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De espaldas

Por exigencias del guión

Pues eso...

Lamento la calidad de la imagen: la fotografía está hecha con la cámara de un móvil y la cosa no daba para más. Transcribo el texto, por si acaso alguien tiene problemas para leerlo:

Teatres de la Generalitat Valenciana

Aviso a los espectadores

Por exigencias del guión, en la obra "Ana el Trópico" (Premio Pulitzer 2003) de Nilo Cruz, se encienden varios cigarros puros, imprescindibles para la acción de la misma, ambientada en una fábrica de tabaco.


El domingo 22 de enero fui a ver "Ana en el trópico"(formato pdf) y cuando me acerqué a la ventanilla para preguntar dónde se recogían las entradas me di de bruces con el cartelito de marras.

Antes de comenzar a echar sapos y culebras por la boca -metafóricamente hablando-, explico de qué va el espectáculo: una familia que posee una fábrica de tabaco, en Tampa (USA), a finales de la década de los 20, contrata a un lector cubano para que entretenga a sus trabajadores mientras éstos lían cigarros. La novela elegida por el isleño para amenizar a sus compañeros es "Ana Karenina" y los empleados -casi todos familia entre sí- se obsesionan tanto con la novela que cada uno de ellos acaba identificándose con uno de sus personajes. Por lógica, el tabaco está presente, de una u otra manera, en casi todas las escenas de la obra.

De verdad que ciertas cosas no hay por dónde pillarlas -las hay, además, que no se dejan pillar... como es el caso: ante la vergüenza ajena, la Cosa sale corriendo-. Me pareció y me sigue pareciendo el colmo de lo políticamente correcto. Además, si a eso se le añade la osadía de menospreciar la inteligencia del espectador con un aviso tan burdo, los gestores de Teatres de la Generalitat Valenciana deberían purgar sus estupideces en las calderas de Pepe Botero durante una larga temporada.

La obra... Nada del otro mundo. Mucho ruído y pocas nueces. La tan cacareada actuación de Lolita es correcta, sin más. La de su pareja actual -es lo que tiene ver de cuando en cuando Aquí hay tomate, que una está puesta en casquería social-, Pablo Durán, ni chicha ni llimoná. El texto y la historia: original, pero el desenlace llega demasiado rápido, aunque la obra dure dos horas: te quedas con la sensación de que, de repente, Nilo Cruz se ha dado cuenta de que tiene que acabar y decide cortar por lo sano. Lo finales súbitos, sorpresivos, funcionan relativamente bien para algunos cuentos cortos, pero me parece que no es el caso. No tengo muy claro si la rapidez con la que ocurren las cosas al final encaja dentro de lo lo que se supone que es el perfil de los personajes. Más: Toni Acosta, la nuera de Raphael -más ración tomateril- tiene una voz estridente que estropea el papel de ingenua reprimida que le ha tocado en suerte. José Pedro Carrión y Joan Crosas, los mejores, con diferencia: el primero porque tiene una voz prodigiosa que sabe emplear a la perfección; el segundo, porque se mueve por el escenario con familiaridad, sin resultarle ajeno ni un solo rincón del escaso decorado. El resto del reparto, Teresa María Rojas y Fernando Alvés, mantienen el tipo, que ya es.

No quiero pecar de tremendista: si tenéis la oportunidad de ir a verla, no dejad de hacerlo. De hecho, a Toni Acosta la han seleccionado como finalista en la categoría de "Mejor actriz de reparto", para la IX edición de los Premios Max de las Artes Escénicas (formato pdf), con lo que mi criterio queda bastante en entredicho, :-D


14 comentarios

Bambo -

Por cierto... En "Yo, Satán" también se fuman dos cigarrillos en escena y yo no he visto ningún cartel similar en ningún sitio...

Bambo -

Sí, eso por descontado. Me refiero a poner el cartel para cubrirse las espaldas. Pero de verdad que me parece estúpido... Acabo de echarle un vistazo, muy por encima encima a la ley antitabaco y no existe ninguna excepción para contemplar estas situaciones: un lapsus importante, a mi modo de ver. Pero me parece una soberana majadería que coloquen el cartel: todos somos adultos ¿no?

Uno, para mí que son asuntos distintos: me refiero a que esto tiene la pinta de estar hecho por miedo o por procurar ser más papistas que el Papa, por decirlo de alguna forma...

Sinfo, en la cartelera de Madrid hay algunas cosillas que tienen muy buena pinta. Luego le echaré un vistazo, porque yo tenía apuntadas algunas para un hipotético viaje a Madrid en marzo, pero me parece que no va a poder ser.

Luego sigo, :-D

Sinfo -

Se me ocurre que lo de cartel ¿puede ser para evitarse problemas de multas?.
No sé, no estoy muy al tanto de estos asuntos del fumeque y la ley nueva.

Bambo, igual no has cargado las tintas. Yo no he visto la obra -como ya he dicho en lo del Fili, nada de lo que veo en cartel últimamente me llama-, pero muchas veces tampoco entiendo las loas de los críticos a ciertas cosas.

Uno -

¿Y esto de disculparse por fumar? ¿Para cuándo disculparse porque en una obra de teatro, o novela o película, alguien mate a alguien, o una mujer haga de prostituta, o alguien sea toxicomano, o alguien use lengua soez, o alguien sea...? Les da tanto miedo la palabra a-po-lo-gía... porque saben que funciona!, si no de qué iban a hacer a-nun-cios- pu-bli-ci-ta-rios en toas partes. :-)

Bambo -

Acabo de decidir que les voy a mandar un correo diciéndoles que se den un paseo por la Wikipedia, para que sepan que el bolígrafo es posterior a los años 20... Me da a mí que no se trata de un anacronismo deliberado, como el de las campanadas en el "Julio César" de Shakespeare; tiene pinta de mtedura de pata, sin más.

Bambo -

A ver... Creo que voy a colocar esta anotación en "Opiniones heterodoxas" y no en "Curiosidades", jajaja.

Insisto: quizás haya cargado las tintas... La obra es un dramón en toda regla, con un nefasto desenlace provocado por una especie de efecto dominó un tanto traido por los pelos... Anoche estuve releyendo las críticas de Haro Teclgen y las del especialista de El Cultural y tengo la sensación de que no vimos la misma obra... Toni Acosta es dulce, sí; pero lo es en las formas, un tanto "desparramadas", como de mujer que no sabe qué hacer con ese cuerpo lánguido que tiene -está extremadamente delgada-: genera en el espectador un sentimiento de cariño, como el que se tiene ante un ser desvalido... pero claro, es abrir la boca y estropearlo: esa voz chillona acaba taladrando el oido, resuena en el patio de butacas aun después de haber terminado de hablar... Esas cosas creo que estropean la obra: si se elige un cierto tipo de actor, intuyo que se ha de hacer, aparte de porque lo haga bien, porque su físico dé con el papel...

Quizás, con el texto en la mano, sin más, la opinión habría sido otra: de hecho, en el enlace de El País explican que los jurados del Pulitzer se lo concedieron sin haber visto representada la obra.

Y lo del boli es imperdonable, leñe!!!!

Fili -

Se suceden las coincidencias, je, je, je. Curiosamente en "La cabra" también hay una cuestión de cuernos (por partida doble, je, je) que me parece mal resuelta. La mujer del protagonista resulta demasiado fría, ácida e irónica, aunque vete a saber si una anglosajona-estadounidense no es capaz de reaccionar así. Por aquí conozco una que tiene muy mala leche y precisamente no resulta irónica ni retóricamente florida en sus muestras de descontento. A pesar del texto, la actuación de la actriz que representa a la mujer del arquitecto zoófilo está bordada, eso sí. Yo andaba pensando que dejaba a "La cabra" en mal lugar, pero me he sentido mejor al leer tu crítica a "Ana en el Trópico", Bambo :-)

Bambo -

Se me ha ido la mano ¿verdad? :-D

Es lo que tiene el ir a una obra de teatro habiendo leido algunas críticas que la ponían por las nubes...

Lo del cartel seguro que es por lo que tú dices: cubrirse las espaldas, por si acaso. Con todo, me sigue pareciendo una soberana estupidez... Creo recordar que se encienden tres puros en toda la obra: ojo, tres. No diez o veinte, que entonces el humo habría sido considerable... Tres. Y luego los apagan al cambiar la escena...

Bielka -

Jajajaja, Bambo: los has puesto buenos.

Me imagino que habrán puesto la advertencia de lo del tabaco para evitar denuncias porque seguro que a algún maniático se le puede ocurrir pedir daños y perjuicios por no haberle avisado de que iban a fumar y estar respirando el humo. A lo mejor en USA ya sucedió.

Bambo -

Y para más casualidad, jajaja, Fili, es que es muy bueno: en mi alias dejo el enlace a un artículo de El País en el que habla sobre la obra. Resulta que "Ana en el Trópico" ganó el Pulitzer en detrimento de "La cabra", de Edward Albee.

Está claro que no somos muy ¿putlizerianos?, :-P

De todas formas, aunque no lo parezca, a mí me gustó la obra, pero por otros aspectos: el enfrentamiento cultural entre las costumbres ¿latinas? y las norteamericanas -ya sé que Canadá no entra en esta historia... pero creo que se entiende lo que quiero decir-, y sobre todo, dos conceptos del mundo que son opuestos: el avance arrasador de la tecnología y en la otra parte, el mundo tranquilo y calmado de los que lían cigarros manualmente.

Bambo -

En cuanto a lo del perfil de los personajes... En esta obra en concreto pasa, sobre todo, con un par de ellos: con el marido cornudo y con su mujer. No es creíble o al menos a mí no me lo parece que viviendo en una ciudad sureña y siendo los propietarios oriundos de Cuba, acepte uno los cuernos, sin más, sin mostrar enfado alguno y encima queriendo saber cómo de las artes amatorias del amante, y la otra, se lie la manta al cuello, se pegue un par de revolcones con el lector y se lo diga a su marido como la que le dice que se cambie de camisa que la que lleva está manchada... Bueno, las escenas no son tan frías, pero yo no vi por ningún lado ni rabia, ni odio desbordado ni nada de nada que pudiese demostrar que habían sentimientos encontrados, furia, honores mancillados...

Que no, que ya podrá decir el NYT que es "la poesía del anhelo, el arte de la seducción", que yo el anhelo no lo vi por ningún lado... La seducción puede que sí, porque Pablo Durán es un hombre que físicamente impacta y tiene un gesto elegante, como de gacela, casi inconcebible en un cuerpo tan grande.

Y medio la he destripado, pero bueno...

Bambo -

Un dato curioso: al comienzo de la obra, el dueño de la fábrica de tabaco, interpretado por Joan Crosas, necesita dejar constancia de una cantidad de dinero que le presta su hermanastro, J.P. Carrión. El asunto requiere rapidez porque están apostando en peleas de gallos y claro, no es lo mismo que irse a un notario. El jugador, llevado por la necesidad del dinero rápido, le pide a su hermano un bolígrafo para reconocer su deuda. Repito: un bolígrafo. Reitero: un bolígrafo.

Me quedé flipailla; bueno, flipá, sin diminutivo.

El bolígrafo se inventó a finales de la década de los 30, en concreto en 1938, y la obra se desarrolla en 1929, el año de la crisis bursátil en USA.

Con todas las representanciones que lleva -no son muchos años, pero ¡leñe¡, que es un premio Pulitzer y por esa razón ha tenido más repercursión como espectáculo que otra cualquiera- me asombra que ese error no lo hayan corregido... Puede que fuese un lapsus del actor... habría que ver el texto. En todo caso, Nilo Cruz resuelve la falta del utensilio sustituyendo la ausencia de un bolígrafo por la punta de una navaja...¡ojo! y para escribir con ésta en la suela del zapato. Sinceramente, con las dos o tres veces que le presta dinero a su hermanastro, hubiera necesitado media obra para escribir las cantidades de esa forma...

Había otro lapsus más como el del boli, pero ahora no lo recuerdo, :-/

En mi apodo dejo el enlace a la historia del bolígrafo.

Aclaro: no es que yo supiera la fecha exacta de la invención del bolígrafo, pero sí que sabía que comenzaron a emplearse en los inicios de la segunda guerra mundial.

Fili -

Y lo del cartelito ya pasa de castaño oscuro. Qué tontería.

Fili -

Bambo, señalas otros aspectos que me sorprenden en algunas obras de teatro; el ritmo del hilo argumental es irregular y flojea la coherencia de las actitudes de algunos personajes. Son pequeños fallos, pero tan evidentes, que resquebrajan el andamiaje de al obra.