Extravagancias bambolísticas
Hace ya algunos días que va circulando de bitácora en bitácora una juego en cadena -me resisto a llamarlo "meme", me recuerda demasiado a "memez"- que consiste en que el autor -que ha sido seleccionado con anterioridad por otro- cuente cinco manías, obsesiones o extravagancias en sus costumbres que, de una u otra forma, ayuden a que el lector que los visita sepa algo más de la persona que está detrás del visible juntaletras -lletraferit en catalán... ¡qué bien suena esa palabra!-.
En alguna ocasión me tenía que tocar a mí -lo extraño es que después de dos años y medio moviéndome por el mundo bitacoril, ésta sea la primera; será que me prodigo poco, :-D - : Petra me pasa la vez -como en la carnicería, jejeje- y como se me da fatal esto de hacer deberes, me he puesto rápidamente a la faena por aquello de no caer en lo de siempre: ya lo haré mañana.
Aviso: no soy nada maniática. Y cuando digo nada, es nada. De hecho, sólo la primera de las que voy a mencionar entraría dentro de la categoría de extravagancia u obsesión. Allá va:
1.- Caminar a la derecha de: cuando voy andando al lado de una persona, procuro hacerlo siempre colocándome en el lado derecho de ésta. Hacerlo en el costado izquierdo me provoca bastante incomodidad. Nunca he sabido el porqué. La explicación más creíble -si es que la hay, claro- a esta circunstancia la hallé fijándome en qué parte llevaban colgado el bolso la mayoría de las mujeres: casi siempre es en la izquierda y parece ser -creo recordar que eso lo leí en un Muy Interesante- que es porque la mayoría son diestras y de esta manera, la mano derecha les queda libre para poder manipular lo que lleven en su hombro izquierdo. Yo lo coloco siempre pendiente del hombro derecho -justo al contrario-, con lo que no sería demasiado ilógico pensar que, para evitar tropiezos y molestias con la otra persona, me sienta más cómoda andando a su derecha -¿se me ha entendido algo?... es que estoy muy espesa; tanto como el día-.2.- Colocar los cubiertos de una manera determinada en la cestita metálica que tengo colgada justo encima de la pila de la cocina para que se escurran: primero los cuchillos, siempre con el filo hacia abajo; después, a la izquierda, las cucharas y los tenedores, con la parte útil hacia arriba; y por último, las cucharrillas, con los mangos hacia arribia. Tiene una explicación: es la única forma de que quepa todo y no se monte un berengenal de mucho cuidado cuando vaya a sacar algún cubierto en el momento de necesitarlo. Como casi siempre friego yo, es algo que no me da demasiados quebraderos de cabeza.
3.- La posición de la toalla del lavabo: ha de estar doblada en dos, dejando las orillas laterales ocultas en lo que es el centro de su parte posterior. Por descontado, si alguien la emplea y no la coloca como la encontró, en el momento en el que me doy cuenta y esté haciendo lo que esté haciendo, no paro hasta que lo soluciono. Eso sí, procuro que la persona en cuestión no se percate de que he ido detrás a correjir algo que no tiene demasiada o ninguna lógica.
4.- Tomar el café con leche en taza: nunca he llegado al extremo de pedir que me lo cambien de un vaso a una taza, pero si entro a un bar en el que, al pedir un café con leche, me doy cuenta de que es costumbre servirlo en vaso, insisto en que a mí me lo pongan en taza. No me sabe igual... puede parecer una tontería y seguramente lo será. En Valencia, en casi todos los bares, lo sirven en taza, pero en Madrid, por ejemplo, son muchas las cafeterías en las que ocurre justo lo contrario.
5.- Cada vez que compro un libro, le pongo mi nombre y la fecha en una de sus primeras páginas. Me gusta saber cuando entró a formar parte de mi vida una historia o un autor... Más de una vez, al tener alguno en mis manos, me he preguntado en qué estaría yo pensando en aquella época para que se me ocurriese comprar esa novela en particular.
Llegado a este punto, el siguiente paso sería trasladar el testigo a otros cinco internautas conocidos, pero... tengo un pequeño problema: por aquí pasa poca gente -al menos, que participe-. De la poca gente que pasa, sé que varios están muy ocupados con exámenes, niños y cuestiones laborales y los hay que están en una especie de voluntario impás cibernético, por lo que, aun a riesgo de que se me pueda tachar de aguafiestas, opto por el camino de en medio: no se lo encomiendo a nadie en particular y al que le apetezca seguir echando miguitas en el suelo para que sigamos la ruta, que no se corte, :-D
10 comentarios
Bambo -
Se te echaba de menos.
Lo del cola-cao lo comparto. Lo que ocurre es que hace tiempo que dejé de comprarlo por aquello de que engorda y tal y cual y Pascual. Hoy, sin ir más lejos, he ido al súper y he estado a punto de comprarlo en sobrecitos, para matar el gusanillo.
Mira, leyéndote lo del huevo frito he recordado que algo que no soporto es que cuando compro el periódico o alguna revista, alguien la coja antes que yo para leerla. Como casi siempre estoy sola, no tengo problema. Pero cuando no es así... me toca hacer de tripas, corazón, por aquello de no resultar grosera. Me freno, pero la verdad es que entras ganas de saltar sobre el "infractor" y decirle que qué se cree que está haciendo, :-D
Lía -
1. Ponerme siempre antes el zapato izquierdo que el derecho (vale también para los calcetines). El día que me dí cuenta me hizo gracia, pero es cierto que siempre lo hago así.
2. Tomarme un cola-cao antes de irme a dormir (de toda la vida, ya se encargó mi madre de hacerlo durante muchos años, y otros muchos más soy yo solita quien me lo hago).
Incluso cuando vengo de juerga y copas (y duermo en casa, claro)...cola-cao...
3. Llevar siempre caramelos, pastillas de menta o algo dulce. Hay momentos en que necesito llevarme algo a la boca.
4. Esta no se si es mania, pero de verdad que no lo soporto, y es que...¡¡¡mi huevo frito es sagrado!!!.
Si alguien quiere uno, le hago 1, 2...1000, pero que ¡¡¡nadie toque mi huevo frito!!!.
5. Comparto contigo lo de los libros. Me gusta ponerles nombre y fecha. Incluso a veces hago anotaciones en lápiz, y me encanta al cabo de los años releerlas y ver cuánto he cambiado...
Bueno, no se si vale omo prueba...pero ahí lo he dejado.
Un saludo,
Lía
Bambo -
Delfín -
Bielka -
Bambo -
Me refiero a lo poco maniáticos que somos... A mí me da igual lo del boli: lo único especial que hago con ellos es mordisquearlos. De hecho, empleo mucho más los lápices.
No te quitaré el boli, lo prometo, :-D
Fili -
Bambo -
Bambo -
Me temo que no podría nunca jamás pasar por la típica excéntrica que tiene ese punto de interés inexplicable, como muy misterioso... Cachis en tó lo que se menea, :-/
No sé yo si este tipo de cosas -como lo de contar lo que una cree que la caracteriza o distingue del resto- sirve o no para que te conozcan un poco más; puede que algo sí. Al menos, yo sí que he pensado , sobre algunos maniáticos declarados que he leido estos días pasados, que sí que sería un tanto insoportable convivir con ellos. Hace unos días leí uno que me dejó patidifusa: posiblemente había cargado las tintas para resultar interesante. A mí me cuesta entender que una persona pueda llegar a ser tan obsesiva, aunque sí que he conocido a un par y resultaba sumamente complejo permanecer a su lado.
Gracias por los piropos, :-D
Bielka -
Yo creo que tengo más vicios que manías así que no sabría qué responder a la encuesta. De todas formas, no creo que sirvan las manías para conocernos mejor (aunque ¿es necesario que nos conozcamos mejor? ¿sirve para algo realmente?). Para mí es mucho más relevante lo que cuentas en el día a día, la forma de expresarte, tus opiniones, tus buenos y malos momentos. Me gusta leerte -y no creo que cambie mi opinión porque pongas las toallas de una otra forma- aunque no te conozca. ;-)