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De espaldas

Eloísa se subió a la parra


ignorancia ajena no es sano ni recomendable, lo sé; pero la ineptitud de la que hablo
Hace un mes y pico escribí sobre la ignorancia y el vestuario con el que algunas personas la adornan para que ésta no resulte tan rídicula a ojos de terceros -reirse de la ignorancia ajena no es sano ni recomendable, lo sé; pero la ineptitud de la que hablo no se ciñe estrictamente a la falta de conocimientos-.

Eloísa se subió a la parra y la han hecho caer de golpe, sin tener ni tan siquiera la consideración de colocarle un almohadón de plumas de ganso en el suelo, para amortiguar la dureza del impacto. Y es que cuando una persona desprecia al resto de los mortales -mejor dicho, al resto de las mortales- por razones tan pueriles como que unas se vistan en Zara y la otra en Armani, es normal que las mediocres -el calificativo es mío... no es demasiado difícil deducir, en base a tan singulares apreciaciones, qué pensará esta señora de las que pisamos las moquetas de los grandes almacenes- acaben dándole un portazo en las mísmisimas narices, por pretenciosa, estúpida y cursi.

Por mucho que se diga, lo de "el tiempo coloca a cada uno en su sitio", no suele ser verdad. Al menos, esa es mi impresión. Siempre he pensado que es una frase-trampa, como una especie de pan y circo para contentar al que sabe que nunca probará el caviar. Sin embargo, y visto lo visto, parece que la realidad le haya dado la mano a la sabiduría popular y entre ambas hayan firmado un pacto de conveniencia, con tal de demostrar al mundo que, en ocasiones, la justicia divina existe.

Más le habría valido a la sra. Bercero continuar en el anonimato mediático y no salir de su Exín Castillos particular, o dicho de otra forma, y en contraposición al título de esta entrada, mantenerse en el lugar otorgado por el dramaturgo Jardiel POncela a otra famosa Eloisa -y ésta por méritos propios- :Eloísa está debajo de un almendro. Poco o nada que ver entre una cosa y la otra. Ya digo, un mero juego de palabras basado en la la coincidencia del nombre propio. Aunque si bien lo pienso, existe un pequeño nexo de unión entre la obra de teatro y la coleccionista: la excentricidad de ambas.

Lo sé: resulta un tanto rocambolesco traer a colación, a estas alturas de la reflexión, a un autor como Enrique Jardiel Poncela, pero es lo que tiene la asociación de ideas, que de una cosa se pasa a la otra y comienzas hablando de la ignorancia supina de una autoproclamada Divina y acabas aplaudiendo las ácidas genialidades de un escritor del siglo pasado. Un mero ejercicio de compensación neuronal.

Como anédota: buscando información sobre el autor de Los ladrones somos gente honrada, he dado con una página en la que hablan a la par de Jardiel Poncela y de Miguel Mihura. Eso me ha hecho recordar que, recientemente, leí una noticia en la que la heredera del segundo, se quejaba de que los estamentos culturales de este país habían pasado por alto el centenario del nacimiento del escritor y arguía como justificación para este olvido, una supuesta querencia personal del dramaturgo por la ideología de derechas.

Un tanto chocante ¿no? Sobre todo, teniendo en cuenta que otros sí que soplaron las velas de cumpleaños de Jardiel Poncela.

5 comentarios

Bambolia -

En una de las entrevistas que concedió antes de la subasta ya decía que las negociaciones con el museo se quedaron en agua de borrajas... ¡manda narices! En mi apodo dejo el enlace a la noticia -a destacar, lo que opina sobre la equiparación entre un Picasso y un traje de alta costura-:

"-Sacar sus trajes del armario ha tenido que ser muy duro.

-Al contrario, estoy muy contenta. Sólo saco a subasta menos de 50 trajes de los 2.000 que tengo en mi colección. Siempre he tenido la ilusión de que mis vestidos terminen en un museo, porque se lo merecen. Estuve en negociaciones con el Museo del Traje, pero la cosa no prosperó, así que opté por otra solución. El joyero Alfonso Durán los vio, se entusiasmó y ha hecho justo lo que yo deseaba: exponerlos como si se tratara de joyas, que es lo que son. Yo aspiro a que en España la alta costura se valore como arte, igual que en otros países. Ahora la gente tiene casi un mes para observarlos de cerca, tocarlos y entusiasmarse con ellos."

Por cierto que no sé dónde leí que esta señora era la hija del que fue presidente de Chocolates Elgorriaga... casada con un marqués... pos ya podía ser un poco más espléndida y si tanto le gustan sus obras de arte, donarlas para que los incultos aprendiésemos viendo los modelitos en el museo.

Gru -

Claro, quería que el Estado le pagase sus caprichos. Eso es tener cara dura. Si desea que el Museo del Traje tenga esas "obras de arte" siempre puede donar los trajes.

Bambo -

Leyendo la noticia sobre el fracaso de la subasta, se da a entender que la pretensión de la coleccionista era que el Museo del Traje se quedase con el fruto de su excentricidad. Tal pareciera que quisiese emular a Tita Cervera... anda que no le queda a la de la coleta ni ná, para llegar a eso.

En mi apodo dejo el enlace a la página del museo. Es interesante. Eso sí, poner en portada a Aghata Ruiz de la Prada es contraproducente... al menos, si pretenden captar el interés de los posibles visitantes.

Gru -

No me dejaba poner el mensaje y me ha salido triple. En fin.

Gru -

Pues me alegro de que a la Eloísa no le haya salido un negocio redondo. Eso significa que la gente es menos idiota de lo que ella piensa. Ella, sin embargo, con toda su colección, que cree que vale millones, resulta que no vale tanto como pensaba y que no es una inversión, al menos a corto plazo. En cien años a lo mejor si vale algo.