Cosas veredes, Nicomedes
Para que luego digan que la vida no es complicada...
Hace un ratillo he leido en El País una noticia que me ha dejado patidifusa. Así, como suena: con una pata en el norte y la otra, en el sur. O más bien, entre el noreste y el suroeste -las piernas, claro; mis piernas, puntualizo-.
Se trata de leyes, juicios, concepciones, peleas y rupturas. ¡Ah! y de un futuro niño, que se me olvidaba... El asunto tiene su miga: una mujer a la que le iban a extirpar los ovarios decidió, junto con el que entonces era su pareja, que antes de la intervención varios de sus óvulos fueran fecundados con esperma de su chico y congelarlos más tarde, para una vez pasado todo el jaleo de la operación, poderle implantar en la matriz los embriones y tener un hijo. De todo esto se deduce -o lo deduzco yo, que soy muy simple- que ambos, hombre y mujer, deseaban ser padres. Pero no padres en abstracto, por libre, cada uno por su cuenta, sino padre y madre de un hijo en común.
¿Dónde está el problema? En que ya no se quieren, se les rompió el amor. Y como se les rompió el amor, él entiende que el pacto de ser padres en común también se partió en pedazitos, y ella, por contra, piensa que ese acuerdo, al existir unos óvulos fecundados, no se puede vulnerar porque sería como matar una vida. Ella quiere ser madre por encima de todo, y él no desea tener ese hijo: hasta ahora los tribunales le han dado la razón a él, pero la mujer no ceja. Está tan empeñada en ser madre que está quemando absolutamente todos sus cartuchos. Hay cosas que no entenderé en la vida. O quizás necesitaría una vida distinta para entenderlas.
Hace un ratillo he leido en El País una noticia que me ha dejado patidifusa. Así, como suena: con una pata en el norte y la otra, en el sur. O más bien, entre el noreste y el suroeste -las piernas, claro; mis piernas, puntualizo-.
Se trata de leyes, juicios, concepciones, peleas y rupturas. ¡Ah! y de un futuro niño, que se me olvidaba... El asunto tiene su miga: una mujer a la que le iban a extirpar los ovarios decidió, junto con el que entonces era su pareja, que antes de la intervención varios de sus óvulos fueran fecundados con esperma de su chico y congelarlos más tarde, para una vez pasado todo el jaleo de la operación, poderle implantar en la matriz los embriones y tener un hijo. De todo esto se deduce -o lo deduzco yo, que soy muy simple- que ambos, hombre y mujer, deseaban ser padres. Pero no padres en abstracto, por libre, cada uno por su cuenta, sino padre y madre de un hijo en común.
¿Dónde está el problema? En que ya no se quieren, se les rompió el amor. Y como se les rompió el amor, él entiende que el pacto de ser padres en común también se partió en pedazitos, y ella, por contra, piensa que ese acuerdo, al existir unos óvulos fecundados, no se puede vulnerar porque sería como matar una vida. Ella quiere ser madre por encima de todo, y él no desea tener ese hijo: hasta ahora los tribunales le han dado la razón a él, pero la mujer no ceja. Está tan empeñada en ser madre que está quemando absolutamente todos sus cartuchos. Hay cosas que no entenderé en la vida. O quizás necesitaría una vida distinta para entenderlas.
23 comentarios
Bielka -
Mi pasión era la astronomía y el universo. La antropología y la zoología son aficciónes que se fueron desarrollando con el tiempo y han acabado siendo lo que más me gusta.
Lo de la objetividad a la hora de analizar es relativo porque la objetividad es un poco tramposa. Nadie es cien por cien objetivo porque siempre lleva algo de su propia cultura, y de una forma u otra se acaba juzgando.
Bielka -
El deseo de ser madre y el isntinto, supera incluso la barrera de la orientación sexual porque hay lesbianas que desean tener hijos biológicos y de hecho así lo ha ccen, funcionando el instinto en ellas de igual forma que en una mujer heterosexual. Está por encima de la sexualidad.
La cultura también influye, como otros factores, pero a mí, observando el comportamiento animal (me he criado entre animales, nunca mejor dicho) y el comportamiento humano, me resultan ambos muy parecidos. Y esto ya es opinión personal.
Bielka -
Y la evolución nos ha separado en algunas cosas del resto de animales, pero seguimos siendo monos, muy monos. En todo el hecho de la maternidad hay mucho instinto en juego: sino no se explica que un bebé reconozca por el olor a su madre, que una madre lactante produzca leche justo cuando el niño llora con lloros de hambre (se inflan los pechos por la leche que baja a toda prisa), etc.
Bambolia -
Mientras os leía he recordado una explicación que dio, hace ya bastante tiempo, Luis Muiño en El habitat -no sé si se pueden rescatar los enlaces- sobre la forma de analizar las sociedades: desde dentro, imbuidos en la cultura desde la que se va a analizar un comportamiento o desde fuera, como mero observador, ajeno a subjetivismos o presiones morales. La cuestión, por ejemplo, de las mujeres filipinas, variaría según se viese desde un punto de vista u otro. Pero no me hagáis mucho caso, es una mera impresión.
Sinfo -
Lo que quería decir con el corto duelo de la chimpancé es que en el mundo animal manda enormemente el instinto de supervivencia. Eso simplifica todas las situaciones.
Por ejemplo, los animales practican el sexo con la única finalidad de reproducirse y los humanos lo practicamos con la finalidad de obtener placer, reproducirnos y manifestar afectividad (o todas a la vez). Esto vuelve la situación completamente diferente y ha dado lugar a todo el entramado de emociones, deseos, fantasías, etc., etc. que constituyen las relaciones eróticas. El instinto reproductor se hallará en el origen de todo eso, pero después su papel ha pasado a ser más bien pequeño. No digo que no exista; digo que no decide -es decir, que no es lo decisivo- en los motivos de nuestro comportamiento.
Pienso que eso mismo pasa con todas las cuestiones de índole afectiva, como los hijos: el hecho de tenerlos, de criarlos... Aunque admito que los pueblos más primitivos pueden tener prioridades afectivas y materiales más importantes que los hijos, pero eso tal vez sólo significa que tienen sus sentimientos orientados hacia esas otras prioridades, y seguirán siendo sentimientos distintos a los de los animales.
Y, en cuanto a que las mujeres sigan teniendo hijos a pesar de que se les mueran, ahí sí que dudo mucho que intervenga ningún instinto. Por el contrario, me parece algo totalmente cultural, moral o religioso. Tienen más hijos porque es lo que en su sociedad se supone que han de hacer, para lo que han nacido.
Bueno, tampoco era mi intención pasar el tema de vueltas, pero es que todo lo relacionado con el cerebro siempre me ha parecido de lo más interesante.
Bielka -
En cuanto al duelo por la muerte de un bebé no es igual en todas las culturas humanas. En Etiopía, por ejemplo, y debido a la alta mortalidad infantil, las mujeres no tienen un vínculo afectivo con los hijos tan estrecho como el de las culturas europeas, precisamente para sufrir menos en caso de deceso. Es más, en la comida familiar los primeros que comen son los hombres y los últimos los niños (lo que quede) porque su vida se considera menos valiosa ya que pueden morir y no aportan sustento a la economía familiar. Tanto es así que, por ello, la desnutrición afecta principalmente a los niños. En nuestra cultura eso es impensable y los niños comen primero, pero no es así en todas partes. Lo del duelo muy alargado en el tiempo es cultural. Sino, madres que han perdido a sus hijos en África, Asia, u otros lugares, no saldrían adelante: se morirían de pena. Pero siguen saliendo adelante y teniendo hijos. También, como en los animales, es cuestión de supervivencia.
Sinfo -
Estoy de acuerdo en que el instinto está muy presente en todo. Pero no es, salvo circunstancias extremas (una huida ante un peligro inmediato, por ejemplo) y al contrario que en los animales, el que toma las decisiones.
Las decisiones las toma la voluntad; por eso somos responsables de ellas. Por alguna razón (muy extraña para mí), esas mujeres filipinas consideraban mejor seguir teniendo hijos que no tener más.
Los animales tienen un gran sentimiento maternal, igual que pueden tener otros sentimientos, pero yo no creo que sea lo mismo.
Son sentimientos de animal, elaborados por un cerebro diferente al nuestro. En el nuestro la evolución ha añadido zonas de las que ellos carecen, y son las que han terminado por tener una importancia determinante; la capacidad de tomar decisiones se superpone al instinto y el principio del placer se superpone al instinto de reproducción.
No digo que el de los animales sea un sentimiento menos intenso, sino que pienso (aunque, a saber) que funciona de otra manera. Por ejemplo, yo ví en un documental de chimpancés que se les moría una cría. Sentían dolor y lo expresaban; pero durante un periodo de tiempo muy corto, ya que la prioridad de la supervivencia era muy inmediata para ellos y no podían, digamos, perder el tiempo sintiendo pena. Por el contrario, a nosotros un duelo de esas características puede alterarnos a fondo de por vida, porque tenemos un tipo de memoria sentimental mucho más potente.
Somos primates, pero primates evolucionados en un determinado sentido, después de millones de años.
Presuntamente, claro, porque luego se encuentra una de todo .
Sinfo -
Bambolia -
Me cuesta entender ese tipo de obsesiones, Bielka. Sé que hay mujeres que lo llevan muy mal pero centralizar todas tus ansias, como persona, en el hecho de ser madre, como único motivo capaz de darle validez a tu vida... Uffff, eso son palabras mayores.
A mí no me gustan demasiado los niños. Si me detengo a pensarlo, no se trata de que me gusten o no, sino de que ellos están ahí, siempre ahí; en la parte contraria y yo me encuentro, por decirlo de alguna forma, en la otra orilla. No suelo quedarme embobada mirándolos -salvo honrosas excepciones, y casi siempre cuando son cosas como gestos no habituales o sonrisas que te roban el alma- ni les voy haciendo carantoñas. No sé si ese tipo de comportamiento está o no reñido con el deseo de ser madre. Quizás es que dependa del hombre que tengas al lado. Y en una sola ocasión me planteé tener un hijo, porque creía que el futuro padre era el adecuado y la cosa se estropeó antes de hora.
Resumiendo, que lo de esta señora me parece pelín obsesivo -por no decir un "muchín" obsesivo-.
Bielka -
De todas formas, creo que Estrasburgo le debe dar la razón al no-padre porque se vulneran sus derechos.
Bambolia -
Bambolia -
En realidad, Bielka, cuando hablaba de que cuestionaba que el instinto maternal fuera algo biológico -y sé que no estaré empleando correctamente los términos, porque estos asuntos de la ciencia/naturaleza se me escapan bastante- llevado al extremo de esta mujer, la que ha llevado su lucha por ser madre hasta los tribunales de Estrasburgo. Me parece desproporcionado, exagerado y no sé cuantas cosas más decir. Se salta a la torera el deseo del posible futuro padre -sí, sé que existen multitud de casos en los que esto ocurre y no pasa nada; pero aquí, cuando la concepción ha sido tan planeada, tan absolutamente medida, me parece que existe una clara diferencia-.
Y es que además, seguramente será por todas esas causas que enumera Lía sobre la itinerancia en el querer y las promesas rotas, es por lo que la legislación sólo contempla el proceso de la fecundación, implantación y demás, con el consentimiento expreso de ambos.
Lo de la ICAR con los temas sexuales es lo de siempre: negar la realidad en aras de que los del cielo estén cada vez mejor acompañados... A más muertos por ETS y hambruna, más almas que llegan a las puertas de San Pedro para hacerles compañía... Será que están necesitados de espíritus puros... Me puede el sarcasmo, lo siento.
Bielka -
Creo, en efecto, y como dices, Sinfo, que la religión tiene un efecto muy nocivo con su influencia sobre la natalidad. Aparte de la ayuda económica y sanitaria que e esitan muchas personas en los países míseros es necesaria una planificación familiar: que tengan hijos, pero menos (no ocho ni diez, sino dos o tres, aquellos que puedan mantener).
Sinfo -
Más que lo instintivo-animal, creo que ahí lleva la voz cantante lo emocional, que no es lo mismo. Si es que no la lleva simplemente el sexo sin pensar en las consecuencias. Por supuesto, como toda decisión importante, lo deseable sería que interviniera la razón, y mucho.
Me parecen terribles las situaciones como la que cuenta Bielka. Algunas religiones deberían, creo yo, racionalizarse al respecto y no penalizar el uso de los métodos anticonceptivos; precisamente en los países más atrasados, donde la gente vive más desesperanzada e ignorante, es donde sus creencias religiosas les impiden controlar la natalidad.
Me parece una falta de responsabilidad y de ética por parte de los estamentos religiosos, que les dicen que eso está mal y que tienen que tener los hijos que les caigan por voluntad divina.
Sinfo -
Es difícil pronunciarse en esos temas. Supongo que lo adecuado es estudiar cada caso, aunque dudo mucho que, hoy por hoy, los jueces que deciden sobre estos asuntos sean lo suficientemente competentes. Estoy generalizando, claro.
Bielka -
No creo que el hecho de ser mujer vaya unido al hecho de desear ser madre, pero sí que algunas muejeres presentan ese deseo de una forma mucho más fuerte que otras. Pude haber, claro está, factores varios que influyan, psicológicos también, pero creo que la biología puede tener algo que ver en ello. Al fin y al cabo somos bicho y nuestro objetivo, como tales, es reproducirnos y morirnos. Otra cosas es que nosotros sepamos sacarle otro rendimiento a la vida (aparte de para lo que estamos programados), como es deseable.
Bielka -
Todavía recuerdo un reportaje que me heló la sangre, que no comprendo ni comprenderé nunca, posiblemente, pero que muestra la realidad, que, aunque se escape a mi comprensión, es la realidad. En Filipinas, muchas familias pobres viven de lo que sacan de los desechos de un basurero. Viven rodeados de inmundicia y tienen hijos. Pues bien, muchos niños se mueren por las enfermedades que pillan. Un espanto de triste. Y las muejeres desean tener hijos y esto es lo más asombroso. No los tienen porque les vengan (aunque también) sino que ellas mismas manifestaban su deseo de tenerlos. Y eso, aunque no me quepa en la cabeza, es así, y debe haber alguna razón importante para ello.
Lía -
Mal arreglo. Se puede dividir por dos una casa, el coche, la cuenta bancaria, pero ¿unos hijos?. Ni vivos ni en embriones...
Yo lo que no puedo entender es que si por ley "no se contempla la ruptura del consentimiento de una de las partes", se lleve a cabo semejante plan.
A ver...¿a nadie se le ocurrió que las parejas rompen?...Vamos, que somos capaces de hacer fácil lo difícil y algo tan obvio ¿se pasa por alto?...
Entre otras cosas además, esta noticia me deja un regustillo amargo y la condición humana (o inhumana, a saber...). Es decir, una pareja que atraviesa un bache y piensan que superarán la enfermedad, que cumplirán sus sueños pese a todo, que nada va a romper lo que ellos se propongan por una enfermendad y que en ese momento se sienten dueños de su propias vidas y hasta de las que están por venir...(Esta sería la versión chachi del tema) Pero que no, que somos itinerantes en la vida y en el amor, que las promesas nunca son eternas y menos en cuestión de afectos y hacerse una promesa de amor y menos aún de vida, me parece una equivocación ¿Cómo, entonces se les ocurre prometerse unos hijos???
Miseria humana, y muy poco respeto a la vida...
Un saludo,
Nicomedes -
¡Pues sí...cosas veredes! -
Bambolia -
¿No tendrá que ver más con un deseo que al no verse cumplido, se convierte en una obsesión? Es más, si la ciencia no hubiese intervenido -con la fertilización de sus óvulos-, ella no habría podido ser madre biológica, con lo que...
Quizás sea demasiado fría y radical en este asunto, lo reconozco, pero si tantos deseos tiene de ser madre ¿por qué no adopta un niño? Me parece desproporcionada la reacción de la futura madre: han de ser sus genes, ha de ser suyo el hijo, suyo... insisto, me da la impresión de que es un afán de posesión, de pertenencia, de exclusividad, llevado a extremos desproporcionados.
De todas formas, todo mi planteamiento se vendría abajo si la necesidad de ser madre es consustancial al hecho de ser mujer.
Bielka -
Al ser para esta mujer la única forma de tener hijos propios es muy duro para ella que se tengan que destruir los embriones ya que se va así su última posibilidad de ser madre biológica. Se podría decir también que para ella es muy injusto.
No me gustaría ser juez en un caso así porque no se conseguirá la "Justicia", así en mayúsculas, sino sólo media justicia .
Bielka -