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De espaldas

Creo

Espigas 1
.
.
Mi voz se contiene.
Como pocas veces antes ocurrió.
Hablé hace tres semanas,
dos días y catorece horas.

Creía,
creo,
creeré.

Profeso una fe absoluta.
En la palabra.
El sentimiento me llega roto.
Y jamás pensé que una querencia
pudiera replegarse
para jugar al escondite.

Deslizo mis dedos
por encima de un papel azul.
Contenía las frases justas.
La dicha era pequeña.
No necesitaba de grandezas
ni de trompetas de Jericó.

Aquella carta guarda hoy
vocales que ya no suenan,
consonantes cadavéricas
camino del único cementerio
que no arroja tierra
para enterrar a sus muertos.

El Olvido
alberga las tumbas
de las promesas fingidas
y da cobijo a una recurrente
melancolía,
que encontró su rumbo
cuando los amigos,
después de contemplar el horizonte,
no supieron pintarlo
con colores semejantes.

La Tierra espera.
Aunque yo no sepa cómo contarle.
Y después me escribe con las letras
de mi viejo cuaderno de caligrafía.

Busca consuelo.
Sabe que, con cada fruto
que le arrancan,
el final está más cerca.

Creía.
Creo.
Creeré.

Mientras el trigo crezca
y el sol
lo ilumine,
la fe,
mi fe,
llenará las palabras de significados
y arrinconará
la lejanía
más allá del recuerdo
que me desdibuja.

Sujeto con fuerza,
con los puños pretos,
las quimeras mojadas por la lluvia.
Es la vida,
mi vida.

8 comentarios

Bambo -

Gilda, ahora que lo dices, la foto sí que tiene ese punto religioso, sí, :))

Gracias a las dos. Hay épocas en las que todo afecta más, aunque sea algo que no tiene mucha lógica a estas alturas de la vida... Eso es todo o, mejor dicho, casi todo. Si se le suma que el panorama familiar es cada vez más desolador -todos nos hacemos mayores y algunos envejecen casi sin hacer ruido y otros, por desgracia, con una orquesta al completo tocando las 24 horas del día a su alrededor-, lo pequeño se hace grande y lo grande, acaba siendo inabarcable.

Es jodido darse cuenta de que la razón se me va de las manos -hay cosas que es imposible reducirlas a planteamientos lógicos, consecuentes- y que su sitio lo está ocupando la rabia y el enfado con el mundo.

Las dignidades se pierden y en la mayoría de los casos, ya no se recuperan. Sin sustos, no hablo de mí. Pero qué jodidamente duro es verlo y saberte marioneta en manos ajenas y no poder hacer nada para recuperar el control...

Sponge -

Estoy con Gilda. Y si necesitas algo, pa eso estamos.

Gilda -

Es triste y hermoso. La foto me recuerda los pases de diapositivas de religión, con esa luz tan dorada.

Todos nos cansamos a ratos. Procura que sea sólo eso, un rato.

Bambo -

Es triste, Sponge. Un lamento, quizás. Un "ya no sé cómo hacerlo", un "estoy cansada", un "no me lo merezco". Desencanto y pena.

Sponge -

Siempre lo he dicho, la poesía no es lo mío...
Me produce un cierto desasosiego, me suena a soledad y a olvido, y a alguien intentando aferrarse a algo. Exuda tristeza.

Bambo -

Gracias, Ana, :))

Hola, Stephan. ¡Feliz año!

No fastidias, hombre. Es cuestión de sensibilidades y gustos, :-))

stephan -

hola!
glückliches neues Jahr! (Feliz Año Nuevo)
no es por fastidiar, pero a mi la poesía sin métrica y rima...pues que casi que no.Me quedo con los sonetos del siglo de oro y esas cosas :-)

Ana -

Ohhh!