Blogia
De espaldas

De la ranciedumbre y decadencia

O de cómo pasar el rato en internet a costa de ser un pelín retorcida.

Pasen y vean, mujeres del mundo, pasen: el no va más del no va más del no va más. ¿Quiere usted sentirse Reina sin casarse con Felipe, Príncipe de Asturias? Pues nada, tan solo tiene que venirse para Valencia, apuntarse a una de las fallas con más raigambre histórico, por ejemplo, El Pilar o Na Jordana -si no se tiene dinero poco se puede hacer, porque te incluyen en interminables listas de espera; como las del Insalud, vamos, pareciditas- y esperar dos o tres añitos para ser lo suficientemente conocida. Hacerse amiga de los grupos más influyentes de la organización y reirles todas las gracias para que al año siguiente, o sea, al tercero -eso con mucha suerte-, postulen por la candidatura de la futura Reina del evento fallero -porque como estamos en democracia, se presentan candidatas y luego se vota y todo, no vayáis a creer-.

Pasado el primer escollo, el de la elección, se disfruta del desempeño del nombramiento de Fallera Mayor de la Falla ******* durante el ejercicio correspondiente, o sea, desde el acto de la presentación del año en curso hasta la siguiente exaltación -¿de qué me sonará a mí este tipo de actos culturales? ufff, no consigo centrarme... creo recordar que existe, por estos mundos perdidos de Dios, una cosa a la que le llaman Certamen de Miss España... pero no, seguramente no tendrá nada que ver-. Este nombramiento incluye tener una pléyade de señoritas hermosísimas que te hacen la corte, al más puro estilo versallesco, y que para eso se llaman, enteritas y en conjunto, Corte de Honor. Será reconocida por las calles del barrio en cuestión y podrá ir la última en los desfiles, cerrando la comitiva, porque Ella se merece que nadie más se ponga a su lado para desvirtuar su belleza.

Kit-kat: se me va la olla, lo sé, pero me estoy riendo mucho.

Retomo y acorto. Lo importante para ser Reina sin casarse con Felipe de Asturias o en su defecto con Alberto de Mónaco -ésta sería una mala elección, porque el título a conseguir es el de Reina y no el de princesa...; aunque pensándolo bien y si la candidata no tiene escrúpulos por saberse infanticida, ahora mismo están por ahí pululando los hijitos de Carlitos de Inglaterra- es haber sido Fallera Mayor de una falla importante -las más humildes también presentan candidatas, pero es muy difícil, ya se sabe, los pobres huelen un poco a pobres y eso de que se tengan granitos en la cara por no haber podido hacerse una limpieza como Dios manda no está bien visto- para así, poder presentarse al año siguiente como candidata a la elección de la Corte de Honor de Valencia -o sea, lo más de lo más; como tocarte el Gordo de la Primitiva con bote de doscientas semanas seguidas-.

La elección se celebra de una manera absolutamente democrática y muy, pero que muy femenina: se celebran pequeños pases, por sectores -las fallas se organizan por sectores- en los que las candidatas desfilan con el traje de fallera, por una pasarela. Un jurado de la Junta Central Fallera va seleccionándolas hasta que el número de candidatas se reduce a trece -¡ah!, todo esto por duplicado: versión adulta y versión infantil- y de esas trece, se elige a la que será la Fallera Mayor de Valencia. Las otras doce serán la Corte de Honor.

Y como ya no sé ni por dónde voy, hasta me he olvidado de si estaba escribiendo en primera persona, en tercera, en pasado o en futuro. Pero da igual. Sigo para no perder el hilo.

Todo este testamentum bambolinus -uffff, ni acusativos ni genitivos ni ná de ná- no ha sido otra cosa nada más que una presentación o una preparación de lo que va a venir a continuación, que es lo verdaderamente importante:



Después de tanta palabrería creo que es necesario que ilustre este tendenciosísimo discurso y qué mejor forma de hacerlo que la de colocar una fotografía de la Fallera Mayor de Valencia del año 2004 con su Corte de Honor.

Obsérvese que la que está en el centro de la fila superior es la Reina -ésa que podrá serlo algún día sin casarse con Filíp- y las otras, las cortesanas. La Reina lleva una banda con los colores de la bandera nacional, porque no hemos de olvidarnos de que un cargo como el suyo merece el mayor reconocimiento que existe y ha de ser distinguida del resto de las bellísimas señoritas de alguna forma. Las Otras -lo siento, pero siempre serán las mindundis- llevan un banderín con la Senyera -la bandera de la Comunidad Autónoma valenciana-. Los detalles siempre son importantes.

Como último comentario, y para resaltar el buen gusto que las indumentaristas -antes se les llamaba costureras o la modista de mi madre- tienen, nótese cómo Las Otras van vestidas con similar color por parejas: están colocadas de dos en dos, de manera equidistante. Es que es todo tan armónico...

Dejo lo mejor para el siguiente kit-kat: estoy buscando munición.

9 comentarios

Bambolia -

Claro, claro... fíjate que es por eso por lo que a las mujeres se nos ha inculcado eso de ponernos monisimas de la muerte... :-P

Uysss, que me sale la vena feminista...

¿Qué cosas raras tenéis los chicos, demasié? jajaja

demasie -

tiene una razon los chicos somos feos y las chicas sois muy hermosas, tenemos pelos por todos lados y cosas raras ....

Bambolia -

Jajaja, no lo había visto, :-)

Manolita, no me casaré -lo del fallero o no es lo de menos; aunque la verdad, no creo que me sientiese atraida por un hombre metido en esos pifostios-

De las pocas cosas buenas que le veo a esta fiesta es lo bien que se lo pasan los niños, pero me da mucha rabia que a las niñas se les inculque de manera tan directa eso de "estar monas" para desfilar, :-( Lo llevo fatal.

Los crios no son conscientes de toda la parafernalia que hay montada alrededor de lo que es la fiesta en sí, y que la convierten en una celebración ostentosa y poco solidaria.

Manolita la Fantástica -

Ya te vale!!!

Endeluego, eres mala, muy mala. ¿A ver qué te habrán hecho mi hija y sus amigas?

A mí me vas a contar!!!! que he tenido q claudicar y gastarme una millonada en zapatitos forrados de raso y enaguas y cintas y aderezos, q solo de pensarlo se me lleva el diablo.

No te cases nunca con un fallero.

Esstupenda -

Hay que ser muy guapa para aguantar un traje que favorece tan poco, y además tan carísimo como es.
Enhorabuena fallera infantil¡¡¡¡

Bambolia -

Me confieso: yo fui Fallera Mayor Infantil en el año 1974. Sí, yo fui una de ellas, y tras someterme a un duro tratamiento de desintoxicación, he conseguido rehabilitarme. Ahora soy una ciudadana que le grita a los perversos niños y a los padres inconscientes cada vez que ve cómo va a explotar un petardo a su paso. Insulto, a razón de cuatro a la hora, a las autoridades que permiten el corte de lals calles y me indigno cada vez que por megafonía suena Paquito el Xocolatero.

Que conste que todo esto son ejercicios terapéuticos, :-)

Manuela, lo del champiñón me ha llegado al alma, jajajja.

Kiri, sí: es la versión valenciana de la flamenca con bata de cola.

Kiri -

Qué esplendorosa colección de repollos con bandera.
Están pidiendo a gritos una tele para hacer de adorno encima. :-)

Manuela -

Me veo yo de fallera mayor, sí, con mi melena
y con ese vesitido tan pomposo...
parecería un champiñón vestido de fiesta

Bambolia -

Y mil perdones por las repeticiones de palabras y esas cosillas atribuibles a defectos de redacción, pero es no se puede estar en todo, y viendo algo así ,tan vanguardista, pierdo la capacidad de escribir que tan bien me enseñaron las monjitas, :-)