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De espaldas

No me gusta

No me gusta recordar que dentro de nada harán años ya de una muerte inesperada. Pocos, la verdad. Aún resulta doloroso... me asustaré el día que no sea capaz de recordar sus manos. Es lo que más presente tengo de la gente a la que quise que ya no está.

No me gusta estar constantemente cansada. Con motivos, sin motivos, a medio camino de una razón aparente. Al final de la única explicación viable.

No me gusta vivir en esta calma chicha en la que se ha convertido mi trabajo. A la espera de que caiga la guadaña. Porque otros llegarán que harán buenos a los que antes fueron malos. Fui una ingenua. Una grandísima y estúpida ingenua.

No me gusta sentirme observada.

No me gusta saber que su miedo a ser espiados los convierte en espías.

No me gusta que Ella me mienta, porque no sé si es deliberado.

No me gusta que me manipulen porque no sé cómo deshacerme de la situación sin parecerme a un gato escaldado, arañando a diestro y siniestro.

No me gusta tener cara de amargada.

No me gusta mirarme al espejo y darme cuenta de que es mentira eso que dicen de que la cara es el espejo del alma. Mi alma no está cansada, soy yo, la que hablo, la que escucha, la que escribe, la que está saturada de tanto pequeño tropiezo.

No me gusta que la política haya dejado de interesarme. Siento que me aparto del mundo. De lo que consideraba importante.

No me gusta que se banalice sobre la maternidad, regalando dinero por tener hijos, como si a los ricos los premiasen por su "productividad en cadena" y a los pobres los compadeciesen por las penurias futuras.

No me gusta ese optimismo económico que comienza a ser vomitivo.

No me gusta que la situación de un país se compare con una competición de fútbol.

No me gusta que la frivolidad vaya a acabar siendo potestad única de los Populares: se necesita ser muy frívolo para votar a favor de que una competición de fútbol con el nombre de la República y ganada durante la guerra civil sea reconocida oficialmente a estas alturas de la vida y no votar a favor de la Ley de la Memoria Histórica.

No me gusta que Mª Teresa Campos vuelva a Telecinco. En realidad, no me gusta Mª Teresa Campos. Es más, no me gusta Telecinco.

No me gusta que algunos hombres consideren que cualquier mujer que no es objeto de sus deseos sexuales pasa a ser la almohada a la que contarle los deseos sexuales satisfechos con otras mujeres.

No me gusta reconocer mis limitaciones.

No me gusta estar gorda. Es más, no me gusta saberme gorda.

No me gusta mirarme en los escaparates de las tiendas y en las puertas acristaladas de los portales de los edificios. Veo a una mujer de 41 años con apariencia de 41 años.

No me gusta reconocer que nada es igual a lo que he ido fabulando minuto a minuto a lo largo de mi vida.

Sin embargo...


Me gusta que una amiga, hoy, a la hora del almuerzo, me haya contado su historia de amor. Una hermosísima historia de amor. De las que te golpean el estómago cuando ella te dice cómo y cuándo la besó por primera vez.

Me gusta aprender a estar con Fernando.

Me gusta saber que aunque varias cerillas ya se han consumido, en la caja todavía quedan muchas.

Me gusta decir "cariño" y "guapa" y "eres un cielo".

Me gusta contar hasta diez.

Me gusta darme homenajes.

Me gusta hablarle a Zas.

Me gusta leer novelitas de Jazmín.

Me gusta sondormirme mientras veo "Amar en tiempos revueltos".

Me gusta practicar las negaciones de Pedro, aunque yo digo "no" más de tres veces al día.

Me gusta mi casa.

Me gusta dejarme el friegue en la pila para mañana.

Me gusta tener 36 prendas para planchar entre camisas, camisetas, faldas y pantalones.

Me gusta remendar lo que todavía tiene utilidad.

Me gusta el cepillo de dientes eléctrico. Es el mejor invento del mundo.

Me gusta quererme.

Me gusta ser repipi.

ME GUSTA ESTAR VIVA.

6 comentarios

Bambo -

Muchas gracias por la parte que me toca, Sponge, :-))

A mí me gusta mantener esta relación, que ya dura años, sin agobios por compromisos, por desapariciones repentinas, por mutismos existenciales... Da gusto saber que las palabras surgen en el momento en el que una u otra/o lo desea o lo necesita.

Es un verdadero placer, la verdad.

A mí tampoco me gusta la prisa. Y de hecho, me eternizo siempre haciendo las cosas, no soy capaz de "priorizar" -palabro estúpido y malsonante-, ahora que está tan de moda aprender a gestionar el tiempo, los procesos... esta semana he hecho un curso introductorio a la Calidad Total... ya suena mal así... una vez se sabe de qué va el asunto, da miedo pensar cómo nos hemos visto imbuidos por la cultura mercantilista, cómo nuestras vidas están convirtiéndose en un estudio continuado de cómo hacer las cosas para que nos salgan más rentables... es terrible que al tiempo, al nuestro, no al que entregamos a la empresa para que luego nos dé de comer, le pongamos precio...

A mí también me gustan tus niñas, :-)))

Sponge -

Hola, guapas,

A mí, como Sinfo, también me gusto yo, porque creo que eso es fundamental para poder apreciar las demás cosas.

También me gustan mis niñas, y su sonrisa, y su cara de malas, y cuando me dicen "te quiero."

Y me gusta mi marido, y su forma de decirme "no te preocupes" cuando hay problemas, y saber que siempre está ahí, incluso cuando abuso (conscientemente) de él.

Y también me gustáis todos vosotros, porque hacéis que una se sienta parte de algo bonito e interesante. Y porque siempre se aprenden cosas con vosotros.

Me gusta también no tirar nada que sea aprovechable, porque una vez (en Venezuela) aprendí que lo que para ti ya no tiene valor puede ser un gran regalo para otro. Ahora lo regalo todo. Aunque no me gusta la gente que te dice que no lo quiere porque nosequién le va a comprar uno, o porque como es su único/a hijo/a le hace ilusión comprárselo él/ella (que se gasten el dinero en otra cosa, ¿no?).

No me gusta que la gente se quede viuda o huérfana por azar, en accidente o por enfermedad, o por atentados sin escrúpulos.

No me gusta la prisa, y mucho menos me gusta tener que ser víctima de ella cada día.

Y me gusta el café con leche ardiendo por las mañanas.

Hala, besicos, que eso también me gusta mucho.

Bambo -

En ello estamos, niña, en apreciar lo pequeño; que para lo grande ya tenemos la prensa, la radio y los novelones sudamericanos.

Buenos y nocturnos -todavía- días

Ana -

A mi también me gusta tu casa,Bambo:)

Ya sabéis, caña contra lo que no mole, y que sigáis teniendo la capacidad de apreciar las cosas buenas y sencillas de la vida, que son las mejores :)

Besos a tutiplén

Bambo -

Sinfo, tal pareciera que esta semana hubieras sido mi sombra... no puedes imaginarte cómo he quedado de tanta justificación no pedida, de tanta explicación superflua sobre el porqué se viste de Gucci y se sienten las siglas del PC en el corazón...

No me gusta la gente que dice que por un poquito más de dinero se se compran cosas para toda la vida.

No me gusta el afán desmesurado por tener, por acumular.

A mí me gustaba el Barrio del Carmen de Valencia, pero ahora casi todo lo que se ve es un desfile continuado de trasnochados vestidos de Francis Montesinos, de los que dicen que aman el barrio, la luz y el olor ancestral de lo viejo.

Me gusta, me gusta mucho Almagro. Con su calor abrumador. Con sus silencios matinales.

Me gusta beber cerveza. Y me gusta beberla a las dos de la tarde, en la terraza del Gil en la Plaza Mayor de Almagro, o en el callejón del Toril. A la sombra, con esa sensación de laxitud que te hace sonreir más de lo acostumbrado.

No me gusta, como a ti, lo que está pasando en Birmania. Es tan desmesurado, las fuerzas enfrentadas son tan desproporcionadas que asusta pensar cómo se sentirán los que están plantándole cara a un régimen tan represivo y sangriento.

No me gusta ser consciente de que Aznar se creyó Dios y sino Dios, al menos, Vicario con opciones divinas: acojona leer entre líneas y desmorona leer las que no hace falta sobreenteder.

Hermoso día, Sinfo. Luce un sol espléndido. La dueña de la pastelería argentina a la que he ido a tomarme un cortado me ha dejado fotografiar una fuente de chocolate que tiene en el mostrador. No la había visto nunca. Es imposible sustraerse al embrujo del líquido cayendo lentamente debido a lo espeso que resulta.

Besos

Sinfo -

Muy bien.

A mí me gusto yo, la Ciutat Vella de Barcelona, el Románico y la gente que empatiza sinceramente con el dolor ajeno.

Y básicamente no me gustan los pijos, pseudopijos y aprendices de pijos gilipollas que tanto proliferan en la actualidad, arreglándoselas para dar la impresión de que ellos son "los normales" y los demás "los raros".

Y me asquea, por decir algo, lo que está pasando en Birmania. Pero todavía mucho más me asquea la pasividad internacional (o sea, la de nuestro Estado entre otros) ante lo que está pasando en Birmania, asi como el alucinante cinismo de otorgar(¡viva el bombo y platillo del buen rollito!) el Premio Nobel de la Paz a Aung San Suu Kyi, mientras los organismos internacionales se callan, como las putas que son, ante la dictadura brutal que la misma Premio Nobel ha dedicado su vida a denunciar.

Por decir algo, vamos.

Tengan buen día, Bambo y la compañía.