De profesión, sus labores
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que en el documento nacional de identidad retiraron el dato correspondiente a la profesión del titular, pero tengo los suficientes años como para recordar que en el de mi padre ponía sastre y en el de mi madre, telefonista. En clase era de las pocas niñas que tenían una madre trabajadora estoy hablando del comienzo de los años setenta-; las de mis compañeras eran, casi todas, amas de casa, o para atenerme a lo que entonces se podía leer en los carnets de identidad, de profesión, sus labores.
Ahora, en el caso de las mujeres, de estar incluida esa información en el citado documento, se necesitaría un espacio más amplio, ya que tendría que recoger las dos profesiones que éstas desarrollan: la de asistenta doméstica y la que se ejerce fuera de casa. Y digo en el caso de las féminas, porque, desgraciadamente, todavía son pocos los hombres que han asumido el hecho de que la intendencia de aquello que hay dentro de las cuatro paredes entre las que viven es también su responsabilidad y con esto me refiero a los que viven en pareja, y a los que, aun haciéndolo solos, recurren a las mujeres de su familia para que les solucionen las incidencias caseras-.
Esta falta de asunción de responsabilidades domésticas por parte de los varones deriva en que la tan ansiada y buscada equiparación entre sexos esté todavía en pañales, por lo que, si se pretende que esta situación mejore y a la larga se consiga que no sea una utopía la igualdad de derechos, es necesario que las partes implicadas tomen cartas en el asunto y se tienda a favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar, tanto la de los hombres como la de las mujeres.
En Alaquàs, un municipio cercano a la ciudad de Valencia, se va a desarrollar un programa de la UE que aportará medidas para que el equilibrio familiar/laboral sea un hecho. Por lo que se desprende de la noticia, se pretende que el hombre aprenda a desenvolverse con soltura en el ámbito doméstico intuyo que para paliar situaciones como las de es que tú lo haces mejor... en el tiempo que pierdo yo en dejar decente una camisa, tú seguro que planchas tres- y a su vez, que la mujer aprenda a soltar las riendas que a más de una y a más de dos, les cuesta horrores eso de compartir lo que, hasta hacía poco, era su espacio exclusivo-.
Extracto un trozo de la noticia:
Los varones recibirán clases de aprendizaje, en grupos de 15 hombres, de tareas domésticas y atención a personas dependientes, como enfermos de alzheimer. Además se pondrá en marcha una «cuidoteca infantil», un experimento dirigido a padres de niños de 0 a 3 años con el fin de facilitar «un espacio de interacción entre los menores y el padre, para que éste adquiera conocimientos tanto del desarrollo evolutivo/cognitivo del menor como de prácticas de juego y enseñanza».
Los hombres también reflexionarán en grupo sobre los obstáculos y tabús que les impiden incorporarse a la tarea doméstica. De igual forma, las mujeres deberán evaluar las razones que les impiden delegar y compartir funciones con sus maridos o parejas.
Sé que parece, a priori, que este tipo de medidas se adoptan porque políticamente quedan fenomenal, vamos, que de cara a la galería, dan una buenísima imagen, y que luego está por ver qué grado de efectividad se alcanza al ponerlas en práctica, pero... sinceramente, mejor es intentarlo que quedarse con los brazos cruzados.
6 comentarios
Odalys -
Si en la casa viven todos, por qué no todos asumen que tenerla limpia y bonita es por y para todos?
No creo que todos mis amigos asistirían a estas clases, pero me sorprendió gratamente hablando con algunos que sí querían aprender. Incluso a mi ex le enseñé la puntada "derecha" en el tejido a dos agujas y el pobre, qué trabajo pasaba cuando por ayudarme, se enredaba con aquellas agujas entre sus manotas. Yo lo hacía por fastidiarle y por verle, que se veía tan lindo :))
Bambolia -
Es en las nuevas generaciones donde más cambios se pueden conseguir, porque los adultos de más de 30 años, pongamos por caso, ya vienen, tristemente, con la lección aprendida, y si no es por situaciones diversas como divorcios y separaciones, jamás se verían en la necesidad de asumir como propias las tareas domésticas.
Bambolia -
A mí me ocurre parecido, Ana. Me refiero a lo de Juan Palomo, pero eso es cuando estoy sola, claro -que es casi siempre-. El problema surje cuando estoy acompañada y la persona que está conmigo entiende que su responsabilidad se limita a fregar cuatro platos una vez al mes para que no le colereen la cara demasiado, por poner un ejemplo.
En cuanto a lo de elegir libremente ese estilo de vida, creo que no. Me explico: yo, por ejemplo, tengo una especie de fijación con estos asuntos y, aun con todo, en ocasiones, he tragado con carros y carretas para que la convivencia y la relación de pareja no se fuera al traste. Es una lucha diaria que acaba por cansar a cualquiera. Y no me sirve el decir: "pues entonces no haberte enamorado de esa persona"... porque ciertas cosas no se saben -aunque se pueden intuir- si no se convive, y para convivir o compartir días o fines de semana, al menos desde mi punto de vista, la relación ya ha de estar algo consolidada. Con lo que puedes econtrarte con un problema importante: evaluar qué es más importante para ti, como mujer, si el pasar por alto ese tipo de desprecios -porque lo son, aunque están tan bien disimulados y solapados, que pasan por meros despistes- o mandarlo todo a la porra...
Jesús -
Odalys -
Pero nunca es tarde y creo que en esos cursos deberían involucrar un poco a las mujeres también.
Yo no tuve esos problemas y de hecho compartíamos todo, aunque haciendo cada uno lo que se le daba mejor. Y el otro siempre enseñaba "su" parte, era bonito, lástima que no durara "el experimento" :(
Besitos.
Ana* -
Yo, la verdad y egoístamente, no estoy muy quemada con este tema, porque vivo como Juan Palomo (yo me lo guiso y yo me lo como), y bueno, supongo que a estas alturas ninguna mujer joven tiene excusa para quejarse de que carga con el trabajo de toda la casa, porque supuestamente ha elegido ese estilo de vida libremente, ¿no?