Involución
Tengo la impresión de que es un proceso que observo cada vez con más frecuencia. Anoche, cenando con un amigo, me relató cómo había vivido un tío suyo hasta que al llegar a los cincuenta, tal pareciera que le hubiesen dado la vuelta como a un calcetín. De joven, aventurero, provocador, carerra tras carrera delante de los grises... y ahora es tan conservador que algunos han llegado a pensar que les está tomando el pelo.
Yo también conozco a una persona así: una mujer, familia muy cercana. De niña vivió la guerra civil, huyó por las carreteras, unos ratos andando, otros, encima de los colchones que se transportaban en el carro tirado por las mujeres adultas que habían podido escapar. Era hija de republicanos. De un republicano y de una mujer con la mente muy abierta pero que no participaba de la política públicamente, como sí hacía su marido.
Llegaron las mujeres y los niños, huyendo de los bombardeos, a una ciudad lejana a la tierra que los vio nacer y allí se instalaron. El hombre vivió, durante mucho tiempo, escondido en las alcantarillas, hasta bastante después de finalizar la contienda. Su hija, mientras,iba y venía a la cárcel a llevar alimentos y cartas y a recoger la ropa sucia de los compañeros/amigos de su padre que tuvieron la desgracia de caer presos. Su hija, que había nacido en el 32 y que por aquellas fechas rondaría ocho o nueve años, cuando llegaba al recinto carcelario coincidiendo con la salida del sol, veía cómo se abría la puerta grande del edificio para dar paso a los camiones cargados de hombres. Contó, en una tertulia familiar, que en todas las ocasiones en las que estuvo allí tan temprano, conocía a alguno de los que iban de camino al paredón. La niña siguió llevándole la comida a los pocos que iban quedando; la niña siguió visitando las alcantarillas de la ciudad para hacer de enlace con su padre; la niña, si era necesario, salía en la noche, como ocurrió una madrugada, para avisar a Reche porque un paisano metido a guardia civil les había avisado de que ese amanecer lo iban a tomar preso. La mujer-niña contó que esa noche pensó que la vida de Reche dependía de ella y que la podían prender en cualquier momento. Llegó a tiempo. Reché murió hace dos años, a sus 91, atropellado por un vehículo, mientras hacia su andadura diaria en bicicleta.
Pudimos preguntarle, hace ya años, cuando todavía vivía la madre de esta niña que luego se hizo mujer, el porqué era ella la que iba y venía a lugares tan poco aptos para una cría. A eso nos contestó la madre: un niño pasaba desapercibido, de un niño no se esperaba maldad, un niño, si era prendido, se desmoronaba enseguida y los secuaces de los ganadores los preferían, por eso tampoco los agobiaban.
Esa niña se fue haciendo mayor y consiguió, a base de agachar la cabeza y de aceptar como normas las imposiciones de los ganadores, arreglar los papeles de sus padres, que hasta aquel entonces estaban falsificados: su madre vivió durante casi diez años siendo otra mujer. Su carnet de identidad perteneció a una mujer asesinada durante la guerra civil.
Esa niña que se había hecho mayor quisó trabajar cuando casi ninguna mujer trabajaba, porque todas acababan casándose. Y se preparó unas oposiciones y trabajó en una empresa pública con personal mayoritariamente masculino. Como no le gustó el trato que le daban sus compañeros, se preparó otras para una empresa pública en la que casi todos los trabajadores eran mujeres. Estuvo en activo sólo 25 años. Le diagnosticaron una enfermedad que le imposibilitaba para trabajar, con lo que le concedieron una incapacidad laboral total y absoluta para todo tipo de trabajos. Hasta que esto ocurrió, salió, entró, se relacionó con la gente, se casó y tuvo familia...en definitiva, fue una mujer activa, luchadora, nada convencional.
Y ahora, esa niña que se había hecho mayor, se ha hecho más mayor. Mucho más mayor. Y ahora, tener una conversación con esa mujer, ya anciana, que fue niña hace tantísimos años, es un ejercicio práctico de la lógica del caos: escucharla, cuando habla de las mujeres, de la liberación sexual, da miedo. Y causa sorpresa. Y acaba provocando tristeza, mucha, quizás demasiada. Cuando te refiere que eso de que dos hombres puedan besarse libremente por la calle, debería de estar prohibido, no puedes dejar de pensar que a esta mujer, por desgracia, la vida le pasó factura. Y qué dura factura.
No sé si realmente será una regresión, pero sí una involución. ¿Cuánto tuvo que sufrir para que, cincuenta años después, sea capaz de pensar como una adalid del reaccionarismo más duro rechazando de plano todo lo que fue desde que vio la luz por primera vez?
12 comentarios
Bambolia -
Es lo malo de vivir duramente, que acabas no sabiendo que ese minuto que tienes para sonreir puede resultar un regalo. Ufff, estoy demasiado profunda.
Quisiera, a veces, no tener tan arraigado este sentimiento de profundo respeto hacia mis mayores, hacia todos y cada uno de ellos. Siempre pienso que ellos fueron mucho más fuertes que yo y que no tengo razones para quejarme de mi destino...
Jesús -
Jesús -
La historia que relatas esta muy bien contada,Bambi.La linealidad del pensamiento,su pretendido discurso ideologico, no deja de ser una referencia, y a veces lejana, cuando nos econtramos con el hecho de la propia biografia...de ahí deviene la certeza que hay que ser "laicos" hasta con los propios convencimientos.
¡ah, la guerra!
Las vetustas edades suelen ser escenarios de las mas variadas visitas, en forma de irrecuperables recuerdos,fantasmas al fín.
Desde mis 57, procuro ver angeles.
Bambolia -
Un día contaré la última visita que le hicimos mi hermana y yo a mi tía Concha. Fue tan hermosa y a la vez tan triste... cuando ya íbamos a salir, nos hizo entrar a su habitación para enseñarnos la cantidad de cosas de ganchillo que había echo en su vida. Todavía recuerdo la sonrisa pícara que puso cuando se dio cuenta de que las dos nos habíamos quedado mirando una foto que tenía en la mesita de noche, metida debajo del cristal, para protegerla: era del actor Errol Flyn. Sí, de aquellos primeros planos en los que se veía a los artistas con un aura de semidioses. Al preguntarle que como es que tenía esa foto, siendo que no estaba la de José -su pareja, ya fallecido-, nos dijo que es que se parecían mucho los dos y entre tener al suyo y tener al otro, el otro le dolía verlo menos.
Bambolia -
En cuanto a lo de esclerosis mental... para mí que sí, que tiene que ver mucho conque esa persona, a partir de que le diagnosticaran su enfermedad, ha roto sus lazos con el mundo exterior y ya no ve con normalidad absolutamente nada.
Ant, para mí que ella se limitaba a hacer lo que le decían y que más tarde, al hacerse mayor, el miedo la mantuvo alerta y se mimetizó, por decirlo de alguna forma. Ya te digo que la única luz que puedo ver al respecto de este cambio -que no ha sido de ahora, que lleva años fraguándose- es que culpase al republicanismo practicante de su padre de todos los males que ella padeció.
Lo de la persona que conoces es un claro ejemplo de lo bien que funciona la manipulación psicológica a la hora de tener esclavos, :-(
Ant -
Anaijim -
* La primera: qué historia la de esta mujer. Me ha recordado automáticamente un libro que me tuvo con el corazón (y el estómago) encogido desde que lo empecé hasta que lo terminé: "La voz dormida", de Dulce Chacón. Tú lo cuentas por lo menos igual de bien :)
* Y respecto a la involución... yo no sé si será algún tipo de "esclerosis mental". Es decir, igual que el cuerpo pierde flexibilidad con el tiempo, ¿no adquirirá también rigidez la mente? Y si el proceso de decaimiento físico se puede atenuar con ejercicio, etc., seguro que la mente también. Hay que esforzarse en mantenerse flexible y ser capaz de empatizar con los demás, aunque es más cómodo dejarse llevar por el "ombliguismo" de adoptar la propia perspectiva como única y válida posible.
Bambolia -
No la critico, la quiero demasiado para eso: intento ponerme en su lugar, en su dolor, en sus silencios, para saber qué ha pasado por su cabeza.
Bambolia -
Es que es tan difícil de entender... al menos, a mí, me cuesta.
fssbs -
Yo, ni tú ni nadie, yo no he elegido «nacer». Existir es algo que «pasa». Esa mujer de la que hablas es una hija de su tiempo vital.
Es fundamental equivocarse, meter la pata muchas veces; sin errores no hay aprendizaje.
Quizás me equivoque, pero tiendo generalemente a pensar que se aleja demasiado de la verdad [¿de la realidad?] quien analiza «lo que pasa» apoyándose en fundamentos morales [éticos]; ya sabes, la cuestión de lo bueno y lo malo. Siempre nos enternecen más quienes viven [¿malviven?] desfavorecidos por la fortuna, pensamos que se ha cometido una injusticia con ellos. Bueno, no hay que olvidar que hace muy poquitas generaciones nuestros antepasados frotaban ramas secas para hacer fuego y calentarse en aquellas largas y oscuras noches; e insisto, no creo que las cuestiones de la supervivencia se controlen mejor [¿mejor?] «organizando» nuestros actos en grupos de «buenos» y «malos», justos-injustos, solidarios-insolidarios.
El Hombre no camina hacia una Meta, sino hacia un Horizonte.
Besitos, bambo
Bambolia -
Fíjate, alguna vez he pensado que lo que le ocurre es que le echa la culpa de la dureza de su vida a que, por una ideología política, su padre se viese inmerso en esa vorágine de despropósitos y las arrastrase a ellas con él...
Oz opina -