Tumulto
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Nada es nuevo.
Tu aliento es circular,
como tu odio.
Comenzará mañana,
cuando el mantel de nuestra mesa
enoje tu mutismo.
Ellos están.
Simplemente.
De espaldas a mi vida
y huyendo de tu muerte.
Pero están.
Como tumulto.
Porque no saben señalar con el dedo.
Ofrecer seda roja
con olor a ébano
es vender primorosamente
el puñetazo
en el estómago.
Cenaré contigo dentro de unas horas.
Yo tampoco supe levantarme
de la silla a tiempo.
Por la ventana
mirarán tu furia
esos que hace un rato
fueron tumulto.
Después de vernos
serán multitud,
testigos todos
de una revolución perdida.
Nada es nuevo.
Cansancio y miedo.
Ad infinitum.
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6 comentarios
Bambo -
Una forma de representar, Aber. Completamente cierto. Hastío y aceptación, un poco de todo. Saberse presa de situaciones sin salida aparente, dolorosas y destructivas ha de ser jodidamente complicado de soportar. Eso siempre ha sido algo que me ha llamado poderosamente la atención en algunas de las mujeres que he conocido más de cerca, ya mayores, desaparecidas algunas a estas alturas de la película. Esa negritud de la Casa de Bernarda Alba que acompaña como un lamento ahogado, recogido, la historia de cientos de mujeres reprimidas y ninguneadas, ejecutoras de la desventura de otras como ellas, en nombre de ese concepto tan estúpido pero tan maligno como es el de las apariencias: las formas, lo que se pude o no se puede hacer, lo dicen otros que está bien visto o mal visto...
Ana, me alegra leerte, :-D
Alsen, la pizca de mar casi siempre está, estoy convencida de ello. Curioso -y no sé si te diste cuenta del detalle-: el enlace lo puse un día antes de tu dedicatoria en Pericoloso... Ya ves qué cosas suceden, :-D
Sinfo, esta mañana, cuando he leido tu comentario, en lo primero en lo que he pensado ha sido en que cuando lo estaba escribiendo, pensaba a la vez en mi tan reclamado saco de boxeo... liberar la rabia es tan necesario...
Stephan, completamente de acuerdo, :-)
Aber -
Ana* -
Porque entonces aviadas estamos, hija mía.
Besos.
Caro Alsen -
A nuestros clientes ahora se les ofrece seda blanca con oferta incorporada de mástil y caricias con los dedos meñique, anular y corazón sobre mejilla apianada de muñeca.
El cliente decide. Es más, siempre lleva la razón.
Eso sí, todo se ofrece "De espaldas" porque no aseguramos que los ojos no lleven una pizca de mar.
Defectos de hombre.
PD: Gracias; has incluido a San Mischievous en tu blog.
sinfo -
Mola.:-)
Stephan -
Pues sí, nada es nuevo. Y nos sobra tumulto, desde luego, nuestra desgracia es que hay mucho cromo repetido y muy poca valentía para ser diferente.
De todas formas a mí el español en poesía se me escapa, igual no entendí nada...;-)