Blogia
De espaldas

El traje nuevo del emperador -versión moderna-

Lo último en arte, una galería sin nada en sus paredes -la negrita es mía-.

¿Qué decir? ¿ARTE? Repito: ¿ARTE?

Estoy convencida de que los "aplaudidores" de esta no-exposición no asistieron, en su momento, a la representación teatral de la obra "Arte", de Yasmina Reza. Porque si lo hicieron, está claro que no se enteraron absolutamente de nada.

Y pensar que mi madre se queja de lo que le cobra su peluquero cada vez que va a que le corten el pelo...

6 comentarios

Bambo -

Tienes razón, Aber... si en esas nos ponemos, ¿para qué santas narices llevar al observador -¿cómo se llamaría el que contempla un cuadro o una escultura? si el que lee un libro es un lectro... no sé... expresión muy al uso de los "agentes culturales": consumidor cultural... jajaja- hasta un espacio vacio? ¿No se evocan las sensaciones, sin tener las referencias delante, una vez se ha salido de la sala, cuando por ejemplo, le cuentas a un amigo lo que sentiste cuando viste una pequeña muestra de la pintura de Veermer? El objeto a contemplar ya no se tiene delante, por tanto...

Además, lo de la paramnesia reduplicativa no sé qué tiene que ver con esto: si no lo entendí mal ayer, el que padece la enfermedad siente algo parecido al fenómeno ilusiorio conocido como "déjà vu", pero en lugar de ser con situaciones, ocurre con espacios, con lugares, como si estos se diesen exactamente igual en otra parte. Se me escapa la relación...

¡Qué yu-yu me dan estas cosas! La extravagancia es necesaria, no lo pongo en duda y existe gente que disfruta provocando, pero equivocar o confudir conceptos puede llegar a ser peligroso.

Aber -

El expectador que expecta, claro.

Aber -

Ja, ja, ja. Qué cosas. Si el "experimento" va en serio deducimos que el arte no está en las paredes, sino en las neuronas, en la cognición, del público o del expectador. La exposición no está en las paredes, sino en la cabeza. Pero, ¿para esto es necesario abrir una galería de arte vacía? ¿No es el lector de la obra de arte lo suficientemente competente como para re-crear los espacios de la memoria sin tener que acudir a los espacios convencionales donde se resguarda el arte?

Bambo -

¡Ah! y aunque no tiene nada que ver con lo mencionado... bueno, sí, lo que viene ahora sí que es arte: para los que estáis en Madrid, esta semana -creo- se ha estrenado en Madrid "Mar y cielo", del que ya hablé aquí a principios de año. No lo dejéis pasar: moros contra cristianos, mezclado con una historia de amor y piratas. Entretenida y emocionante.

La otra recomendación: "Don Gil de las Calzas Verdes", de Tirso de Molina, en el teatro Pavón, representada por uno de los elencos de la CNTC. Un clásico entre los clásicos -menudo topicazo de expresión- dirigida y actuada con mucha soltura; no se hace pesada y el vestuario es impresionante. Impresionante es poco: es... es... es... Color, con mayúscula. El responsable: Lorenzo Caprile -sí, sí, el de los trajes de novia-.

Bambo -

Mira que me cuesta creerme estas pamplinas... La verdad: será que soy obtusa, pero no veo el arte por ningún lado.

Ganas de echarse unas risas a costa del personal que se deje embaucar, sí. De eso sí que hay en un asunto de este tipo...

marco -

bueno, teniendo en cuenta que en el artículo se comentan nexos con la psicología cognitivista y organicista, no me extraña que sea una estupidez. pero, como diría alguno de estos, "estupidez sí, pero medible"