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De espaldas

Una casa a cuestas (I)

 

Una casa a cuestas (I)
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La constatación

Me miro en el espejo del café.
El azúcar corrompe la sobriedad de la mañana.
Es imposible vivir en blanco.
Ni tan siquiera el pan se resiste.
El trigo se deshace sobre una alfombra de bambú.

Un mapa se quedó abierto
encima de la mesa.
La ruta de los caracoles no sirvió para encontrarte.
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Tres pequeñas mentiras

Tres pequeñas mentiras

"Wajir, 21 de enero de 2006

Querido Ernesto:

Podría contarte unas cuantas mentiras. Unas cuantas mentiras o una sola muy grande. Tan grande que no hiciese falta pulir los pequeños detalles para que resultase creíble.

Por ejemplo: soy feliz, Ernesto. Me gusta estar aquí, viendo cómo me sonríen los niños cuando me acerco hasta ellos. Sabes que el calor no es un problema para mí. Disfruto con las altas temperaturas. Mi termómetro personal considera que los cuarenta grados centígrados no dan sensación de sofoco.

¿Sirve?

Otra: me siento realizada, Ernesto. Porque sé que lo que hago es útil. Porque con mi trabajo ayudo a otros. Porque no tienen nada y yo lo tengo todo.

¿Sirve?

La última: me encanta cómo estas personas afrontan el día a día. No saben lo que es quejarse y ni tan siquiera se les escucha llorar.

¿Sirve?

Por supuesto, las tres son pequeñas mentiras.

El ejemplo de la grande sería algo parecido a esto: Ernesto, no me he equivocado. No tenías razón. Sé separar perfectamente lo que soy y de dónde vengo de lo que en estos momentos estoy viendo y el lugar en el que estoy.

¿A que suena convincente?
Soy una luchadora, ya sabes.

Te quiero,

Matilde

Posdata: tengo miedo, me duele el alma y sólo duermo a ratos por culpa del calor. Las imágenes de tanta miseria junta las llevo colgadas en la mochila y no encuentro un clavo lo suficientemente resistente como para que aguante el peso de tanta injusticia.

Beso"

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La historia es real a medias: he cambiado el lugar original por Wajir (Kenya) y los nombres. Le ocurrió a una amiga que perdió las fuerzas desbordada por la situación, por el dolor ajeno y por el abandono tan desolador que contempló. Claudicó y después de una semana, consiguió reponerse, entre otras cosas, porque entendió que sus compañeros ya tenían bastante: cuestión de supervivencia.

El texto lo escribí hace un año, más o menos, dentro del grupo "Inventa una historia" y acompañaba a una foto que no era mía. Hoy he querido rescatarlo y como no sabía qué hacer para juntar las palabras a una imagen, he acabado recreando yo misma la situación.

Pasarela Bambolandia

Pasarela Bambolandia

Avance Temporada verano 2008
Colección "Morfeu em fa l’amor"
Diseñadora: Bambo-oh-oh

La ultramodernidad de una diseñadora consumada -que no consumida-

La afamada diseñadora valenciana, Bambo-oh-oh, presentó ayer por la noche, en la gala de clausura del XXV certamen de "Pasarela Bambolandia", su colección para el próximo verano: "Morfeu em fa l’amor". Si digo que fue un éxito, me quedo corto. El despliegue de color fue tan espectacular que, según me contaron ya de madrugada algunas pérfidas lenguas, la conocida reina de las combinaciones imposibles, Ágatha Ruíz de la Prada, destituyó a tres de sus más cercanos colaboradores al poco de acabar el desfile. Justamente, los que se encargan de dar el visto bueno a las tintadas de los tejidos. Por algo será...

Bambo-oh-oh, Bam para sus más allegados, calentó la pasarela central instalada en los bajos del rehabilitado Almacén de Camiones de Basura -espacio recuperado con mucho acierto por las autoridades públicas para la celebración de grandes eventos culturales- en el mismo momento en el que la primera modelo puso un pie en la alfombra azul. Inició el desfile una joven mostrándonos un inocente vestido de tirantes, en tonos capa cardenalicia y carmín nº 10, de la colección de CH -Carolina Herrera-, que después de recibir una clamorosa ovación y para sopresa de todos los presentes, cuando ya nadie podía esperar algo así, se quitó lentamente el infantil atuendo para descubrirnos un bellísimo camisón en similares tonos, y adornado con unas sencillas puntillas que provocó un "oh" generalizado en toda la sala. La mujer niña dejando paso a la mujer-mujer, ésa de la que todos desearíamos poder disfrutar aunque fuera una sola vez en nuestra vida.

Acabó su desfile marcando estilo: dejó a un lado el típico traje de novia y nos mostró algo en lo que no hubiera pensado nadie. Se atrevió con una propuesta en la que la modelo lucía las prendas que la novia ya casada vestiría en su noche de bodas. Y fue entonces cuando vimos que Bambo-oh-oh -Bam para los amigos- es una mujer innovadora, rompedora, capaz de realizar combinanciones que para otros resultan vedadas: la diversión junto con la picardía, todo en uno. Carlina Mestinot, la siempre misteriosa modelo elegida para el cierre, se dirigió hacia nosotros pisando fuerte, mostrándonos un look desenfadado, representado con una camisa a rayas blancas y grises, de corte caballero, con una corbata negra a lunares blancos, anudada al cuello. De cintura para abajo lucía unos intrépidos boxers blancos con delgados motivos verticales en color azul eléctrico. Lo más innovador de este llamativo conjunto fueron los calcetines tobilleros de lana gruesa, también azules y blancos. Ni que decir tiene que a estas alturas, el público estaba puesto en pie aplaudiendo a rabiar.

Salió entonces Bambo-oh-oh -Bam para los amigos- para saludar a los invitados y agradecerles la calurosa acogida y cuando ya todos estábamos levantándonos de nuestros asientos y la música había bajado mucho su volumen, sonó un fuerte acorde y al ritmo de la canción "Guacamole" de Kevin Johansen, la propia Bam se dirigió a su modelo fetiche y comenzó a desnudarla...

El colega de profesión que se encontraba a mi derecha, enviado por la revista femenina "Cómeme, macho" tenía los ojos como platos... Carlina se quedó sólo con un sugerente conjunto de lencería azul cielo, moteado por pequeñas y delicadas salpicaduras blancas. Tan dulce, tan femenina, tan tremendamente seductora... yo llegué a pensar que Bam iría más lejos y se atrevería con los calcetines, pero entiendo que eso hubiera sido demasiado. Dejar descalza a la amante de Morfeo, a la Carmen kitch de su colección, era revelar su esencia más íntima, todo aquello que una mujer que viste la ropa de Bambo-oh-oh sabe que sólo ha de mostrar en petit comité.

Cesari Soroll i Peixcater
Estudiòleg a perpetuitat de la Fundació "Moviment per la recuperació de l’Avantguardisme post-segle XX".

Diari Plaça del Carrer Major
El periòdic degà de la Comarca del Vint-i-dos i mig

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Todo esta parrafada no es más que una vulgar excusa para enseñar parte de los imanes de mi nevera, :))

Costumbres y tradiciones populares

¿Hace falta añadir algo más después de ver la viñeta de hoy de El Roto?

Creo que no... en todo caso, una pequeña reflexión: no sé lo que les ocurrirá al resto, pero sí que sé que a mí me da miedo observar cómo se radicaliza la derecha y cómo esta campaña electoral está encaminada a remover los instintos primarios de de los posibles votantes. Ayer escuché en la radio un anuncio publicitario creado por el que hoy es asesor de la campaña electoral de Rajoy, Antonio Solá, y parecía que el fin del mundo estaba cerca, muy cerca... ¡Qué peligro tienen los que dedican su vida a manipular a la gente de manera consciente!

El extraño caso del ladrón de fregonas

El extraño caso del ladrón de fregonas

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Matilde: A ver... que me aclare yo, Cristóbal, que no tengo la cabeza para muchos líos...

Cristóbal: Si no es ningún lío, mujer; que creo que te lo estoy explicando muy clarito.

Matilde: No, si clarito sí que eres. El problema es que no me creo que puedas llegar a ser tan estúpido. Porque... a ver... tu ponte en mi lugar, que a veces pienso que eres incapaz de hacerlo.

Cristóbal: Sin insultar, guapita, sin insultar... Yo me pongo en tu lugar las veces que haga falta, Mati. Es que parece mentira, que cuando no quieres, no quieres y te cierras en banda.

Matilde: Mira, Cris, no me toques las narices, que ya está bien... tú imagínate cómo me he quedado yo cuando he llegado a casa y he visto, apoyadas en la pared de al lado de la puerta, seis fregonas que no son nuestras. Porque de otra cosa podré dudar, pero desde luego, sé a ciencia cierta cuántas fregonas tengo en mi casa. Entre otras cosas, porque siempre soy yo quién la usa... Y tengo una sola, Cristóbal, una sola. Una no son seis. ¿O sí?

Cristóbal: No, Matilde; una no son seis. ¿Y?

Matilde: ¿Cómo que "y"? ¿A ti te parece normal que te dediques a "perderles" las fregonas a nuestras vecinas? Es que me da igual que esta semana las tengamos de oferta en la tienda, Cristóbal. Me da igual. ¿Desde cuándo se roba a las clientas para que luego vengan a comprarte lo que antes les has quitado? ¿Me lo puedes explicar?

Cristóbal: Mati, que tú no entiendes de los nuevos métodos de venta, que no sabes nada de estas cosas, que lo tuyo son las costuras, que para eso eres pantalonera. Yo sé lo que me hago.

Matilde: Por Dios y la Virgen Santísima, Cristóbal... que por mucho margen de ganancia que tengas en cada fregona que vendas, es imposible que te salga rentable... ¡que no tenemos tantas vecinas, hombre! ¿Es que no te das cuenta?

Cristóbal: Esto no es cuestión de ganancias, sino de estrategia comercial. Llevo vendidas 12 fregonas y si sigo así, de aquí al sábado por la tarde llegaré a las 50, que es el mínimo que me exije el comercial.

Matilde: ¿Que el comercial te ha puesto un mínimo? ¿Para qué, para que las siguientes 100 unidades te cuesten 10 céntimos más baratas? Es que no lo comprendo, de verdad... que no tiene ninguna razón de ser...

Cristóbal: No, Mati, no; que es mucho mejor que todo eso... si en una semana soy capaz de vender 50 fregonas, los de Chof-chof me regalan un mp3 de 2 GB.

Matilde: No me lo puedo creer... vamos a ver... ¿qué has sido capaz de entrar en los patios de nuestros vecinos para robarles las fregonas sólo porque te pueden regalar un mp3?

Cristóbal: Pues sí ¿qué pasa? ¿qué no te parece bien? yo no veo dónde está el problema.

Matilde: Problema no, problemas. ¿Pero que tú no sabes que para pasar música al cacharro ese necesitas un ordenador?

Cristóbal: Sí.

Matilde: ¿Cómo que "sí"? Que nosotros no tenemos ordenador, Cristóbal...

Cristóbal: Pues lo compramos, ya ves tú... menuda tontería... Mujer, a veces tienes unas cosas que... tela, tela, tela... para una vez que nos regalan algo, como para dejarlo pasar...

Todo es empezar

Todo es empezar

No sé la de veces que habré oido esa expresión en mi vida, pero seguro que son muchas, muchísimas. Sobre todo, si se tiene en cuenta que soy la reina de la vaguería y que todo lo voy posponiendo -qué mal suena lo de "procastinación"- para otro momento y éste no llega nunca. Bueno, sí que llega. Pero yo no salgo a la puerta a recibirlo y, claro, el pobre se va por donde vino, con la cabeza gacha y el ánimo abatido. El caso es que, hasta cierto punto, no hacer lo que no te gusta tiene su razón de ser. Pero no hacer lo que sabes que te va a beneficiar, es del género tonto. Y en esas estaba yo. Entontándome a medida que pasaban los días: el 16 de diciembre fue la última vez que salí a andar. Desde entonces hasta ahora, unos días por cansancio, otros por frío y otros por pura pereza, me he limitado a caminar lo justo y necesario para que Zas no se me tirase al cuello en plan "qué mala dueña eres...".

Y como también es cierta la frase de "menos preocuparse y más ocuparse", hoy he decidido ponerla en práctica y antes de que me entrase el arrepentimiento, me he calzado las zapatillas y le he puesto a Zas su correa. He andado un poco más de seis kilómetros en una hora y veinte minutos. No está mal. Mañana comenzaré a anotarlo: parece una tontería, pero el hecho de verlo en la puerta de la nevera es motivo suficiente para subirme la moral. A principios de diciembre, cada vez que pasaba por la cocina me detenía a releer mi pequeño logro del mes anterior: ciento cincuenta y cinco kilómetros en veintiún días. Ahí es nada...

Salir, salir y salir. Es tan necesario... :-))

Me dejé caer

Hace un par de meses escribí una pequeña anotación en esta bitácora sobre la película Déjate caer, dirigida por Jesús Ponce. Entonces no la había visto, por eso no hablé de ella. Ahora sí que puedo hacerlo: la semana pasada me dejé caer por un cine y la vi. Antes de contar mi impresión sobre esta producción, copio lo que se cuenta de ella, a modo de resumen, en su página Web:

"En uno de esos barrios que todas las ciudadaes tienen, con una de esas plazas que esos barrios tienen, pasan las horas tres jóvenes que empiezan a dejar de serlo. Nandi, Roberto Carlos y Gabriel, al que todos llaman ’Grabi’ porque nadie sabe pronunciar correctamente su nombre.

Los tres son lo suficientemente adultos para tomar las riendas de su vida pero también lo suficientemente inmaduros para tomarlas. Irresponsablemente, ven pasar la vida divagando y ocupando su vacío en un banco entre chistes y litros de cerveza que pagan con lo que le sacan a sus padres.

Pero la aparición de Sunci, una chica dispuesta a formar pareja con Roberto Carlos, rompe el equilibrio que parecía anclarlos en ese mundo de vagos."

Lo que vi fue una película fresca, sencilla, cercana: no es pretenciosa, no engaña, no "decora" los diálogos con discursos sesudos, existencialistas -sí, muchos lo hacen y queda francamente mal...-, no desvirtúa demasiado la realidad en favor de la historia... Es difícil ponerle una etiqueta, porque se mueve entre el drama y la comedia, haciendo constantes equilibrios para que la amargura no se instale en el ánimo del espectador: diría que es de risa pronta y reflexión tardía.

En algunas críticas que he leído y a la hora de hablar de sus protagonistas, los consideran pertenecientes a la generación que ahora ronda los 30. Y sí, es cierto. Están dentro de ella. Pero yo no creo que tengan mucho en común con el representante típico -y al que todos acudimos mentalmente: ordenador propio, videoconsola, televisión en el cuarto...- de esa edad: Nandi, Roberto Carlos y Gabriel no disfrutan de los beneficios del "que lo tengan todo, ya que nosotros no lo tuvimos". Viven en unas casas que provocan claustrofobia, en las que los muebles están amontonados por la falta de espacio; sus padres están más preocupados por sobrevivir que por enseñarles a vivir; no salen, no se relacionan, permanecen atados, como si fueran esclavos de tanto tiempo libre, a una pequeña plaza que no les aporta absolutamente nada; bueno, casi nada. Porque al menos se sienten arropados por el entorno, por el micro-mundo que, sin darse cuenta, han ido creando para permanecer, que no vivir: vegetan, que ya es mucho.

La amistad que se profesan no es tan férrea como ellos piensan: en el momento en el que entra en juego una persona que es capaz de que uno de ellos cambie de banco en la plaza -¡qué bueno!-, el castillo de naipes en el que viven comienza a tambalearse. A partir de entonces, les pasan cosas. Simplemente, sin más. Pasan cosas... fíjate tú... ¡lo que es la vida! Se mueven, salen del cascarón. Hasta incluso hacen un viaje iniciático; sí, aunque sea en autobús al pueblo de la madre de uno de ellos. Es lo que tiene ser mediocre, que no se puede disponer del todoterreno de papá y acercarse hasta el Rocío -por ejemplo-.


¿Qué más decir? Poco más. Que a ratos es divertida; a ratos, tierna -bueno, sólo un poquito-; a ratos, cruda; a ratos, ácida y demoledora -algunos diálogos son de los que te arrancan la carcajada y luego te queda ese regusto amargo del "joer, de lo que me estoy riendo"-. Rocambolesca y tópica -con toda la razón del mundo... ese médico enamorado de la barra del bar es un magnífico contrapunto- y sobre todo y por encima de todo, es una película honesta, sin artificios ni discursos efectistas. Quizás, sólo quizás, si no acaba siendo bien recibida por un sector del público, se deba a que a nadie le gusta que le pongan un espejo delante cuando sabe que lo que está contemplando no es lo que él desearía. No todos somos listos, guapos y existosos. Y nadie, por descontado, ve telebasura...

Puede ser

Puede ser
.
Vuelvo a empezar.

Al ritmo de las tortugas.

Un paso al lado del otro.

En paralelo.


Tal vez te regale un trozo de consciencia.

[Puede ser]

Tal vez me vaya de tu vida.

[Puede ser]

Tal vez me esconda de la mía.

[Puede ser]

Tal vez te mire y me arrepienta.

[Puede ser]

Tal vez anude mis temores.

[Puede ser]

Tal vez te gane la partida.

[Puede ser]


Caminaré por la única curva

que existe en mi nombre.

Mayúscula infinita.

Permaneceré.

Quieta.

Unida a la raíz

del árbol de mis días.

Sujeta mi cintura a mi cintura.
.

¡Cómo! ¿Qué no te gustan mis fotos?

¡Cómo! ¿Qué no te gustan mis fotos?

Me ha parecido oirte decir que no te gustaban mis fotos... He debido de entenderlo mal ¿verdad?

Ya decía yo que no podía ser, con lo artistaza que soy, que de toda la vida me han dicho que lo mío era el Arte, con mayúsculas...

No te preocupes, no. Que ya sé que tú nunca me dirías algo así... vamos, que lo tengo clarísimo.

¿Has visto que anillo más estupendísimo me compré ayer en la tienda de regalos que hay en el parque? ¿A que tiene estilo? ¿No te parece demasiado llamativo? A mí al principio sí que me dio esa impresión, pero una vez que me lo puse, me quedé prendada. Verse, desde luego, se ve... Yo creo que es ideal... mira, mira...

... nada, nada, que no sigas con eso, hombre, que ya sé que te encantan mis fotos... mira, mira... ¿no te parece divino?

____________

Experimentos que hace una a las cinco de la tarde... la contudencia de un anillo enorme y un puño cerrado, poco más. Y por descontado, un poco de humor. O quizás, un mucho, :)))

Creo

Espigas 1
.
.
Mi voz se contiene.
Como pocas veces antes ocurrió.
Hablé hace tres semanas,
dos días y catorece horas.

Creía,
creo,
creeré.

Profeso una fe absoluta.
En la palabra.
El sentimiento me llega roto.
Y jamás pensé que una querencia
pudiera replegarse
para jugar al escondite.

Deslizo mis dedos
por encima de un papel azul.
Contenía las frases justas.
La dicha era pequeña.
No necesitaba de grandezas
ni de trompetas de Jericó.

Aquella carta guarda hoy
vocales que ya no suenan,
consonantes cadavéricas
camino del único cementerio
que no arroja tierra
para enterrar a sus muertos.

El Olvido
alberga las tumbas
de las promesas fingidas
y da cobijo a una recurrente
melancolía,
que encontró su rumbo
cuando los amigos,
después de contemplar el horizonte,
no supieron pintarlo
con colores semejantes.

La Tierra espera.
Aunque yo no sepa cómo contarle.
Y después me escribe con las letras
de mi viejo cuaderno de caligrafía.

Busca consuelo.
Sabe que, con cada fruto
que le arrancan,
el final está más cerca.

Creía.
Creo.
Creeré.

Mientras el trigo crezca
y el sol
lo ilumine,
la fe,
mi fe,
llenará las palabras de significados
y arrinconará
la lejanía
más allá del recuerdo
que me desdibuja.

Sujeto con fuerza,
con los puños pretos,
las quimeras mojadas por la lluvia.
Es la vida,
mi vida.

Cuando salgas, cierra la puerta

Cuando salgas, cierra la puerta

"José, cuando salgas cierra la puerta", le dijo Adelina a su hermano, justo antes de que ella se encaminase al horno del pueblo, a retirar las pastas que había dejado haciéndose una hora antes. Cuando volvió de su encargo, se encontró la puerta tapiada.

Resignada y murmurando por lo bajo que aquel hermano suyo llevaba hasta extremos inauditos lo de cumplir las cosas al pie de la letra, se acercó a casa de Jacinta a pedir refugio y, desde entonces, reciben las cartas en el número 10 de la calle de Rubielos.

Il celo in una stanza

No sé si conocéis la canción titulada "Il celo in una stanza". Es una de mis preferidas. Desconozco quién fue su autor, porque existen muchas versiones. De todas las que he escuchado, la que más me gusta es la de Mina. Sobre todo, porque la voz de esta mujer era y es especial.

Es un canto al amor. Es un decir "te quiero" sin necesidad de esas dos palabras. Y es, a mi entender, la descripción de un lugar idílico, de algo deseable, de algo a perseguir:

"Quando sei qui con me
questa stanza non ha più pareti
ma alberi,
alberi infiniti
quando tu sei qui vicino a me
questo soffitto viola
no, non esiste più.
Io vedo il cielo sopra noi
che restiamo qui
abbandonati
come se non ci fosse più
niente, più niente al mondo.
Suona un’armonica
mi sembra un organo
che vibra per te e per me
su nell’immensità del cielo.
Per te, per me:
nel cielo. "

No soy romántica, al menos, no demasiado -a veces me gustaría dejar a un lado tanta razón y tanto pragmatismo... es muy aburrido vivir y pensar con los pies agarrados firmemente al suelo-, pero cuando Mina dice lo de "suona un’armonica" me da la sensación de que la puerta del cielo se está abriendo para mí, :-))

Sólo quiero desearos a todos los que habéis llegado hasta aquí de una u otra forma, que podáis tener, alguna vez en la vida, el cielo dentro de una habitación, y si es en muchas, muchísimas ocasiones, tanto mejor, y a ser posible, si comenzáis a sentir algo así con el nuevo año, la vida sería casi perfecta, :-))

Trescientos sesenta y cinco cielos, uno por cada día del 2008, para cada uno de vosotros; un cielo hermoso y particular, para vivirlo, disfrutarlo y compartirlo. Yo voy a mudarme para, al menos, intentarlo: de hecho, a partir de mañana, me encontraréis en la tercera nube de la fila inferior, empezando por la izquierda, :-)

Besad y seréis besados

Este es el pino de "Los Collados". Dicen que cuando un árbol tiene nombre propio puede ser considerado "árbol singular" -que no monumental, que sería algo más específico-. No sé si será cierto, pero seguramente sí. Porque cuando una parte minúscula de la naturaleza sirve como punto de referencia, durante años e incluso siglos, a los habitantes de una comarca en su ir y venir por los caminos olvidados de la mano de Dios, ese "faro rural" ha de ser, cuando menos, especial, muy especial.

Le hice la foto este otoño pasado. Intenté mostrar toda su grandeza y de la única forma que supe hacerlo fue metiéndome debajo de su copa para recoger sus potentes ramas, sus cálidos abrazos, uno tras otro, extendidos a lo ancho, para acoger más y mejor.

En la parte central izquierda hay unas ramillas de muérdago. El pino está medio asaltado por esta planta semiparásita. Todos sabemos que estos días en los que los cristianos celebran el nacimiento de Jesús son una mezcla de costumbres atávicas, muchas de ellas paganas, revueltas con tradiciones religiosas que con el paso de los años han perdido casi todo su significado espiritual y adobadas con ritos, más o menos cercanos en el tiempo, de otras culturas. El beso bajo el muérdago es uno de ellos.

Como imagino que muchos no tendremos una ramita de muérdago colgada en casa -yo, por ejemplo- utilicemos la que habita en este hermoso pino como excusa para besarnos unos a otros, que no se diga que no sabemos mantener las buenas costumbres, :-))

Besad y seréis besados, hermanos. O, besemos y besemos, que mañana moriremos.

Os dejo, como acompañamiento, un corte radiofónico del último programa de "A vivir que son dos días" dirigido por Àngels Barceló. Escuchad los primeros minutos: es un villancico interpretado por el coro de la Unión de Actores en el que recogen algunos de los anuncios navideños que ya forman parte de la memoria colectiva. Sed pacientes, vale la pena -a mí se me saltaron las lágrimas... qué le vamos a hacer, me puse blandita, :-)) -

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Si a alguien le apetece ver lo grande que es este pino, en la fotografía Masía Los Collados VIII está marcado con una nota.

Cuatro años

Sí, ya han pasado cuatro años desde que comencé a escribir en "De espaldas". Con más o menos acierto y casi siempre con ganas. Las veces que no las he tenido, creo que ha sido evidente. En este último año no he dado muchas señales de vida, sobre todo, porque el cansancio me sorprendió tanto que me pilló desprevenida. Casi un año después de mi paso por el quirófano, ahora he empezado a darme cuenta de cómo he llegado a estar.

Sigo sin tener demasiado que contar: otra cosa que he ido aprendiendo en estos últimos años es que, si no existe una razón fundada para hablar, lo mejor es manterse en silencio y dejar que cada asunto, cada situación, adquieran el valor que realmente merecen, sin premuras ni juicios anticipados.

Gracias a los que habéis estado por aquí, pasando de cuando en cuando, comentando o, simplemente, leyendo. Estaréis conmigo en que siempre hay que mirar hacia adelante y no intentar echar nada de menos -principio básico para sobrevivir- , pero es inevitable que las risas y los aprecios se recuerden con cariño, con mucho cariño.

Mil besos a todos, de corazón.

Os dejo, para que podáis escucharla, la canción que más ha sonado esta tarde en mi casa: In the winter, una bellisísima composición de Janis Ian. Esta mañana, al despertarme, he caido en la cuenta de que ya estábamos en invierno. Ha sido la primera vez en mi vida en la que se me ha pasado por alto un cambio de estación... Me he reido, sí: las fechas ya no son importantes. Algo he avanzado, :-)) Os la recomiendo encarecidamente, es hermosa, muy hermosa.

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La foto es de esta tarde: me he ido a la pastelería, me he comprado un mini-pastel y me he abierto un benjamín. La ocasión lo merecía, :-)) Ha salido amarilla, muy amarilla, pero es que, menos la mesa, creo que todo lo que se ve en la foto es amarillo...

Tranquilo, cariño, yo también finjo

La foto se corresponde con una secuencia de un anuncio de la cadena Cuatro para felicitar las fiestas. ¿Qué fiestas? Pues las paganas, las religiosas y las que cada uno quiera y pretenda celebrar. Como si a ese uno del que hablo le diese por pasar por alto todo este jolgorio tribal...

El anuncio es bueno. ¿Qué digo bueno? Buenísimo. Si pulsáis sobre la foto, podréis verlo: destila mala baba y en apenas 38 segundos dice más verdades que las que el Santo Padre -ja- pueda decir en el sermón del día de Navidad.

Me gusta, me gusta mucho. Tendré que hacer una lista de los "Me gusta" e incluirlo como el punto de partida. ¿Será que me gasto la misma mala baba que el abuelo de la familia? No sé con cuál de los personajes quedarme... son todos adorables, :-))

Sopresas te da la vida...

... la vida te da sorpresas, y para mi alegría particular, ésta es una buena sopresa, :-))

Acabo de llegar a casa. Hoy tenía un compromiso de esos que se odian a muerte pero que no se pueden obviar si pretendes no quedar marcada con el estigma de "ésta es de los otros", que viene a ser el primer paso para entrar en la estigmatización laboral, impropia, en teoría, en un lugar como la administración pública, pero muy usual, en la práctica. Como la intirenidad parece que va a durar todavía algún tiempo más, es preferible no tentar a la suerte, que en estos últimos meses he visto como rodaban las cabezas de unos cuantos compañeros sin más motivos que los de "porque yo lo digo". Me alegré en su momento del cambio. Pero ahora... baste decir lo de "otros vendrán que te harán bueno".

He acudido a la celebración con muy pocas ganas. Tanto es así que nada más llegar me he sentado encima de una mesa que estaba arrimada a una pared para dejar más espacio y de ahí no me he movido. Cuando ha llegado la jefa suprema, me he quedado tan bloqueada que no he sido capaz de de bajarme del cómodo lugar en el que estaba refugiada. No sé yo... no sé yo... Si ciertas personas no me conocían, o al menos no me ponían cara pero sí voz, ahora no me cabe la menor duda de que ya soy conocida: una sola mujer entre nueve hombres pega mucho cante.

He descubierto que algunas de mis fobias tienen mucha razón de ser, pero también es cierto que la Jefa Suprema es menos ogro de lo que aparenta en la prensa y que el que decide sobre el dinero es un encanto de señor, educado y con muchas tablas. Me encandilan las personas que llevan la sonrisa en la cara sin necesidad de hacérselo saber a todo el mundo.

Me gusta estar con mis chicos. Agradezco tanto la juventud con la que me hablan, la frescura con la que piensan... No me siento vieja, en absoluto; pero de tanto relacionarme con personas "adultas", la suspicacia se había casi instalado en la puerta de al lado de mi casa. Me hacen reir, y me hacen reir mucho. Se ríen conmigo y disfruto con esas carcajadas que les escucho. Me llaman por teléfono a escondidas para gastarme bromas y me mandan mensajes al móvil para compartir ocurrencias. Cuando estoy atendiendo a algún jefazo sesudo, me acribillan con mensajes emergentes para que me entre la risa tonta...

Aunque quisiera, no podría odiarlos. Es más, es facilísimo quererlos.

Hay mucha gente que tiende a malpensar por sistema. Y otra, poca, que decide no prejuzgar y confiar en quien tiene delante. Me gusta volver a comportarme como los segundos: te ahorras muchos disgustos y vivir resulta mucho más sencillo.

Proveedores de salud

Hace unos días estuve buscando información en Internet sobre un problemilla de salud que está llevando de cráneo a un familiar cercano -nada importante, pero sí molesto-. En una de las páginas en las que entré estuve bastante rato leyendo y no precisamente porque me interesase sobremanera lo que allí explicaban, sino porque en el texto se hablaba, una y otra vez, del proveedor de salud. Al principio no sabía a qué se refería eso de "proveedor de salud". Más tarde, lo supe:

"...Los proveedores primarios de servicios de salud pueden ser médicos, enfermeras o asistentes de médicos. Las enfermeras y asistentes de médicos están entrenados para realizar muchas partes de los cuidados básicos de la salud."

Lo cierto es que nunca hubiera pensado que un médico o una enfermera pudieran proveer al resto de los mortales de la salud que necesitan, como el que acude a la carnicería para que el carnicero le venda un kilo y medio de ternera para guisar. Tanto me extrañó la expresión que se me ocurrió acudir a San Google e introducirla para ver cuántas referencias era capaz de encontrar el buscador: ni una, ni dos, ni cien, ni dos mil... la friolera de 46.000, que ya son, ya... y la cosa no acaba ahí, porque luego me di cuenta de que en algunas páginas se usa como proveedor de servicios primarios de salud -30.800 referencias-.

Desconozco si es correcto o incorrecto hablar de los servicios sanitarios como "proveedores de salud". Lo que sí sé es que es una necedad en toda regla y una horterada de marca mayor. Suena a terminología de compañía de seguros. Quizás sea una mala traducción del inglés... no sé, el caso es que al paso que vamos, a las funerarias acabarán llamándolas "proveedores de muerte" o "proveedores de mortaja" que todavía suena más rocambolesco...

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La fotografía que encabeza esta entrada tiene su historia: un día llegué a casa y al asomarme a la galería vi dos libros tirados en el suelo del patio de luces. Hasta ese momento lo normal había sido encontrar colillas, pinzas, papeles, restos de fruta, hojas secas... pero ¿libros? nunca. Y para mayor sorpresa, el que estaba boca arriba y facilitaba la lectura de su título era "La mortaja" de Delibes... vamos, todo un augurio de buena suerte, :-))
Un día más tarde pasó por casa la vecina del segundo piso para pedírmelos: había estado limpiando unas estanterías y dejó unos cuantos libros apoyados en el alféizar de la ventana. Como eran bastantes y colocados con premura, los dos primeros se cayeron, yendo a parar al suelo del patio de luces. Y yo que llegué a pensar que tenía algún vecino con tendencias similares a las de Carvalho, el dectective de Vázquez Montalbán, pero sin la vertiente pirómana...

Swaroski, por supuesto

¡Faltaría más!

Swaroski, Máster, París, anillo, Barclays... El mundo feliz de los ricos*. Los ladrones no son ladrones, son cacos. Y los regalos, si son joyas, como mínimo son de Swaroski, por supuesto. El momento culminante de este vídeo: a partir de 2:55 m. Para quién no lo sepa, la entrevistada es Tamara Falcó, la cuarta hija de Isabel Preysler, fruto de su matrimonio con Carlos Falcó. La pijería es tan evidente que Ana Rosa Quintana se ha atrevido a preguntarle por su peculiar forma de hablar:

"Oye, Tamara, cuando se meten contigo porque dicen que hablas muy pijo, ¿a ti que te parece, que tienen razón? Sí, tienen razón... sí, no... a ver... me sale como me sale." (00:36 m.)

No he conseguido encontrar el vídeo en el que le preguntan por su personaje histórico preferido. La moza ha respondido que Robin Hood. Digo yo que será porque ella tiene constancia de que de verdad existió y piensa que está genial lo de que el dinero de los ricos, fruto de las especulaciones y los trejemanejes financieros, se reparta entre los más pobres...

En fin... hacía ya mucho tiempo que no veía la televisión a la hora de comer y desde luego, con semejantes perlas humorísticas, voy a tener que retomar la costumbre, :-)))

*Lo reconozco: si yo fuese rica, posiblemente sería todavía más estúpidamente feliz. Y además, si cabe, mucho más pija, por aquello de marcar las distancias.

Déjate caer

La película está escrita y dirigida por Jesús Ponce -ya hablé aquí de su primera cinta, 15 días contigo-. Se estrena, en el ámbito comercial, el próximo 1 de febrero, pero ya se ha proyectado a primeros de este mes durante la celebración del Festival de Cine de Sevilla.

Puede resultar chocante que escriba una entrada sobre una película que todavía no he visto... pero como está página tiene alrededor de cien visitas diarias de internautas que ni me conocen ni saben quién soy -esto es, que no entran expresamente para saber de mí-, si sirve para que alguno de todos ellos vaya a verla, bienvenida sea esta pequeña referencia, :-)) Y yo ya contaré qué me ha parecido cuando haya pasado por el cine, :-)).

Mientras, sólo decir que resulta grato saber que, dejando a un lado los resultados -algo que depende muy mucho de la subjetividad de cada uno-, en el mundo hay gente que, tras mucho perseverar, es capaz de ver realizados sus sueños, :-))

Addenda 16-11-2007

Acabo de corregir la fecha del estreno por la información que ha aportado Jesús en su comentario.

Un pavo

Me estoy haciendo mayor, lo reconozco. Quizás sea ésta la única explicación razonable que le encuentro a lo poco que me gusta la última campaña de la DGT para hacerles saber a los más jóvenes que no les va a costar tanto sacarse el carnet de conducir como a sus predecesores, porque el Papá Estado les va a conceder préstamos personales libres de intereses para financiarse el precio del permiso.

El eslogan es... ¿horrendo? ¿nefasto? ¿desfasado, quizás? ¿está fuera de lugar? Juzgad vosotros mismos:

Sólo por un pavo.

A veces me gustaría estar presente en las reuniones que tienen los publicistas en las agencias para decidir por dónde van a enfocar la promoción de un producto o la difusión de un servicio en particular. Así, como el que no quiere la cosa... agazapada, escuchando atentamente cómo se postulan ciertas ideas y qué argumentos de peso se ofrecen para convencer al resto de que lo que defienden va a alcanzar el éxito esperado.

Creía que lo de utilizar el lenguaje coloquial cuando no se debe era cosa sólo del periódico que dirige Arsenio Escolar -20minutos-, pero el mal gusto ha llegado hasta la Administración Pública. Lo cierto es que no sé de qué me soprendo, si con recordar lo de la campaña "Keli Finder" ya se me ponen los pelos de punta...

A todo esto: cuando he escuchado la cuña publicitaria en la radio esta mañana, no sabía a qué santas narices se refería lo del "pavo". Tengo la impresión de que su uso para hacer referencia a una unidad monetaria ha caido en desuso. ¿Sólo lo pienso yo? ¡Ah! he de reconocer que luego, viendo la página web que le han dedicado, lo del pavo tiene algo más de gracia, pero así, en frío, sin más referencias que lo que se escucha... No; definitivamente, no.

En fin... Sería un poco rocambolesco que cada chaval que se sacase el carnet de conducir de esta forma tuviese que pagar un pavo al día hasta que lo consiguiese: los funcionarios de unos cuantos Ministerios iban a tener solventado el menú de la comida de Navidad de este año.

La foto es de un usuario de Flickr, elchurro.