La Tierra
Diálogo mantenido entre un campesino y un militar en un caza de una escuadrilla de aviación de las Brigadas Internacionales. Sitúo la escena: el civil -o paisano- sabe dónde se encuentra un aeródromo del bando contrario y como no es capaz de darles más referencias geográficas a los brigadistas para que éstos lo localicen y lo bombardeen, acaba acompañándolos en un vuelo de reconocimiento para ver si desde el aire, a la mínima altura posible, logra señalarles el lugar. Inician la misión de noche y sobrevolando las nubes, por lo que, hasta que no se hace de día y van perdiendo altura, no pueden otear sobre el paisaje:
- Brigadista: Eso de ahí abajo es la Tierra.
- Campesino: ¿La nuestra?
- Brigadista: No, la de ellos.
. Una tierra que quiso tener muchos dueños pero que acabó teniendo sólo uno. Triste, muy triste.
Retomo donde me quedé ayer...
Cuando anoche escuché en la película el cruce de palabras entre estos dos hombres, recordé un artículo de José María Romera, publicado en Festina Lente, sobre el el uso de los posesivos: lo nuestro, lo de ellos... Tuve la impresión de que el militar, cuando le mostraba al campesino la tierra, no lo hacía con la intención de señalarle que ese territorio en concreto era del bando contrario, sino con la de indicarle que aquello que se veía allá abajo no era otra cosa que el planeta en el que todos habitamos. Esa reacción de responder preguntando "¿la nuestra?" tiene muchas interpretaciones... tantas...
Y lo vuelvo a dejar hasta dentro de un rato.
4 comentarios
Ana* -
Mola :D
(Y lo del Club Diario Levante, también; no me extraña lo de los atracones).
Bambo -
Bambo -
La vi en el Club Diario Levante, dentro de la programación de los Premis Tirant. Lo del Club es una asociación cultural -más o menos- fundada y gestionada por el periódico "Levante": el ser socio te da derecho a acudir gratuitamente a todas las actividades que realizan: exposiciones, charlas, conciertos de música clásica y jazz, presentaciones de libros y sobre todo y por encima de todo, cine -suelen ser preestrenos de películas europeas e iberoamericanas; más o menos lo que se identifica con cine no comercial o de directores independientes-. Suelen proyectar una película a la semana, aunque ha habido ocasiones en las que han sido hasta tres -recuerdo el palizón de "Dogville", "Elephant" y "Good Bye Lennin"-. Lo más alucinante del asunto es el precio de la cuota: 30 euros. O sea que por 5.000 de las antiguas pesetas puedes ver cine hasta hartarte, y además, casi siempre en versión original.
Estos días, como el Club es uno de los organizadores de los premis Tirant, a los socios nos sale gratis... -aunque creo que este año al público "ajeno" no le están pidiendo el cupón que otros años aparecía en el periódico para canjearlo por una entrada- y de ahí este atracón fílmico que me estoy dando.
Luego sigo con lo de la peli, con Malraux, con su libro, con lo que cuenta y con el enganche emocional que tengo con esta historia en particular.
Ana* -
Triste, sí.