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De espaldas

Comida

Veinticino, treinta. No los conté. Tampoco tengo muchas ganas ahora de recordar quiénes estaban. En todo caso, los de siempre. Alguna baja de última hora. Rostros nuevos: los que sustituyen a otros conocidos que se marcharon por el camino del desamor. Conversaciones: en casa de quién será la cena de Nochevieja este año; cuántos quedan todavía sin casa propia; quién es el próximo que inaugura piso de soltero; cómo resultó la última juerga en Linares; quienes cumplimos los cuarenta en 2006...

Distanciada. Así me encontraba yo. Como si fuese una simple espectadora. Hablaba por inercia. Con la sensación de estar repitiendo frases hechas y colocando sonrisas por pura hipocresia social. No son mejores que yo. Lo sé. Ni tampoco peores. Pero ayer tuve la sensación de que no tenía nada que ver con ellos. Con ellas, sí. Aunque sólo con algunas. Con las "mujeres de" no existe chispa, ni tan siquiera entendimiento: trato cortés y poco más. La tarde se presentaba larga y alcohólica. Alguien me dijo que para después de la comida habían preparado un "festival vespertino" en casa de una de las parejas -a dos manzanas del restaurante... se ve que la edad al menos da un poco de cordura; ya se sabe, si bebes, no conduzcas-: doce botellas de cava y un karaoke.

A la hora del café comencé a encontrarme mal. Me tomé el pulso y estaba por encima de 130. Me levanté, cogí mis cosas y le pedí a F. que me acompañara a la calle. Al poquito, pasó un taxi. A las cinco y media ya estaba en casa de mis padres -el sábado lo dediqué a pintar el rodapié del pasillo y mi piso es, hoy por hoy, un cubo de caldo concentrado "olor a pintura"-.

A veces me preocupa mucho ser una enferma imaginaria -una huye como gato escaldado de lo que más conoce-, pero ayer no fue uno de esos días: puede que mi pulso se disparase por la digestión -ésa es la explicación que me dio la cardióloga- o puede que se disparase porque no me apetecía nada estar allí y no me atrevía a marcharme sin más explicaciones. Seguramente fue una mezcla de las dos cosas. El caso es que, a fin de cuentas, no hay mal que por bien no venga. Aunque suene a barbaridad.

No me gusto nada cuando me percato de que cada vez soy más ¿asocial?. Sobre todo, porque se trata de gente a la que aprecio. Pero lo cierto es que hace ya mucho tiempo que dejamos de querer, de desear, de pensar de la misma manera. Y encontrar un punto en común con todos ellos se convierte en una laboriosa y ardua tarea.

La imagen es del cuadro "Grutesco de Trivaldos" y es de Luis Serrano.

11 comentarios

Sponge -

Gracias, Bielka y Fili. Bielka, siento no poder estar en Madrid esta temporadita, para haber tomado un cafecillo contigo, pero las circunstancias...
Fili, con un poco de suerte me paso un día de estos por tu tierra, que estoy cerca, y te doy una sorpresa.
Besos a todos.

Fili -

Musha suerte con las oposiciones de enero, Sponge. Aprovecho para saludarte, que últimamente no te "veo" mucho por la internete.

Supongo que lo que nos cuentas, Bambo, nos pasa un poquitín a todos. Con la edad uno se vuelve más asocial, más firme en sus convicciones y sus intereses, por lo que es más difícil establecer puntos de contacto con los demás. Tampoco existe como antes el deseo de agradar a los demás. Acabas asumiendo que puedes caer mal, pero no importa porque ello depende de los demás, y no tanto de uno mismo (claro que también se puede caer mal a propósito).

olddream -

estoy, estoy

(creo)

corridos de fin de año, cierres y otras peripecias, cursos de última hora, plazos que deberían pero no se aplazan... en fin, todo eso

no me dio tiempo de activar enlaces en la última reforma antes de marchar

me pondré a ello en breve

besotes muchos



Bambo -

Sé que son temporadas. Pero me da cierta rabia, porque me siento como si fuera incapaz de apreciar a la gente que siempre ha estado ahí, de una u ota manera. Y el hecho de que no tengamos demasidas cosas en común no deja de ser una pequeña dificultad, porque si se buscan las vías, los caminos para encontrarse, siempre hay un punto de unión.

Es la única cena/comida de Navidad a la que continúo acudiendo -y lo hago porque para mí sí que son relativamente importantes-: de las dos del ayto. he prescindido porque son pura y dura hipocresia, y prefiero emplear mi dinero en algo más productivo... no sé, un taladro en condiciones para seguir haciendo de Macgiver versión española, que me gusta mucho. Con lo que me cuestan dos cenas de esas me regalo un aparatejo perforador que me puede servir hasta como arma de defensa personal, :-D jajaja

Yo tampoco puedo entrar a Boulevard. Si tengo un ratillo, le pegaré un toque a la Geme, que para mí que ha de andar muy ocupada: es fin de año y en los concesionarios van de cráneo.

Mira, ahora que pienso: con las dos cenas a las que no he ido del ayto. me he sacado el impuesto de transmisiones patrimoniales por mi troncomóvil de segunda mano, que acabo de entrar en la página del PROP -algo así como "Cerca" en valencià, una tontería de las de "Modernización de las Administraciones Públicas"- y he calculado el importe... 120 euros. ¡Leñe! Pos eso: entre la cena, las copas y los taxis de vuelta, los 60 euros por velada no me los hubiera quitado naiiiide...

Madre mía, parezco la Madre Superiora de la Orden de San Puño Prieto y Calcetín bajo la Cama.

Bambo -

Gracias, Bielkilla, :-D

Espero que los madriles te reciban como te mereces, y que no te agobies demasiado... Por el frio no hace falta que te diga nada, jajaja. Por mucho que haga en Madrid, no hace ni la mitad que allá, por los gélidos nortes, :-P

Bielka -

Por cierto, Olddream, (por si apareces a ver a la Geme). Intento entrar en el Boulevard desde hace tiempo pero no puedo, no hay foro, creo. Felices Fiestas a ti también y espero que en el 2006 vaya todo bien en tu pagina y no nos dé más sustos. Un besazo, hermosa.

Bielka -

Mucha suerte en las Opos y Felices fiestas, Sponge.

Bambo, eso que te ocurre va por épocas. Hay veces en las que uno se distancia y otras en las que vuelve. Tiene mucho que ver con la situación personal. A mí me ocurre ahora, también que me distancio sin yo quererlo realmente, por mi falta de tiempo hasta para ponerme a llamar por teléfono o para quedar a tomar unas copas. Quizás sea esta una época de recogimiento y vengan otras, más adelnte, en las que te apetezcan las grandes juergas. Y del recogimiento también se sacan fuerzas y conclusiones.

Me voy muy pronto a pasar las navidades a Madrid y estaré unos días perdida, sin poder participar. Por si no puedo contestar antes de irme te deseo que lo pases muy bien en estos días; Bambo, (sé que tus navidades últimanete no han sido muy agradables, con hospitales y problemas y espero que este año, de corazón, todo sea más tranquilo y bonito).

Un besazo y ya te leo a mi vuelta.

L.

Bambo -

A mí también me gusta más, :-D

Es que hasta el sábado pasado no pude cambiar la otra: tenía un problema con la plantilla. De hecho, le debo el cambio a Roberto Abinzanda -el webmaster de Blogia-, porque no había manera de que, una vez cambiada la url de la fotografía, ésta apareciese actualizada. Llevaba desde primeros de noviembre intentando cambiarla y no sé si tuvo que ver con la nueva versión de blogia o qué, el caso es que no podía modificar nada del logo de la bitácora.

Felices fiestas para ti también, guapa, :-D

Bambo -

Hola, :-D

Me alegra saber de ti. Ayer me estaba acordando de que, aunque habías avisado de que estarías desconectada, me resultaba extraño no leerte por algún lado. Se te echa de menos. No es mala fecha para el examen: al menos tienes tiempo para poder repasar después de las fiestas y los Reyes, que con dos niñas y las fechas que son, no creo que tengas demasiado tiempo.

Hace años, en el ayuntamiento de un pueblo limítrofe al que vivo, pusieron la fecha del primer examen para un dos de enero, con lo que me pasé la nochevieja y el año nuevo dándole al temario. Creo recordar que luego no pudimos hacer el examen ese día porque el conserje que tenía las llaves del colegio en el que nos habían citado no apareció. Nos tuvieron de plantón casi tres horas, a cinco grados... ¡Puñeteros!

Sí que es inevitable, sí. Lo que ocurre es que tengo la impresión de que sólo me pasa a mí -de entre todos ellos- y eso a veces me hace dudar. De todas formas, lo que sí que tengo claro es que esas fiestas eternas, en las que no se hace otra cosa que beber y beber y beber para continuar bebiendo y después acabar anímicamente destrozada, no están hechas para mí. En su tiempo lo estuvieron, pero ahora no. Y si alguna vez pierdo los papeles -en cuanto a un jolgorio etílico más o menos desproporcionado- coincide con situaciones no premeditadas, que surjen espontáneamente.

Sponge -

Por cierto, esta foto me gusta más.

Que pases unas buenas fiestas con tu gente. Muchos besos.

Sponge -

Hola guapa. Estoy en mi tierra. Te escribo desde el ordenador de mi hermana. Al final el examen es el 22 de enero, así que tengo un mesecito más para estudiar (y repasar, sobre todo). Pero me tendré que quedar aquí para que mi madre se ocupe de las peques, así que vendré poquito por aquí.

De lo que hablas en el post, a mí también me sucede cada vez más con mis amigos, cada vez tengo menos cosas en común, las relaciones se van enfriando y te vas distanciando. Es una pena, pero es inevitable, creo yo. La vida, las circunstancias, te llevan de un lado para otro, y te vas alejando.