Tres pequeñas mentiras
"Wajir, 21 de enero de 2006
Querido Ernesto:
Podría contarte unas cuantas mentiras. Unas cuantas mentiras o una sola muy grande. Tan grande que no hiciese falta pulir los pequeños detalles para que resultase creíble.
Por ejemplo: soy feliz, Ernesto. Me gusta estar aquí, viendo cómo me sonríen los niños cuando me acerco hasta ellos. Sabes que el calor no es un problema para mí. Disfruto con las altas temperaturas. Mi termómetro personal considera que los cuarenta grados centígrados no dan sensación de sofoco.
¿Sirve?
Otra: me siento realizada, Ernesto. Porque sé que lo que hago es útil. Porque con mi trabajo ayudo a otros. Porque no tienen nada y yo lo tengo todo.
¿Sirve?
La última: me encanta cómo estas personas afrontan el día a día. No saben lo que es quejarse y ni tan siquiera se les escucha llorar.
¿Sirve?
Por supuesto, las tres son pequeñas mentiras.
El ejemplo de la grande sería algo parecido a esto: Ernesto, no me he equivocado. No tenías razón. Sé separar perfectamente lo que soy y de dónde vengo de lo que en estos momentos estoy viendo y el lugar en el que estoy.
¿A que suena convincente?
Soy una luchadora, ya sabes.
Te quiero,
Matilde
Posdata: tengo miedo, me duele el alma y sólo duermo a ratos por culpa del calor. Las imágenes de tanta miseria junta las llevo colgadas en la mochila y no encuentro un clavo lo suficientemente resistente como para que aguante el peso de tanta injusticia.
Beso"
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La historia es real a medias: he cambiado el lugar original por Wajir (Kenya) y los nombres. Le ocurrió a una amiga que perdió las fuerzas desbordada por la situación, por el dolor ajeno y por el abandono tan desolador que contempló. Claudicó y después de una semana, consiguió reponerse, entre otras cosas, porque entendió que sus compañeros ya tenían bastante: cuestión de supervivencia.
El texto lo escribí hace un año, más o menos, dentro del grupo "Inventa una historia" y acompañaba a una foto que no era mía. Hoy he querido rescatarlo y como no sabía qué hacer para juntar las palabras a una imagen, he acabado recreando yo misma la situación.
4 comentarios
Invisible -
Me encantaría saber lo que Ernesto podía llegar a escribir a la misma hora, en el mismo minuto y sobre el mismo segundo.
Bambo -
Lo del código postal lo sabía. Puse ese código postal porque lo busqué... algo de veracidad tenía que darle y eché mano de tu zona.
Sponge, le costó, no creas. De hecho, cuando habla de estos temas, se le nota la pesadumbre.
Besotes a las dos
Sponge -
Ana -
Con ese código postal casi la podría entregar yo en mano ;-)