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De espaldas

José Manuel Caballero Bonald

Ayer, viernes, se supo quién era el galardonado con el Premio Nacional de las Letras españolas 2005: José Manuel Caballero Bonald.

Lo que yo pueda referir al respecto de este hombre es irrelevante. No está todo dicho, pero casi. Habrá quien opine que otros se lo merecían más que él, o que su acerada crítica hacia la actual sociedad española es políticamente incorrecta. Sin ir más lejos, el miércoles 23 de noviembre, dos días antes de que se diera a conocer su nombre como ganador de este premio, el diario argentino La Nación, publicaba en su versión digital, una entrevista, en la que el escritor manifestaba cosas como que "el franquismo sigue latente en España"; afirmación que muchos compartimos, pero que la mayoría, de cara a la galería, no se atreve a pronunciar por temor de que le tachen de agitador intelectual.

En el suplemento "El Cultural" del periódico "El Mundo", le dedican hoy un artículo, y en el que incluyen, al final del texto, un enlace a otra entrevista que le hicieron en octubre de este año y otro a la crítica de su último poemario, Manual de Infractores.

Por si alguno de los que por aquí pasáis no habéis leido nada suyo, copio un poema titulado "Nombre entregado" -es largo y ¿denso? más bien, diría que a medida que se lee, una piensa en no seguir... duele, y a cada verso que sigue, duele más todavía-:

"Tú te llamabas tercamente Carmen
y era hermoso decir una a una tus letras,
desnudarlas, mirarte en cada una
como si fuesen rastros iguales de alegría,
distintos besos en mi boca reunidos.
Era hermoso saberte con un nombre
que ya me duele ahora entre los labios,
me sangra entre los labios como el moho de una fruta,
como algo que yo querría nombrar constantemente
y me estuviese amordazando con su olvido,
con su apremiante negación de ser,
porque es inútil repetir lo que termina en nada.

Es posible que ya no puedas tú tener un nombre,
encerrar en un nombre tu ternura,
tus verdes ojos dulces,
la dorada humedad de tu cabello,
que ya no puedes responderme si te llamo,
si te sigo llamando y nada me devuelve
la ilusoria constancia de que áun eres cierta.

Ahora es de noche y tú no tienes nombre,
a nadie pertenecen tu voz, tus adjetivos,
mientras cae la lluvia
mansamente y es más frágil la vida
cuando al llamarte sé que ya no tienes nombre.

Es verdad que te has ido para siempre,
que no podremos ya mirar los árboles mojados,
la lenta pesadumbre de las tardes calladas,
el nocturno temor que a nuestro amor se unía.
Es verdad que tu boca se irá deshabitando
sin responder a nadie ni siquiera en silencio,
que ya no cabré nunca en tu mirada,
en tus manos que guardan mi latido en su piel.

No puedo imaginar que alguien te llame
allí por ese reino donde ahora enmudeces
mordiéndote los labios como entonces
y tú vuelvas los ojos para ver si es posible
que tengas todavía un nombre en que esconderte,
un nombre que estacione la vida entre sus letras,
que sea vanamente igual que Carmen,
porque ahora es de noche y tú no tienes nombre.

Pero entonces he mirado la luz,
los péndulos furtivos del otoño,
los hombres que caminan y caminan,
las aves del regreso, torpes ya con el frío,
estos libros que ardieron con nuestros ojos juntos,
mis padres, mis hermanos, con sus sombras gemelas,
mi amigo Juan Valencia, que está a mi lado y no
me habla, y sé que estoy viviendo,
he aprendido que son las cosas quietas
las que evidencian mi razón de cada día,
que eres tú quien te has ido a una gran soledad,
quie no puedes volver con aquel nombre tuyo,
con aquel cuerpo ajeno y transeúnte que tenías,
con algo que no sea caricia o beso o lágrima
y lo convoque todo en una historia única
donde decir tu nombre equivalga también a poseerte.

Porque es triste y es también preciso
comprender que eso es vivir: ir olvidando,
consistir en palabras que están llamando a nadie,
saber que es una grieta súbita
la que arrastra y corrompe la más cierta esperanza,
saber que es el desamor
quien detrás de lo más amado espera
para poder seguir viviendo
a pesar de la noche y tu nombre entregado.


Incluido en el poemario "Las adividaciones" (1952)

3 comentarios

Bambo -

Si que es un tipo lúcido, sí.

Lástima que sea una excepción... Estoy de personajillos de tres al cuarto que se creen dioses literarios hasta el gorro. Menuda panda de impresentables...

Fili -

Hace poco tuve el placer de verlo recitar en directo y de escucharle en una mesa redonda. No conozco bien su obra, pero me pareció muy interesante. Por cierto, es un tío muy lúcido y emplea un verbo muy elegante.

Bambo -

Y acabo de encontrar una página en la que se puede escuchar al autor leyendo este poema:

A mí me regalaron el libro hace casi año y medio y le presté el CD a una amiga que es profesora y, misteriosamene, en una de sus clases de literatura, desapareció, :-/

Una lástima... pero nunca se me había ocurrido buscar en internet. Esa voz profunda y pausada ayuda mucho a que las palabras se metan en lo más profundo... ¿de qué? no sé, del corazón, de la piel, de la sensibilidad... da igual. En lo más profundo de lo que somos.