Quejarse por trabajar menos
Acabo de leer una noticia en Las Provincias, relativa a unos cambios que la Conselleria de Sanidad de la G.Valenciana pretende efectuar, en los turnos y horarios de trabajo de las enfermeras del hospital La Fe, de Valencia.
No me cabe en la cabeza... de verdad. No trabajo en ese sector, pero por cercanía familiar, conozco el asunto de primera mano. Las hay que doblan turnos, o sea, trabajan 16 horas seguidas, durante cuatro días, para luego juntarse días y días libres... Sin duda, si una mujer está de parto -pongo el ejemplo, porque es uno de los casos que arguyen para defender su postura-, no la van a dejar a la mitad, porque son las ocho de la mañana y les toca salir... pero las situaciones especiales se pueden regular aparte. Una persona que está atendiendo a enfermos debe estar -obligación, ojo- con los cinco sentidos puestos en lo que está haciendo, y me temo que una enfermera que lleva ya 12 horas a sus espaldas, no tiene el cuerpo para demasidas exigencias.
Llevo años viendo como una parte importante de los trabajadores del sector público, se revuelven en sus sillas, cuando se les dice que van a dejar de tener ciertos "privilegios"... o sea, no contentos con que hasta ese momento se haya hecho la vista gorda y se les haya consentido una relajación que en la privada no tendría razón de ser, salvo un despido fulminante, que encima, son capaces de montar la marimorena, si ven que esa especie de derecho no escrito, va a desaparecer... Recuerdo la que montaron los funcionarios de justicia -hablo de Valencia- cuando se les dijo que iban a tener que fichar... ¡por Dios! y la que se montó en mi trabajo cuando el concejal de personal mandó una circular a todos los trabajadores recordándoles que, tras fichar, se debían integrar "inmediatamente" a su puesto de trabajo... Conozco funcionarios que llegan a su puesto de trabajo a las 9 pasadas y salen a las dos... cuando deberían estar a las 8 y finalizar a las tres de la tarde. Y encima, ahora que los van a trasladar a la Ciudad de la Justicia -otro macroproyecto de Zaplana y la Rita-, están indignadísimos por el control de horarios al que se van a ver sometidos... ¡pobrecitos! Anda ya... Es que todavía me acuerdo cuando entré a trabajar en el Gabinete Jurídico de la Presidencia de la G.V. y a la semana de salir a almorzar durante mi media hora reglamentaria, mis compañeras vinieron a advertirme de que "por favor, no vengas antes de una hora, porque aquí es lo que se hace habitualmente, y si vienes antes, nos pones a todas en evidencia".
Se me escapa... sé que con el tiempo, se acaban perdiendo esas nociones tan grandilocuentes del trabajador responsable y demás, sobre todo, cuando estás tan cerca de políticos casi corruptos -una mayoría absoluta abrumadora hace esas cosas mucho más evidentes- y que existen eso del ojo por ojo, diente por diente: tú me congelas el sueldo, yo trabajo menos. Tú me puteas ascendiendo a otros sin atender a los concursos reglamentarios, yo me vengo llamando por teléfono desde el trabajo... y así, hasta el infinito. Pero lo que no atiende a lógica alguna, es que, si se pretende modificar o corregir una dejación de funciones, encauzando los planteamientos laborales por otros derroteros, el propio trabajador monte en cólera. Si se sabe que te han estado consintiendo... ¿no sería más consecuente pensar "bueno, al menos, eso que me he llevado por delante; si ahora toca prescindir de ciertos privilegios, aceptemoslo como tal".
No me cabe en la cabeza... de verdad. No trabajo en ese sector, pero por cercanía familiar, conozco el asunto de primera mano. Las hay que doblan turnos, o sea, trabajan 16 horas seguidas, durante cuatro días, para luego juntarse días y días libres... Sin duda, si una mujer está de parto -pongo el ejemplo, porque es uno de los casos que arguyen para defender su postura-, no la van a dejar a la mitad, porque son las ocho de la mañana y les toca salir... pero las situaciones especiales se pueden regular aparte. Una persona que está atendiendo a enfermos debe estar -obligación, ojo- con los cinco sentidos puestos en lo que está haciendo, y me temo que una enfermera que lleva ya 12 horas a sus espaldas, no tiene el cuerpo para demasidas exigencias.
Llevo años viendo como una parte importante de los trabajadores del sector público, se revuelven en sus sillas, cuando se les dice que van a dejar de tener ciertos "privilegios"... o sea, no contentos con que hasta ese momento se haya hecho la vista gorda y se les haya consentido una relajación que en la privada no tendría razón de ser, salvo un despido fulminante, que encima, son capaces de montar la marimorena, si ven que esa especie de derecho no escrito, va a desaparecer... Recuerdo la que montaron los funcionarios de justicia -hablo de Valencia- cuando se les dijo que iban a tener que fichar... ¡por Dios! y la que se montó en mi trabajo cuando el concejal de personal mandó una circular a todos los trabajadores recordándoles que, tras fichar, se debían integrar "inmediatamente" a su puesto de trabajo... Conozco funcionarios que llegan a su puesto de trabajo a las 9 pasadas y salen a las dos... cuando deberían estar a las 8 y finalizar a las tres de la tarde. Y encima, ahora que los van a trasladar a la Ciudad de la Justicia -otro macroproyecto de Zaplana y la Rita-, están indignadísimos por el control de horarios al que se van a ver sometidos... ¡pobrecitos! Anda ya... Es que todavía me acuerdo cuando entré a trabajar en el Gabinete Jurídico de la Presidencia de la G.V. y a la semana de salir a almorzar durante mi media hora reglamentaria, mis compañeras vinieron a advertirme de que "por favor, no vengas antes de una hora, porque aquí es lo que se hace habitualmente, y si vienes antes, nos pones a todas en evidencia".
Se me escapa... sé que con el tiempo, se acaban perdiendo esas nociones tan grandilocuentes del trabajador responsable y demás, sobre todo, cuando estás tan cerca de políticos casi corruptos -una mayoría absoluta abrumadora hace esas cosas mucho más evidentes- y que existen eso del ojo por ojo, diente por diente: tú me congelas el sueldo, yo trabajo menos. Tú me puteas ascendiendo a otros sin atender a los concursos reglamentarios, yo me vengo llamando por teléfono desde el trabajo... y así, hasta el infinito. Pero lo que no atiende a lógica alguna, es que, si se pretende modificar o corregir una dejación de funciones, encauzando los planteamientos laborales por otros derroteros, el propio trabajador monte en cólera. Si se sabe que te han estado consintiendo... ¿no sería más consecuente pensar "bueno, al menos, eso que me he llevado por delante; si ahora toca prescindir de ciertos privilegios, aceptemoslo como tal".
6 comentarios
Bambolia -
Se pegan unas palizas brutales haciendo, en muchas ocasiones, tres turnos seguidos, y pretenden mantener ese status como si les estuviesen robando el derecho al voto, por establecer una comparación con algo realmente importante...
En lugar de salir a la calle porque les deben días festivos -conozco gente que ha acumulado 40 días en seis meses- porque las bajas y la falta de personal las cubren a base de telefonazo y "te quiero aquí a las tres de la tarde" cuando ese día lo tenías libre... en lugar de quejarse por la vulneración de esos derechos, del nepotismo tan absoluto con el que los altos cargos administran los recursos de personal, no, salen a la calle porque les obligan a hacer turnos más "humanos", tanto para ellos como para los enfermos que han de ser atendidos... Manda narices! Me pongo mala.
Amanda -
Que siempre me pareció eso mismo Bambi.Que hay cosas que no entienden joer!
Cuidándonos lo que podemos...muchos abrazos.
Bambolia -
Sé que cuando estás dentro de la historia las cosas se ven de una manera distinta, pero lo que no entiendo es que nos -y me incluyo- relajemos de una manera tan indigna. Y no porque los políticos se merezcan respeto por nuestra parte, sino porque nosotras nos infravaloramos cuando caemos en ese juego. Sé que es complejo, pero si nos exigiesen más de lo que nos corresponde, entonces sí que montaría un pollo del veinte, como cuando congelaron los salarios, siendo como es que el hecho de trabajar para la administración no es un regalo caido del cielo -la precariedad... yo llevo nueve años interina, y tú, otros tantos-. Entonces sí, pero por hacer cumplir algo tan lógico como el no duplicar los turnos... coño, que hasta a los conductores les obligan a parar cada determinadas horas de conducción...¿Cómo se entiende que una enfermera, que esté por ejemplo en quirófano, haga una jornada de 16 horas seguidas? Enga...
Lo que más me fastidia de todo esto es que luego se generaliza -sé que caer en ello es fácil- y no es el caso, porque la eficiencia, si existe, está en la privada y en la pública.
Apos, en la privada he visto cada trepa que asustaba... y luego, a putear al de abajo... es que me puede, de verdad...
Apostolic Product -
Manolita la Fantástica -
Bambolia -
Recuerdo que cuando empecé en el ayto., en la ofi de información, los tres primeros años no me cogí ninguno... hasta que ves que la peña se lo toma como una prolongación de las vacaciones y caes en la misma desidia...
El desbarajuste mental de ahí arriba no es una justificación: aquí la moza también ha caido en esa dejadez funcionarial, pero estoy intentando enmendarme, sobre todo, por lo que tiene que ver con mi autoestima: necesito sentirme útil y eficaz. Aunque mi jefe no me dé trabajo o yo, algunos días, me tumbe a la bartola...
¡Qué mal organizada está la Administración, de verdad!. Joer... me da tanta rabia acordarme de lo estricta que era yo hace diez años... siempre al acecho, para aprender más... Menos mal que en informática, no puedes "olvidarte" d e ponerte al día... Es una ventaja, de verdad.