En lo alto
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En lo alto,
-si cabe una existencia más alta,
más inmensa
que la sujeta a un calendario mudo,
sin refranes ni santoral católico-
Melquíades
rehusó saberse muerto.
El instante de los agostos morenos
se quedó prendido
en el bolsillo interior de su chaqueta.
El calor de la era
se conservó
en una esquina
porque supo agachar la cabeza
y negar la evidencia de un invierno.
Sin agua,
sin arroz
y sin palabras.
Las horas se vendieron,
a partir de aquel consciente abandono,
porque el tiempo sí que pasa factura.
La razón la tienen siempre
los que aprietan la cuerda a la garganta.
La dignidad
lo acusó de cobarde
y él, como respuesta,
volvió a subir la montaña.
En lo alto,
Melquíades
rehusó saberse muerto.
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3 comentarios
Ana* -
Bambo -
Melquíades es un nombre ficticio. Y en cierta forma sí que tiene que ver con la historia de mi familia: perdedores por imposición, unos; perdedores por elección, los otros. Y está muy relacionado con lo de echarse al monte y con lo increíble que resulta todo lo que está pasando con El Libano...
Verse mezclado en conflictos sin comerlo ni beberlo, simplemente, por el mero hecho de haber nacido cuatro quilómetros más arriba de dónde los bienpensantes entienden que se acaba la frontera del "Bien"...
Ana* -
Me suena que Melquíades es un familiar tuyo, ¿o me lo estoy inventando? También recuerdo que es un personaje de Cien Años de Soledad, pero me da que no van por ahí los tiros.
Se como sea, un hermoso poema.