Mi primera ópera
Dentro de unas horas. Don Carlo, de Giuseppe Verdi, interpretada por la "State Opera" de Bulgaria. Conseguí las entradas, hace un mes, de puritita chiripa. Se agotaron a las dos horas de sacarlas a la venta, y si no recuerdo mal, en esta ocasión fue en enero pasado. Tenía ganas, la verdad. No quiero hacerme demasiadas ilusiones, por si acaso luego me llevo una decepción. Aunque con lo que me gusta a mí sentarme en un patio de butacas, lo más probable es que caiga rendida ante el espectáculo.
14 comentarios
Bambo -
Bambo -
De los públicos en los espectáculos se aprende mucho: según cómo reaccionan ante un tipo determinado de espectáculo, te haces una idea de si son habituales o han caido allí por ser una de las atracciones de un viaje organizado.
Lo de las entradas es para un comentario aparte: Don Carlo costaba, en patio de butacas, 25 euros. Lo mismísimo que me costó "La cena", con Flotats y Carmelo Gómez, hace dos semanas. En la primera actuaban más de 75 personas, contando a la orquesta, y en la segunda -dejo técnicos y demás al margen- cuatro actores. La ópera se represntaba en un teatro propiedad de un organismo público y la de Flotats, en uno privado. Llega un momento en el que se ha de cortar el grifo, porque es imposible, con los precios que cuestan las entradas, poder ver lo más interesante... No es como el cine, que si quieres te alquilas la peli, o como los libros, que si te interesan, te vas a la biblioteca y los "posees" durante quince días... Ahora está en el Principal de Valencia, "Solas", la adaptación de la peli de Benito Zambrano... dejada pasar... al igual que el último espectáculo del Teatre Lliure de Barcelona, que coincide en fechas con el otro... Es imposible.
Ayer compré las de Almagro y sólo existían dos precios: 23 ó 25 euros, porque las de 20, que son las de la primera fila, no salieron a la venta... No lo termino de entender, al menos, en un festival con tanta solera como el de Almagro, :-((
Noaericilla -
Si es que las compañías del Este, como dice Bielka, pues pobrecillas, hacen lo que pueden con los decorados. La verdad que a veces, te desilusionas.
Yo estuve en Navidad viendo un espectáculo ruso de danza y canto: Miguel Strogof(como se ponga. Voces magníficas, vestidos y en general, puesta en escena;magnífica. pero es que la representación, en este caso, tenía un valor incalculable juer, y las entradas: tirás.
Grato recuerdo guardo yo de este espectáculo. Al final, salieron corriendo en el autocar -de lujo, eso sí- y con todos los chiringuitazos de collares, muñecass rusas, tabaco ruso, y etc etc. Todo tirado de precio.
Á la ópera he ido yo con vaqueros y las yayas y no tan yayas de al lado, mirándome de arriba a abajo.
Puaj, parafenarlia alrededor de la ópera, toa pa ellos!!
Bambo -
Por cierto, Jesús ¡menuda experiencia!... con lo que a mí me gustan los interiores de cualquier tipo de espectáculo... poder ver cómo se encajan las piezas, el entramado, cómo de una mentira se puede construir una aparente verdad...
En cuanto a lo de los sobretitulos, le preguntaré a mi primo, que ya me vale a mí también...
He estado buscando información sobre el próximo "Don Carlo", del que me habló mi vecino de butaca: lo representarán en el Palau de les Arts, en el mega-super-fashion casco de guerrero... ni planteármelo, vamos. Como no me ligue a un algo cargo o similar...
Bambo -
Comienzo: mi impresión, con respecto a la asistencia al espectáculo, fue igualita a la que comentáis. Mucho postureo para dejarse ver: políticos había a patadas; claro, de ámbito local y de los pueblos cercanos. Curioso fenómeno: en ese auditorio representaron hace poquito "Yo, Satán", obra bastante conseguida, sobre los intríngulis del Vaticano -algunos chistes demasiado facilones y traidos por los pelos, pero, sin duda, para no dejarla pasar-. Éramos, como mucho, 150 personas. Una pena. Con el teatro y los conciertos de música clásica, el aforo es casi siempre menos de la mitad. De hecho, yo ya he optado por no comprar las entradas y esperarme a última hora para ver si de las que reservan para invitados, les sobran -casi siempre-. En cambio, es hablar de ópera, y agotarse en media mañana...
El sábado coincidí con algunas compañeras que también acudieron y todas estaban encantadísimas de la muerte: que qué maravilla, que qué lujo, que qué voces, que qué trajes, que qué emoción... y de verdad, llegué a pensar que no habíamos visto el mismo espectáculo. O quizás es que yo tengo el gusto averiado, que todo puede ser.
Me vino a la cabeza lo que pensé el año pasado al salir del Claustro de los Dominicos, después de ver a Rafael Álvarez El Brujo y su "El ingenioso caballero de la Palabra": no es lo mismo ir a ver a un artista que ir a ver una obra de teatro interpretada por un artista en particular. La gente que aplaudía como posesa ya estaba entregada a El Brujo aún antes de haber comenzado su monólogo. Les hubiera dado igual que el larguísimo espectáculo hubiese durado tres horas y durante ese tiempo, que él se hubiese dedicado, sólo, a bailar sobre un pie en una de esas acrobacias tan típicas del personaje histriónico en el que se ha convertido. Les hubiera parecido magnífico... Un autor-intérprete no puede quererse tanto: el narcisismo es necesario para actuar, pero con los pies en la tierra. No todo fue malo, que conste: que la iluminación del escenario y la escasa decoración convirtieron aquel remix de anteriores obras en algo digno -no en vano, el responsable de la iluminación era M.Ángel Camacho, que ha ganado este año el Max por "Viaje del Parnaso"-. Se me va la olla...
Retomo: que esto me parece exactamente lo mismo. Muchos de los asistentes querían ópera y les hubiera dado igual aguantar un tostonazo de cuatro horas... No sé, vendría a ser como el tópico-típico de "quiero y no puedo"...
Y lo de la escenografía churrigueresca... madre del amor hermoso... quizás la palabra exacta no sea "churrigueresca", más bien, cutre-lux al estilo antiguo.
Bielka -
Aber -
Bielka -
Jesús, que envidia, te lo debiste pasar bien a pesar del cartón piedra.
Jesús -
Sé que quizá me equivoco, que se trata de un Arte muy de Alta Cultura probablemente.
Oirlas, fuera de su representación es otra cosa.
Me parece que es un genero magnificado, que exige una producción como dice Bielka muy cara y que no siempre está a la altura de los presupuestos.
Quizá, como el Barça, la Opera sea algo más que música y ya se sabe, cuando nos encontramos algo que es algo más que la cosa en sí, y no pertenecemos al bendito club de los iniciados, jodidos andamos...( los que miramos las cosas de esta parte de acá).
Bielka -
Las óperas de su repertorio son bastante "populares", es decir, de tipo espectacular, con música buena (Verdi y Donizzetti eran muy buenos compositores, cada uno en su estilo), pero dada a los extremos y un poco estruendosa. Mucha potencia de voz, mucha ópera famosa, mucha aria espectacular y montaje pretendidamente suntuoso. Creo que se debe a que algunas compañías del Este de tourné se crearon para cubrir la demanda de óperas que había en Europa por parte del gran público y por la fascinación que poseían en aquel entonces las misteriosas compañías del Este, que tenían fama de muy buenas por sus voces y por la escuela soviética, tan sólida en su formación musical, al menos aprentemente. Son compañias con bajos presupuestos y baratas de contratar, por lo que se puede tener ópera de rebajas. A veces hay buenos cantantes, pero el montaje y el total de la ópera no suele estar cuidado.
Creo que el entendido que te tocó al lado tenía razón. Además, es cierto que los cantantes deben interpretar, no como los actores, pero sí que no pueden parecer palos de escoba. Callas tenía una voz imperfecta, pero era capaz de interpretar de tal forma que ponía el vello de punta. No se exige, sin embargo, que sean "creíbles" en plan actor de teatro, sino que sepan canalizar la emoción de la música de una forma visceral y que llegue al espectador. Yo recuerdo a Kraus (talludito, con casi 70 años) haciendo de joven enamorado de una supuesta doncella bellísima (que era una negra gorda enorme)en "La Favorita" y no es que fuera muy "creíble", pero transmitía tanto con su forma de cantar, su voz, su técina y sus tablas en el escenario que tenía al público rendido.
Y para comenzar... Bueno, yo creo (a lo mejor me equivoco) que a ti no te iría una ópera de Verdi: demasiada espectacularidad. Has visto mucho teatro como para dejarte impresionar fácilmente. Una de Mozart (Don Giovanni, Las bodas de Fígaro, La Flauta Mágica) sería más apropiada. Yo recomiendo La Flauta porque creo que es una ópera muy conseguida de principio a fin, con una música hermosísima que se te iba a quedar en la cabeza aunque el montaje fuera malo. A mí me está sonando ahora mismo.
Y bueno, ya te gustarán otras óperas, estoy segura.
Bielka -
Anoche vi el link sobre la compañía y en cuanto vi su repertorio ya me di cuenta de qué iba la cosa... Y luego sigo, que ahpra me es imposible.
Bambo -
Pssss, no sé yo...
Decepcionada, sí. Aunque parezca increíble. Por varios motivos:
La orquesta tapaba las voces de los cantantes, y éstos, en ocasiones, para hacerse oir, tenían que gritar. Y de eso me di cuenta yo, que no tengo ni p*** idea de música... no quiero ni pensar lo que opinarían los entendidos.
Imagino que un espectáculo de este tipo ha de ser muy, muy, pero que muy caro de producir: muchos actores, los músicos de la orquesta y el vestuario de época. Sabiendo esto, y que la entrada era baratísima, era de esperar que la presentación no fuese demasiado impactante. Pero es que una cosa es ser consciente de las limitaciones de producción y otra bien distinta es ver un escenario en el que los trozos del supuesto mármol gris del mausoleo de Carlos I estaban sujetos con cinta gris de la que emplean en las pelis de malos para amordazar a los buenos.
Desconozco el nivel actoral que se le puede exigir a un cantante de ópera... pero al menos, una espera que, aparte de transmitir sensaciones a través de la voz, el que está en el escenario, le haga llegar al espectador sus cuitas con sus gestos, con sus posturas, haciendo de la voz y de su cuerpo una unidad de comunicación. Eso era lo que yo esperaba. Lo que vi: cantantes tipo palo de escoba, que a lo más que llegaban era a ponerse la mano en el pecho para transmitir alteración, desasosiego, dolor y a alzar los brazos al cielo para lamentarse de los designios divinos.
Antes de acudir tuve la precaución de leer el argumento, aunque sabía que en el programa lo explican. Desconocía que la ópera, en general, se sobretitula -Bielka ¿es normal?-. Me quedé un poco descolocada cuando vi, encima del escenario, un módulo de texto, de los que se ven en las farmacias o en las fachadas de algunas tiendas, en los que se desplaza un mensaje publicitario o se da información sobre la temperatura y cosas similares... Me recordó al turnomatic de la carnicería, pero un poco más sofisticado. La verdad es que se agradece, porque te enteras de qué va el asunto, pero por otra parte, el espectáculo pierde magia porque estás pendiente de leer y te pierdes la visión de conjunto. Sé que otros espectáculos se sobretitulan, como por ejemplo, las obras de teatro extranjeras que se representan en el Festival de Almagro. Pero me parece un asunto distinto: no es habitual ver teatro en otro idioma distinto al oficial u oficiales de un país en concreto, y para facilitar la asistencia de público, se opta por traducir los diálogos y monólogos. Pero una ópera... que se sabe que se canta en italiano o alemán, que es algo que se da por hecho cuando se opta por verla... Me da la sensación de que no es lo mismo. Pero en fin...
Por último, el señor que tenía a mi lado se sabía la ópera de memoria. En el descanso tuvo la deferencia de preguntarme qué me parecía -algo extraño, al menos a mí me lo pareció, sobre todo, porque últimamente, cuando voy al teatro, la gente que se sienta al lado no es ni por decir buenas noches... esa falta de educación me cabrea mucho- y aproveché para contarle que era mi primera vez. Me explicó que la elección para mi "estreno" no había sido demasiado acertada: un texto difícil y poco lírico y una música no demasiado melódica. Me avisó de que en octubre representarán la misma ópera en otro teatro, pero que el montaje y los cantantes eran de primera. Me animó a que la viese para que pudiera comparar. Se ve que se dio cuenta de que estaba pelín desilusionada.
Una cosa saqué en claro: Felipe II fue un mal nacido y ¿qué decir de la Santa Inquisición?
El amor entre el Infante Don Carlos e Isabel de Valois es tan platónico que cuesta aceptarlo, pero bueno... lo de siempre: que el dramatismo reside en las pasiones contenidas y en el pecado... ¿qué sería del teatro clásico, por ejemplo, sin sus mujeres llorosas, enamoradas hasta la médula y pecadoras por el mero hecho de pensar en el hijo de su marido? Me acordé de "La princesa de Clèves"... con ese amor contenido... también es cierto que las acciones se desarrollan en la misma época, si no recuerdo mal: la corte del padre de Isabel de Valois, en Francia -¿Francisco II? aysss, mi cabeza- y la de Felipe II, en España... De hecho, puede que me confunda, pero en una de las escenas del segundo acto de la ópera, Rodrigo, el amiguísimo del Infante Don Carlos, está hablando con la princesa de Éboli -sale sin el parche en el ojo- sobre la corte de Francia y éste le comenta que están preparando un torneo. Me acordé entonces que el padre de Isabel de Valois murió en uno, porque le clavaron una lanza en un ojo, en uno de los enfrentamientos... Esas supuestas referencias me mantuvieron espectante,qué cosas... No sé hasta qué punto serán ciertas.
sinfo -
Espero que hayas flipado en colores, Bambo. Ya nos contarás.
Noa con las mujeres en la sombra -
Deseo que te guste y empieces a disfrutar de este género, que nunca es tarde. A finales de mes voy a ver un ballet, toy entusias-ma-da!
Y hago como en Viki: chasqueo los talones, jiji