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De espaldas

Cabreada, muy cabreada

No me gusta que me tomen el pelo. No me gusta que me traten como a una tonta. No me gusta que abusen de mí. Definitivamente, no.

Estoy muy cabreada. Mucho más de lo que, en apariencia, pueda vislumbrarse.

Nunca he tenido una palabra más alta que otra con un compañero, pero al paso que van las cosas, acabaré teniéndolas.

Sinopsis -uysss,como en una novela ¡ja!-: hay una centralita de teléfonos en el departamento que depende de mí. A su vez, tengo una inalámbrico que utilizo para cuando me desplazo entre plantas o cuando mis compañeros están en la sala de máquinas o resolviendo una incidencia. Los dos tienen permitida, en la salida al exterior, las llamadas a móviles.

Ayer, repasando la facturación de la telefonía fija -al final me voy a alegrar de que Informática se haya hecho cargo de las telecomunicaciones- me quedé clavada en el sillón al ver que desde mi extensión había reiteradas llamadas a móviles, por importes superiores a 6 euros. Se me vino el mundo encima, porque hace un mes y pico fue el propio concejal de Hacienda el que se puso en contacto conmigo por dos importes que superaban los 9 euros -ya sé que los políticos deberían dedicarse a cosas mucho más serias y no a perseguir este tipo de ¿derroches?, pero no soy yo la que le va a decir a este señor que tiene gente con una mano sobre otra que podría estar haciendo eso mismo- y no supe darle razón de ellas. La suerte que tuve es que una de las llamadas se efectuó un día en el que no vine a trabajar porque habían operado a mi madre. Y el número de teléfono era el mismo en las dos ocasiones. Eso me puso sobre la pista y hablé con la persona que, supuestamente, se había extralimitado. Ante mi sorpresa, como toda respuesta, me dijo algo parecido a "¡aahhh! pues si tú no has podido ser, habré sido yo!". Y se quedó tan pancho.

Ahora, aunque sigue dependiendo de este departamento, está en otro porque allí falta personal y aquí la cosa está bastante floja -casi no se me nota que no tengo exceso de trabajo ¿verdad?-. Pero... a ratos, se pasa por aquí, se sienta en su mesa, consulta su correo, chatea por el messenger y habla por teléfono. Muy apropiado, sí.

Ni que decir que los números de teléfonos son los mismos... No me cabe en la cabeza cómo, después del toque que le di y de saber que el propio concejal ha intervenido para averiguar sobre esas llamadas, el tipo sigue en las mismas, a sabiendas de que a quién se van a dirigir, en primer lugar, es a mí.

Por supuesto, le he puesto el candado a los dos teléfonos... pero que no se cruce en mi camino. Porque me lo como.

15 comentarios

Bambolia -

Lo de la permisividad entre los compañeros es alucinante...

Alguna vez he hablado sobre esa cuestión y visto desde dentro es casi inaudito. Claro, que después de estar aquí, escribiendo, desde mi puesto de trabajo... es complejo, la verdad.
Me sobra tiempo la mayoría de los días y luego tengo otroes en los que voy de cráneo.

¿Dónde está el límite? Creo que depende de la responsabilidad de cada uno, como bien dices.

Jesús -

haces bien,y no te preocupes.En la administración hay serios problemas de comportamiento.Y quizá,uno de los mas graves sea el de la permisividad entre los compañeros...una vez por ti, otra por mi.Esta situación, que afecta a relaciones interpersonales,cuando se universalizan,acaban constituyendo una solida presión de grupo...La presión se licua con una adecuada conciencia de nuestra propia responsabilidad.
saluditos
(¡no nos joderan!)

Bambolia -

Sí, Aber, sí. Lo mejor es prevenir. Estoy por llevarme a Zas para que le ladre por si osa agarrar el teléfono, :-)

Al final de la mañana estaba tan agobiada, Fri, que mi jefe se ha dado cuenta. Ahora estoy más tranquila, pero es que he visto abrir expedientes por mucho menos que eso, :-(

Bien, al menos, el resto de mis compañeros ya saben también de qué va el asunto.

Fri -

Creo que has hecho muy bien al hablarlo con tu jefe, Bambi.

Aber, esas personas siempre han existido y existirán, lo que pasa es que se aprovechan mucho del miedo que suelen tener los demás. Pero en el momento en el que uno no se paraliza por el miedo y actúa, es más difícil que se salgan con la suya.

Aber -

Bambi, tienes las pruebas a tu favor, así que no hay nada que temer. La postura de ese individuo es la que se estila en estos tiempos que corren, la del cinismo empedernido. Siempre es posible que paguen justos por pecadores, pero lo mejor es prevenir que sucedan estas cosillas poniendo candados, cerraduras y perros guardianes ;-)

Y si hay que pegar a alguien, aquí me tienes para defender a mi affaire del alma.

Anaijim -

A mí me gusta más la gente confiada (que no es sinónimo de tonta, aunque algunos crean que sí) que la desconfiada, en cualquier caso, aunque a veces te lleves malos tragos como el de hoy.
Y es que basta que haya uno como éste entre un montón de gente para dar al traste con todo. Lo importante, creo, es intentar siempre que no se salgan con la suya, que no se vayan de rositas.
La pena es que, maldita sea, siempre hay alguno. :-(

Bambolia -

Gracias, Fri, :-)

He hablado con mi jefe y lo tiene claro. Me ha reñido por no tener puesto el candado de continuo, :-( pero es que no se puede ser tan desconfiada, ¿o sí?

La cuestión es que cuadno revistas una facturación de esa envergadura ves cosas bastante más gordas y cantarinas -llamadas a líneas calientes sobre todo, y conversaciones de dos horas y media, por ejemplo-, pero la indignación, quizás, haya sido mayor por la desfachatez del individuo en cuestión.

Ocurren tantas cosas extrañas en esa Santa Casa que a una le entra el susto enseguida, aunque sepa que tiene la razón... si caes en desgracia, lo llevas claro. Aunque sé que es lo que ocurre en la mayoría de los trabajos...

Me ha hecho recordar a una compañera que trabaja en un edificio abandonado de la mano de Dios, que una noche me llamó por teléfono a casa, toda preocupada, porque su jefe directo les había llamado la atención por el desproporcionado gasto telefónico. Por lo que me contó, tuvo que llamar en un par de ocasiones al móvil de la niñera de su hija y no paraba de darle vueltas al asunto. Le dije que se tranquilizase porque se trataba de otro tipo de llamadas. El que las hizo se quedó tan pancho y esta pobre no durmió en toda la noche.

C'est la vie!

Fri -

Tranquila, Bambi, con el candado al teléfono ya tienes controlado el tema. No tengas miedo de lo que pueda hacer o decir ese tipo. Si hace algo en tu contra, exige una investigación de las llamadas. Tú también tienes tus derechos ahí.

Bambolia -

¡Qué buen rollito me está entrando, Manolita!

Pero que guays del Paraguaysssss...

Joder, si es que me las doy todas de frente...

Manolita la Fantástica -

Salo, andate con ojo con él que parece una cosa y luego es otra. Sabes que está en la Junta de la Fundación. Cuidadín!

Bambolia -

Fri, gracias, :-)

Lo que más coraje me da es lo mal que lo pasé entonces porque me sabía mal pedirle explicaciones... las vueltas que llegué a darle al asunto para que no se molestara... eso es lo que más me ha enfurecido, eso y la desfachatez, claro.

Ant, es relativamente fácil emplear mi teléfono porque su mesa está pegada a la mía y la centralita está en medio, para que la pudiese atender él cuando yo estuviese ocupada. En las ocasiones en las que ha venido desde su nuevo puesto de trabajo, ha llamado con total libertad. Lo que yo no podía saber es que eran a móviles...
Lo del candado es un bloqueo que se establece en la terminal/centralita -en esta caso da igual- con dos dígitos preestablecidos. Una vez instalado el bloqueo, si quieres marcar a la calle, te pide un código y sino lo sabes, no puedes realizar la llamada.

En cuanto a dejarlo en evidencia públicamente, mis compañeros ya lo saben porque les he facilitado el código del candado y al no ser distinto que el del inalámbrico me han preguntado que por qué no unificaba criterios y al decirles que no quería que fuese el mismo código han atado cabos enseguida.

Bambolia -

Lo que me preocupa es que desde la concejalía no indagen más y la cosa se quede en que se han hecho las llamadas desde mi teléfono. Las cantidades no son para rasgarse las vestiduras -sobre todo, si se comparan con otros departamentos- por lo que tengo la sensación de que se limitarán a controlarlo más... por eso me da tanta rabia...

Ahora, que desde luego, lo que tengo claro es que más de uno y más de dos va a saber de esta historia. Me refiero a lo que dice Anaijim... que me veo contándole mis desgracias a los compañeros de planta.

Anaijim -

Estoy de acuerdo con Ant. Los jetas sólo reaccionan si se hace pública la cosa, en privado no hay nada que hacer.
Es largo de contar, pero hace poco he solucionado un problema con un vecino (ya lo había intentado en privado)... contándoselo a otra vecina y sabiendo que él escuchaba.
Otra vez tuve un jefe que no quería pagarme algo que me debía... hasta que se enteró de que lo sabían mis compañeros.
En fin, el caso es que no es de recibo (nunca mejor dicho) te tragues tú esto, ¿no?

Ant -

Y cómo ha podido usar tu teléfono fisicamente? Y cómo le has puesto un candado a los teléfonos?
Polsielto, ese tipo de personal existe en toas partes, modelo el dinero no es mío y hago lo que me da la gana... existe en grandes despachos y en humildes cubiles, a ver si descubren el gen de los... "tengo toda la cara del mundo"...
Recomendación, montátelo de tal manera para que PUBLICAMENTE quede descubierto su engaño, ojo, sólo debes hacer que "pague" por lo de los teléfonos, no vale otra cosa que haga también mal... es mi recomendación... :-)

Fri -

Ya me acuerdo de la otra vez que te pasó. Sí, estas cosas cabrean mucho.

De todas formas, investigando los números de los móviles a los que llamó se puede saber que esas llamadas no las has hecho tú.

Creo que ya te comportaste bastante bien con tu compañero la primera vez.

Ánimo, y siento que tengas este mal día.