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De espaldas

Tirantes y cinturones



Esta mañana, de camino al trabajo, iba escuchando la radio en el coche y en el programa La Jungla de Alfonso Arús, han emitido unas declaraciones que hizo ayer, tras, por lo que se deduce después de saber la noticia, una profunda e intensísima confrontación de datos, el gurú-adalid de la prensa aristrocrática -del Hola al BOE y tiro porque me toca-, o sea, Jaime Peñafiel referidas al rey Don Juan Carlos I. Se me ha escapado una sonora carcajada. A este hombre deberían de contratarlo como humorista fijo en algún programa de la cadena pública, de verdad.

Se ve que el periodista está contrariado porque el Jefe de Estado combina, a la hora de llevar los pantalones, el cinturón y los tirantes. Y claro, no tiene demasiada lógica, porque habitualmente, si estos dos utensilios se destinan para lo mismo, con usar uno, suficiente.

Convencido de que esta extravagancia debía de significar algo importante o de que es un síntoma inequívoco de que la personalidad Real tiene lados oscuros, el cronista monárquico decidió consultar sobre este extremo a un profesional especializado en el comportamiento humano, o sea, un psiquiatra. ¿Y a qué psiquiatra eligió tratándose de tan magno personaje? Pues a uno con renombre, con mucho renombre, para que no se pudiese decir que el que había opinado sobre los desvarios reales era un "mindundi": Enrique Rojas.

Por muchos esfuerzos que he hecho, no consigo imaginarme la cara que tuvo que poner el Sr. Rojas al escuchar una interpelación de semejante envergadura: "¿Qué cree usted que significa que su Majestad el Rey emplee tirantes y cinturón a la vez para llevar los pantalones?" -la redacción de la pregunta entrecomillada es mía-. Tiene enjundia el asunto, sin duda.

Ante una cuestión tan trascendental, la respuesta del psiquiatra vino a colocar las cosas en su sitio para luego, volver a desordenarlas, que es como mejor están si uno aspira a no terminar majareta después de observar el modus operandi de ciertos individuos -o sea, que el Borbón no está del revés ni mucho menos-: dijo que se podría interpretar como un refuerzo personal a alguna debilidad de carácter atribuible a algún despiste o con otras palabras, a una manía como otra cualquiera.

En resumen, que el rey simultanea cinturón y tirantes de la misma forma que Kiko Legard llevaba un calcetín de cada color y no sé que presentador famoso lucía en su muñeca izquierda dos relojes de pulsera...

Me consuela saber que no soy la única que se pregunta cosas peregrinas e intrascendentes. Estoy salvada.




Addenda 10:42

Por cierto, la histórica investigación se dio a conocer en el programa matutino que presenta Mª Teresa Campos en Telecinco, titulado Día a día.

21 comentarios

Aber -

Una epifanía, Bambi. Estas cosas pasan a veces.

Bambolia -

A mí hubo una chica que se me quedó grabada en la memoria por ser la primera vez que, al verla, comprendí que podía resultar excitante para un hombre ese tipo de "sí pero no", a la vez que, estéticamente, resultaba agradable. Yo estaba sentada en un banco de la plaza de Lavapiés y ella vino hacia nosotros desde el otro extremo: alta, delgada, media melena, de reasgos marcados... llevaba una camiseta estampada de color rojo, de tirantes retirados, de esos que se aproximan mucho a los hombros. Unos pantalones de talle bajo, sujetos, literalmente, en las prominencias que resaltaban de sus caderas. Su vientre era plano, y la forma en uve que tenía la parte delantera de su pantalón dejaba ver unas tangas rojas, de algodón, ribeteadas con un borde más grueso. Era la viva imagen de la tranquilidad, de la relajación más absoluta. Sus brazos, largos, se balanceaban a medida que se iba acercando a nosotros, acompañando a sus pies, que iban calzados con unas mallorquinas, también rojas.

Resultó una imagen de lo más sugerente. Me acuerdo alguna vez de aquella chica, sobre todo, cuando busco un referente de lo que puede suponer el ser etéreo.

¡Qué cosas!

Aber -

Me gustaron las braguitas, así de refilón, porque el color era muy vivo y la textura prometía (prometía, ¿eh?) suavidad.

Pero es curiosa la tendencia de mostrar cierto segmento del cuerpo, que llega a comprender el tercio superior de las caderas y gran parte del abdomen. Yo, por ejemplo, no dejo de ver ombligos a diario. Estoy sentado tras un mostrador, posición que te deja justo a la altura del segmento corporal descrito. Un día de estos escribiré un post sobre la variedad de ombligos, barrigas, braguitas y tanguitas que se me acercan a diario, como si fueran cíclopes de mirada vacía. La diferencia está en que yo no soy Ulises ni estoy dispuesto a cegarlos.

Bambo -

mr.BSO, es que quizás carece de cintura... no sé, a lo mejor, digo yo... y lo cierto es que los hombres de estado muy pocas veces llevan abierta la chaqueta del traje, con lo que no sé, no sé... un pantalón de traje sin cinturón como que no queda bien, y claro si él está empeñado en usar tirantes... aunque digo yo que lo de los tirantes, a mí por lo menos, me recuerda demasiado a Fraga el Duracel... se me va la olla...

Yo también me quedé anoche, cuando lo leí, con lo de que la excentricidad no es una locura, y sobre todo conque puede ser dulce e ingeniosa. Me gustó, sip.

Aunque, así a bote pronto, me vienen a la cabeze un par de señores excentricos que no eran nada ingeniosos -para mí-: Dalí es uno y el otro, Mariscal -a este último le tengo cierta ojeriza por ser un grosero machista de mucho cuidado-.

mr.BSO -

me gusta el final del enlace de consumer que nos has propuesto:
“las rarezas son relativamente frecuentes y forman parte, en este mundo igualitarista, de una estrategia psicológica de originalidad o, cuando menos, de preservación de la individualidad. Es, de alguna manera, una respuesta contra la uniformidad”
“la excentricidad no es locura, es rareza estadística” y “la extravagancia puede ser dulce e ingeniosa, a veces”.

mr.BSO -

Veo que, finalmente, te descantas por asuntos de vital importancia.
Yo creo que la obsesión del monarca borbónico por la seguridad, la seguridad de sus pantalones, va íntima y directamente relacionada con la obsesión de que no se le vean, POR NADA DEL MUNDO, ni las braguitas tanga rosas ni las lorzas.
Hay que ser muy cuidadoso con los asuntos de estado.

Bambolia -

Luis, no me veo yo a Rojas Marcos como intelectual de moda... es tan... tan... no sé, ¿serio? ¿estirado? Prejuicios tontos, quizás.

Oiga usté, pues si existe un libro con esos "momentos para la gloria", debería de decirnos el título y su autor, para que podamos desternillarnos a placer, :-)

Kiri, mola lo de enseñar la lorza. El problema es acabar de un puñetera vez con el estúpido complejo de "fealdad corporal", ¡cachis en la mar serena!!!

Kiri -

Enseñemos, enseñemos.
La lorza es bella.

Luis Muiño -

Lo peor del asunto es que, por culpa de su falta de reflejos, Rojas Marcos perdió la oportunidad de convertirse en un intelectual de moda.

Desde que existe el psicoanálisis, un psiquiatra/psicólogo es más "profundo" cuando se dedica a interpretar tonterías... Hay un fragmento glorioso de un psicoanalista famoso interpretando la forma en que las personas salen del servicio. Tiene párrafos absolutamente surrealistas.

Bambolia -

Yo también... lo de los pantalones, :-)

El otro día, mientras llenaba el vaso de agua de la máquina expendedora, me di cuenta de que un compañero me estaba mirando muy insistentemente. Efectiwonder, cambié la postura y todo solucionado, :-)

Fri -

Si se me ven, no es intencionadamente, al menos.

Fri -

Yo llevo pantalones de talle bajo, pero no enseño las bragas, que conste. :P

Bambolia -

Jajaja, Aber, ya te vale... la verdad es que se ven algunas monísimas, pero la mayoría son para echarse a correr -estéticamente hablando; otra cosa es cada cual vista como le dé la gana-.

No sabía de dónde venía esa moda, aunque creo que por lo que explicas, ese tipo de estética corresponde más a los pantalones, no de cintura baja, sino de cintura caida, que es distinto: creo que son los raperos y similares los que pusieron de moda esa apariencia de dejadez y abandono.

Los pantalones de talle bajo son una reminiscencia de los que se llevaron en los comienzos de los setenta. Sí que se emplea cinturón, aunque no siempre, pero tienen la característica de que no tienen cintura, sino que el pantalón comienza a la altura de la cadera...

He dicho

Habló Bambolia la costurera por vocación y entendida en modas por fuerza mayor -cachissss, qué tiempos los que pasé haciendo muestrarios...-.

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Otra cosilla: he encontrado un enlace muy interesante sobre manías y rarezas. Es bastante extenso, pero es agradable de leer.

http://www.consumer.es/web/es/especiales/2003/11/06/90583.php

Aber -

Me acaban de explicar que la moda actual de llevar pantalones de cintura baja (sin cinturón) se debe a la tendencia impuesta por los reos del corredor de la muerte, que no pueden usar cinturones y que por lo tanto llevan siempre los pantalones caídos. Me alegro por ello porque hoy he visto unas braguitas de color lila muy monas.

Bambolia -

Es que si lo hubiese mandado a paseo, Ana, no nos habríamos enterado... no era en directo, la pregunta, me refiero. Peñafiel dice que llamó a su "paisano" y que le formuló la pertinente pregunta...

Vaya... me acabo de dar cuenta de que se puede hacer un juego de palabras con el apellido del cronista del Coeur: es un Fiel Peña-zo, jejejeje, ¡qué malo, pol Dios!!!!

Anaijim -

A mi me habría gustado más que el Sr. Rojas mandara a paseo a Peñafiel, qué queréis que os diga. A palabras necias...

Bambolia -

O mejor todavía... que debería preguntarle al Sr. Rojas qué tipo de problema estético tiene el Duque de Lugo que es capaz de combinar una corbata verde manzana con una camisa azus a rayas con cuello blanco y un chaleco amarillo. Eso sí que es preocupante, sí...

Bambolia -

Eso, eso, que abdique en su nieto Froilán de Todos los Santos, que ése a patadas se carga todo lo que no le guste y si te he visto, no me acuerdo, :-)

Estaba yo dándole vueltas a un asuntillo: ¿qué tal si le mando un correo electrónico a Peñafiel y le digo que a mí me parece mucho más inaudito que la Reina Sofía siga peinándose al estilo cardoso de la década de los setenta?

mitercerpie -

Pues yo creo que esta manía del Rey hace inexcusable su abdicación inmediata, y para estar mas acorde con el uso simultaneo de tales prendas, que denotan locura aberrante, debe abdicar en favor de Froilan, que con sus dotes llevara este gran país a donde merece. He dicho.

Bambolia -

Es que es total... de verdad, que a este paso, creo que harán un estudio de porqué la Reina Sofía sigue peinándose como si viviese todavía en los años setenta...

A todo esto... el comentario en el programa de Arús ha sido de lo más tradicionalista: "será porque se quiere convencer de que el que lleva los pantalones en su casa es él y no su mujer". Aunque eso tiene doble lectura: en realidad, como no tiene ninguna responsabilidad...

Buscando información sobre Enrique Rojas he dado con un artículo que publicó el año pasado, en el que su primera frase dice: "Los psiquiatras nos hemos convertido en los nuevos consultores de la sociedad actual."

Creo que cuando lo escribió no era consciente de hasta qué punto tenía razón...jajaja, ;-)

Fri -

Jajajajaja

Qué bueno, Bambi. También me imagino la cara del psiquiatra, sí.