No me gusta (II)
No me gustan las fotografías perfectas.
No me gusta tener pesadillas.
No me gusta soñar que mi padre se muere.
No me gusta la moralina monárquica.
No me gustan los que queman imágenes de otros, pero me gustan menos los que inventan delitos basados en conceptos subjetivos.
No me gustan los publicistas que son capaces de diseñar campañas como la de Caja Madrid: "Sentido y sensibilidad". ¿Se puede ser más rematadamente obtuso y rídiculo? Pobre Jane Austen...
No me gustan los banqueros que se atreven a decir que su empresa promueve la "banca cívica". Y eso ¿qué santas narices es? ¡Ah, sí! La banca cívica es, por ejemplo "Banca Cívica es ocuparnos de nuestros clientes, originar y traspasarles derechos que hasta hace poco no existían". Que digo yo que si los derechos no existían, difícilmente se los podrán traspasar...
No me gusta leer cosas como Las carreteras se ceban este fin de semana con los jóvenes, porque es una vil mentira.
No me gusta rellenar formularios.
No me gusta Zapatero.
No me gusta que las ayudas sociales se conviertan en prebendas con acuse de recibo.
No me gustan los que se escandalizan porque algunos manifiesten su deseo expreso de preguntar a otros.
No me gustan los que van de modernos y se lían los porros a dos metros de sus hijos.
No me gustan los que van de enrollados y se hacen las rayas a tres metros y medio de los amigos de sus hijos.
No me gustan los que hoy, mañana y pasado beben una copa tras otra de wisky y llaman borrachos a los que ven en el parque con la litrona y el cartón de Don Simón.
No me gusta Demi Moore.
No me gusta Najwa Nimri.
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Me gusta Dean Martin.
Me gusta que la barrendera de mi calle me salude todas las mañanas cuando salgo a pasear a Zas.
Me gusta maldecir a los que tiran tracas en la puerta de la iglesia todos los sábados por la tarde.
Me gusta besar a mi madre.
Me gusta abrazar a Noemí. Y a Ruth. Y a Lola. Y me emocionó ver a Judith: me la hubiera comido a besos.
Me gusta tocar el rostro de Fernando.
Me gusta ver cómo sonríe Fina detrás de la barra.
Me gusta escuchar a Mª José cuando le tiembla la voz. Es la ternura personificada.
Me gusta saber que Cristina también hace listas: nos viene de familia.
Me gusta verla como es ahora: cercana, cálida y un pelín malhumorada -también nos viene de familia-.
Me gustan los vasos helados.
Me gusta la nata.
Me gusta conducir.
Me gusta el zumo de naranja.
Me gusta soñar. Puede que sea lo que más me gusta.