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De espaldas

Hortera

No sé si es una costumbre sólo valenciana o por contra, se hace habitualmente en el resto de España. Me refiero a lo que se ve en la foto: la "alfombra" floral con la que se adorna el portal de la finca o la puerta de la vivienda por la que ha de salir el niño o niña que comulga, camino de la iglesia. Desconozco el significado que puede tener... No quiero aventurar ninguna posibilidad porque me sale la vena retorcida y malévola y siendo como es que los protagonistas de la celebración son niños puros e inocentes, mejor ponerle un candado a mi boca.

Hoy ha comulgado el hijo de un vecino de la finca contigua a la mía y le he hecho una foto a su puerta -la del inicio-: algo sencillo, sin demasiada ostentación. A las diez y media de la mañana he huido de mi casa: permanecer las dos siguientes horas en ella era arriesgarme a sufrir un colapso existencial por anticlericalismo exacerbado y ya sabemos eso de "más vale prevenir que curar"... A la vuelta de mi largo paseo con Zas he visto algo que me ha dejado impresionada:

Duda existencial: ¿Se puede ser más hortera -para descubrir los detalles, pulsar sobre la imagen-?

Sinceramente, creo que es imposible.

14 comentarios

Bambo -

Y lo de Gran Hermano viene a cuento de que la tal "Fresita" se pasó todo el concurso repitiendo que ella postulaba por ese movimiento, que no había que discutir, que no había que insultar, que todo se podía solucionar dialogando... Muy feliz ella, vamos...

Bambo -

Jajaja, hermanita, qué bueno, :-D

Cómo se nota que tú no ves asiduamente la tele y no te tragaste los resúmenes de una edición de Gran Hermano en la que salía una tipa que vestía siempre de fresa y que acabó llamándose "Fresita"... De hecho, fue la ganadora del concurso en esa edición. Flower power significa algo así como "el poder de las flores" -y como tú y yo somos de colegio de monjas época francés, comprenderás el gran esfuerzo que he tenido que hacer para asimilarlo-. Viene a ser como una reinvidación de la paz, de la felicidad suprema, muy hippie todo, muy suave, muy potito, muy "amo a todos y soy ciudadana del mundo"...

capitana -

Reconozco mi ignorancia. ¿Qué es eso de flower power?

Bambo -

Jajaja, Alsen, no te andas con paños calientes, no, :-D

El nombre, como todo, es bonito hasta cierto punto. Su abuso y la forma de escribirlo es lo que creo que lo ha "estropeado". A mí no me gusta , pero reconozco que prefiero una Cintia a una Jésica o Jéssica o Yéssica... Las Vanessas me ponen enferma. Y las Desireés ni te cuento. Pero una acaba pensando que las criaturas no tienen la culpa de los gustos de los padres. A mí tampoco me gustaba el mío de niña: nadie se llamaba Salomé y eso me hacia sentirme distinta con el mal rollito que a mí me daba lo de saberme señalada por algo, aunque ese algo fuese una soberana tontería.

Aber, sí: el cura de esa ermita es algo parecido al joven revolucionario salido de Jesucristo Superstar, o por ser más cercana, al de la serie "Cuéntame", que acabó dejando los hábitos para casarse con la hija de los protas. El problema es que un cura así, tan por la labor de acoplarse al mundo en el que se vive, no encaja ni de lejos en una parroquia en la que muchos de los fieles llevan camino de convertirse en seguidores del Opus. Algo extraño, la verdad.

De todas maneras, esa tendencia flower power no está exenta de malicia: la captación es la misma; es más, a mi modo de ver, bastante más peligrosa, porque el niño o la niña se siente más cercano al adulto que le explica los misterios de la religión cristiana -qué paradoja, explicar los misterios de algo que se mantiene vivo por ser un misterio en sí- con parábolas, ejemplos y analogías traidas por los pelos.

No me extraña que luego, siendo mayores, mucha gente, ante la carencia de argumentos en algo que no saben defender o en lo que no llevan razón, te suelten el contundente "esto es así porque lo ha sido siempre y no hay vuelta de hoja".

Casi estoy por decirte que los curas de toda la vida son menos engañabobos...

Aber -

Bambo, ahí se ve la transformación setentera del Dios del Nuevo Testamento, ya que no era suficiente el paso que dio desde el Viejo. De viejo cascarrabias pasó a joven revolucionario y proselitista para luego meterse a hippie flower power. ¿Se puede resumir así?

Caro Alsen -

Con ese nombre, Cinthya, no me extraña que todo parezca hortera, querida Bámbola.

Bambo -

Ahora que lo decís, teneis razón: sí que tiene bastante de morturorio, sí. A mí no me impresionó en ese sentido porque acababa de ver a la niña, que todo sea dicho, llevaba un vestido bastante discreto, muy en la línea "alternativa", en color ocre con pequeñísimas flores superpuestas en granate y rojo. Imagino que quizás fue una concesión materna, por aquello de la cabezonería. Eso sí, la madre era todo un prodigio de rasos y sedas.

Estoy un poco ¿asombrada? porque como una no es viajada y no ha salido demasiado de provincias, se pensaba que ciertos eventos sociales eran idénticos en todas partes. Y parece ser que no, que por estos lares la horterada es todavía más patente: será que entre tanto fallero y tanta clavariesa-camarera de la Virgen, se han olvidado de lo que es la austeridad... Y es que el mundo fallero, con esos volúmenes recargados y esos colores chillones han hecho mucha pupa en esto de las celebraciones.

Conozco algún caso como el que cuenta Lía sobre cambios de Iglesia por no aceptar las condiciones del cura a la hora de que sus niños tomen la comunión. En la que hay aquí al lado se celebran como si se tratase de la repetición del milagro de los panes y los peces: son muchos niños, porque la Iglesia es antigua -las otras dos son de nueva construcción- y da bastante más empaque a la celebración. No es lo mismo comulgar en un templo construido hace trescientos y pico años que en uno de la década de los setenta que huele demasiado a progre tirando a rojelio y en el que ahora lo que más abunda es gente de sudamérica que mantiene su fervor incuestionable por un Dios que los ha maltratado siempre, sin darles ningún tipo de concesión transitoria para que sepan lo que es la tranquilidad.

El domingo día 7 estuve en la comunión del hijo de una amiga. No suelo ir a estas historias, pero por cuestiones que no vienen al caso, acabé acudiendo. Me eché unas risas con el cura y con los caretos de los padres, que fueron todo un poema. Una lástima no haber llevado la cámara. Os cuento: una ermita en una zona de urbanizaciones, en el pueblo en el que trabajo. Ermita que existe desde antiguo pero que tiene un nuevo edificio, de los modernillos, línea alternativa, anexionado por un lateral a la nave original. Las celebraciones se ofician en el actual, por aquello de que es mucho más amplio. Los asistentes con hijos celebrantes: nivel medio alto por aquello de que es zona de chalets, de los de césped y arbolado consistente, en el que te pueden pedir perfectamente más de cien millones por una casa de una planta con algo de jardín. De ahí en adelante, lo que se quiera. Las típicas familias que se cansan de repetir que ellos buscan calidad de vida y que para obtener esa calidad de vida se lían la manta a la cabeza y necesitan de, como mínimo, dos coches para desenvolverse todos los días y se convierten en los chóferes perpetuos de sus hijos pre-adolescentes. Muy family feber -de todo hay en la viña del señor, que lo sé: también hay gente que vive así porque le gusta y sabe disfrutarlo, pero creo que "me se" entiende el prototipo-. Muchas gafas de sol de marca vi yo esa mañana. Y coches de lujo, de los de "caprichito del cabeza de familia", a patadas.

Comienza la misa. Cuando llega la hora del sermón, me doy cuenta de que el cura es bastante joven. Los niños y niñas están sentados en el altar, a su alrededor -imagino que por lo de "dejad que los niños se acerquen a mí"-. Comienza su perorata, que suele ser lo más pesado de la ceremonia, y de repente, no sé de dónde, saca una caja de cartón forrada de papel acharolado rojo. Según él, dentro había un regalo de Jesús para los niños. Me dije "esto va a ser divertido". Y lo fue: la caja estaba vacía pero dentro había escrito con un rotulador chillón un contundente "Os amo". Las criaturas comenzaron a mover los pies. Intuyo que porque creían que dentro de poco iban a ser completamente etéreos, contagiados por tanta cosa celestial y esotérica. Después del regalo-no-regalo, llegó un paraguas. Todavía no sé a santo de qué, de verdad. El caso es que el cura, para mi regocijo y supongo que suplicio de los supersticiosos -ya sabéis que dicen que jamás se ha de abrir un paraguas bajo techo- siguió su amena charla con los niños llevando en su mano el paraguas abierto. Creo que vino a decir que Dios era como el paraguas: que nadie se acordaba de él cuando no hacia falta pero que cuando llovía, todos sabiamos dónde ir a buscarlos para no mojarnos. Como colofón, el azote de los estirados padres, se colgó la guitarra en un enganche especial, y se puso en plan monitor de boy scout, tarareando una canción que decía algo así como "Dios es amor". Orgásmico total, de verdad de la buena.

Hacia tiempo que no me costaba tanto contener la risa. Una lástima que detrás de tanta modernidad y toque flowers power, siga existiendo un tremendo lavado de cerebro.

sinfo -

Es lo primero que he pensado cuando he visto la foto. Parece un recuerdo fúnebre. Y la sonrisa de la niña todavía hace que parezca más triste.
Joder, hay gente que parece no tener sentido de la medida.

Por aquí tampoco he visto yo lo de las flores, será una cosa local de la propia idiosincrasia y eso.

Aber -

Tenéis razón: más parece una alfombra funeraria que comulgante y festiva. Da un poco de yu-yu. Es verlo y ponerse a rezar por la salvación del alma de la criatura y por la del buen gusto de los progenitores.

Esto de las comuniones está sobrevalorado, máxime en una sociedad laica como la nuestra, aunque los ritos religiosos asimilados durante siglos se secularizan y se vuelven festivos y excesivos a fuerza de cultura laica consumista. Me parece casi perverso vestirlos de marineritos y de princesitas sin que sea Carnaval. Me pregunto si no será una especie de rito iniciático de entrada a la adolescencia.

Delfín -

Yo me encuentro en la calle ese tapiz floral y me entra la congoja, porque pensaría que la pobre niña de la foto se había muerto, como dice Lía.

Lía -

Más que hortera, me resulta tétrico...Tiene algo de funerario semejante alfombra. Huys, que yúyu...

En Aragón (que yo sepa) no hay esa costumbre. Al menos jamás me he topado yo con semejante homenaje.

Lo lamentable de las comuniones es el papel que representan algunos padres en estas cosas, que nada tienen que ver ya, ni siquiera con la Iglesia.

En el colegio de mis hijos se comulga (quien desea hacerlo, está claro) exclusivamente de uniforme, y hay padres que se llevan a sus hijos a comulgar a las parroquias para poderlos vestir de Almirantes Ken y Babies Aleluya-Fashion.
También los hay que a última hora se dan de baja porque en esas fechas el restaurante X lo tiene todo ocupado, y claro...
Da una idea de los principios "cristianos" de estos progenitores y de lo que inculcan a sus propios hijos como prioridades.

¿Por qué entonces, ese empeño en que los niños comulguen?
Porque la celebración es un mero trámite para darse un festejo de mil pares de narices, absolutamente impropio y fuera de lugar, en lo que menos importa es el niño. Ni que decir tiene ya el sacramento en sí.

Desde luego, no volverán a pisar la Iglesia hasta otro evento al que sean ellos los invitados. Lo de menos es lo que se celebre, pero...ahí estarán trajeaditos y mirando el reloj para ver cuanto queda para que acabe la ceremonia y salir pitando al restaurante.

Bueno, que se me ha ido la olla...lo de la alfombra.
No, no creo que haya nada tan impactante como eso.
fíjate que me voy a dormir pensando en esa alfombra...ainsss...

Un saludo,

Lía



Bielka -

Yo vengo de una comunión en Murcia, aunque ésta fue bastante sencilla dentro de lo que cabe, ya que ninguna es sencilla. Y no, no me suena lo de la alfombra de hojas. A mí lo que me llamó la atención, aparte de las sedas y encajes y celebraciones, fue lo que decían las madres al día siguiente en el colegio: "emoción, lloros al ver a sus hijos comulgar y leer, se les ponían los pelos como escarpias". Y de verdad que no era para tanto, que vistosos y horteras sí, pero como para emocionar... Para mí que lo de preparar una comunión debe ser muy orgasmático, porque les faltaba ponerse a jadear a todas del gusto.

Por cierto, creo que no se puede ser más hortera que los padres de la criatura Cinthya. No, no se puede, Bambo.

Bambo -

La verdad es que esto de las comuniones está llegando a un punto de cutrez que ni un japonés con sandalias y calcetines blancos, pantalón corto y sombrero ajustado hasta la nariz sería capaz de superar...

Antes de dar con el "tapiz minimalista" -seguro que si Warhool hubiese visto algo así, habría dejado la pintura a un lado y se hubiese dedicado al noble arte de adornar aceras cn pétalos de rosas y hojas de aligustre- me he cruzado en un paso de cebra con la niña ¿comulgante o comulgadora? y con las felices padres: definitivamente, la gente se ha vuelto loca. Entre sedas, volantes, brillos, lentejuelas, melenas desenfadadas a fuerza de kilos de laca y corpiños balleneros con fru-fru multicolor, tal pareciera que competían con la hija de Margarita Seisdedos, Tamara-Ambar-algo-más. Madre del amor hermoso... Una comitiva muy vistosa, amos...

Ana* -

Mujer, más hortera quizás sí se pueda ser. Pero habría que currárselo mucho, mucho, mucho :D