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De espaldas

En casa del herrero

... cuchillo de palo. Me he reido hasta hartarme. Hace un rato estábamos hablando del sorteo que se hizo el sábado pasado para la designación de los componentes de las mesas electorales para las próximas elecciones. En junio de 2003 comenzó a trabajar con nosotros el único informático licenciado que existe en el departamento -los demás, salvo mi jefe, que es analista de sistemas, saben lo que saben a base de constancia y por ser autodidactas- porque aprobó la oposición que se convocó para proveer la plaza de programador de sistemas. En materia de administración local está pez, aunque exigen conocimientos al respecto, pero... claro, una cosa es memorizar seis temas y otra muy distinta es encajar todas las piezas de este enorme engranaje. La semana pasada nos oyó comentar sobre el trabajo que hay que hacer el día de las elecciones y nos preguntó al respecto. No sabía que, como trabajador de esta Santísima Casa, se podía optar por trabajar ese día como representante de la administración. Le explicamos de qué iba el asunto y parece ser que como en el sorteo, una de las compañeras que estaba en la lista ha salido de vocal en una mesa, a él lo han colocado en su lugar.

Esto nos ha llevado a la típica conversación en la que cuentas lo que te ocurrió en las últimas, o en las del año 2000, que siempre hay anécdotas para recordar: la cabezonería del presidente de la mesa que te ha tocado en suerte, la nula capacidad de algunos interventores, los novios que acudieron a votar recién salidos de la Iglesia, etc. Más de lo mismo, aunque para él todo es nuevo. Ufff, a lo que iba: cuando se ha marchado, he caido en la cuenta de que la jefa de Estadística remitió a todo el personal un correo en el que se informaba de la posibilidad de trabajar el 14 de marzo. En ese momento, le he preguntado a mi compañero más cercano que no entendía cómo era posible que el programador no supiese nada, a lo que me ha respondido que a él también le surgió la misma duda y que se la planteó -al susodicho-. La respuesta es de las de "en casa del herrero, cuchillo de palo": no abre su correo electrónico. ¡Ayssssssss! Es buenísimo. Y lo peor es que no es el único, jajaja. Somos siete en el departamento y, al menos dos más, hacen exactamente lo mismo. Ver para creer.

Addenda 13:15
La última, que me acabo de acordar -es que viene al hilo del refrán-: la semana pasada, uno de mis jefes me insistió en que hiciese varias pruebas con el correo externo de una dependencia que tiene su sede en otros locales. Según él, estaba intentando enviar un correo con un fichero adjunto y el servidor se lo devolvía. Visto que a mí no me daba ningún error, me remitió el fichero por mensajería interna y cuando estaba abriéndolo, comencé a sospechar lo que ocurría: el adjunto pesaba, nada más y nada menos, que 19 MB. Normal que se lo devolviese sin tan siquiera haberle puesto el sello... Si lo llego a hacer yo, me hubiesen dicho de todo menos bonita, seguro...

C'est finit. Mi media hora del almuerzo -esto es lo bueno de no salir a "comerse el bocadillo", que luego haces con la media hora lo que te place- ha llegado a su fin. Voy a acabar el listado con las cuentas de correo, que me lo están reclamando.

2 comentarios

Bambolia -

No te lo pierdas, que luego tuve que aguantar el tipo para que no fuese demasiado evidente la metedura de pata, tipo "¿has pensado que quizás el problema del correo es que pesa más de lo habitual? sería una posibilidad... " Si le decía abiertamente que era una barbaridad lo hubiese puesto en evidencia, y es un jefe...

Cini -

19 MB. Jajajaja. Qué bestia.