos por culpa del dinerito, es lo de las cuentas separadas para gastos no comunes. Ahora que... lo mejor de lo mejor, cada uno en su casita y si es posible con algunas decenas de quilómetros entre medias, :-)))
7 comentarios
Bambolia -
Sponge -
Comprendo perfectamente tus prejuicios en cuanto a lo del dinero. Yo es que he tenido mucha suerte con mi pareja. Verás, yo trabajaba antes de casarnos y el dinero (aunque lo mío era muchiiiiísimo menos que lo suyo) siempre era a medias. Cuando nos casamos dejé de trabajar, no por tener ideas machistas, sino porque tuve que cambiar de ciudad. En los primeros años de matrimonio no encontré un trabajo adecuado a la situación que teníamos, por lo que comencé a vivir a expensas de mi marido, y después empecé a estudiar mi carrera, por lo que llevo diez años sin aportar ingresos a la unidad familiar (por voluntad conjunta, que quede claro) y no hemos tenido nunca ningún problema. El trato es el siguiente: el aporta el dinero, y yo asumo la mayor parte del trabajo doméstico, aunque él también ayuda bastante en casa. No es por machismo, como he dicho, es simplemente reparto de tareas. Por eso estoy deseando aprobar la oposición para que él pueda, si quiere, cogerse algún año de excedencia y disfrutar de cosas que yo he disfrutado hasta ahora.
Es todo cuestión de comunicación y entendimiento.
Bambo -
Me explico: una de mis mayores preocupaciones, cuando teniendo pareja estable, se ha hablado de la posibilidad de convivir, siempre ha sido la de la disparidad de ingresos, esto es, que mi sueldo no tiene ni, de lejos, comparación con el que pudiesen tener los señores en cuestión, por lo que, a priori, me intranquilizaba el hecho de disponer de ese dinero como si fuese mío.
De hecho, en algún recoveco de mi memoria todavía permanecen, cuando pienso en estas cosas, las desagradables sensaciones que tuve unas vacaciones que "disfruté" con un chico que fue mi pareja durante poco tiempo: pagó él y yo me pasé los diez días sin atreverme a proponer ninguna actividad extra porque sabía que eso suponía más dinero de su bolsillo -creo que se lo podía permitir, pero aun así, yo no estaba tranquila-.
Por descontado, en esa historia había muchas más cosas como trasfondo, que hicieron que la falta de comunicación no me liberase de ese peso.
Intuyo que el entendimiento en estas lides parte de tener claro cómo y qué se quiere o se desea cuando se toma la decisión de convivir. Y sobre todo, de comprender, por ejemplo, aunque no se comparta, las necesidades de la otra persona: en cuanto a prioridades en la vida o por ejemplo, en cuanto a sus gustos para gastar en ocio.
Y me he marcau un testamento...:-/
Bambo -
El domingo estuve paseando por el barrio del Carmen y es sumamente triste contemplar el grado de abandono y decrepitud de lo que antaño fue el punto neurálgico de la ciudad... Esta tipa se está gastando toda la pasta en la periferia para convertirla en zonas semi-residenciales de lujo golfista -golfero, más bien-. Me supera, de verdad.
En cuanto a lo del dinero en la pareja... es un tema complejo, lo sé. Aunque ya dije que no podía hablar por experiencia propia, porque nunca se me ha dado el caso, he pensado en ello muchas veces, y lo cierto es que tengo muchos prejuicios con respecto a lo que para mí supone la independencia económica con respecto del otro.
Gru -
Estoy con Sponge en su exposición.
Sponge -
Por otro lado, lo de los arbolitos, tela... Como dice Gru, seguro que hay algún cuñado por ahí que ha salido ganando. Nunca me ha caído bien Rita Barberá, no puedo con ella.
Lo de las cuentas separadas tiene su miga. Porque, ¿cuánto dinero de cada sueldo ha de destinarse a gastos comunes y cuánto a no comunes? Además, ¿qué son gastos comunes y no comunes? Y si un mes por determinadas circunstancias me gasto todo el dinero de mis gastos no comunes en un día, ¿quedo relegada duranto el resto del mes al ostracismo por no poder gastarme ni un duro más, o le pido dinero a mi pareja y se lo devuelvo a final de mes?
En fin, tener una cuenta conjunta no está mal si ambos saben llevar un control de sus gastos y confían en el otro.
Además, para mí (que quede claro que para mí), mi casita no sería tal sin mi pareja, que es una parte inseparable de mi vida.
Gru -