Otoño
Del amarillo al marrón... Rojo, mucho rojo. El azul, de tan intenso, casi irreal. Es un regalo para los ojos. Y para el ánimo: tanto color alborotado para recibir al frío intenso que paraliza el aliento y se abraza al silencio.
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La especie del árbol fotografiado: acer opalus. Su distribución está limitada a la vertiente mediterránea de la península y una de sus subespecies, en concreto la granatense es un endemismo del norte de Africa (cordillera Rifeña de Marruecos), isla de Mallorca y sureste de la Península Ibérica -puede que las imágenes se correspondan con esta subespecie, pero todavía no tengo claro si es, efectivamente, un acer opalus subsp. granatense o un acer opalus subsp. opalus; en ello estoy-.
El color de sus hojas pasa del verde al amarillo, después al naranja, y finalmente, al rojo intenso. De ahí que sea tan espectacular contemplarlo cuando llega el otoño: convierte las montañas y vaguadas en las que crece en un intensa paleta de colores. Su nombre común es arce de España o acirón y habitualmente, junto a él, se pueden encontrar majuelos -espino albar, crataegus monogyna- y mostajos -sorbus aria-. El primero, también amarillea la hoja para luego enrojecer y el segundo, la transforma en un ocre intenso, casi naranja. De ahí que los lugares en los que se dan este tipo de árboles, llamen tanto la atención visualmente, una vez pasado el verano.
La última foto es de la sámara, que en este caso, al ser doble, recibe el nombre de "disámara" -la gradación del ángulo sirve, muchas veces, para identificar correctamente una especie y diferenciarla de otra-.
7 comentarios
Bambo -
Dad por correjida la siguiente metedura de pata "al hablar de Linares, el hecho que dentro"
La buena: "al hablar de Linares, el hecho DE que dentro". Y seguro que habrá más, pero esa pega mucho cante.
Bambo -
Bambo -
Bambo -
Me faltó añadir que las fotos las hice la semana pasada en -cómo no- Linares de Mora, en una de mis primeras salidas al monte tras el puñetero esguince de tobillo. En algunos folletos sobre la Sierra de Gúdar, se menciona como dato curioso, al hablar de Linares, el hecho que dentro de una finca particular exista un pequeño bosquecillo de arces granadinos. Y para variar y no perder la costumbre, esta información no la conocía casi nadie en el pueblo: ver para creer... La finca en cuestión está al lado de la de F., con lo que entramos andando por una loma contigua y disfruté como una enana. Lo gracioso del asunto: que mientras F. se iba a por el coche, yo decidí salir por otro lugar porque había visto un enorme álamo blanco -populus alba; no es muy habitual por esa zona: sólo se ve el típico chopo negro-. Cuando me encaminé a la zona cercana a la cuneta de la carretera, me topé con el pastor eléctrico y... ¡ojo! qué estaba conectado -la mayoría de las veces está apagado porque las vacas, una vez han recibido una descarga, ya no se acercan más-. Por cómo estaba instalado el alambre, no podía saltar, sin más... Me tocó tirar la mochila a la otra parte, la chaqueta y yo pasar por el suelo, tumbada... Vamos, de vídeo. Y antes de eso, me dio una descarga, y joer... no te mueres, pero no da gusto, no.
Cuando entre en el programa Anthos -en la anotación es el enlace "vertiente mediterránea"- para ver si la información sobre este bosquecillo estaba incluida, me soprendió no ver ninguna referencia a la existencia de aceres en Linares -ya no digo el granatense, sino el acer opalus, sin entrar en subespecies-. De todas maneras, he encontrado información de un estudio entomológico en el que sí que refieren esta circunstancia -y lo bien que me lo paso yo buscando cosas tan extrañas, jajaja-.
Una curiosidad -o dos-: el arce es un árbol muy conocido en el norte de USA y en Canadá. Tanto es así, que el símbolo que lleva la bandera de Canadá en el centro es una hoja de arce -en mi apodo, el enlace-, en concreto, la del Acer Saccharinum, más comúnmente conocido como arce plateado o arce de azúcar. No se suelen ver demasiado por aquí -donde vivo hay cuatro preciosos-, no sé por qué -si es un problema de no adaptación... lo cierto es que es una especie de crecimiento rápido, por lo que sería normal verlo en muchos jardines-. Es muy vistoso porque existe mucho contraste entre el verde intenso del haz de la hoja y el blanco plateado del envés. Cuando hace un poco de viento, el árbol visto desde lejos, parece plateado, de ahí su nombre -esto también pasa con el álamo/chopo blanco-.
Y ya no me acuerdo de la segunda curiosidad... Se me va la olla que no veas.
Con la savia extraida al acer saccharinum se elabora el jarabe de acer, muy conocido en USA -luego dejaré dos enlaces en comentarios aparte, para ponerlos en el apodo y pulsar directamente-.
Ya me he acordado de la otra curiosidad: la hoja del acer se parece bastante, en su estructura y forma, a la del plátano de sombra o platanero -platanus hispanicus-. Eso sí, en tamaño no tienen nada que ver: la del acer es pequeña y la otra, enorme. Por descontado, es imposible confundirlos -me refiero al acer opalus y al platanus hispanicus-, pero sí que existe una especie de arce que se asemeja bastante -aunque en el tronco no se parecen en nada-: el acer platanoides (http://www.arbolesornamentales.com/Acerplatanoides.htm).
Alsen, mucha gente llama a las sámaras "alitas", porque se asemejan bastante a las alas de algún que otro insecto volador. Buen entretenimiento tiene tu sobrina, sí señor -oye, que lo de castpost no te lo he explicado porque no sé dónde guardé el enlace a la página que explicaba paso por paso cómo registrase y el uso básico-.
Alsen -
Me quedo con la tercera foto. Alsen siempre a la sombra.
Y el otoño y su humedad, quizás causa de la nitidez de los colores. Me gusta el otoño, nací en otoño y me regocijo en esta estación. Es la mejor de todas, sin duda.
Saludos, cara Bámbola.
Bielka -
Ana* -
En estos días también por aquí están preciosos los parques con tonalidades como las que tú describes. Estaba yo por coger la cámara e intentar hacer algo parecido a lo que muestras aquí. Ya tengo inspiración, las fotos te han quedado preciosas.