El onanismo femenino y otras "atrocidades"
O de cómo conseguir un "corazón de masturbador" en menos de una semana.
Ayer comí en casa de mis padres. No pude "tomar prestados" los abanicos de los que hablaba en la entrada anterior, para hacerles fotografías -mi padre estaba durmiendo la siesta- pero en cambio, me traje para acá dos perlas cultivadas en forma de libros: "Antes de que te cases" del Dr. Clavero Núñez y "El hombre, la mujer y el problema sexual" del Dr. J.Algora Gorbea. Del primero ya he hablado en alguna ocasión -sino aquí, en Marü-Maya, seguro- porque me fascina y me estremece a la vez, cómo los hombres han sido capaces de reducirnos a meras cobayas paridoras para su beneplácito y mayor gloria del Dios supremo.
A lo que iba, que me desvío: por la mañana, me encontré con una amiga que estaba un tanto sobrepasada con su hija cuasi-adolescente. Tenía que comprarle unas manoletinas en el mercadillo y no se atrevía a elegir las más extravagantes -aun sabiendo que M. quería ésas- porque entraba en conflicto con su propio gusto personal. Al final, se decantó por las de los colorines -horrorosas, por cierto- y mientras estuvo dudando, me contó que su hija le había preguntado que si las mujeres también se hacían pajas. Por lo que me explicó, pudo controlar la sorpresa inicial y después le contó que sí y le dijo que si deseaba más información, le diese unos días para que ella indagase sobre el asunto y poder explicárselo todo sin tabúes ni falsos pudores.
Cuando cayó en mis manos el libro "El hombre, la mujer y el problema sexual", me dije "mira, todo sea que aquí encuentre información más "aséptica" para poder ayudar a M.". ¡Qué chiste acababa de hacer yo solita y sin darme ni cuenta!
Transcribo varios párrafos que no tienen ningún desperdicio. Antes aclaro que está publicado en el año 1964 y editado por El Círculo de Lectores -tengo la sensación de que es uno de esos libros que mis padres compraron cuando mi hermana y yo éramos aún niñas, pensando en que nos podían ayudar años más tarde... al igual que adquirieron la Larousse o la Gran Enciclopedia Temática...-:
"Algunas consideraciones sobre el onanismo femenino
El ilustre Marañón, en su obra "La evolución de la sexualidad, consigna que 'la diferencia de la libido no se logra a la par ni con igual perfección en uno y otro sexo'. La libido femenina probablemente se despierta antes que la masculina, en relación con la precocidad de la pubertad en la mujer respecto de la del hombre. Por lo que hace a la intensidad, la tendencia pura, instintiva, dinámica del hombre hacia la mujer es incomparablemente mayor que la que siente la mujer hacia el hombre.
Lo que predomina en la sexualidad de la hembra es la aspiración maternal; y a costa de su desarrollo queda disminuido el auge de su libido. 'Toda la vida social y la moral humanas (agrega Marañón) están profundamente influenciadas por ese hecho de menor intensidad y, por tanto, de la menor urgencia de la libido en la mujer. Esta experimenta la inclinación hacia la vida sexual utilizando al hombre como un rodeo para el fin maternal. El hombre, en cambio, busca a la mujer como fin primario de su libido y con la aspiración paternal en segundo plano'.
'El simple y notorio hecho de que no exista una prostitución masculina, análoga a la femenina, demuestra este tono menor de la necesidad erótica de la mujer. Gracias a él, la castidad forzada de la mujer no es una tragedia orgánica como lo es para los hombres. La castidad en el sexo femenino puede ser una tragedia social, pero nada más.' -y yo añado: y el tipejo se quedó tan tranquilo-. Estas opiniones de Marañón, admirables como suyas, comprueban que en la mujer no es tan frecuente el onanismo como en el hombre, por razón de su naturaleza. -mío también: ¿mandeeeeeeeeeeeeeeeee?-.
...La lascivia es una enfermedad habitual en muchas mujeres, en las que se apodera de todos sus sentidos. La lascivia, lejos de calmarse con la edad, es cada vez más violenta, siendo comparable a 'un rescoldo, que dura más que el fuego mismo' -añado yo: encima, horterta-. Una soltera puede desear con más ardor que una casada o viuda cohabitar con un hombre, porque dice que, como no ha gozado nunca de estos placeres, se figura que son muy diferentes de lo que lo son en realidad. Pero la experiencia enseña que a una mujer que sabe lo que es el amor y el acto sexual, le es mucho más difícil contenerse que a una soltera que lo ignora.
Muchos clínicos han hecho también la observación de que la mujer estéril suele ser más apasionada que una mujer fecunda, y no les falta razón, porque, considerando el deseo que tiene la primera de perpetuarse por la generación, tendrá que ser forzosamente más lasciva que la otra -añado yo: ojo, que tiene tela lo de forzosamente más lasciva... ¡bendita píldora, bendita!-. La pasión sexual en la mujer es muchas veces tan extraña -¿¿¿¿????- que no es difícil encontrar mujeres que se han arruinado material y moralmente por satisfacer su lujuria -olé por el peaso de frase: con dos cojones, sí señor, que no se diga-.
Para combatir el onanismo femenino, el mejor remedio es el matrimonio -añado yo: o sea, que como descubrieron que una era autosuficiente para eso de que se te abran las carnes de gusto por las entrepiernas ¿qué mejor solución que tener a la colega en casa, con la pierna atada a la pata de la cama?-, pues el uso moderado del coito, sin caer en aberraciones, lejos de ser perjudicial, es saludable y ventajoso. Ahora bien, si se abusa de los placeres sexuales, conduce este abuso casi siempre a un estado de postración y abatimiento. Todo esto en lo que respecta a la mujer soltera y sin vínculo. La mujer casada que no quiere caer en las aberraciones del onanismo ni que su esposo caiga tampoco en el mismo vicio, no debe negar nunca a su marido el débito conyugal, y para ello la favorece la estructura especial de sus órganos, que no necesitan preparación ni la presencia siquiera de deseos para efectuar el coito -añado: seguramente, un lector un poco más avezado que yo, diría que este último trozo es una aceptación tácita de la violación dentro del matrimonio, pero como yo no doy para más, a mí me parece que habla de la falta de lubricación vaginal y tal, que seguro que con un poco de vaselina la cosa se solucionaba ¿verdad que no me equivoco?-.
... Y de las perturbraciones patológicas ocasionadas por el onamismo, tanto en la mujer como en el hombre, ¿qué diremos? Hablen por nosotros clínicos eminentes: Hermann Cohn ha estudiado irritaciones de la conjuntiva, calambres en los párpados, debilidad de acomodación visual e impresiones subjetivas visuales motivadas por la masturbación. Krehl ha hablado de un 'corazón de masturbador', como consecuencia de una persistente sobreexcitación nerviosa, que lastima al corazón y a los vasos sanguíneos, lo que se manifiesta por la irregularidad del pulso, por la opresión dolorosa en la región precordial, palpitaciones, vértigos, etc..."
¡Qué miedo, pero qué miedo! Y pensar que este señor era médico... ¿Quién ha dicho que la ciencia siempre ha estado opuesta a la religión?
Addenda 13:35
Me bullía la cabeza, he de reconocerlo. Después de escribir esta entrada, me he puesto a hacer cosillas en casa -no demasiadas, ando un poco perezosa- y hasta que no me he vuelto a esta habitación y me he colocado delante del ordenador, no he estado tranquila: abierta la página de Google, y colocado en el cajetín de buscar, el texto "Algora Gobea", me han aparecido cinco referencias -me alegro, eso quiere decir que el tipejo este no tuvo mucho peso específico en la posteridad-. Una de ellas me ha llevado a una magnífica columna de opinión -como siempre- de Rosa Montero, en la que reflexiona sobre la estupidez humana y sus muchas variantes -amén de que pone como ejemplo una frase de este médico que está incluida en uno los párrafos transcritos de su libro-. Destaco un trozo:
" Con todo, una de las estupideces más inquietantes y extendidas es la que provoca la sombra impenetrable del prejuicio. Porque el prejuicio es como un eclipse del cerebro: aquella parte del pensamiento que se sumerge en las tinieblas del eclipse queda completamente idiotizada, y esto sucede hasta en las mentes más agudas, de ahí lo peligroso de este síndrome. Citaré como muestra el prejuicio machista, que, como comprenderán, me interesa muchísimo, y que ha torrefactado muchas cabezas ilustres. Por ejemplo, Rousseau, tan revolucionario él, decía que una mujer sabia es un castigo para su esposo, para sus hijos, para todo el mundo. Kant, que en las demás cosas no parecía idiota, sostenía que el estudio laborioso y las arduas reflexiones, incluso en el caso de que una mujer tenga éxito al respecto, destrozan los méritos propios de su sexo. Y el filósofo Locke, defensor de la libertad natural del hombre, consideraba que ni los animales ni las mujeres participaban de esa libertad, sino que tenían que estar supeditados al varón. Si pensadores tan brillantes llegaron a soltar tales majaderías nublados por el prejuicio, cabe imaginar los destrozos que este mal origina en la mente común.
Luis Otero ofrece algunos ejemplos de ese estropicio en su desternillante obra He aquí la esclava del señor (Ediciones B), un álbum que recoge las burradas machistas del franquismo. Reproduciré tan sólo unas poquitas perlas: La mujer casada que no quiere caer en las aberraciones del onanismo ni que su esposo caiga tampoco en el mismo vicio, no debe negar nunca a su marido el débito conyugal, y para ello la favorece la estructura especial de sus órganos, que no necesitan preparación ni la presencia siquiera de deseos para efectuar el coito, decía el doctor Algora Gorbea en 1964. En general, todo trabajo que requiere teoría, reflexión, fineza de juicio, espíritu de iniciativa y de empresa es incompatible con la mujer, sostenía en 1955 el jesuita Francisco Peiró. Si conseguís establecer una especie de telepatía a la hora en que penséis lo que tenéis que hacer para comer entre vuestros pensamientos y los del marido: es decir, que si el hombre, al llegar a casa, al mediodía o a la noche, encuentra en la mesa el plato en el que había pensado con ilusión unos momentos antes sin decírselo a la esposa, entonces habréis adelantado mucho en el camino de la felicidad, meloseaba glotonamente el escritor Alberto Pedrosa en 1956. El desfile de memos es interminable."
La columna de opinión íntegra.
Ayer comí en casa de mis padres. No pude "tomar prestados" los abanicos de los que hablaba en la entrada anterior, para hacerles fotografías -mi padre estaba durmiendo la siesta- pero en cambio, me traje para acá dos perlas cultivadas en forma de libros: "Antes de que te cases" del Dr. Clavero Núñez y "El hombre, la mujer y el problema sexual" del Dr. J.Algora Gorbea. Del primero ya he hablado en alguna ocasión -sino aquí, en Marü-Maya, seguro- porque me fascina y me estremece a la vez, cómo los hombres han sido capaces de reducirnos a meras cobayas paridoras para su beneplácito y mayor gloria del Dios supremo.
A lo que iba, que me desvío: por la mañana, me encontré con una amiga que estaba un tanto sobrepasada con su hija cuasi-adolescente. Tenía que comprarle unas manoletinas en el mercadillo y no se atrevía a elegir las más extravagantes -aun sabiendo que M. quería ésas- porque entraba en conflicto con su propio gusto personal. Al final, se decantó por las de los colorines -horrorosas, por cierto- y mientras estuvo dudando, me contó que su hija le había preguntado que si las mujeres también se hacían pajas. Por lo que me explicó, pudo controlar la sorpresa inicial y después le contó que sí y le dijo que si deseaba más información, le diese unos días para que ella indagase sobre el asunto y poder explicárselo todo sin tabúes ni falsos pudores.
Cuando cayó en mis manos el libro "El hombre, la mujer y el problema sexual", me dije "mira, todo sea que aquí encuentre información más "aséptica" para poder ayudar a M.". ¡Qué chiste acababa de hacer yo solita y sin darme ni cuenta!
Transcribo varios párrafos que no tienen ningún desperdicio. Antes aclaro que está publicado en el año 1964 y editado por El Círculo de Lectores -tengo la sensación de que es uno de esos libros que mis padres compraron cuando mi hermana y yo éramos aún niñas, pensando en que nos podían ayudar años más tarde... al igual que adquirieron la Larousse o la Gran Enciclopedia Temática...-:
"Algunas consideraciones sobre el onanismo femenino
El ilustre Marañón, en su obra "La evolución de la sexualidad, consigna que 'la diferencia de la libido no se logra a la par ni con igual perfección en uno y otro sexo'. La libido femenina probablemente se despierta antes que la masculina, en relación con la precocidad de la pubertad en la mujer respecto de la del hombre. Por lo que hace a la intensidad, la tendencia pura, instintiva, dinámica del hombre hacia la mujer es incomparablemente mayor que la que siente la mujer hacia el hombre.
Lo que predomina en la sexualidad de la hembra es la aspiración maternal; y a costa de su desarrollo queda disminuido el auge de su libido. 'Toda la vida social y la moral humanas (agrega Marañón) están profundamente influenciadas por ese hecho de menor intensidad y, por tanto, de la menor urgencia de la libido en la mujer. Esta experimenta la inclinación hacia la vida sexual utilizando al hombre como un rodeo para el fin maternal. El hombre, en cambio, busca a la mujer como fin primario de su libido y con la aspiración paternal en segundo plano'.
'El simple y notorio hecho de que no exista una prostitución masculina, análoga a la femenina, demuestra este tono menor de la necesidad erótica de la mujer. Gracias a él, la castidad forzada de la mujer no es una tragedia orgánica como lo es para los hombres. La castidad en el sexo femenino puede ser una tragedia social, pero nada más.' -y yo añado: y el tipejo se quedó tan tranquilo-. Estas opiniones de Marañón, admirables como suyas, comprueban que en la mujer no es tan frecuente el onanismo como en el hombre, por razón de su naturaleza. -mío también: ¿mandeeeeeeeeeeeeeeeee?-.
...La lascivia es una enfermedad habitual en muchas mujeres, en las que se apodera de todos sus sentidos. La lascivia, lejos de calmarse con la edad, es cada vez más violenta, siendo comparable a 'un rescoldo, que dura más que el fuego mismo' -añado yo: encima, horterta-. Una soltera puede desear con más ardor que una casada o viuda cohabitar con un hombre, porque dice que, como no ha gozado nunca de estos placeres, se figura que son muy diferentes de lo que lo son en realidad. Pero la experiencia enseña que a una mujer que sabe lo que es el amor y el acto sexual, le es mucho más difícil contenerse que a una soltera que lo ignora.
Muchos clínicos han hecho también la observación de que la mujer estéril suele ser más apasionada que una mujer fecunda, y no les falta razón, porque, considerando el deseo que tiene la primera de perpetuarse por la generación, tendrá que ser forzosamente más lasciva que la otra -añado yo: ojo, que tiene tela lo de forzosamente más lasciva... ¡bendita píldora, bendita!-. La pasión sexual en la mujer es muchas veces tan extraña -¿¿¿¿????- que no es difícil encontrar mujeres que se han arruinado material y moralmente por satisfacer su lujuria -olé por el peaso de frase: con dos cojones, sí señor, que no se diga-.
Para combatir el onanismo femenino, el mejor remedio es el matrimonio -añado yo: o sea, que como descubrieron que una era autosuficiente para eso de que se te abran las carnes de gusto por las entrepiernas ¿qué mejor solución que tener a la colega en casa, con la pierna atada a la pata de la cama?-, pues el uso moderado del coito, sin caer en aberraciones, lejos de ser perjudicial, es saludable y ventajoso. Ahora bien, si se abusa de los placeres sexuales, conduce este abuso casi siempre a un estado de postración y abatimiento. Todo esto en lo que respecta a la mujer soltera y sin vínculo. La mujer casada que no quiere caer en las aberraciones del onanismo ni que su esposo caiga tampoco en el mismo vicio, no debe negar nunca a su marido el débito conyugal, y para ello la favorece la estructura especial de sus órganos, que no necesitan preparación ni la presencia siquiera de deseos para efectuar el coito -añado: seguramente, un lector un poco más avezado que yo, diría que este último trozo es una aceptación tácita de la violación dentro del matrimonio, pero como yo no doy para más, a mí me parece que habla de la falta de lubricación vaginal y tal, que seguro que con un poco de vaselina la cosa se solucionaba ¿verdad que no me equivoco?-.
... Y de las perturbraciones patológicas ocasionadas por el onamismo, tanto en la mujer como en el hombre, ¿qué diremos? Hablen por nosotros clínicos eminentes: Hermann Cohn ha estudiado irritaciones de la conjuntiva, calambres en los párpados, debilidad de acomodación visual e impresiones subjetivas visuales motivadas por la masturbación. Krehl ha hablado de un 'corazón de masturbador', como consecuencia de una persistente sobreexcitación nerviosa, que lastima al corazón y a los vasos sanguíneos, lo que se manifiesta por la irregularidad del pulso, por la opresión dolorosa en la región precordial, palpitaciones, vértigos, etc..."
¡Qué miedo, pero qué miedo! Y pensar que este señor era médico... ¿Quién ha dicho que la ciencia siempre ha estado opuesta a la religión?
Addenda 13:35
Me bullía la cabeza, he de reconocerlo. Después de escribir esta entrada, me he puesto a hacer cosillas en casa -no demasiadas, ando un poco perezosa- y hasta que no me he vuelto a esta habitación y me he colocado delante del ordenador, no he estado tranquila: abierta la página de Google, y colocado en el cajetín de buscar, el texto "Algora Gobea", me han aparecido cinco referencias -me alegro, eso quiere decir que el tipejo este no tuvo mucho peso específico en la posteridad-. Una de ellas me ha llevado a una magnífica columna de opinión -como siempre- de Rosa Montero, en la que reflexiona sobre la estupidez humana y sus muchas variantes -amén de que pone como ejemplo una frase de este médico que está incluida en uno los párrafos transcritos de su libro-. Destaco un trozo:
" Con todo, una de las estupideces más inquietantes y extendidas es la que provoca la sombra impenetrable del prejuicio. Porque el prejuicio es como un eclipse del cerebro: aquella parte del pensamiento que se sumerge en las tinieblas del eclipse queda completamente idiotizada, y esto sucede hasta en las mentes más agudas, de ahí lo peligroso de este síndrome. Citaré como muestra el prejuicio machista, que, como comprenderán, me interesa muchísimo, y que ha torrefactado muchas cabezas ilustres. Por ejemplo, Rousseau, tan revolucionario él, decía que una mujer sabia es un castigo para su esposo, para sus hijos, para todo el mundo. Kant, que en las demás cosas no parecía idiota, sostenía que el estudio laborioso y las arduas reflexiones, incluso en el caso de que una mujer tenga éxito al respecto, destrozan los méritos propios de su sexo. Y el filósofo Locke, defensor de la libertad natural del hombre, consideraba que ni los animales ni las mujeres participaban de esa libertad, sino que tenían que estar supeditados al varón. Si pensadores tan brillantes llegaron a soltar tales majaderías nublados por el prejuicio, cabe imaginar los destrozos que este mal origina en la mente común.
Luis Otero ofrece algunos ejemplos de ese estropicio en su desternillante obra He aquí la esclava del señor (Ediciones B), un álbum que recoge las burradas machistas del franquismo. Reproduciré tan sólo unas poquitas perlas: La mujer casada que no quiere caer en las aberraciones del onanismo ni que su esposo caiga tampoco en el mismo vicio, no debe negar nunca a su marido el débito conyugal, y para ello la favorece la estructura especial de sus órganos, que no necesitan preparación ni la presencia siquiera de deseos para efectuar el coito, decía el doctor Algora Gorbea en 1964. En general, todo trabajo que requiere teoría, reflexión, fineza de juicio, espíritu de iniciativa y de empresa es incompatible con la mujer, sostenía en 1955 el jesuita Francisco Peiró. Si conseguís establecer una especie de telepatía a la hora en que penséis lo que tenéis que hacer para comer entre vuestros pensamientos y los del marido: es decir, que si el hombre, al llegar a casa, al mediodía o a la noche, encuentra en la mesa el plato en el que había pensado con ilusión unos momentos antes sin decírselo a la esposa, entonces habréis adelantado mucho en el camino de la felicidad, meloseaba glotonamente el escritor Alberto Pedrosa en 1956. El desfile de memos es interminable."
La columna de opinión íntegra.
17 comentarios
luis -
"cómo los hombres han sido capaces de reducirnos a meras cobayas paridoras....".
Si haces una busqueda en meetic sobre mujeres que no quieran hijos verás que es un porcentaje ridículo".
Sumemos a esto la escasa prostitución masculina, y llegaremos a la conclusión de que o no disfrutan del sexo en pareja tanto como los machos o pretenden sacar partido del voraz apetito masculino.
Ya no hay excusas que estamos en una sociedad libre, no existe represión religiosa ni social.
fosfo -
http://tambiensoyadicto.blogspot.com/
Bambolia -
Ya llevo dos intentonas fallidas con lo de la risoterapia -una el horario era incompatible, la otra no había plazas-. A ver si para la próxima puedo apuntarme. Mientras tanto, no estaría de más comenzar a hacer unas cuantas cosas extravagantes, por aquello de arrancarme una carcajada cada dos minutos.
Ahora mismo estoy siendo mala: mi jefe tiene "retenidos" a tres incautos comerciales de una empresa de telecomunicaciones y no paro de decir en voz alta que me duele mucho la cabeza, que voy a prepararme un vaso con una aspirina, a ver si uno de ellos se decide a pedirme otra para él...
Eso sí que es sufrir en silencio, y no las almorranas, :-(
Ericillo -
Las que seamos de sangre caliente, vamos apañás con estas afirmaciones...lo mejor es tomárselo a risa: Risoterapéuta Bambi, jaja:)
Bambolia -
Valérie Tasso, que escribió "Diario de una ninfómana" y ahora ha publicado "Paris, la nuit".
Bambolia -
El de hace cinco años se titula "La mujer segura de sí misma" y de ese también hay algunas perlas destacables, de verdad de la buena.
Oye, lo del cambio del título, como que sí... y ahora que lo dices, enlazando una cosa con la otra, el viernes por la noche entrevistaron en un programa en la valenciana "Farenheit" -sobre literatura; está genial- a una escritora que antes fue prostituta. He de buscar en el google, porque pillé la entrevista ya comenzada y no sobreimpresionaron el nombre en ningún momento. Dijo cosas muy interesantes, sí. ¡Qué diferencia...!
Anaijim -
Anónimo -
Mis padres tenían uno muy famoso que se titulaba "Vida sexual sana", que tenía cosas de este tipo también.
OVACIÓN PERMANENTE. :-))) De verdad que hacía tiempo que no me reía tanto leyendo algo.
Bambolia con la vena palpitándole -
Sé que con pensar que son libros desfasados es más que suficiente, pero no, porque tengo otro, publicado hace cinco años, que es igualico, igualico de echarse a llorar. Un poco más renovado, sí. Pero tan vomitivo como los anteriores.
Bambolia -
He recordado que tenía otro libro con olor a rancio... Se titula "La felicidad total" de Marabel Morgan. La primera edición data de abril de 1978, pero mi amiga lo fechó -tiene la misma costumbre que yo- el 13 de abril de 1984, justo cuando nosotras teníamos 18 años. Ni que decir tiene que este tipo de lecturas sí que eran perniciosas... Llegó a mis manos porque me lo "dejó" para ver si, con unas cuantas ideas de las que se contaban en el libro, era -yo- capaz de "pescar" al chico que me gustaba entonces -alucinante, por Dios, cómo cambian las cosas!-.
No tiene desperdicio:
OVACIÓN PERMANENTE
El sexo renueva y reanima a un hombre. A todo lo largo dle país, las mujers están descbriendo, algunas por primerav ez, que el sexo les repone también a ellas sus energías. HOmbres y mujeres han informado de otros beneficios terapéuticos, diciendo que el sexo "es mejor que la aspirina" , alivia la tensión y puede, incluso, audar a controlar el peso -¿mandeeee??? ¿el peso? iba la cosa bien con lo de la aspirina y tal, pero ¿el peso?-.
Después de uan sesión de supersexo, los hombres suelen volverse muy ocurrentes. Después de haber hecho el amor al atardecer, un marido satisfecho invirtió las tomas y sorprendió a su mujer. Cuadno ésta regresó a casa después de asistir a una reunión aquella noche, encontró toda la ropa que tenía para planchar pulcramente ordenada, y apoyado en la table de planchar había un gran letrero: ¡TE QUIERO, MUJER TOTAL! -las mayúsculas son del texto original-.
Un cambio de actitud cambia toda clase de cosas. La esposa de un artista empezó a satisfacer las necesidades desu marido de todas las formas que podía. Y, en cuanto empezó, él cambió. 'Le encanta pintar -dijo- pero, cuando le digo que estoy lista para la cama, suelta los pinceles y viene corriendo. ¡Incluso ha cambiado el óleo por pinturas acrílicas para terminar antes!'.
Dicen los psicólogos que todo hombre tiene dos necesidades que, si son satisfechas por su esposa, le harán adorarla rendidamente. Una es el amor sexual; la otra, lso elogios.
Una noche, cuando Goerge llegó a casa de su trabajo, Ann se dio cuenta de ue estaba fatigado y tenso. Necesitaba uan súbita y desesperada dosis de sexo y de elogios. Después de una cena deliciosa, la OCURRENTE Ann se retiró al dormitorio, decidida a satisfacer esasdos importantes necesidades. Esa noche, tras hacer el amor apasionada y ardientemente, Ann saltó de la cama ¡y aplaudió!".
En la contraportada del libro se puede leer lo siguiente:
"... Marabel Morgan desarrola con mucho más detalle cómo puede una mujer utilizar las cuatro A (aceptar, admirar, adaptarse, agradecer) pra labrar la felicidad de ella misma, de su marido y de cuantos la rodean...".
Sin comentarios... hasta las propias mujeres... porfaplis, necesito dosis de cordura, :-(
Anaijim -
Bambolia -
Bambolia -
Otros delitos sexuales
En esta parte analizaremos aquellos actos estimados como delictuosos y ejecutados en relación directa con fenómenos inherenes a la vida sexual.
El rapto de una mujer, SEA ÉSTA DE BUENA O MALA REPUTACIÓN, ejecutado contra su voluntad y con miras deshonestas, según el Código, es penado.
A este respecto, dice E. Coutts: "Si analizamos desde un punto de vista biológico los fundamentos en que descansa este delito, anotaremos que ellos faltan por completo. Raptar, según los diccionarios, es sinónimo de robar; pero el que rapta a una mujer, nada roba; lo hace con el exclusivo propóisto de cumplir con una función fisiológica que todo su mundo celular le demanda y que la sociedad le impide cumplir libremente."
El hombre contemporáneo, dividido en castas, separadas unas de otras no por graderías, como pregonan muchos, sino por abismos, etá moralmente impedido de pretender a las mujeres de clases que no sean la suya, obligándose a abstenerse de luchar por conquistarlas -que digo yo que este hombre, si todavía vive, se atragantaría al enterarse de que la futura reina de España iba a ser una divordiada de clase media, nieta de un taxista-.
La sociedad se horroriza, clama y vocidra para que se detenga al raptor y se le castigue de la manera más ejemplar, especialmente si la mujer es de buena reputación (de clase elevada diríamos nosotros). Peor si la mujers es de mala reputación, es decir, si ha prescindido de las imposiciones de la colectividad en cuyo seno vivie, el clamor dle público es menor o noulo, y el castigo que las leyes imponen en este cso es también menos severo.
La violación, delito que encarna el acto de violar, o sea, gozar por la fuerza de una mujer, tiene sus fundamentos biológicos, y las razones seráin las mismas señaladas para el rapto. Sin embrgo, es menester reconocer que el que viola a una mujer que ha ha menstruado y está en condiciones de ser fecundada, por necesidad fisiológica, no comete el mismo gravísimo delito que el que lo hace con menores. Semejante individuo, aunque responda a la tiranía de su sexo, debe haber sufrido o sufre PERTURBACIONES de sus glándulas sexuales. A pesar de ésto, existe (Y ES JUSTO) el castigo legal en todos los países para estos delitos.."
Esto se publicó en el año 1964, hace justo cuarenta años. Si por aquél entonces, algunos científicos eran capaces de decir tales barbaridades al respecto de un secuestro y una violación... ¿cómo no van a existir problemas, hoy en día, para apoyar, en el entorno en el que viven, a las mujeres maltratadas?
noamanda -
Ericillo -
cuidiao con los prejuicios, vaya tela!
El peaso sexualidad femenina que como fin tiene la reproducción es más de lo mismo, pa pegarnos topetazos contra las "paeres" que decían en Graná, según Amanda.
Menos mal que no hay mucho de él Bambi, que si no lo acribillarían, juas!!
Bambolia -
El final es total, con lo de las enfermedades y las palpitaciones... no te jode...
Estas cosas me vienen bien para comprender a ciertas mujeres, ya mayores, cuando te sueltan milongas del tipo: "es que una mujer que ha pasado por la cama de varios hombres no puede ser reina de España" -pongo como ejemplo lo más reciente... casi me atraganté cuando una de mis compañeras me lo dijo-.
O que mi madre -alguna vez lo he contado- sea capaz de decir que es normal que una mujer se haya separado de su marido porque no tenía pinta de ser muy buena ama de casa...
He añadido, en una addenda, un trozo de uan columna de Rosa Montero y el enlace a la totalidad.
Anaijim -
Si el otro día andaba quejándome de todo lo que queda aún por hacer para conseguir la -inefable- igualdad, hoy voy a celebrar el tener la suerte de no haber nacido 30 años antes. Y qué mejor manera que echando a perder mi alma por ahí ;-D