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De espaldas

Los avatares de la tristeza



¿Es un estadío? ¿Es una forma de vida?

Las mañanas se enlazan con las noches y entre tanto, una puede reir, si quiere. O puede agazaparse y proteger su estómago de los miedos ajenos. De los propios nunca seremos capaces de protegernos. Esos nos acechan y nos hacen burla.

Si quiere, una puede reir; o no. Porque puede seguir llorando sin que una sola gota de agua salada se desprenda de la pupila.

Una puede reir, sí. O puede agachar la cabeza y lamentar la desgracia que se come cada día en el primer plato del almuerzo.



Sí, estoy convencida de que se puede reir.

No entiendo el porqué de tanta melancolía.

Me sobrepasa.

La introspección debería dosificarse, como los medicamentos.

6 comentarios

Bambolia -

Sí, Fri, la depresión real es otra cosa. Por eso, quizás, me parece exagerado esa sumisión al malditismo, porque cuando uno está así de verdad, no es nada agradable...

Ya he hablado otras veces aquí sobre este asunto: consigue exasperarme un tanto, :-(

Fri -

Sí, está muy de moda esa tristeza transcendente y a veces, de apariencia autodestructiva. Debe molar para algo.

La depresión real es otra cosa.

Bambolia -

Quizás, sólo quizás, es que soy demasiado terrenal.

A veces tengo la impresión de que el culto a Dios se ha sustituido, sobre todo, en algunos sectores de la intelectualidad, por el culto a la decadencia, a la tristeza como esencia absoluta, como maná espiritual -y no como una mera etapa pasajera-.

Por eso me exaspera, muy de cuando en cuando, ver tanto dramatismo innecesario, tanta desgracia sin serlo, tanto misterio inexplicable, hasta para llenar un vaso de agua, que ya tiene su mérito...

Ahora, que si Tip y Coll hicieron un "sainete" sobre el asunto ¿cómo no va existir la versión pseudo-gótica?

Fri -

Sí, existe el culto a la tristeza como si eso diera un halo de transcendencia especial.

Yo también creo que a veces se está triste, pero también se puede sonreir. Que hay tiempos para todo.

Bambolia -

Yo nada, affaire de mis entretelas.

Es la percepción de lo que me rodea. Por eso insisto en que sé que se puede sonreir.

Demasiada gente que parece -o al menos, así lo recibo yo- que sólo es capaz de respirar acompasadamente si en el aire flotan unas gotas de hinojo.

Aber -

¿Qué tienes, churri? Ven aquí. Toma. Un abrazo.